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07 julio 2022

Si tiene pesadillas aún me quedan pastillas

Solo toca escapar cuando estás ensordecido por el ruido de tus contemporáneos y no te queda otra, si no quieres convertirte en paja inflamable con vocación de ceniza. Entonces te das a la fuga. Dejas atrás catequesis, sermones, prohibiciones y la cohorte insufrible de pelmas, predicadores, parlanchines, petulantes y puritanos que emponzoñan los días de cualquier ser humano que reniegue de ser rebaño. 

En aquella madrugada, había recorrido mucho más de la mitad de mi trayecto  y me dirigía hacia las calles desiertas y casi secretas del Barrio Antiguo aprovechando que se asomaba un tímido amanecer. Como no sabía como distraerme, decidí dar rienda suelta a mi mirada dejando que pastase libre por las callejas antaño señoriales de mi alrededor. Ahora las viejas cocheras eran bajos deprimentes y destartalados y funestas entradas a un montón de edificios de vieja solera  escondida, tras las muchas capas de mugre y abandono. A la espera de una futura gentrificación, eran refugio provisional para ancianos precarios, yonquis persistentes y algún falso bohemio con carnet.  Sabía que no era el lugar adecuado, pero no había motivo para no encontrar entre aquella hecatombe depauperada, un posible Club Diógenes tal como lo describía el señor Conan Doyle a través de su inmortal detective:

 
Seguí andando, riéndome de mi mismo y de las chorradas pedantes que se me ocurrían a hora tan temprana. Una hora impropia para un detective noctámbulo, populista y desengañado. 

De repente, allí delante, un rótulo rutilante, valga la rutilancia,  me guiñó su ojo y me fui tras él. 

No era la zona para ese mitificado bar del puerto abierto a todos los naufragios de la noche. Quizás se tratase de un puticlub o de una  churrería tempranera en el fondo de un callejón insano en esa hora insana en que la crudeza de las sombras da rasgos insanos a todo lo que le rodea.
Una farmacia.
Entré, sonó la campanilla y me encontré en  una vieja botica. Un largo mostrador de mármol y viejas estanterías de madera llenas de esos bellos recipientes que llaman albarelos que si en su día fueron contenedores de extraños preparados, hoy solo son mera decoración para dar lustre y prestancia al negocio.
Entonces apareció delante de mí. Surgido de repente. Con su fea cara familiar. Esos ojos de búho debajo de un pelo alborotado. Esa boca nauseabunda con un permanente rictus de superioridad. Hizo un gesto de invitación y me soltó:
  • Me alegro de verle, detective Arou. ¿O prefiere que le llame Fiz?
Un mínimo pasmo, pero me repuse al momento y le contesté intrépido:
  • ¿Me esperaba?
  • Es mi especialidad, por eso la vendo.
  • No le entiendo.
  • Vendo esperanza en hermosos frascos. Ah y no pido receta.
  • ¿Esto no es una farmacia?
  • No, estrictamente. Es un negocio que vende píldoras ilusionantes para los que han perdido la ilusión. 
  • Querrá decir, productos ilusorios para ilusos, ya me conozco la canción. Con la homeopatía hemos topado.
  • ¿Tiene usted algo mejor que ofrecer? Es fácil censurar lo que la farmacopea tradicional no sabe manejar.
  • No me venga con historias. No creo en  placebos para seguir tirando del carro. Luego pasa lo que pasa.
  • ¿Qué pasa?
  • Pasa, que nos afrontamos la realidad tal cual es hasta que nos da en las narices. Yo huyo de todo eso.
  •  Claro, es mejor ese nihilismo que le hace sentirse superior a los demás. Mirar al resto, como ratones de laboratorio que no encuentran la salida del laberinto, y disfrutar con ello.
  • Yo no engaño a nadie a sabiendas de que solo vendo mentiras. 
  • Entonces no debe preocuparse, se me están acabado las subsistencias y puede que se corte la red de suministros.
  • ¿La guerra de Ucrania? ¿El Covid? ¿La pavorosa inflación? Esas son nimiedades para el portentoso talento del Doctor Krapp. Seguro que se le ocurrirá algo.
  • Me conoce, me admira y aún espera mucho de mi talento. Gracias, detective.
  • No sea sarcástico. Solo lo sufro, doctor. Como sufro a todos los farsantes que nos engañan y contaminan con sus mentiras tranquilizantes. Con sus argucias, debilitan nuestra vida y envenenan nuestros sueños.
  • Si tiene pesadillas aún me quedan pastillas.
La campanilla de la puerta retozó un rato, alegre y cantarina tras el portazo. 


05 mayo 2022

Fama fugaz del frenético doctor y su frustración posterior

Al Doctor K le sentó fatal que ya no le llamasen como tertuliano para hablar del covid por televisión. Le había costado coger el gustillo a la cosa, pero ahora preparaba sus intervenciones, como un mago el conejo de su chistera, decidido a asombrar con sus ocurrencias, no siempre atinadas, a los habitualmente mediocres  interlocutores que le acompañaban en la mesa; a los idiotas que lo estaban viendo por la pantalla y a los memos que hacían memes a su costa, tras alabarlo o insultarlo, en las redes sociales. Con la última bomba informativa todo había pasado. Estaba a la intemperie y su fama se había esfumado porque la actualidad se había ido a velocidad de misil, y sin fecha de vuelta, hacia la guerra de Ucrania. 

Era orgulloso y soberbio. Se reconocía arrogante y prepotente. Llegado a un punto tan alto, no se iba a rebajar fácilmente a ser de nuevo un divulgador científico de medio pelo que ni siquiera era profesor titular de la universidad en la que enseñaba. Tenía que haber una posibilidad para seguir en la cresta de la ola y no recaer en la purria de los seres anónimos.

Barajaba un abanico de posibilidades. Podría entrar en un laboratorio de bioseguridad y llevarse prestada alguna cepa patógena para luego esparcirla alegremente en el lugar adecuado. No, no era tan iluso o malvado como para creer que podría acceder a las cepas letales que se conservaban en laboratorios hipervigilados de nivel 4 (RG4) que poseían las grandes potencias en parajes secretos. Por otro lado, recurrir a las cepas comunes de la gripe humana, de la gripe aviar o de la porcina no iba a atraer sobre él la atención que buscaba. Les faltaba el morbo que se requiere para asustar y magnetizar a la chusma. 

Descartado lo de las cepas, había que pensar en otras opciones para garantizarse el famoseo. No se veía haciendo el teleidiota en una isla desierta junto a gañanes descerebrados de aire macarra y  chonis horteras a tiempo completo. No, tampoco era lo suyo mezclar mejunjes varios para que un tribunal de estirados cocinillas le diera el visto bueno para poder pasar a la siguiente fase. Menos se veía como un monologuista graciosete, de aire espabilado y displicencia adolescente,  autoparódico llegado el caso, pero muy orgulloso de ser cínico y agudo. Lo de ser streamer, youtuber, influencer y todas esas cositas modernas terminadas en "er", le aburría muchísimo, ya que no quería esclavizar su tiempo y su vida a una pantalla, haciendo cabriolas para disfrute de un montón de paniaguados vampiros del talento ajeno. Era tarde para el fútbol y no siendo jugador, árbitro o entrenador de campanillas, no lo llamarían para comentar partidos, aunque sin duda lo haría mejor que esos tartamudeantes tuercebotas.

La cosa se había puesto complicada y decidió llamar a su amigo Fiz Arou, el afamado y ocurrente detective de la siempre deslumbrante Kaskarilleira.

  •  Neno, se me ha acabado el chollo de tertuliano. ¿Se te ocurre algo que palíe mi desventura?
  • Ah, con que al final te iba la movida y mira que te resistías al principio.
  • Va, pero dime algo que se te ocurra para seguir marcando territorio. Ahórrate las chorradas que ahora molan, ninguna me convence.
  • Hay una cosa que aunque esté en la onda...
  • Ya te he dicho que no quiero nada de eso.
  • ¿Y montar un partido populista, doc? 
  • ¿Qué me dices, chorvo?
  • Claro, crear un partido populista te haría estar de moda y petarías un montón. Podrías llamarlo Partido Patriótico Despótico, porque el rollo patrio engancha a las masas, o quizás podrías llamarlo PA.P.AYA. (Partido Populista AntiYanqui), sonaría ecologista y le podías pedir a Putin que lo financiase. No le parecería mal tener algún apoyo en Occidente ahora que está tan demonizado y nos machacan con documentales diciéndonos que es muy malote.
  • Como si no lo supiéramos desde hace más de 20 años. Ahora dime, ¿crees que hay caladero de votos con ese partido?
  • Con el PAPAYA, seguro. Es cuestión de encontrar un lema adecuado tipo "todo lo imperialista y malsano es culpa de los americanos". Nada une tanto como un enemigo fácil y distinguible al que echarle la culpa para dejar de sentirte que eres un capullo, sobre todo si eres de los que en las películas de vaqueros siempre vas con los indios. Los plastas sectarios de uno y otro lado se apuntarían encantados, necesitan una figura de autoridad que los amamante y ampare.
  • Un padre castrante que se dice.
  • O una madre amamantadora, doc, como la Luperca de Rómulo y Remo. Eso es lo que les va a esos julais. ¿Te atreves con el asunto?
  • No, no me veo como amamantador o castrador.
  • No, tú lo que tienes que hacer es montar el tinglado y ya encontrarán ellos a su pastor, a su duce,  a su caudillo, a su fuhrer, a su conducător, a su gran líder, a su estimado líder,  a su brillante camarada...
  • Mira que eres chapas, esa es una liada del quince y suena muy religioso. Pensaré en otra cosa. Abur, Fiz
  • Cuídate, boquerón.  La próxima vez te cobraré la sesión, que no me gusta pencar gratis.
 (Capítulo 65 de Kaskarilleira Existencial. Aquí están sus otras historias)

30 diciembre 2021

Caza y captura de un tipo orondo y de los perniciosos trillizos


Mi amigo el inspector Fiasco me pasó el soplo y allí estaba yo, a las 7 de mañana, bien pasada la Navidad, en aquel descampado de las afueras de Kaskarilleira, mientras veía desplegar a mi alrededor los efectivos de las llamadas fuerzas de orden público.

La casa tenía los días contados, como todo lo que no se ajuste a la atrocidad depredadora de los promotores urbanísticos, esos gusanos voraces que han agujereado mi ciudad hasta el puro tuétano sin importar quien gobierne en cada momento. Con la casa desaparecería el corral con sus seis gallinas; la pequeña huerta con sus lechugas, repollos y patatas; pero también la vieja Marisa, superviviente de mil batallas, y ahora agotando sus días en una vivienda de una sobrina, mientras esperaba su condena con plaza en residencia de ancianos o húmedo piso miserable de 40 metros en la más cutre urbanización del entorno.  

Allí pues montaron su escondrijo, los cuatro malvados de esta historia a la espera de que llegara su hora criminal. Poco duró su descanso. A la mañana siguiente la policía rodeó la casa. Un chivatazo, sin duda.

  • Salgan con las manos en alto. Tenemos rodeado todo el perímetro y no tienen escapatoria posible - gritó Fiasco con el megáfono. 

Desde la casa le contestó una voz irónica y pastosa:

  • Ya tenía ganas de conocerle, Fiasco
  •  Inspector, es el gordo. Un tipo manipulador y traicionero - le grité entre los coches a mi amigo policía. 
  • Esta es buena, el inspector Fiasco y el detective Arou juntos y en comandita. ¿Tan escaso estáis de efectivos como para recurrir al reptil que te pone los cuernos con tu mujer?
Fiasco se puso tenso como la cuerda de un arco, pero aguantó el tipo. Era una dura prueba para él.
  • Pero no pienses que la culpa es de ella, eh. Para nada. A ella le va la marcha y tú no se la das. No tiene la culpa de tus gatillazos, ni del estrés que te produce la necesidad de ascender en tu curro de madero con galones. Él es más joven y lo hace mejor. Tienes que entenderla, amigo. 

Se oyeron unas risas agudas en la casa.

  • Esos son los perniciosos trillizos. Ni caso, te están provocando para que pierdas el control. 
  • ¿Qué sabe de mí? ¿Por qué nombra a mi mujer? Tú, tú no conoces a mi mujer ...¿o sí? - mientras me hablaba, ponía la cara que ponen los perros cuando quieren tu comida.
  • Tranquilo, es gentuza y usan las mentiras para dividirnos y que nos enfrentemos entre nosotros.

El inspector Fiasco se levantó como un resorte tras el coche.

  • Agáchate -le grité
El redondo seguía lanzando sapos:
  • Estás gracioso con esa pistola ahí erguido, Fiasco. Hasta pareces tener autoridad. Aunque te tiembla un poco la mano. ¿Estás nervioso? ¿No tendrás...? Bah, tampoco te vas a enterar. Eres un cagado y te saltas las revisiones médicas porque tienes miedo que te descubran que estás enfermo. Deberías de mirarlo porque ya tienes tus años. Debe ser jodido llegar a viejo y ser un simple inspector a pie de calle, desahuciando viejas en vez de estar apoltronado en un despacho. Si no fueras tan cretino, podrías ser el puto amo en alguna comisaria importante, en una empresa de seguridad privada o quizás de prejubilado con pasta, viviendo a todo trapo y viajando al Caribe gracias al fantástico plan pensiones que pudiste hacerte en tu día.
Volvieron las risas histriónicas de sus compañeros trillizos.

El inspector hizo un gesto inequívoco de apuntar hacia la casa, pero yo, tras un empujón oportuno, lo tiré al suelo. Llamé a dos policías cercanos y les pedí que lo alejasen de allí. En la casa seguía el tipo orondo con su cháchara ofensiva.  

  • ¿Por qué dice eso? -oí su voz desesperada, dirigiéndose a mí, mientras lo escoltaban a su coche. No pude resistirme a echar un vistazo a la foto que presidía la pantalla de mi móvil. Sonreí.
  • ¿No tienes plan de pensiones, Fiasco? No me jodas. Te pone los cuernos tu mujer, puede que estés jodidamente enfermo sin saberlo y ni siquiera tienes un plan de pensiones decente que te libre de pasarlas canutas si ti quedas solito en el mundo. Menos mal que no tuvisteis hijos por tu aireada impotencia. No sé como vas a pagar el piso, el chalecito que te compraste en la playa, el coche nuevo y lo que le debes a esos prestamistas por deudas de juego. Porque a ti te gusta el juego mogollón ¿Verdad, inspector? El juego es lo único que te distrae de tu vida de mierda. Tendría su coña, que al final otro inspector pringado te desahucie por tus deudas para dejarte en la puta calle. Donde mereces estar...

El golpe fue oportuno. Reventamos la ventana, entramos en el habitáculo y para evitar problemas judiciales, dejé que Entrerríos, el compañero de Fiasco, junto al resto de maderos tomasen la iniciativa de prender a aquellos pajarracos.  Me fui a la cocina que servía de laboratorio. Allí estaban, en  media docena de soportes, una colección completa de tubos de ensayo repletos de nuevas variantes del covid dispuestos a ser propagados por aquellos desalmados.

Volví a la habitación principal. El nuevo jefe del operativo había colocado en fila a los delincuentes. Al rollizo lo habían amordazado para que callase un rato y los otros tres eran casi indistinguibles tan flacos y parecidos.

  •  Empecemos por el reconocimiento. Usted es el hermano mayor:
     
    Luego está el gordo parlanchín. Quítele la máscara, agente, quiero verle el careto a este bellaco. Si dice alguna chorrada, no usará más la lengua.
     
    Ahora pasemos al segundo hermano.
    Vale, ahora al último.
    Están estupendos ¿Quiere sacarles una foto para tener un recuerdo, detective Arou?
     
  • Venga, vamos a ello, pero mejor todos juntos. Así muy bien. Le mandaré una copia al inspector Fiasco para que se recupere del susto y pueda utilizarla para felicitar a sus amistades.  Incluida a su esposa.
    (Capítulo 61 de Kaskarilleira Existencial. Aquí están sus otras historias)

    28 enero 2021

    Contra los genios del mal y los vacunados jetas

    Estaba estupefacto, los genios del mal habían okupado la torre romana de Kaskarilleira como base para sus tropelías. Allí cada noche, desde la cúpula acristalada e iluminada por la poderosa linterna, el magnate Xoros y el siniestro Gueiss dirigían un ejército de esbirros zombis que vacunaban en la atalaya a los mandamases jetas que saltándose el turno establecido querían recibir cuanto antes la ansiada inyección. 

    La cola era inmensa, llegada de todas partes, y se alargaba a través de la estrecha escalera de caracol de 234 escalones. Formaban grupos de quince personas que tras ser vacunadas, bajaban a la rotonda interior esperando que subieran otras quince. Así sucesivamente. Todas estrechamente vigiladas. Todas enmascaradas debajo de sus mascarillas de máxima protección. Todas creyéndose importantes e imprescindibles. Con demasiados argumentos de mierda para justificar su descaro. Abajo, sus chóferes, asistentes y guardaespaldas les esperaban cerca de sus vehículos para llevarlos raudos a sus privilegiados destinos.

    Yo, Fiz Arou, sabía la verdad y tenía que hacer algo. Xoros y Gueiss eran individuos maléficos que estaban introduciendo microdrones en el corriente sanguíneo de los incautos gerifaltes para ser manipulados y teledirigidos. No tenía dudas sobre la condición ventajista de estos miserables, pero aunque merecieran pasarlo putas por su desvergüenza, me preocupaba el daño que le podían hacer al resto de la gente siendo vasallos de los genios del mal. No era bueno que esos descerebrados con mando sirvieran a tan peligrosos amos. 

    El doctor Krapp con su habitual displicencia, me ofreció una solución."Este es un aerosol con un poderoso agente químico. Si no fueras un rudo detective te diría su composición, pero dada tu natural ignorancia, ¿de qué serviría? Quédate con que lo he llamado N.M.C. Con eso te basta" "No me basta, ¿dígame que significan esas siglas?" "Está bien, capullo, te lo diré. Significan No me Molan las Conspiranoias. ¿Te lo deletreo?" "Vale, déjelo así" "Llevarás una canana como si fueras un revolucionario mexicano y en cada compartimento un espray para usarlo cuando se vayan agotando los otros."  "¿Cuándo empiezo?" "Esta misma noche. Será a partir de las 12 cuando los tipos que ya recibieron la primera dosis, recibirán la segunda y definitiva" "¿Algo más?" "Sí, no la cagues".

    Lo que pasó luego lo recuerdo entre brumas. No sé como llegué hasta la explanada de la torre tras liquidar a golpe de flissshhh al grupo de zombis que vigilaban el entorno. Yo era ya una pesadilla en movimiento que azotaba la noche. Al llegar con un aerosol enhiesto en cada mano a la zona donde estaban los asistentes y guardaespaldas, hubo espantada. Los gritos, los motores arrancando, las carreras a campo a través. En pocos minutos volvió la calma y yo me dirigí sin precipitarme a mi destino final. Recuerdo que subí la escalera de caracol con cierta tranquilidad, apartando a unos y a otros. Un alcalde me quiso golpear con su bastón de mando y le di un trompazo poco doloroso. Un obispo con clergyman me lanzó un rosario y lo esquivé sin problemas. Llegué arriba, lancé una patada a la mesa de líquidos y agujas, aparté a cuatro pacientes y esparcí mi matarratas contra media docena de zombis con el éxito previsto. Sabía que los dos genios del mal se habían refugiado en el cuarto del farero e hice el gesto de sacar los dos últimos aerosoles de la canana para abrir la puerta y rematar la faena. Sin embargo, mi brazo no llegó a su destino. Tropezó con el vaso con agua de la mesilla que acabó volcado en el suelo.  El mudo despertador  y el libro de comics fueron testigos de la caída de su compañero de mesa y de mi torpeza. Montando la bronca habitual, pasaba por la calle el camión de la basura. Sentí que me podían recoger con ella.

     (Capítulo 53 de Kaskarilleira Existencial. Aquí están sus otras historias)

    15 enero 2021

    Cuando un trumpazo no acaba en trompazo

    • He recibido una orden internacional de busca y captura contra usted, señor Fiz Arou. Al parecer las autoridades norteamericanas lo consideran uno de los posibles instigadores del asalto al Capitolio.
    • Eso es absurdo, señor juez, no me he movido de Kaskarilleira desde que empezó el confinamiento. 
    • Dígame la verdad, ¿colabora o ha colaborado con el trumpismo o tiene negocios turbios con el afamado personaje?
    • Señor juez, no vivo en un rancho de Kentucky, en un apartamento en Park Avenue o en una mansión en Beverly Hills. Sobrevivo en un piso destartalado y ruinoso en la calle Ozán, lugar sombrío y con mala fama de mi amada ciudad atlántica.
    • Pero usted es el responsable de haber traído del pasado, ocho neandertales en su contenedor de basura transtemporal. Tenemos su declaración anterior en este documento.
    • Señor juez, yo salvé a aquellos neandertales de la extinción de su raza. Intenté encontrarles una actividad productiva con escaso éxito y ante mi fracaso los entregué a las autoridades. Nunca imaginé que los recluirían de forma indigna en un parque natural. Grave error, siendo nómadas, no se sentían a gusto con las restricciones perimetrales, tanto del parque como de la Covid, y tomaron las de Villadiego.
    • ¿Y cómo fueron desde Villadiego, provincia de Burgos hasta Washington, distrito federal, señor Arou?
    • Lo de Villadiego es una expresión muy antigua de la lengua castellana, señor juez, debería conocerla. Ignoro como se marcharon hasta allende los mares, aunque me lo imagino.
    • ¿Qué se imagina?
    • Pienso que los trumpistas eran los cavernícolas más a mano después de que los nuestros salieron malparados cuando se atrevieron a desconfiar de la españolidad de mis chicos. (Otra vez, y sin querer ser pesado, te recomiendo la entrada de marras
    • Usted manifestó en su declaración anterior, que en el mitin a donde los llevó los llamaron "extranjeros de mierda y perroflautas".
    • Exactamente, señor juez. Para tener tan poca vista recibieron mucha tunda.
    • ¿Y por qué los americanos no fueron tan escrupulosos siendo de la misma ideología?
    • Ya sabe como son ellos para esas cosas, si hay que dar espectáculo fichan a cualquiera que lo garantice. Como promesas europeas para la NBA. 
    • Puede ser. El FBI nos ha informado de que sus neandertales, fueron embarcados en un jet privado por un conocido conspirador norteamericano de extrema derecha, pasaron tres semanas de adaptación en un rancho de Nebraska donde aprendieron tácticas de rodeo, uso del rifle, lazo etc... para finalmente ser enviados a la capital federal formando parte de una de esas aguerridas y patrióticas milicias. Nadie se percibió de su ancestral condición.
    • ¿Le sorprende? No destacaban entre esa gente. Esos pirados ultras hablan de la decadencia de la civilización blanca, pero están contaminados por el mestizaje racial, la libertad sexual y no conciben la vida sin sus aparatitos tecnológicos, su comida vegana o su brunch del mediodía. En tiempos de Hitler acabarían en un campo de concentración por decadentes y pervertidos.
    •  Pues sus neandertales se lo pasaron en grande. Hay vídeos en que aparecen con gorras y botes de beisbol dando golpes a diestro y siniestro. Un delirio. Llevaban cazadoras sin manga, camisetas a colores y pantalones ajustados.
    •  No he visto nada de eso.
    •  Han sido censurados por el Servicio Secreto Americano por temor de que se pensase que eran los Bigfoots y hubiese otra revuelta. Allí la gente es muy crédula y los neandertales les son muy lejanos, prefieren sus monstruos domésticos.
    • ¿Pero si los han detenido tendrán que informar a la opinión pública?
    •  Se han escapado. Se cree que han sido reclutados por un grupo de Ángeles del Infierno y no se les ha vuelto a ver el pelo.
    • Los moteros estarán encantados de tener gente tan cañera dentro. Ahora mismo veo a mis chicos del pasado recorriendo las grandes praderas del Medio Oeste en sus satinadas motos, con el viento en la cara y sin miedo a los trompazos de los mamuts.   

     

    (Capítulo 52 de Kaskarilleira Existencial. Aquí están sus otras historias)

    29 diciembre 2020

    ¿Y si repetimos el 2020 para que no quede tan deprimente?


     Apareció ante la Inspección Técnica de Años con gesto tímido. Llevaba  mascarilla FFP3 con válvula, gafas de protección sanitaria y bata de cirujano. Sus manos estaban cubiertas por guantes de nitrilo. Sin embargo debajo de tanto camuflaje era inconfundible.

    • Pase rápido - le dijeron -lo conocemos bien y no necesitamos mirarlo más a fondo.

    Sorprendido, se irguió, miró al Alto Tribunal y balbuceó unas disculpas:

    • No era mi intención ser un año tan nefasto.
    • Nefasto e irremediable.
    • Quizás pueda hacer algo.  Si me repito, siendo otra vez 2020, no quedaré como un año tan deprimente.
    • Nunca se ha visto tal cosa.
    • Pero el 2020 es un número bonito y quizás podría ser interesante que existiese un 2020 bis.
    • Lo sentimos, 365 días es el plazo establecido y modificarlo solo traería mayores trastornos.
    • Antes del calendario juliano e incluso del gregoriano no había tantas rigideces.
    • Todo ha cambiado desde entonces. La interconexión entre tiempo y vida es muy intensa y no podemos interferir en ella. 
    • Pero podrían hacer algo antes de dejarme ir a los almacenes de la historia con tan mala imagen.
    • Olvídelo, el 2021 está preparado para salir de su vaina temporal y usted ya ha agotado su momento. ¿Algo más que comentar?
    • Qué conste que he hecho lo que he podido teniendo en cuenta la herencia recibida. 
    • Eso nos suena familiar, pero ya no vale como excusa.
    • Las desgracias las ha traído la especie humana no yo, que solo soy un contenedor.
    • Disculpas.
    • Es que es así. Llaman demasiado la atención los asuntos terribles, casi siempre venidos de otros momentos, pero las cosas han seguido su rumbo. No se ha interrumpido el ciclo de la vida y las olas del mar siguen besando las arenas o acariciando las rocas en  vez de escapar asustadas más allá de la estratosfera. Mucha tristeza dicen, pero las mareas siguen su curso y no se han desbocado.
    • ¿Pero quién va a pagar los platos rotos?
    • No es mi problema, yo ya me voy. 
    • Primero quiere remediar el mal hecho duplicándose a si mismo y ahora no asume sus responsabilidades ante tanto desgracia, tristeza y dolor que deja atrás.
    • Ustedes me han dicho que no puedo seguir, por lo tanto mis responsabilidades acaban el 31 de diciembre a las 23 horas 59 minutos y 59 segundos.  
    • Quiere eximirse.
    • Mi única obligación era darle continuidad a la vida. Lo he hecho y me largo. Me han invitado a una fiesta de despedida y tengo que ir antes del toque de queda.
    • No se fíe, hay muchos que le tienen ganas y quizás no sean muy cordiales.
    • Seguro que son amables y cariñosos, no pueden librarse de mí y en definitiva, tienen la seguridad de que no me van a volver a ver. Despídanme del 2021. Le deseo mucha suerte, no sabe lo que le espera.

    20 noviembre 2020

    Momento humillante del déspota arrogante


    El hombre más arrogante del mundo pasó corriendo a mi lado. Tenía una cita ineludible a las 10.55 en el hoyo 7 de su propio campo de golf "El Cobijo del Pijo". No había nada extraordinario en ello. Al menos para un conejo blanco de ojos rosados y solitario como yo que tiene su madriguera en aquel privilegiado lugar. Tampoco me pareció muy extraño  oír que el tipo,  tras consultar su reloj de bolsillo, soltó un "Dios mío, voy a llegar tarde". Un legendario pariente mío dijo lo mismo en un relato humano antiguo y ahora es un mantra conocido y practicado en toda la comunidad conejil. Además hay que entender que es ineludible ser puntual cuando uno está citado con el presidente de Kaox International (KAIN) en persona. No valen excusas, aún siendo el déspota más arrogante del mundo.

    Había venido solo. Tras dejar su carro eléctrico abajo, subió pesadamente hasta la loma coronada por un grupo de acacias. Al llegar, se sacudió el sudor con un pañuelo de seda con sus iniciales y decidió esperar orgulloso a su  interlocutor apoyado en un lujoso palo de titanio, mirando al green. Al segundo, se oyó un ruido procedente del búnker. Se había formado un remolino en la arena. Instantáneamente salió a la superficie una plataforma metálica negra semejante a un ascensor, brillando al sol de la mañana. Se abrió una puerta. Salieron dos moles humanas trajeadas, equipados con AKS-74U, cascos en las orejas y gafas oscuras. Detrás apareció un tipo pequeño y rubio que tras hacer visera con su mano, localizó a su presa con la vista. Luego caminó hacia la loma con andar tranquilo, confiando en los guardaespaldas que iban detrás con sus armas apuntando al cielo.  

    Al encontrarse, los dos hombres principales se ajustaron las mascarillas y entrechocaron los codos. Aprovecho para escribir que no entiendo este súbito cambio de costumbres en la especie humana. Llevo mucho tiempo observándolos, estudiando sus gestos y actitudes, y no logro comprender lo que les ha pasado. ¿Se habrán vuelto humildes? Y sobre todo, ¿seguirán cazando y comiéndose a mis desafortunados parientes? Los miembros de la comunidad interconejil no hemos resuelto aún esta vital incógnita. Tendremos que hacer un congreso o seminario sobre el tema.

    Tras los saludos de rigor, el hombre más arrogante del mundo le lanzó algún reproche al tipo bajito usando su acostumbrado estilo despótico. Este, ni se inmutó. Miraba al otro, de abajo arriba, con mirada gélida e hiriente, tan mortífera como un balazo de escopeta en el vientre de alguno de mis congéneres. Su respuesta fue corta y hostil. El hombre más arrogante del mundo se puso algo más colorado de lo habitual y tartamudeo al contestarle con tono suplicante. El presidente de Kaox International (KAIN) repitió literalmente su respuesta anterior. El hombre más arrogante del mundo se arrodilló y se convirtió en el hombre más suplicante del mundo. El otro no se mostró conmovido, dio media vuelta y bajó por la loma acompañado de sus matones. El hombre más arrogante del mundo se quedó chillando arriba mientras observaba como los otros se metían en el ascensor y desaparecían bajo la arena del búnker.
    Mientras me alimentaba con un poco más de heno, me sientan fatal las zanahorias, vi como el hombre más arrogante del mundo se recomponía el traje, se atusaba el pelo y ponía su tradicional cara de asco antes de bajar  hacia donde tenía el carrito eléctrico. Corrí y llegué antes que él. Aquel tipo no me gustaba nada e hice lo único que está al alcance de un vulnerable conejo frente al déspota más arrogante del mundo.

    06 noviembre 2020

    La proeza singular de un empleado ejemplar

    • ¿Qué hace usted aquí, Modesto?  
    • Trabajando, señor director, como todos los días. ¿No querrá que me quede en casa en tiempos de pandemia?
    • Pero Modesto, usted ya no tiene trabajo. 
    • ¿Me manda al paro? ¿También me va a echar a mí después de regalarle a esta empresa 30 años de mi vida? 
    • No es eso, el problema es que...a ver como se lo digo. Usted no necesita trabajar porque...
    • ¿Quiere que me acoja a un ERTE? Pues no será  mucho con la miseria de sueldo que me paga. Prefiero seguir siendo ese  "empleado veterano y competente que tanto ayuda a la empresa" como usted me dice. No es ningún premio volver a casa con esa paga y sin saber hacer otra cosa que currar.
    •  E...es que tampoco puede ir a su casa.
    • Pues acláreme que va a ser de mi vida, ya que lo sabe mejor que yo. 
    • Mi buen Modesto, me veo en la penosa tarea de informarle de que el viernes pasado fue encontrado muerto en este despacho por la señora de la limpieza. Hacía dos horas que había acabado la jornada pero al parecer usted tenía algún asunto pendiente que resolver. Se levantó su cadáver con suma precaución por lo del Covid y se le llevó al tanatorio. Esta mañana se celebró el entierro. Justamente acabamos de venir de esa ceremonia y me he acercado hasta aquí porque vi luz debajo de la puerta.
    • Vaya contrariedad. ¿Y qué voy a hacer ahora? No se me ha perdido nada en el cementerio. Me falta experiencia como difunto. Como le he comentado, solo se me da bien esto.
    • A decir verdad, es una situación embarazosa. ¿Les gustaría seguir trabajando?
    • ¿Cómo, aquí? Pero si estoy muerto...
    • Solo lo sabría el equipo directivo. Eso sí, tendríamos que poner su despacho en un lugar más discreto. Quizás en el sótano.
    • ¿Y qué tipo de gratificación recibiría por seguir empleado con ustedes?
    • ¿Le parece poco contribuir al bienestar de la empresa sin tener que someterse a las habituales limitaciones a los que estamos sometidos los seres corpóreos?
    • Eso es muy etéreo.
    • Querido Modesto, usted ya es etéreo y no necesita vulgares gratificaciones físicas. ¿Para qué necesita el dinero si está muerto? No necesita comer, ni tener un hogar. Tampoco necesita el  coche, comprar una lavadora o pagar la carrera de sus hijos. Por supuesto, se acabaron los planes de futuro porque su presente es ya su futuro. Además viajar va a ser un chollo, ya que en un plis plas puede ir a cualquier parte.
    • ¿Usted cree?
    •  Eso es lo que he visto en esas películas sobre espectros y seres de ultratumba. Me parece que aquí los únicos beneficiados serán ustedes que no tendrán que soltar un euro. 
    • Modesto, por favor, le ofrezco algo mucho mejor que las caducas recompensas físicas. Le ofrezco ser útil. Un difunto útil a la sociedad que no perderá el tiempo arrastrando cadenas, recordando pasados agravios y asustando a los vivos. Una ocasión de primera para un difunto novato.

    01 octubre 2020

    Don Quijote se recupera en el hospital

    • Este es el paciente del que le hablé, doctor. Ha chocado con su caballo contra la pala de un aerogenerador. Tras examinarlo tiene cuatro costillas y el fémur izquierdo en la región intertrocantérica fracturados. Además, como ve, tiene diversas erosiones en la cara. No apreciamos lesiones internas. 
    • No sé si la he oído bien. ¿Se ha estrellado contra un aerogenerador? 
    • Tal cual, el caballo quedo ileso porque pudo esquivar la pala antes de ser alcanzado.
    • ¿Podría ser un intento de suicidio?
    • No lo sabemos, puede que se haya lanzado hacia delante con lo que parece una lanza, varios fragmentos rotos así lo sugieren.
    • ¿Han podido hablar con él? 
    • Está en estado de shock y lo hemos sedado. Desde que entró en Urgencias solo dice frases inconexas que no logramos descifrar. 
    • Todo esto que me cuenta me resulta extrañamente familiar, debo tener un déjà vu. ¿Cómo se llama el accidentado?
    • Espere, que miro su expediente. Aquí está.  Los datos nos lo has dado un tipo bajito y rollizo vestido a la antigua que salió corriendo cuando le solicitamos más información. El paciente se llama Alonso Quijano es propietario agrícola y viene de La Mancha según nos comentó.
    • ¿Cómo de La Mancha? ¿De qué lugar de La Mancha?
    • No lo sabemos, el tipo bajito dijo que no quería acordarse del nombre del lugar. Fue entonces cuando tuvo esa reacción sorprendente. Dio media vuelta y se largó corriendo de forma ligera a pesar de su peso. Avisé a un enfermero que salió tras él, pero el individuo ya estaba muy lejos, arriba en el monte azuzando  a un burro que más parecía un caballo de hipódromo.
    • Es todo muy extraño y la cara y el nombre del paciente me siguen pareciendo muy cercanos. ¿Hay algo más?
    • El tal Quijano llevaba puesto una especie de armadura oxidada. Nos costó Dios y ayuda quitársela porque no dejaba de golpearnos con los puños llamándonos "hideputas" "bellacos" "malandrines" y otras cosas por el estilo. Por si no tuviéramos bastante con el covid ahora tenemos que soportar a gente que se le ha ido la olla.
    • Quizás el covid tengo algo que ver con ello. Déjeme con el enfermo que parece que se está despertando.
    • ¿Es usted el maligno encantador que me tiene aprisionado en este lecho y dentro de esta alcoba extrañamente blanca aunque repleta de artilugios diabólicos que oprimen mi cuerpo? Sea valiente, quítese la máscara que no puedo ver su cara.  
    • No es cuestión de valentía, soy el doctor, estamos en plena epidemia y debemos protegernos.
    • ¿Peste en el territorio de los encantamientos? Pues como sabrá, doctor, para protegerse de la peste se necesita un equilibrio entre los cuatro humores del cuerpo. Yo estoy a salvo de ello, hace meses que no me lavo y no hay espacio para que entren las miasmas.
    • Oler le huelo mucho, a mi pesar, y entiendo que es usted un negacionista, pero recurrir a gente como Hipócrates o Galeno me resulta excesivamente arcaico; aunque claro, hoy en día con las redes sociales hay gente para todo.
    • Sepa vuestra merced, que si reniega de esos grandes sabios demuestra ser un ganapán pelarruecas indigno de su profesión.
    • Quizás.
      Enfermera, hay que trasladar al paciente a la planta de psiquiatría, que lo coloquen al lado de nuestro amigo Gramsci
    • ¿Gramsci?
    • Sí,  le llaman así, porque al parecer se le fue la cabeza tras leer los 32 cuadernos de cárcel de Gramsci y los libros de todos sus comentaristas posteriores.
    • Madre mía, menuda indigestión, son muchos libros.
    • Y tanta, fíjese que quiso montar un bloque contrahegémonico de pacientes que haga frente al bloque hegemónico psiquiátrico. Ahora ha aceptado la inevitabilidad de la dominación sanitaria
    • Eso más parece de Michel Foucault y su obsesión por la locura y las clínicas.
    • No se le escapa una, pero se trata de un gramsciano pura sangre, sin mistificaciones postmodernas.
    • Truhán moderno y majadero antiguo, de villana y grosera tela tejido, echacuervos, corazón de mantequillas, ánimo de ratón casero, alma endurecida, pan mal empleado...
    • Venga, que se desmadra, Quijano. Póngale otro sedante y súbanlo ya, que hay mucho trabajo pendiente.
    El gran Quino también tenía que contar su versión
     

    09 julio 2020

    Mensaje desde el otro mundo de un rockero difunto

    Hey man!!!
    No te asustes, soy yo desde el otro mundo.  Me han dejado que envié un último mensaje, porque al igual que los que van al trullo pueden hacer una última llamada a su abogado, a los muertos  nos dejan comunicarnos con alguien vivo de confianza, siempre que no sea asustadizo o descreído.

    Ya ves, se equivocó el colega, los viejos rockeros también mueren. Ahora estoy en el otro lado, tras tremendo subidón y sin necesidad de la escalera de los Zeppelinpero no me puedes preguntar nada sobre lo que hay por acá, está severamente castigado y las penas en la eternidad son muy largas por la ausencia de tiempo.

    Muy bueno el artículo póstumo que me dedicaste y mejor todavía que hayas tenido la delicadeza de no escribir nada sobre algunos asuntos de mierda que conoces bien como biógrafo.
    Reconocerás, que todo ha sido un puto flash. Mi último lustro fue un palo tras otro. Me estafó el manager, me engañaron mis herederos que  ahora se han repartido mi patrimonio y mis royalties, me dejó mi chica por el joven bajista de mi última banda y no conformes, me metieron en una residencia de ancianos porque al parecer estaba chocho y grillado por culpa de las drogas y la mala vida.

    Era el más caro, joder. El vertedero de viejos más recomendado y suntuoso en mil millas a la redonda. Era el más chulo, pero fuimos cayendo todos. Uno por uno. Los que se quedaban en el salón moviendo el culo con aquella mierda de los pajaritos y los cuatro chachos que a escondidas, ensayábamos en el sótano con las guitarras viejas que trajimos de extranjis y las dos perolas que trajo el asistente de cocina orgulloso de tocar con nosotros. Y eso que mis compañeros eran un tipo que tocaba el banjo en un grupo country, aunque no se parecía para nada a Earl Scruggs, y un contrabajista de orquesta verbenera  de medio pelo que estaba todo el día dando la tabarra con aquello de que quería ser el acompañante de Julie London en aquella famosa canción.

    Todos muertos. Ay que joderse. Mientras los culpables siguen muy vivos calculando costos y reinversiones para aliviar los números rojos y disimular las cifras de muertos en el conglomerado de residencias cementerio  que administra el afamado holding desde lo alto de un despacho acristalado de la City con vistas al Tamesis, como si fueran los de la canción de The Kinks pero sin poesía.

    Piensa que el mío era un moridero discreto y opulento. La joya de la corona. Las habitaciones eran tipo suite, con sala, despacho, sauna y jacuzzi; se comía como en un restaurante de la guía Michelin y la terraza  te permitía ver como el sol se sumergía en el océano. Ahora imagínate como vivían en los otros, con hambre, precariedad y miseria. Con humillaciones, pastillas y paternalismo. Te pasas toda la vida montando tu tinglado para descubrir al final que solo eres un producto desechable y molesto tanto para tu familia, como para la mierda de sociedad que te ha tocado vivir. Eres viejo, débil, no tienes sitio, no entiendes nada, no molas, ¡lárgate o te largamos! El virus puede ser una bendición para los que están cerca de ti si te ven como una carga o como un testamento que tarda en abrirse.

    Bueno, me voy despidiendo que no quiero amargarte la tarde. No tengas ninguna prisa por venir a hacerme compañía. Aún puedas hacer alguna cosilla por ahí; aunque no quiero engañarte, casi nada de lo que hagas dejará testimonio; pero al menos, puedes hacer que el camino siendo largo y tortuoso, como en la canción de The Beatles, también pueda ser placentero...a veces.
    Un abrazo, biógrafo.  Tómatelo con calma.


    25 junio 2020

    El audaz Doctor Krapp contra la epidemia de abusones difuntos

    Pasamos al turno de preguntas. Comenzamos con Lois Lane del Daily Planet.
    • ¿Doctor Krapp, como director del Centro Coordinador de Alarmas contra la Invasión Zombi, puede confirmarnos que la Cepa de Abusones Difuntos (CAD-20) no es  peligrosa si se practican ciertos hábitos de higiene?
    • De higiene mental, concretamente.  No basta con lavarse las manos.
    • Soy Clark Kent también del Daily Planet. Puede especificar un poco más, doctor.
    • Voy a ser claro. Lo importante es tener la cabeza despejada y anclada a la realidad. Para ello, puede utilizarse un buen equipo de fondeo de los que se encuentran en tiendas de efectos náuticos o por Internet. En una segunda fase y con unos buenos arneses, hay que lanzarse a la aventura de pensar por uno mismo. Un parapente o un buen paracaídas puede evitar muchos desengaños. 
    • Soy Vicky Vale del Gotham Gazette. ¿No cree que eso es muy arriesgado? ¿Qué pensarán los demás del hecho de que alguien piense por si mismo?
    •  Se sorprenderán y creerán cualquier cosa que otros hayan creído antes que ellos, pero como uno tiene unos buenos anclajes no  correrá esos riesgos. Tenga por seguro que no se lo llevará la corriente del río, el vendaval brutal o una ciclogénesis explosiva. Hay que atarse al mástil como Ulises y no dejarse llevar por las sirenas salvadoras, en este caso sirenas salvadoras difuntas.
    • Soy Iris Allen del Central City Pictures News. Por lo que veo, usted solo ofrece medidas para gente adinerada que pueden comprar semejantes armatostes. La gente común nunca podría acceder a esos dispendios.
    • Claro, porque doy por hecho que la gente común sabe que con unos buenos tapones para los oídos, la lectura de buenos libros y no dejarse embaucar por charlatanes de feria es suficiente. En cambio el adinerado cuando es necio, necesita algo que le permita hacer gasto, ya que tiende a confundir valor y precio.  Además sabemos que este tipo de personas son más vulnerables al virus CAD-20  dada su obsesión de convertir a paladines sangrientos y letales en figuras inmortales. Ahora ahora en su versión zombi ya podemos entender su verdadera naturaleza criminal.
    • Venga hombre, no suelte esas cosas. ¿Cómo dice que los héroes del pasado eran letales? ¿Acaso la gente de hoy no ha sido reclutado en sus ejércitos de muertos?
    • Antes de contestarle, identifíquese, por favor, como ha hecho el resto.
    • Soy J. Jonah Jameson, editor en jefe del Daily Bugle  y estoy aquí tan  sentado como sorprendido por su simpleza argumental.
    • Escuche, señor editor, yo soy epidemiólogo no historiador y solo me valgo de lo que las pruebas científicas demuestran. Estamos ante una cepa que ha resucitado a determinados individuos pendencieros del pasado que son especialmente virulentos cuando son capaces de infectar a cientos de ciudadanos vivos propensos a sus ideas y que no se han protegido adecuadamente de sus patrañas legendarias. Si no encuentran terreno se vuelven erráticos, vulnerables y sucumben a los pocos días.  
    • ¿Entonces el foco del Duque de Alba debe ser los más peligrosos, doctor?
    • Sí, el Duque es muy peligroso porque aunque está mayor y confunde a los portugueses con protestantes holandeses, sus incondicionales quieren ser partícipes de su gloria a costa incluso de su integridad física.
    • ¿Y que ocurre en Burgos?  Nos ha llegado la información de que el Cura Merino quiere levantar los pueblos para defender la  santa religión y el "Vivan las caenas".
    • Estamos comprobándolo, Señor Jameson, no tenemos más información que la que ha aparecido en los medios. En todo caso, si ese foco de contagio existe siempre será incomparablemente menos dañino que si fuese el mismo rey Fernando VII o su siniestro ministro Calomarde quien lo protagonizase.
    • Soy Vicky Vale, otra vez. ¿Me puede explicar, doctor, para que lo entendamos todos, por qué unos humanos vivos se dejan embaucar por unos zombis muertos hasta el punto de enrolar sus huestes?
    • Hay una larga tradición al respecto, no se olvide de la Santa Compaña gallega sólo que aquí el muerto va delante y los vivos detrás. No soy experto en la materia, pero puede que haya escasez de referentes vivos solventes y haya que recurrir a los antepasados debidamente idealizados.
    • Pero, Doctor Krapp, ¿Por qué solo han resucitado los mas violentos? No hay escritores, pintores, juglares, actores o músicos, solo guerreros.
    • Lo ignoro, quizás haya un darwinismo postmortem y solo  puedan resucitar los más agresivos después de haber eliminado a los más pacíficos. 
    • Sin embargo si solo resucitan los mas violentos puede que aparezcan en algún momento los héroes de la guerra civil. Si están cabreados por haber quitado sus estatuas, monumentos y calles puede que exijan venganza.  ¿Que van a hacer al respecto? ¿Son conscientes de que tienen muchos partidarios vivos?
    • Somos conscientes y para eso ya disponemos de una vacuna paliativa que próximamente suministraremos en los hospitales.
    • Cuéntenos, doctor, esa es una gran noticia.
    • Se trata de algo muy sencillo: ver los documentales del NO-DO, desde el primero al último de forma reiterada; aunque no nos hacemos ilusiones, sabemos que hay casos desesperados e irreductibles. La verdad siempre duele.

    11 junio 2020

    Un santo canalla privilegiado


    Tras el sacrificio ceremonial, depositó en la mesa la vasija de cristal con la pócima púrpura, se limpió la  cara de pintura de guerra con un paño húmedo y bajó del altar de los canallas.
    Salió del lado oscuro y subió en el ascensor hasta su enorme y luminoso despacho. Entró con solemnidad, se ajustó las gafas no graduadas de miope inofensivo y tocó la pantalla que ocupaba la parte central de su mesa. Cuando apareció Emma, su ayudante principal, se puso de pie y adoptó  una postura de apacible mansedumbre.

    • ¿Qué tal me queda este gesto de beatífico filántropo?
    • Es sugerente, Max, la gente es muy superficial y das el pego.
    • Espero que siga así durante mucho tiempo, mi personaje requiere cierta ingeniería y un adecuado tuneado si llega el caso. ¿Qué tienes para hoy?
    • Más homenajes de tus admiradores -soltó Emma,  con cierta displicencia.
    • Esas siempre son buenas noticias.
    • Al parecer quieren hacerte honoris causa por la Universidad Invisible de Ankh-Morpork... y espera que lo miro por aquí... por la  Facultad de Medicina de la Universidad Privada de Deliranta Rococó en España. 
    • La verdad es que no las conozco pero se agradecen los premios desde lugares extravagantes. Me encanta que gente desconocida se sienta generosa y valore nuestros desvelos para mejorar el mundo. ¿Del Nobel de la Paz no se sabe nada?
    • Nada por ahora y esos que les hemos sondeado en abundancia.
    • Ya sabes como son los nórdicos, tan fríos y reservados.
    • Serán reservados pero no le han hecho ascos a nuestras promesas. Por cierto, se ha confirmado que el presidente Lex Luthor puede ser un candidato rival. También se habla del fiscal Harvey Dent o quizás tiren para casa y se lo den a Loki Laufeyson.
    • Nosotros hemos estado en la vanguardia filantrópica y humanitaria con el Covid-19. De hecho, somos una multinacional del Covid-19. Mascarillas, tests, respiradores, equipos quirúrgicos y de protección, aplicaciones de rastreo y hasta se rumorea que tenemos una vacuna guardada que solo daremos a conocer cuando otros encuentren la suya. Encima nos llevamos genial con los chinos que manejan el cotarro. El mundo es nuestro ¿acaso no sería un escándalo que le dieran el premio a ese sinvergüenza de Lex Luthor  o a cualquiera de los otros supuestos benefactores de la humanidad?
    • ¿Un escándalo, Max? ¿Te has preocupado por saber la clase de tipejos que lo han ganado antes?
    • Cierto. En todo caso, evitemos los riesgos y demos la mayor prioridad al asunto. Contrata a los chicos de la banda para desvelar los trapos sucios de la gente de ese comité e incluso para machacar alguna cabeza recalcitrante. No tengas reparos en  extorsionar a sus familiares más cercanos. Hazlo bien, que a veces eres demasiado sentimental.
    • No soy sentimental, es que creo que estamos sacando las cosas de quicio. 
    • ¿Después de todo este tiempo en el corazón de mi supuesta podredumbre tienes todavía escrúpulos morales? No me lo puedo creer, si vives a todo trapo.
    • ¿Acaso eres consciente de la clase de bicho en que te has convertido? Cuando te conocí, eras un joven emprendedor algo cabrón, ahora eres un viejo cabrón emprendiendo grandes cabronadas.  Y luego cuando te pones en plan de iluminado predicador medieval dando lecciones morales a todo el mundo me crispas los nervios. Es muy fuerte saber lo que hay debajo de tu falso humanitarismo.
    • Vivimos en una sociedad remilgada e hipócrita donde todo está protegido por una capa de paternalismo autocomplaciente y ridículo. Nos obligan a seguir una falsa ética en la que nadie cree. Quien se sale del redil es condenado sin remedio y recibe toda clase de descalificaciones. Hay que ser como ellos si quieres dejar tu huella en el mundo. Si van de santos, hay que ser el más santo. Si van de canallas, debo ser el más canalla.
    • Y por supuesto como te consideras por encima de todos, ahora eres un santo canalla privilegiado. 
    • Veo que me tocó el sermón dominical a cargo de una persona que nunca tuvo el menor reparo de pringarse en el lado equivocado de la película.
    • Yo estaré pringada pero tú no puedes esconder tu debilidad.  Conozco esa especie de altar secreto que tienes en el sótano del edificio. Sé que allí te pintas la cara, bebes una extraña pócima que conseguiste de un brujo misterioso y que practicas ritos con sangre. Sé que necesitas consumir tu dosis diaria de rabia y de odio para no perder tu fortaleza. Sin ella, te volverías humano y compasivo; por tanto, te sentirías abrumado por tus delitos.
    • No lo veo tan trágico, podría llegar a ser un buen tipo sin  recurrir a mentiras como ahora.
    • Eres muy cínico pero frágil, el sentido de culpa acabaría contigo.
    • Realmente sabes mucho y no deberías saber tanto en beneficio de tu propio bienestar. De veras que lo siento.
    Se quitó las gafas no graduadas de miope inofensivo y apretó el botón de la pantalla. Acabado el sacrificio humano, limpió con un pañuelo la gota de sangre en su mesa, se levantó algo tambaleante del sillón y bajó en el ascensor hacia su lado oscuro. Necesitaba urgentemente otra dosis.

    29 mayo 2020

    Reciclando los malos humores de los seres superiores

    •  ¿Es el shamado Centro de Reciclaje de Malos Humores? Póngame con el capo que sheva el asunto. 
    • ...
    • No, usted no me vale, boludo. Sho no trato con el inframundo lacasho. Necesito a alguien de altura, de mi altura.
    • ...
    • Cabashero, no me haga sonreír. Se me conoce bien en todas partes y no es momento de identificarme ante un mucamo iletrado. Rápido, shame a ese chabón y que se venga para acá.
     ¿Viste? resulta perturbador que una dama de alcurnia como yo, tenga que esperar al esbirro burocrático de turno para poder preguntarle como funciona ese nuevo organismo que ha montado el letal gobierno forajido para reciclar la mala hostia ciudadana y según dicen, producir energía renovable. Otro chiringuito más con el dinero de todos. Sinvergüenzas. Menudo quilombo. Así va el país. Lo que son capaces de hacer, para no asumir sus responsabilidades. Pero bueno, habrá que conseguir información para poder soltar mis soflamas cuando hasha ocasión. Por algo, siendo un espíritu renacentista, también soy periodista. "Comprometida con la sociedad y con potencial para contribuir a forjar el futuro del mundo" o así dijeron los que me premiaron.
    •  ¿Es usted el mandamás? En primer lugar debo decirle que son ustedes, unos indecentes ¿le parece normal que me pongan una diabólica música heavy mientras espero
    •  ...
    • ¿De Slayer? ¿Y qué me importa a mí si es de Slayer o de Slayor? ¿No les shega con querer amansarnos  con cursilerías en  sus anuncios a través de las pantallas de la telemanipulación del régimen? ¿Ahora también nos quieren poner música de macarras para estimular nuestra mala leshe?
    • ...
    • Sha, sha sé que no solo reciclan mala leshe y además no quiero entregarles la mía que es de abolengo. Tampoco les voy a entregar mi mala bilis; ni mi mala sangre, la roja me sobra; ni mi mala hostia, que no soy cura. Solo mi mala baba.  Tengo 30 barriles que he ido almacenando día a día desde que empezó lo del Covid-19.
    •  ...
    •  Pues unos 50 litros por barril  más o menos y que conste, que los pongo a su disposición, a pesar de mi adversión a esas lindezas, para demostrarles que la gente de bien también puede ser solidaria. 
    • ...
    • No me lo agradezcan tan pronto, quiero que me la paguen con mucha guita. A tocateja y sin descuento, que son capaces de venirme con que les haga una rebaja por ser los causantes de mi disgusto y por tanto, de mi abundante producción babosa.
    • ...
    • Sí, no lo voy a negar, también me quiero desprender de ellas porque ocupan mucho espacio y casi ni puedo andar por mi casa. Aunque es señorial, la tengo petada con armatostes antiguos que me legaron mis linajudos antepasados y no es cuestión de tenerlo todo patas arriba por culpa de unos bidones de plástico. Pero no sé confunda, eh, no soy una ecologista lechuguina.
    • ...
    • ¿Pruebas de PCR a mis barriles para comprobar que no hasha infección? Pero bueno, hasta ahí podíamos shegar. Mi mala baba, es baba nobiliaria, baba Gran Reserva.  Si mi baba fuese vino, solo la encontrarían en lujosas tiendas gourmet de lugares exclusivos.
    • ...
    • ¿Pero cómo puede decir eso? Es puro producto nacional aunque sho haya nacido fuera. Pasaría la prueba del algodón de Alfredo, mi meticuloso mashordomo y la limpieza de sangre de la Santa Inquisición. Inmune a contagios y a mestizajes. Mi baba es mala baba patriótica y de cristiana vieja. Es baba de gran dama criosha y de vetusto barbudo colonizador. Una mala baba como Dios manda y demanda. La que nos dio prestigio y poderío en todo el orbe cristiano e incluso en tierra de gentiles y herejes. No se lo digo, pobre gato, para presumir de mi licenciatura en historia por Oksfodd, donde obviamente usted no valdría ni para pasar el cepillo al bombín del portero de mi colech.
    •  ...
    • No, no y no, si ponen condiciones sanitarias  no hay trato, papafrita. 
    • ...
    • No cedo. Quédese con su reciclaje, gusano asalariado a sueldo de algún ente opresor de sospechosa procedencia. Si es necesario, fíjese bien lo que le digo, si es necesario emularé a los viejos héroes de nuestra historia patria y me comeré mi propia baba al servicio de Esp...
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    30 abril 2020

    Desconfinado, anaranjado y rigurosamente vigilado

    El tipo que salió del confinamiento era un perplejo manojo de pelos, miedos y deseos aplazados.  En su mano, la pantalla del móvil se había convertido en un pasaporte de identidad naranja, lo cual no era una buena noticia. A los de su condición, en un temprano fake o quizás en un esbozo de norma abortada por las autoridades, les llamaban Elementos de Limitada Utilidad Social (ELUS). Los ELUS  eran uno de los supuestos cuatro grupos en las que habían dividido a la población, gracias a una aplicación  de uso obligatorio en el smartphone que tenía el loable propósito de rastrear a la gente, dividirla en grupos y evitar la expansión de la pandemia. Era una aplicación sumamente poderosa, con un sistema de geolocalización que emitía señales de alarma si el usuario pretendía apagarla.

    El grupo de identidad verde incluía a individuos que demostraran a través de algoritmos corregidos, tener una irreprochable salud física y mental  así como hábitos positivos que garantizasen un futuro halagüeño y poco costoso para el sistema sanitario. También incluía a  otras personas que sin llegar a tan altos parámetros fuesen valiosas en el ámbito de la sanidad, la educación o la gestión pública. En las primeras informaciones fueron calificados como Elementos de Prioritaria Utilidad Social (EPUS) y les estaba permitido actividades libres en cualquier entorno aunque apartados de las otras categorías.

    En el grupo azul estaba el personal de servicio: los que limpiaban quirófonos o tanatorios, las personas que atendían las cajas registradoras, transportistas, repartidores, soldados, policías sin rango y demás personal invisibilizado antes y después de la pandemia y aplaudido en el apogeo de ella. Eran los que antes  de la piadosa modificación fueron denominados Elementos de Considerable Utilidad Social (ECUS). Para ellos se habían dispuesto un espacio delimitado de 800 metros alrededor de sus puestos de trabajo, fuese fijo o móvil, en horas laborables y 3 kilometro alrededor de su domicilio siempre que se respetasen la separación de grupos.

    En el tercer grupo, con pasaporte rojo, estaban los vulnerables y dependientes de cualquier condición que exigían cuidados especiales fuera de los centros sanitarios, por eso se les bautizó primariamente como Elementos Amparados por la  Utilidad Social (EAUS). Se habilitaron  antiguos espacios fijos y nuevos recintos en residencias, hoteles, centros educativos y pabellones deportivos a donde fueron trasladados según su tipo de afección. Las ONG's lamentaban el hacinamiento y la deshumanización en aquellos ambientes para la que recaudaron firmas pero no consiguieron mejoras.

    Quedaban los naranjas. El resto.  Con una posición subalterna y circunstancial. Desde su intangibilidad no contaban con ninguna organización benéfica que les apoyase, por lo tanto eran carne de cañón para grupos ultra que hacían uso de su desatención mediática para insuflarles odio de clase, no tanto hacia los sectores privilegiados como hacia los protegidos del sistema. Cierto es que los naranjas siempre habían hecho mucho ruido en los bares y que Internet les ofrecía plataformas para demostrar su descontento;  pero no se sentían satisfechos, el malestar era parte  consustancial de su ser, una forma de vida y de rebelarse frente al mundo.

    El tipo que salió del confinamiento no era un modélico naranja cabreado. No era de esos que especula de todo, un todólogo. Cuando hablaba no se ponía intenso,  ni hinchaba el pecho,  prolongando los silencios, para luego soltar cuatro frases tópicas y socorridas como si fuesen de un ingenio descomunal. Cuando escribía, evitaba los excesos de la contundencia y procuraba matizar sus argumentos escapando de las fáciles y tranquilizantes dualidades que te permiten caminar placidamente arropado por tu propia camarilla. No era un activista vehemente, ni un gurú visionario, ni  un cuñado viscoso. No tenía un tropel de amigos en Facebook de los que estar pendiente, ni un tropel de amigos poniendo un "me gusta" a sus entradas en el Facebook. Tenía cierto contacto con VIPs pero estos apenas le conocían de vista, estaba para hacer bulto y los bultos siempre son renovables.
    El tipo que salió del confinamiento sabía que más allá del portal sería un producto consumible, desechable y vigilado en la nueva sociedad  estamental. No era para echarse a reír,  pero se sentía renovado y casi divertido de tener algo tan poderoso contra lo que luchar.

    16 abril 2020

    Yo me quedo en mi propio yo

     Nunca escogiste vivir en el plano teórico pero fue lo que te enseñaron desde muy pequeño. Teorías, principios, conceptos, definiciones, etiquetas, teoremas. Fórmulas magistrales que te sirvieron para fabricar el castillo de tu identidad.
    Terminaste por comprender que la realidad era una falacia engañosa e intrincada si no era capaz de superar unos mínimos controles de calidad. Antes había que limpiarla de excrecencias. Liberarla de excepciones. Reconducirla por el camino recto evitando innecesarios rodeos y esas espesuras farragosas que no llevan a ninguna parte y solo generan confusión e incertidumbre. 
    La realidad debe ser recta, cabal y luminosa. Como una luz en medio de las nieblas o una autopista que abriese el Amazonas como un puñal.
    De esa manera construiste tu mundo, claro y preciso. Sabiendo en todo momento cual camino escoger. Trazando líneas maestras para separar divergencias. Los nuestros a un lado, los contrarios al otro. Yo aquí, en el centro de mi propio castillo personal, y vosotros allá ocupando círculos concéntricos y progresivamente más alejados
    Te fue bien, nunca engañaste a nadie. Aunque tus detractores te acusaran de falta de flexibilidad.  ¿Falta de flexibilidad por cumplir con tus principios y axiomas?
    No había sido suficiente, habías construido un precario castillo de arena y la epidemia lo ha chafado. Maldita epidemia. Maldita la vida siempre tan imprevisible.
    Deberás construirlo de nuevo solo para ti mismo y sin la presencia obscena de los demás. A salvo de cualquier contingencia. 

    Podrás recrearte mientras perfilas las almenas, allanas el adarve y haces un bonito foso para que no te invadan las alimañas dañinas. Allí dentro, serás feliz y estarás a salvo de cualquier riesgo. Nadie te conocerá. Nadie contemplará la majestuosidad de tu torre de homenaje ni la austera elegancia de tu patio de armas. 
    No importa. 
    Podras diseñar cada detalle con mimo y será más fuerte, más sólido, más hermoso. Disfrutarás con él y en él, sin temer a interrupciones, conflictos y contagios. 
    Los castillos de los demás acabarán recalentados por el sol. Ablandados por el agua. Pisoteados por la gente. No están seguros en la intemperie. Nadie está seguro ahí fuera. Mejor no corras riesgos.  
    Tienes que expresarlo de forma rotunda y repetirlo sin cesar: yo me quedo en mi propio yo. Encerrado allí dentro, disfrutarás de tu obra. Tu obra definitiva.
    A cubierto.

    08 marzo 2020

    Nadie nos dijo que éramos quebradizos

    Nos creíamos a salvo de cualquier zozobra en nuestras confortables torres de cristal. Todo parecía fácil, asequible, cercano a la felicidad. En cada torre habitábamos solo aquellos que habíamos merecido vivir allí. Éramos personas programadas para convivir gracias a un complejo sistema de algoritmos establecidos por los grandes consorcios informáticos. Al contrario de lo habitual en los programas de telerrealidad, no fuimos elegidos para la confrontación. Dentro de cada torre solo nos relacionábamos con afines según el perfil dibujado por nuestro baremo de actividad en Internet y después de pasar por pruebas físicas y psicotécnicas que lo confirmaban. No había disputas, no había enfrentamientos insalvables, ni siquiera añorábamos a nuestras familias naturales de las que ignorábamos su suerte. Todo parecía ideal e incuestionable y más cuando nos contaban el caos y la miseria que soportaban los inadaptados que vivían a ras de suelo.
    "Pobres diablos" comentábamos en voz alta y en tono condescendiente para disimular nuestra falta de compasión. En realidad, muchos se sentían mejor imaginando el declive estrepitoso de los de abajo. El mal ajeno es un estímulo culpable pero satisfactorio para los seres ensimismados en su propio bienestar.
    Nuestros sentimientos de superioridad venían reforzados por el tipo de ocio cultural que nos estaba permitido. Se había proscrito la ficción no virtuosa. La narrativa y la cultura audiovisual debían ser constructivas y sometidas a estrictos criterios morales. Los ensayos librescos, con los que nos atosigaban día y noche, debían ser aleccionadores y edificantes. La bondad debía de ser premiada, la maldad castigada sin tregua. Finalmente,  en caso de duda, había que recurrir a la autoayuda o a sesiones de autoafirmación impartidas por programadores terapéuticos especializados. 
    Ya no importaba de que lugar venías, ni quien eras, ni el grupo social del que procedías, ni si eras hombre o mujer, blanco o de color, honrado o humillado, explotador o explotado. La búsqueda narcisista de la felicidad era el alfa y el omega de todo lo que constituía nuestra existencia en nuestro confortable cobijo. A salvo de extraños.
    Así estaban las cosas cuando nos infectó el virus...



    y rompimos las paredes de las probetas.