26 diciembre 2016

No te fíes ni de monos ni de alces


  
  • Me da pena volver a esta historia, Pica. Me siento estafado por lo que pasó luego.
  • Es Navidad y en estas fechas es obligado dejarse arrullar por historias edificantes y positivas.
  • Pero es injusto contar solo la parte que interesa y olvidarse de lo que vino cuando hubo que repartir el poder entre los triunfadores.
  • Para tu consuelo, Pega, piensa que el viejo escarabajo usa esa historia como parábola moral para conseguir que sus discípulos entiendan eso de que "la unión hace la fuerza". Al final los pequeños escarabajos consiguieron la fruta.
  • Pero el viejo se la comió, Pica, no lo olvides. Con los alces ocurrió lo mismo.
  • Sí, Pega, la verdad es que el cuento tiene su toque irónico al final y refleja una realidad que hemos conocido.
  • ¿Por qué confiamos en unos alces jóvenes y descerebrados? Nosotros somos urracas y siendo seres volátiles estamos muy por encima de esos estúpidos comehierbas.
  • Son muy vistosos con su poderoso tamaño, sus hermosas cornamentas y sus arrogantes siluetas paseando por el bosque y éstos dos, aunque revelaban deficiencias, tuvieron la suficiente destreza como para acabar con Relámpago.
  • Acabaron en aquel momento, Pica. Cuando recuperó el poder, se hizo más fuerte.
  • Sí, la verdad es que los jóvenes alces no estuvieron a la altura y consiguieron el retorno triunfal de Relámpago.
  • ¿A la altura? ¿Crees que después de su inesperado triunfo es normal ponerse a discutir si la victoria es producto de las astas de Morris o del poderío corporal de Bálsamo? Urraca, no me jodas.
  • Eran jóvenes y pensaban que el mundo se arreglaba ganando batallas, recuerda como sus partidarios se dividieron en dos bandos enfrentados.
  • Sí, Morristas y Balsamitas se pasaban el día dando el coñazo en cargantes e interminables combates cuerpo solo para enseñarnos el poder de sus astas.
  • Rumiantes al fin y al cabo.
  • También intervinieron monos ¿te acuerdas de aquel que se daba aires pretenciosos de intelectual y decía tener la verdad absoluta porque encontró tiradas bajo un árbol unas gafas redondas?
  • Sí, claro, aquel que contaba que era un profesor reconocidísimo en una reconocidísima universidad de primates.
  • No te fíes de monos.
  • Ni de alces.
  • Menos mal que somos urracas, Pica.
  • Menos mal, Pega.

  • (Otra historia de Pega y Pica. El resto en este enlace))

12 diciembre 2016

Consejos para habitar una vieja mansión

  • Pasen y vean, siendo ésta una vieja mansión solemne y venerable pueden estar seguros que hallarán en ella un rincón confortable para su solaz, reflexión y descanso.
  • No sabe lo que nos emociona estar entre estas históricas paredes, aquí se han vivido episodios que con los años se han convertido en fabulosas leyendas.
  • Cierto, por eso querías avisarles de que fuera del espacio que les hemos reservado en el desván, donde tendrán toda clase de comodidades, eviten mover o manipular los enseres que se encuentran en el resto del palacio. Pueden mirar, pueden incluso tocar los objetos, pero déjenlos tal cual están, nosotros nos encargaremos de su limpieza y cuidado.
  • Pero quizás nosotros podamos aportar otro punto de vista, somos gente cultivada, estamos al tanto de las nuevas ideas en interiorismo y diseño.
  • Lo siento, es una condición inexcusable para poder habitar este palacete. Hay que mantener la integridad original de la residencia tal como la dejo el viejo patriarca.
  • El viejo patriarca falleció hace 40 años ¿quiere decir que no ha habido cambios desde entonces?
  • Solo los estrictamente necesarios y respetando el diseño original. Si ha habido que cambiar una alfombra o cualquier otro objeto se ha buscado que tuviera la misma hechura, textura y color. 
  • ¿Y los inquilinos actuales aceptaron esas condiciones draconianas desde que llegaron? Tenemos entendido que entonces eran jóvenes y rebeldes.
  • Se adaptaron bien pronto, esta mansión impone mucho y si no es suficiente, cuenta con un ejército de fantasmas para dejar las cosas en claro.
  • No va a ser fácil después de todo, reina aquí un espíritu demasiado conservador,
  • No se desanimen tan pronto, el desván es muy amplio y cuenta con una buena biblioteca y amplios espacios para que ustedes puedan seguir teorizando sobre interiorismo y rediseño de viejos palacios carcomidos por el tiempo. Incluso podrán traer a alguno de sus pupilos para instruirles y contarles como harían las cosas aquí dentro.
  • Si ustedes nos dejaran.
  • Exacto, si nosotros les dejáramos; pero no deben sorprenderse, las teorías, incluso las más bellas, no son más que una foto borrosa de algo que está en perpetuo movimiento.
  • Aquí nadie se mueve.
  • No crea, aunque todo parezca atado y bien atado, hay movimientos incesantes. La carcoma, los ratones en la bodega, el movimiento fugaz de las moscas alrededor de las arañas de cristal o de las hormigas que corretean por el piso de la cocina en busca de pertrechos. En las raras ocasiones en que abrimos los ventanales observamos como el polvo forma una espada de luz cuando le da el sol. ¿Eso es muy moderno, no? 
  • Sí, es muy moderno. ¿Algún consejo más?
  • Ah sí, eviten el trato familiar con los criados y los servidores de la casa, se sentirían humillados con su condescendencia. Ahora son huéspedes, pertenecen a una categoría superior, mantener las distancias con nuestros inferiores es una forma de respetarles como se merecen.