28 enero 2006

Firmas

Estoy seguro que muchos de los incondicionales de Ferrán Adriá se ríen de sus vanguardistas teorías gastronómicas en sus propias casas cuando, lejos del mundanal ruido, se echan entre pecho y espalda un recio y tradicional plato de lentejas. Sin embargo, consideran que Adriá es un artista de los fogones ya que sus platos tienen firma, es decir, su cocina es cocina de autor y así dentro de cien años, nadie se acordará de la gelatina de trufa con piel de bacalao o de los raviolis de sepia y coco pero sí de un señor que revolucionó la cocina de su tiempo aunque a esas alturas la gente común no tendrá ni pajolera idea de en que consistía tal genialidad. Nos guste o no, esa es la esencia del arte: una obra con firma e incluso, en estos tiempos tumultuosos, una firma como obra tal como han sabido entender los graffiteros callejeros. A los creadores de las catedrales medievales les importaba una higa que se supiese o no que ellos eran los autores de sus asombrosas construcciones ya que no estaban contaminados por la idea del prestigio personal. Hoy, en cambio, hasta los entrenadores de fútbol firman sus tácticas. A falta de una divinidad a la que entregar nuestros esfuerzos, asesinada por la ciencia y la proverbial estupidez de la grey eclesiástica, inventamos un mundo de firmas esperando quiméricamente que eso nos garantice un pase a la gloria, es decir, al recuerdo ajeno, dando por hecho que el recuerdo es la única forma de eternidad que nos es permitida.

12 enero 2006

¿Hay vida después de los treinta?

  • Ya sabes que los científicos han averiguado que hay vida más allá de los treinta.
  • Venga ya, eso es ridículo. 
  • ¿Y que me dices de los invisibles? Bien sabes que todos los domingos viene a comer a mi casa uno de esos seres. Ese que siempre insiste en que le llame “mamá”. Yo le sigo el juego, es lo mejor con los invisibles, pero esa absurda pretensión de que un ser tan arrugado pueda ser mi madre no deja de parecerme una inquietante posibilidad. 
  • ¿Pero como vas a comparar tu maravillosa vida de treintañera guapa, independiente y liberal con la vida de un oscuro ser condenado irremediablemente al ocaso? 
  • Ellos alguna vez también debieron de tener treinta y tantos ...¡digo yo! 
  • Pero ésta ya no es su época. Están gagá. Se les pasó el arroz. Se les fue el tren. Definitivamente el tiempo los ha derrotado. Su único objetivo, el único que se pueden permitir ahora que son invisibles, es recordar con nostalgia sus momentos de plenitud. 
  • En nuestro caso, nuestros tiempos de eterna plenitud. 
  • Hummmmmm, que maravilla. Reconoce que es un chollo vivir permanentemente dentro de una serie americana. 
  • Ahh ¿entonces ésto no es la vida? 
  • ¡Qué va! La vida es otra cosa tirando a aburrida e insustancial. Lo nuestro es más bonito y sobre todo ...da el pego.