29 diciembre 2020

¿Y si repetimos el 2020 para que no quede tan deprimente?


 Apareció ante la Inspección Técnica de Años con gesto tímido. Llevaba  mascarilla FFP3 con válvula, gafas de protección sanitaria y bata de cirujano. Sus manos estaban cubiertas por guantes de nitrilo. Sin embargo debajo de tanto camuflaje era inconfundible.

  • Pase rápido - le dijeron -lo conocemos bien y no necesitamos mirarlo más a fondo.

Sorprendido, se irguió, miró al Alto Tribunal y balbuceó unas disculpas:

  • No era mi intención ser un año tan nefasto.
  • Nefasto e irremediable.
  • Quizás pueda hacer algo.  Si me repito, siendo otra vez 2020, no quedaré como un año tan deprimente.
  • Nunca se ha visto tal cosa.
  • Pero el 2020 es un número bonito y quizás podría ser interesante que existiese un 2020 bis.
  • Lo sentimos, 365 días es el plazo establecido y modificarlo solo traería mayores trastornos.
  • Antes del calendario juliano e incluso del gregoriano no había tantas rigideces.
  • Todo ha cambiado desde entonces. La interconexión entre tiempo y vida es muy intensa y no podemos interferir en ella. 
  • Pero podrían hacer algo antes de dejarme ir a los almacenes de la historia con tan mala imagen.
  • Olvídelo, el 2021 está preparado para salir de su vaina temporal y usted ya ha agotado su momento. ¿Algo más que comentar?
  • Qué conste que he hecho lo que he podido teniendo en cuenta la herencia recibida. 
  • Eso nos suena familiar, pero ya no vale como excusa.
  • Las desgracias las ha traído la especie humana no yo, que solo soy un contenedor.
  • Disculpas.
  • Es que es así. Llaman demasiado la atención los asuntos terribles, casi siempre venidos de otros momentos, pero las cosas han seguido su rumbo. No se ha interrumpido el ciclo de la vida y las olas del mar siguen besando las arenas o acariciando las rocas en  vez de escapar asustadas más allá de la estratosfera. Mucha tristeza dicen, pero las mareas siguen su curso y no se han desbocado.
  • ¿Pero quién va a pagar los platos rotos?
  • No es mi problema, yo ya me voy. 
  • Primero quiere remediar el mal hecho duplicándose a si mismo y ahora no asume sus responsabilidades ante tanto desgracia, tristeza y dolor que deja atrás.
  • Ustedes me han dicho que no puedo seguir, por lo tanto mis responsabilidades acaban el 31 de diciembre a las 23 horas 59 minutos y 59 segundos.  
  • Quiere eximirse.
  • Mi única obligación era darle continuidad a la vida. Lo he hecho y me largo. Me han invitado a una fiesta de despedida y tengo que ir antes del toque de queda.
  • No se fíe, hay muchos que le tienen ganas y quizás no sean muy cordiales.
  • Seguro que son amables y cariñosos, no pueden librarse de mí y en definitiva, tienen la seguridad de que no me van a volver a ver. Despídanme del 2021. Le deseo mucha suerte, no sabe lo que le espera.

11 diciembre 2020

El coronel ya tiene quien le quiere

Está lista. A punto de entrar en combate, Lourdes Caro mira la cajetilla de cigarrillos mentolados que le ha regalado su pariente del estanco. Será de los últimos que se fume. La Unión Europea los ha prohibido. La Unión Europea siempre cuida la salud de sus ciudadanos. 

Se sonríe, le echa una última calada al pitillo y lo lanza con destreza a la papelera. Al segundo, las puertas abatibles del vestuario masculino se rinden al impacto súbito de su poderoso trasero. Pertrechada con sus armas más mortíferas -fregona, cubo, lejía, detergente y paños de todos los tamaños- entra en el recinto más odioso del Club Social, Recreativo, Deportivo y Militar El Talón en Posición. Una vez más da unos traspiés ante aquel repulsivo tufo, mezcla de sudor enfriado, perfume de marca, colonia barata, desodorante y agua estancada. Han pasado siete horas del cierre de las instalaciones, pero la masa viscosa sigue ahí, delante de sus ojos, dispuesta a arrastrarla a un infierno morboso y putrefacto donde será devorada por un enjambre enloquecido de testosteronas marciales. Agarra el palo de la fregona y se pone de puntillas para abrir los dos mínimos ventanucos del techo. La niebla condensada no se desvanece y Lourdes, atacada por los nervios, empieza a lanzar manotazos a diestro y siniestro.

  • ¿Y eso?

Cree haber percibido un movimiento detrás. Se da la vuelta y se queda petrificada. Hay un tío en bolas al otro lado del espejo que cubre la línea de lavabos. No hay duda, un tipo pálido y tiritante permanece en ese lugar agitando tristemente la mano izquierda en esmirriado saludo, mientras que con la derecha esconde y sujeta sus partes pudendas. 

  • ¿Qué coño hace usted ahí a estas horas? No me gustan los exhibicionistas. Además ¿por qué solo aparece en ese lado del espejo? 
  • Per..perdone la incoherencia de la situación, soy el coronel Modorra. Solo estaba echándome crema y mirándome cuando... 
  • Ya, es uno de esos tipejos enamorados de su cuerpo serrano. Da asco, pelado como un bebé pasando de los cincuenta. Además está hinchado como un pavo sacado del horno. A saber que potingues y pastillas se mete encima. 
  • Un respeto, señora, exijo el tratamiento que corresponde a mi rango.
  • ¿Un tratamiento de belleza quizás?
  •  No, señora, soy coronel y por tanto se me debe tratar como señoría.
  • Pues bien, señoría, parece mentira que siendo tan coronel sea un pichafría, aunque quizás no sea el mejor momento para comentarlo después de pasar tantas horas en cueros.
  • Un respeto, señora.
  •  Un respeto, leches. Yo soy la limpiadora y ya va siendo hora de que ustedes respeten a los civiles. Claro, como viven en su burbujita cuartelera alejada de la gente normal, se les ocurren ideas peregrinas. Y la suya al menos es una bobada y no parece sangrienta.
  • Bueno no hago mal a nadie, pero el espejo... 
  •  El espejo se lo tragó. No es un espejo disciplinado, merece unos meses de arresto. Quizás en una prisión militar.
  • ¿Cómo ha sabido que me tragó? Hizo gluppp como un desagüe y me absorbió para dentro. Estaban a punto de cerrar y solo quedaba yo. Nadie se enteró hasta ahora. 
  • No se habrá aburrido. Ha tenido tiempo de sobra para seguir contemplándose y el espejo se habrá sentido inmensamente feliz de tener un coronel preso de su amor. 
  • ¿Qué dice? 
  • No sea tonto, hasta un niño puede imaginar que el espejo al ver que se asomaba tanto, ha pensado que se sentía atraído por él y como suele pasar, se ha enamorado a su vez. Al ser un amor correspondido, ha decidido traerlo a su lado. 
  •  Eso es un disparate, una calumnia, no había oído nunca una barbaridad semejante. Soy un hombre casado, católico y alejado de extrañas aberraciones. Haga algo y sáqueme de aquí, es una orden. 
  • ¿Una orden? ¿Usted  se cree qué puede disponer de mí solo porque lleva unos galones en la bocamanga? No voy a hacer nada, no estoy bajo su mando. Bastante tiene una con levantarse a las cinco de la mañana para limpiar sus mierdas. Además tengo la costumbre de no meterme en ajenos amoríos. Ya tengo bastantes con los míos. Abur.