30 diciembre 2021

Caza y captura de un tipo orondo y de los perniciosos trillizos


Mi amigo el inspector Fiasco me pasó el soplo y allí estaba yo, a las 7 de mañana, bien pasada la Navidad, en aquel descampado de las afueras de Kaskarilleira, mientras veía desplegar a mi alrededor los efectivos de las llamadas fuerzas de orden público.

La casa tenía los días contados, como todo lo que no se ajuste a la atrocidad depredadora de los promotores urbanísticos, esos gusanos voraces que han agujereado mi ciudad hasta el puro tuétano sin importar quien gobierne en cada momento. Con la casa desaparecería el corral con sus seis gallinas; la pequeña huerta con sus lechugas, repollos y patatas; pero también la vieja Marisa, superviviente de mil batallas, y ahora agotando sus días en una vivienda de una sobrina, mientras esperaba su condena con plaza en residencia de ancianos o húmedo piso miserable de 40 metros en la más cutre urbanización del entorno.  

Allí pues montaron su escondrijo, los cuatro malvados de esta historia a la espera de que llegara su hora criminal. Poco duró su descanso. A la mañana siguiente la policía rodeó la casa. Un chivatazo, sin duda.

  • Salgan con las manos en alto. Tenemos rodeado todo el perímetro y no tienen escapatoria posible - gritó Fiasco con el megáfono. 

Desde la casa le contestó una voz irónica y pastosa:

  • Ya tenía ganas de conocerle, Fiasco
  •  Inspector, es el gordo. Un tipo manipulador y traicionero - le grité entre los coches a mi amigo policía. 
  • Esta es buena, el inspector Fiasco y el detective Arou juntos y en comandita. ¿Tan escaso estáis de efectivos como para recurrir al reptil que te pone los cuernos con tu mujer?
Fiasco se puso tenso como la cuerda de un arco, pero aguantó el tipo. Era una dura prueba para él.
  • Pero no pienses que la culpa es de ella, eh. Para nada. A ella le va la marcha y tú no se la das. No tiene la culpa de tus gatillazos, ni del estrés que te produce la necesidad de ascender en tu curro de madero con galones. Él es más joven y lo hace mejor. Tienes que entenderla, amigo. 

Se oyeron unas risas agudas en la casa.

  • Esos son los perniciosos trillizos. Ni caso, te están provocando para que pierdas el control. 
  • ¿Qué sabe de mí? ¿Por qué nombra a mi mujer? Tú, tú no conoces a mi mujer ...¿o sí? - mientras me hablaba, ponía la cara que ponen los perros cuando quieren tu comida.
  • Tranquilo, es gentuza y usan las mentiras para dividirnos y que nos enfrentemos entre nosotros.

El inspector Fiasco se levantó como un resorte tras el coche.

  • Agáchate -le grité
El redondo seguía lanzando sapos:
  • Estás gracioso con esa pistola ahí erguido, Fiasco. Hasta pareces tener autoridad. Aunque te tiembla un poco la mano. ¿Estás nervioso? ¿No tendrás...? Bah, tampoco te vas a enterar. Eres un cagado y te saltas las revisiones médicas porque tienes miedo que te descubran que estás enfermo. Deberías de mirarlo porque ya tienes tus años. Debe ser jodido llegar a viejo y ser un simple inspector a pie de calle, desahuciando viejas en vez de estar apoltronado en un despacho. Si no fueras tan cretino, podrías ser el puto amo en alguna comisaria importante, en una empresa de seguridad privada o quizás de prejubilado con pasta, viviendo a todo trapo y viajando al Caribe gracias al fantástico plan pensiones que pudiste hacerte en tu día.
Volvieron las risas histriónicas de sus compañeros trillizos.

El inspector hizo un gesto inequívoco de apuntar hacia la casa, pero yo, tras un empujón oportuno, lo tiré al suelo. Llamé a dos policías cercanos y les pedí que lo alejasen de allí. En la casa seguía el tipo orondo con su cháchara ofensiva.  

  • ¿Por qué dice eso? -oí su voz desesperada, dirigiéndose a mí, mientras lo escoltaban a su coche. No pude resistirme a echar un vistazo a la foto que presidía la pantalla de mi móvil. Sonreí.
  • ¿No tienes plan de pensiones, Fiasco? No me jodas. Te pone los cuernos tu mujer, puede que estés jodidamente enfermo sin saberlo y ni siquiera tienes un plan de pensiones decente que te libre de pasarlas canutas si ti quedas solito en el mundo. Menos mal que no tuvisteis hijos por tu aireada impotencia. No sé como vas a pagar el piso, el chalecito que te compraste en la playa, el coche nuevo y lo que le debes a esos prestamistas por deudas de juego. Porque a ti te gusta el juego mogollón ¿Verdad, inspector? El juego es lo único que te distrae de tu vida de mierda. Tendría su coña, que al final otro inspector pringado te desahucie por tus deudas para dejarte en la puta calle. Donde mereces estar...

El golpe fue oportuno. Reventamos la ventana, entramos en el habitáculo y para evitar problemas judiciales, dejé que Entrerríos, el compañero de Fiasco, junto al resto de maderos tomasen la iniciativa de prender a aquellos pajarracos.  Me fui a la cocina que servía de laboratorio. Allí estaban, en  media docena de soportes, una colección completa de tubos de ensayo repletos de nuevas variantes del covid dispuestos a ser propagados por aquellos desalmados.

Volví a la habitación principal. El nuevo jefe del operativo había colocado en fila a los delincuentes. Al rollizo lo habían amordazado para que callase un rato y los otros tres eran casi indistinguibles tan flacos y parecidos.

  •  Empecemos por el reconocimiento. Usted es el hermano mayor:
     
    Luego está el gordo parlanchín. Quítele la máscara, agente, quiero verle el careto a este bellaco. Si dice alguna chorrada, no usará más la lengua.
     
    Ahora pasemos al segundo hermano.
    Vale, ahora al último.
    Están estupendos ¿Quiere sacarles una foto para tener un recuerdo, detective Arou?
     
  • Venga, vamos a ello, pero mejor todos juntos. Así muy bien. Le mandaré una copia al inspector Fiasco para que se recupere del susto y pueda utilizarla para felicitar a sus amistades.  Incluida a su esposa.
    (Capítulo 61 de Kaskarilleira Existencial. Aquí están sus otras historias)

    16 diciembre 2021

    Hay que parar a esos alborotadores


    • Ha llamado el sargento. Tenemos que parar un alboroto allá arriba.
    • ¿Allá arriba, en el tramo más chic del barrio?
    • Me ha dicho que se escucha música atronadora en la calle y los vecinos están que trinan. 
    • Esos pijos del Mayfair se asustan por cualquier cosa.
    • Pues le ha llamado la señora Amies -la mujer del sastre de la reina- indignadísima, ya que con el susto se hizo añicos la tacita Spode Stafford que sostenía en su mano cuando tomaba el té de las cinco.
    • ¡Pero si no son ni las cuatro!  
    • La gente elegante toma el té de las cinco a las tres. Por si fuera poco, los chupatintas han salido en masa de sus oficinas para saber de qué va la cosa.
    • Bah, esos están tan asfixiados y aburridos en sus tugurios malolientes que necesitan cualquier desahogo para escapar de la rutina.
    • Lo nuestro es saber lo que pasa y  acallar ese ruido, Ray. ¿Qué tal si tarareas el tema de esa pareja de hippies yanquis con el que me das siempre la lata? ¿Cómo se titulaba?
    • No te burles, lo sabes de sobra, Sound of Silence de Simon y Garfunkel. Y no son hippies, son gente decente que vive en Nueva York.
    •  Tremendo, Ray, vamos a salir en la peli de los Beatles. ¿Nos darán un ascenso o alguna clase de premio por ponernos tan serios y pomposos a la hora de hacer cumplir la ley?
    • ¡Qué va! El único premio será pasar a la historia como los policías pringados que intentaron parar el concierto de los Beatles.
    • La verdad es que no nos dieron ni un puñetero autógrafo, tocayo.
    • Apenas nos hablaron, Ray.
    • Claro, éramos los malos de la película.
    • Paul se disculpó y Ringo soltó la gracieta de que le pusiéramos las esposas. Estaba todo muy preparado. Sabían que íbamos a ir y tenían las cámaras escondidas.
    • Estos chicos se han echado a perder.
    • La verdad es que antes me gustaban, cuando iban trajeados y pulcros. Entonces no se drogaban, no iban con rollos místicos, ni llevaban esas pintas. 
    • Hablas como el clásico madero carca, pero tienes razón. El dinero y las  malas influencias acaban con las buenas intenciones 
    • Y con las buenas canciones.
    • Por ejemplo esa china me da mala espina.
    • Bobo, no es china, es japonesa.
    • Da igual lo que sea, dará que hablar.
    • Seguro. Es artista, está con Lennon y hace cosas raras para dar el cante aunque en realidad  hasta cuando chilla lo hace fatal.
    • El arte actual es una mierda, se quedó sin temas y solamente busca provocar.
    • Cierto, sin embargo los Beatles tienen lindas canciones y les ha ayudado en esta ocasión. Si fueran unos que yo me sé ...
    • ¿Qué pasaría?
    • Pasaría que si llegan a ser los Rolling Stones ...¡me los llevo por delante a porrazos!
    • ¡Serás cafre, tocayo!

    (Las opiniones de los personajes no tienen nada que ver con las opiniones del que los ha creado. Si están basados en personas reales busco la verosimilitud y en este caso más que nunca, ya que mi adoración hacia estos chicos de Liverpool fue, es y siempre será desmedida)

    25 noviembre 2021

    Baja y da la cara, escritor


    Son las cuatro y  diez de la mañana. Estoy asomado en el borde de una colina y hace un frío del carajo. Mis prismáticos de visión nocturna me permiten ver la pista de despegue y el enorme hangar desde donde el siniestro Doctor Krapp enviará su nueva remesa de políticos populistas pasteurizados a diferentes países. 
    Recibí la llamada tres días atrás.
    • La próxima entrega será el 27 de noviembre antes del amanecer. Tienen una pista propia más allá de los antiguos terrenos de la central térmica. Es difícil no verla, está en el único monte que no tiene aerogeneradores jodiendo el paisaje.
    • ¡Te tengo, Krapp, maldita sea! -grité triunfal para mí mismo.
    "Maldita sea" he gritado ahora. Son las cinco y cuarto de la mañana. Solo hace unos minutos que ha  aterrizado la avioneta plateada que había empezado a rugir fantasmal en el cielo estrellado cuando encendieron los focos. Nadie ha salido del aparato, pero sé que ahí no está el perverso doctor. Debe llegar por tierra para poder entregar la mercancía.
    Ocho minutos para las seis y Krapp no aparece. Estoy inquieto, nervioso. ¿Será que no puede entregarla a tiempo por la crisis global de suministros? No me lo creo, esa cantinela puede  ser usada para acojonarnos pero no va con él. El cabrón se siente por encima del bien y del mal y seguro que fabrica sus propios microchips o tiene acuerdos con los que dominan el mercado en Corea del Sur o Taiwán.
    Siete y tres minutos. ¿Dónde estás, Krapp? ¿Dónde te escondes, déspota cruel?
    • No me escondo. Estoy al otro lado de la pantalla. Escribiendo tu historia.
    • ¿Mi historia? ¿Eres el supremo hacedor? Baja y da la cara.
    • Soy tu hacedor, el que te ha inventado y te aseguro que no me apetece nada pelearme contigo ahí abajo a las 7 y pico de la mañana con un frío de la leche en pleno mes de noviembre. Estoy aquí, muy tranquilo y confortable en mi sillón, pensando en lo que vas a decir ahora.
    • ¿Entonces mi boquita es la tuya, campeón?
    • Es lo bueno de ser un dios, ¿Te gusta el tono chulesco que te acabo de poner?
    • Al parecer solo soy tu marioneta sin nombre.
    • Tienes nombre, eres Fiz Arou, detective privado en Kaskarilleira. No te quejes, has sido protagonista en muchas de mis  historias y hasta en una de principios del 2018 he dejado que me replicases.
    • Me acuerdo, me dejaste en una taberna de un asteroide de Saturno durante más de un mes y en plenas Navidades. 
    • No lloriquees tanto,  solamente las criaturas privilegiadas pueden tener contacto directo con su deidad. Tus compañeros del blog nunca llegaron a tanto.
    • Menos monsergas, tú lo que quieres es hacer una entrada original para pasmar a tus lectores.
    • Difícilmente voy a pasmarles con un título tan explícito y si mis broncas contigo ya tienen antecedentes.
    • Al final vas a ser un letraherido al que debemos compadecer. Pobrecito.
    • Te recuerdo que tú no existes, solo eres un personaje.
    • Un personaje al que antes de este inútil diálogo, abandonaste a su suerte en una colina.  ¿No te acuerdas o estás falto de ideas?
    • Te dejo con la duda. Quizás no me apetecía trasladarme hasta allí por el frío. Es duro ser personaje y autor de tu propia historia. Ahora voy a terminarla.
    • ¿Vas a cortarla a las bravas? Te falta tu típico final sorprendente, Woody Allen.
    • Sí, esta vez voy a ser previsible, Fiz.
    • Defraudarás a tus lectores.

     (Capítulo 60 de Kaskarilleira Existencial. Aquí están sus otras historias)

     
     

    11 noviembre 2021

    Salvando a la niña que avergonzó al Emperador


    Diario de navegación del detective privado Fiz Arou a bordo de su contenedor de basura transtemporal y en ocasiones salvacuentos.

     Llegué muy a tiempo. La procesión había empezado. El Emperador salía de palacio bajo palio y con aire pomposo. Las multitudes, debidamente sobornadas con bolsas de bocadillos, chuches para niños y días de asuntos propios, empezaron a aclamarlo en voz alta como a un Generalísimo cualquiera. Por debajo comenzaron  a oírse silbantes cuchicheos al ver al gobernante en cueros. 

    Intrépido como siempre, me interné entre la muchedumbre a base de oportunos codazos y algún certero rodillazo. Sabía lo que iba a pasar, pero no estaba seguro de donde se produciría el suceso. Es lo malo de los cuentos, no hay GPS y tienden a la indefinición geográfica. Solo me ayudaba mi intuición detectivesca. Muchos niños iban a su aire y sin tutela paterna, lo que me resultaba un extraño arcaísmo. Por si fuera poco, portaban ramos de flores y en vez de jugar con el móvil estaban expectantes hacia lo que ocurría a su alrededor.  Una joven adolescente se destacaba del resto. Se había encaramado ágilmente a la punta de uno de los pabellones destinado a la Corte justo enfrente al que ocuparía el emperador.

    • Esa es - me dije.
    • ¿Una chica? -me contesté.
    • Hans Christian le cambió el sexo -le respondió mi lado espabilado.
    • Maldito patriarcado- se atrevió a sentenciar mi parte dubitativa.

    Me puse debajo del tinglado y esperé la ocasión. Cuando llegó el desfile real oí el esperado: 

    • "¡Pero si no lleva nada!" 

    Y haciéndome pasar por el padre de la criatura solté aquello de: 

    • ¡Dios bendito, escuchad la voz de la inocencia!"
    • Oh, oh, oh -soltó el rebaño

    Andersen comenta que el Emperador se puso todavía más altivo que antes y siguió como si nada. No es cierto, yo vi a un tipo abochornado, colorado como un tomate en sazón y con la dignidad por los suelos. Andersen es un cuentista.

    • Larguémonos - le grité a la adolescente
    • ¿Por queeeé? - me soltó sin moverse.
    • Porque los adultos no soportan que los niños los tomen por idiotas y después de las aclamaciones por quitarles la venda de los ojos, vendrán a por ti. Y no con buenas intenciones.
    • ¿Y tú quién eres para tratar de salvarme?
    • Fiz Arou, detective privado en contenedor y recomponedor de historias mal acabadas. Baja ya si quieres salvar el pellejo.
    Se deslizó como una centella bajando por la barra y aterrizó a mi lado. La gente estaba inmovil, en estado de muda estupefacción y solo algunas risas aisladas rompían la unanimidad de la manada.
    Corrimos sin obstáculos y mientras salíamos de la plaza le pregunté a la chica:
    • ¿Dónde viven tus padres?
    • Soy huérfana. 
    • ¿Y dónde vives?
    • En un apartamento en la playa, tengo una amiga que me lo deja cuando ella vuelve al mar.
    • ¿Es marina o pescadora?
    • No, es sirena.
    • Ah Ariel.
    • ¿Ariel?
    • Así la llaman en la película de Disney.
    • ¿Quién es Disney?
    • Uff vaya lío. Luego te lo cuento aunque no es de este cuento.  Ya estamos llegando al contenedor. Nos meteremos dentro e iremos junto a tu amiga en un momento.

    (Capítulo 59 de Kaskarilleira Existencial. Aquí están sus otras historias)

    28 octubre 2021

    Cuento del malvado espejo dando real consejo

    • Vaya, al fin te encontré, espejito mágico.
    • Perdone, señor, pero no es casualidad, lleva mucho tiempo buscándome. Lamentablemente, estoy al servicio exclusivo de la reina y usted solo es el monarca.
    • ¿Solo soy el monarca? No me puedes hablar así ¿Acaso quieres que te rompa en mil pedazos, puto vidrio mohoso?
    • Si me rompe, no tendrá con quien aliviar su desconsuelo, porque sé que ha venido a escondidas para que le ofrezca mis consejos. No se fía de la pandilla de imbéciles que le rodea.
    • Vaya, eres adivino, el Servicio Secreto me había informado de tus cualidades, pero no que llegaras a tanto.
    • Estoy en la cúspide de mi condición cristalera y me jode un poco que la reina me haya colocado en este desván roñoso del palacio. 
    • Si quieres te envío a  la sala de espejos de nuestro palacio de primavera para que puedas presumir de tu superioridad junto a los otros, aunque siendo los de allá tan ampulosos quedarás muy cutre. Lamentablemente, no tengo autoridad sobre el de Versalles y lo de darte un marquesado o una condecoración quedaría como muy psicópata, muy a lo Calígula.
    • La ironía no evitará que sigan tomándolo como la marioneta elegida para suceder al que quería ser eterno ni tampoco impedirá su ansiedad por buscar respuestas para dejar de serlo.
    • Yo no soy un muñeco, idiota quebradizo. El pueblo no me aprecia como debiera porque desconoce mis cualidades innatas.
    • ¿Se refiere que desconocen que le gustan las regatas, el vino, el papeo, los deportes, los toros, que le regalen cosas valiosas o follar como un descosido con unas o con otras? 
    • Debes disculparme, a pesar de mi exquisita educación cortesana, no conozco el protocolo para pedir consejo a un puto pedazo de cristal tan irreverente, soez y descarado.
    • Pues hasta que no lo aprenda me mantendré callado. Usted decide, majestad. 
    • Habla ya. Dime lo que debo hacer para qué la plebe tenga mejor imagen de mí y quizás te  convierta en consultor permanente de mis cuitas.
    •  Sinceramente, búsquese primero a un especialista en oratoria, ahora lo hace fatal y resulta un auténtico peñazo oír sus discursitos.
    • No te pases, soy campechano pero hasta cierto punto.
    • ¿Quiere o no quiere oír la verdad? 
    • Sigue.
    • En segundo lugar, creo que debería organizar un pollo. Una bronca de primera apoyándose en la carcunda. Esa que como está de guardia sobre los luceros no sabe lo que pasa aquí abajo. Excelsos marciales de bigotito, pero muy vulnerables. Solo se sienten seguros si usan la pistola, los galones y los lingotazos de aguardiente para defenderse. Eso sí, que el rival esté encadenado. Se lanzarán a la piscina y entonces, llegará la hora de ponerlos a remojo. Reblandecidos y amansados con la degradación y unos añitos de trullo desaparecerán de la escena; pero, ojo, si las cosas se ponen feas mejor tenerlos a mano. Su sacrificio, majestad, le convertirá a usted en el héroe de las masas, el salvador modernizador moderno, valga la redundancia.
    • ¿Has acabado, cornucopia parlanchina?
    • ¿No está satisfecho con mis consejos? 
    • Has llegado demasiado lejos y aún no te he hecho la pregunta que me ha traído hasta aquí. 
    • Atrévase, monarca,
    • Usaré la fórmula de rigor: Espejo, dime una cosa, ¿Quién es en este reino la más hermosa? 
    • Se lo diré, pero le aviso, no seré su espejo alcahuete.

    07 octubre 2021

    No hagas stop en el planeta snob

    Diario de navegación del detective privado Fiz Arou a bordo de su contenedor de basura transtemporal y en ocasiones espacial.

    Había llegado a aquel planeta perdido en busca de los egonios (ver enlace) y me había topado con aquel gigantesco monstruo, como de 3,30, que me apuntaba con un fusil láser en forma de pulpo. Afortunadamente solo tenía 3 brazos y tres piernas. No, no me preguntéis para qué quería lo de en medio.

    • ¡Wow, me encanta tu nave! Es cantidad de radical. Me recuerda a aquellos diseños minimalistas de finales del siglo XX. Ufff como debes de epatar a todo a la beatiful interplanetaria con este sencillo, pero super rotundo aparato.
    Me alegró oír una voz tan remilgada en un cuerpo tan ostentoso y más todavía poder entenderle.
    •  Bah, nada especial, amigo alienígena, apenas lo saco de Kaskarilleira porque consume mucho y los guripas me pueden poner una multa por mal aparcamiento. Lo tengo que esconder entre la fila de contenedores de basura que tengo al lado de mi casa, cerca de la playa. 
    •  Qué vida la tuya. Un auténtico explorador espacial con playa, casa, basura y todo lo demás. Aquí, en New Snobia, nadie ha visto el mar y nos suena por lo que nos contaron nuestros antepasados cuando llegaron a este planeta.
    • ¿Sois de origen terrícola? 
    • Sí, somos los descendientes de los gloriosos snobs de toda la vida. Venimos de allá cuando nos persiguieron con saña sinigual los casposos montaraces y la chusma chusquera. Afortunadamente no nos atraparon y salimos del apuro con estiloso donaire.
    • Dame detalles, es que vengo del pasado y no estoy al tanto de contingencias futuras.
    • ¿Vienes del pasado? ¡Qué chic! Te digo, el rancio cutrerío pretendía que todos fuésemos un ejército de almas rutinarias y no podían soportar a los que no entrabamos en sus hechuras. Desde que los cargantes llegaron al poder  fuimos despreciados, humillados y vilipendiados sin cesar. Nos llamaban frikóticos y redichos, se reían de nosotros y nos querían hacer ingresar en centros de reeducación normativa. Nuestros adversarios eran una pandilla de energúmenos militarizados que querían hacernos picadillo a base de rastreras consignas ¿Has visto alguna vez semejante trato a la creme de la creme?
    •  No me dices nada nuevo, en mis tiempos también está mal visto romper las filas de la unanimidad y mantener el propio paso. Además con las redes sociales e Internet la cosa se ha agravado mucho
    • ¿Todavía usáis esa mierda? Ufff realmente estáis en la era cavernícola. Seguro que los velocirráptores os darán mucha guerra.
    • No, se han extinguido los muy cabrones y además yo no vivo en Mongolia como vivían ellos.
    • Vaya, vaya, creo que debo prestar más atención a las clases de historia. Pues siguiendo con nuestros pioneros terrícolas,  la opción era clara: o nos reconvertíamos a la sencillez tontuna o nos obligaban a exiliarnos a una esquinada y destartalada luna de Saturno que aquella gente "generosa" nos ofrecía colonizar para su beneficio. Todos a una, decidimos coger nuestros cachivaches y embarcarnos en aquella nave de transporte de ganado El Apalanque-09. Por supuesto, los muy cochinos se quedaron con nuestras propiedades y muchas de nuestras obras artísticas fueron quemadas en enormes kermeses tribales para satisfacer el apetito sanguinario de la sarnosa plebe. Llegamos hasta este tenebroso lugar después de latosas aventuras y desde entonces hemos tenido que levantarlo hasta convertirlo en la nueva Atenas interplanetaria. Fue duro, no veáis lo que nos costó convencer a los maniquíes de que la última tendencia era trabajar y vivir aquí. 
    • ¿Maniquíes ¿A qué te refieres? 
    • Es que junto a nosotros, auténticos y legítimos creadores, se vinieron una legión de fashion victims a los que denominamos maniquíes por su facilidad para cambiar de moda cada poco tiempo. Para ellos, nuestra obligada partida, era una ocasión pintiparada para estar cerca de los artistas y los estilos que adoraban, así que muchos decidieron acompañarnos. Al llegar aquí y encontrarnos en un lugar tan ruinoso- solo un montón de hangares abandonados, un pequeño invernadero y las grutas bajo tierra- tuvimos que inventar una estratagema para que trabajasen en la construcción planetaria, mientras nosotros nos dedicábamos a pulir nuestra creatividad. Así les convencimos de que lo más cool en aquel instante era currar de sol a sol como colonos espaciales. Fue un duro trabajo para aquella gente y a veces pensamos que terminarían desfalleciendo, pero al final,  supimos traducir todo su entusiasmo en una tarea útil. Por las noches, después de la ardua jornada, les obsequiábamos con nuestros shows primigenios en New Snobia: conciertos, recitales, performances o happenings, teatro de participación, exposiciones etc … De esa manera cubrimos sus necesidades culturalistas amén de proporcionarles un consuelo a sus fatigados cuerpos.
    • Mano obra esclavizada pero culta. Cuanta sensibilidad la vuestra. 
    • Ahora las cosas han mejorado, nuestros espectáculos son reconocidos en todo el sistema solar y gracias a los royalties que nos proporcionan, llevamos una vida tranquila y artísticamente ejemplar. 
    • ¿Qué fue de los maniquíes?
    • Te lo puedes imaginar mirando a otros usos groseros de tu nave espacial. Afortunadamente recuperamos las partes de sus cuerpos más aprovechables.
    • ¿Sus brazos y piernas, imagino?
    • Imaginas bien. Se nos da genial la ortopedia y combinada con algunos experimentos genéticos, salimos nosotros: los híbridos de la nueva generación. Ahora podemos hacer más cosas en un entorno tan hostil como exigente.
    • ¿Sabes algo de los egonios
    • ¿Qué son? ¿Una tribu?
    • Más o menos. Una tribu tan enamorada de su propio ombligo que se fueron a un lugar escondido del universo para desconectar del resto. Tiene mucho parecido con vosotros, lo que pasa...
    • ¿Qué les pasa?
    • No tienen tanta...
    Tenía el contenedor a dos metros, era un salto difícil, pero debía intentarlo. Mi futuro tenía muy mala pinta delante de aquel engendro armado.
    Salté y grité:
    • ...tanta tontería asesina
    Se cerró la tapa automática de arriba, en el preciso momento en que oí un silbido que venía de enfrente. Apreté el temporizador con toda mi furia y sentí un impacto que no me alcanzó porque ya no estaba allí.

    22 septiembre 2021

    No te rías de nuestra lucha

    •  ¿O sea que desde este cuartucho insignificante quieres cambiar el mundo?
    • Papá, solo es un despacho para atender asuntos políticos, no tiene nada en especial.
    • En cambio la chica que me ha traído hasta aquí, sí que parece especial. Hasta me ha ofrecido un café.
    • Papá, por favor, no te atrevas a decir que está buena. Te conozco.
    • Es que es verdad. Tiene buen tipo.
    • No aprendes nada, sigues siendo el mismo machista de siempre a pesar del manual que te hice leer en su día. No tienes arreglo. Estás dominado por una masculinidad tóxica, amenazante, ves a las mujeres como pedazos de carne con piernas.
    • Decir que una mujer tiene buen tipo no es considerarla un pedazo de carne. Ellas también tienen sus preferencias. No podemos suprimir la atracción física entre las personas ¿o es que ahora también va a ser tóxica?
    • A ver, papá, sabes perfectamente lo que hoy en día se puede y no se puede decir. Lo que se debe y no se debe expresar. No has venido del pasado, no has estado en coma como la señora aquella de Good Bye Lenin! Fuiste un líder sindicalista y has trabajado codo a codo con mujeres, seguro que no les decías esas cosas.
    • Ellas no lo tomaban como ofensa si eran dichas con respeto, como hacían ellas con nosotros. Nunca fuimos ángeles, ellas tampoco. El problema es que habéis cambiado la realidad por un cliché teórico donde los malos siempre están del mismo lado, esclavos de los bajos instintos. Eso ya lo he vivido. En un pasado de hipocresía y falsedad moralista. ¿Te conté alguna vez que estuve en un colegio mayor del Opus?
    • Sí, papá, me lo has contado un millón de veces.
    • ¿Te conté como censuraban las películas que ya venían censuradas por el franquismo?  Proyectaban las películas en privado por la mañana y suprimían fotogramas con besos apasionados, por la aparición de un sostén o donde se adivinase algo cercano a lo sensual. Luego te largaban charlas hablándote de los peligros de la libido. Te soltaban por ejemplo, que si te emocionabas demasiado, tú ya me entiendes, era bueno acercar un dedo a la llama de un mechero y rezar una Avemaría. Había que librarse de los tres enemigos del alma: el mundo, el demonio y la carne.
    • Eso quedó atrás, papá, hoy hay más libertad sexual que nunca. Hay una sexualidad lúcida y autoconsciente. Sé que odias la palabra, pero podemos decir que son tiempos de una sexualidad diversa y empoderada.
    • Odio la palabra empoderar porque se abusa de ella no porque su significado me disguste. Lo que no logro entender es porque si la sexualidad es más libre y autoconsciente hay que restringir la libertad de hablar sobre ciertos temas. ¿Por qué hemos vuelto a tabúes sexuales que creíamos superados?
    • No hay tabúes, solo que los diferentes grupos no quieren seguir siendo despreciados y humillados por el cisheropatriarcado dominante.
    • Es una palabra demasiado larga y complicada para justificar la censura o la autocensura. No me vale. La vida es choque. Puro conflicto. Los grupos vulnerables, marginados por el sistema, han ganado derechos gracias a los conflictos que plantearon. En sus luchas nunca pensaron en montar ghettos donde sentirse a gusto al margen del resto. Querían el reconocimiento y la integración con los demás. Ser iguales.
    • La igualdad está en el reconocimiento y el respeto a las diferencias ya no estamos en tiempos de las luchas obreras del XIX o de principios del XX.
    • Ellos reclamaban la unidad de los explotados, ahora todos los sectores quieren que prevalezca la  visión de su propio grupo. En Estados Unidos hay sectores supuestamente avanzados que quieren la vuelta del segregacionismo en la universidad: los negros no deben de contaminarse con la cultura blanca y deben recibir una educación específica.
    • ¿Papá, quieres algo más o solo has venido a reírte de nuestra lucha?
    • Pues sí, quiero que nos apoyéis. Estoy jubilado, pero colaboro con mis antiguos compañeros del comité y creo que van a cerrar la empresa.
    • Lógico es una empresa contaminante. No tiene futuro. Podemos manifestarnos, pero no vamos a conseguir impedir el cierre.
    • ¡Mierda!
    • ¿Vas a venir el domingo a comer a casa? La niña te echa de menos.
    • ¿Llevo algo para el postre?
    • Vale. Me gustaron los pasteles del otro día.
    • ¿Ves? Al final solo la familia va a tener sentido.
    • No siempre, papá, no siempre.
    • ¿Empezamos a discutir de nuevo?

    08 septiembre 2021

    El prisionero de T


    Os imagino preocupados por mi larga ausencia y casi puedo entenderlo. Seguro que en esas pringosas tardes de verano, tras las interminables y obligadas comidas de ocasión, necesitabais algo más fresco que el insalubre helado del súper para sacaros de la modorra. Entonces, en un gesto espontáneo y creativo, mirabais con ansiedad  vuestro móvil, tablet u ordenador, por si apareciese una nueva memez del Doctor Krapp.  

    Y nada.

    Entiendo vuestra frustración y descontento. Entiendo vuestro malestar al ver que no había nada nuevo. El Dr. Krapp estaba desaparecido. El Círculo de los Suicidas Perezosos se había quedado anclado en una pesimista entrada del mes de julio. 

    Hasta ahora. 

    Ahora ya os puedo contar lo que me ha sucedido y conocer al culpable de que haya enmudecido. Sé que me juego el tipo al hacerlo. Es un ser peligroso. Tiento al diablo al lanzarme a la aventura de denunciar su hostigamiento y su falta de empatía hacia mis necesidades literarias y  hacia mi mismo. Pero es así, vive en su mundo narcisista y se olvida de la inhibición que provoca en los más cercanos. Lo cierto es que he logrado librarme un rato de él y ponerme delante del ordenador para esbozar unas líneas apresuradas, aunque sin la garantía de que podré acabarlas. Estoy sometido a sus caprichos. A su fuerza poderosa. Descomunal. Despiadada. Imprevisible.

    Cuando está presente exige todo el espacio, me tiene arrinconado y me impide ser yo mismo. Estoy sometido a sus ritos iniciáticos que hasta ahora solo percibía desde fuera y que siempre he despreciado por considerarlos dignos de conmiseración e impropios de personas racionales y civilizadas. Hoy ya entiendo bien a esa manada de zombis que pueblan las calle de forma errática y desmañada, disimulando como que consultan el móvil, que miran una tienda o que se dirigen a lugares importantes. Cualquier cosa menos aceptar que su voluntad ha sido doblegada por otros. Pobres diablos, ahora sé que son mis hermanos de desdichas. 

    Ya sube la escalera. 

    No podre seguir escribiendo. Mi acosador me apremia. Me exigirá una vez  más que atienda a sus necesidades perentorias si no quiero sufrir su venganza. 

    Ya está aquí. 

    Está en el umbral de la puerta. Se agita refunfuñando con gesto hosco. Si no le hago caso, mi espacio ambiental correrá peligro. No puedo defraudarle. Tengo que salir  a la calle con  este cachorro de perro hermoso, reluciente y egoísta, a veces amenazante, para que haga sus necesidades. 

    ¡Talib...cán!!!

    22 julio 2021

    Microhistoria fugaz sobre coches y choques

    Ha llegado tu momento. Estás listo.
    Has decidido jugar todo tu capital a cambio de un puñado de fichas y debes estar preparado para conseguir un vehículo. 
    No debes descuidarte. Todo el mundo está ansioso por coger el suyo. Cuando suene el pitido correrás a subirte al primero que pilles.
    Ya lo tienes. Estás dentro.
    Es un coche de color amarillo brillante con un número en la carrocería. Tu número a partir de ahora. El que te diferenciará del resto. Nadie podrá confundirte. Ya tienes una identidad. Has puesto tu ego a salvo.
    Se trata de un juego sencillo pero duro. Tienes que dar vueltas y vueltas sin rumbo fijo. Esquivando las embestidas de los demás. Procurando que ellos sepan de tu presencia y te respeten. Hay que golpear y evitar ser golpeado. Hacerse valer. Aprender a base de tirones, impulsos o apelando al instinto.
    Pasa el tiempo. 
    Tu vehículo ha perdido fuerza. 
    Se traba. Se cala. 
    El encargado mira hacia otro lado. No hay ayuda posible ahí dentro. Te sientes perdido en medio de la pista.
    Los otros pasan a tu lado. Cada vez más cerca. 
    Al principio solo te rozan. Luego se suceden los choques por delante y por detrás. Es un juego, pero te ves vulnerable con cada sacudida.
    Se está consumiendo tu tiempo y no te conformas. Quieres seguir jugando. Aprietas los dientes y lo intentas de nuevo. No puedes hacer otra cosa.
    Casi lo logras cuando suena la sirena. Tu momento ha pasado. Debes abandonar la pista. Otro ocupará tu sitio.
    Adiós.

    Chick Corea - What Game Shall We Play Today/ feat. Flora Purim from Francisco Cerón on Vimeo.

    01 julio 2021

    Pajaritos, pajarracos y otros reyes del picotazo


    A vista de pájaro, el Congreso de Aves Parlanchinas transcurría tranquilo y sin incidentes. Cada exposición era defendida por una familia de plumíferos y solo se alcanzaba cierto consenso cuando los agravios eran comunes entre especies diferentes. 

    No hay nada que una tanto, como un sano victimismo compartido. 

    Ese fue el caso de la ponencia presentada por más de 100 paseriformes exigiendo al cuco vulgar (cuculus canorus) que dejase de okupar con sus huevos los nidos ajenos. Era una reivindicación muy antigua y los petirrojos (erithacus rubecula​) se lo habían tomado muy a pecho contando con el sólido apoyo de la familia motacillidae, el de los bisbitas y lavanderas. Lo cierto es que el congreso no tenía muchas posibilidades de hacer efectiva sus condenas. Lo suyo era puramente formal dada la imposibilidad de llegar a un acuerdo con las aves de presa para crear un Tribunal Internacional contra los avicidios indiscriminados. No por ello la abubilla (upupa epops), presidente perpetua de cualquier reunión de aves desde los tiempos del poeta sufí Farid al Din Attar en el siglo XII,  dejó de pedirle al escribano hortelano (emberiza hortulana) y al escribano palustre (emberiza schoeniclus) que dejarán la  enésima constancia escrita de la resolución condenatoria. Preguntados al respecto, los cucos se limitaron a decir: cu-cú.

    La siguiente ponencia fue una interpelación de las cigüeñas (ciconiiformes), algo estresadas en vísperas de su migración anual. Querían debatir si su trabajo como proveedores de bebés humanos les exigía seguir siendo autónomos o deberían considerarse asalariados y/o funcionarios a cargo de alguna organización humana responsable. Las cotorras y loros (psittacoideos) hablaron mucho sobre el tema, pero como suele pasar cuando toman la palabra, no se llegó a un acuerdo definitivo. Las cigüeñas crotoraron un rato moviendo sus picos y salieron en estampida para prepararse hacia su salida estacional.

    A partir de entonces las cosas cambiaron radicalmente. Lo que parecía un congreso tranquilo, etéreo y volátil ganó en intensidad y terminó convirtiéndose en un ruidoso gallinero. Fueron los gorriones (passer domesticus) los que iniciaron  el tumulto con su dramática queja acusando a las cotorras argentinas(myopsitta monachus) de genocidio especista en sus territorios habituales. Las cotorras argentinas se levantaron airadas exclamando que era una leyenda urbana y que ellas no tenían culpa de convertirse en mascotas liberadas, lo cual debería ser motivo de orgullo para las aves silvestres. Además ya no eran argentinas y tampoco tenían la culpa de no querer morir de hambre por quitarle la comida a otras especies autóctonas. Los mirlos comunes (turdus medula) apoyaron bravamente a los gorriones llamando a las cotorras "pajarracos invasores", mientras que el cóndor andino (vultur gryphus) feroz invitado extranjero al congreso, apoyó con gesto airado a la cotorra por eso de la solidaridad latinoamericana.
     
    La discusión fue la mecha de la gresca entre cantarines y parlantes. El ruiseñor (luscinia megarhynchos) era la voz cantante como suele suceder, pero no le fueron a la zaga los desenjaulados canarios (serinus canaria) y jilgueros (carduelis carduelis) y el resto de pájaros silvestres. Los loros, los córvidos y las rapaces pequeñas tomaron partido por las cotorras. Los ánades no se mojaron por no meter la pata y los cisnes (anatidae) decidieron pasar desapercibidos para que no los confundieran con patos. Las rapaces mayores miraron con altanería de cetrería. A las lechuzas(estrigiformes) se les quedaron las caras en blanco y los buhos (strigidae) se ajustaron las gafas. Pega y Pica, nuestras amigas urracas(pica pica) de otras entradas, no daban crédito a lo que veían sus ojos y se olvidaron de robar algo valioso.
     
    Las palomas (colúmbidas) impusieron cierta paz entre los contendientes aunque no dejaron de subrayar  que entendían el malestar de los gorriones dado el genocidio que ellas sufrían por parte de las gaviotas (laridae) en los territorios costeros. Las bravas aves marinas, por su parte, no pudieron evitar echarse unas risas al ser acusadas de criminales por una especie tan poco pacífica.

    La última ponencia era una reivindicación de género. Subió al escenario, construido con su habitual pericia por los pájaros carpinteros (pícidos), un grupo de gallinas (galliformes) nerviosas cloqueando y disputando entre ellas. Finalmente, tras unos cuantos picotazos, una de ellas se empoderó y consiguió dirigirse a la multitud plumífera. Se quejó de los estereotipos de género que las etiquetaban como cobardes y mezquinas y podían llegar a ser insultantes calificándolas de cluecas sin pruebas que lo demostrasen;  mientras que a los gallos se les trataba de forma privilegiada como fanfarrones, presumidos y graciosos. Los gallos respondieron cacareando a todo volumen y llamándolas "viejas cluecas traidoras",  las gallinas les respondieron con lo de "patéticos cantamañanas" y en pocos segundos aquello se convirtió en un infierno de aullidos, quejidos y sonidos discordantes. El alboroto era demasiado escandaloso, por lo cual decidí bajarme de mi sueño y escapar hacia la tangible realidad de mi cama.

    17 junio 2021

    Si riges no rujas porque no te adoran

    La pequeña reina quiere ser  grande y consulta a Shondeo, su consejero de pesquisas, chismes y patrañas.

    •  Estoy preocupada, pero cuento con tu demostrada lealtad. ¿Sigo sin tener el amor de mis súbditos? 
    • Amadísima reina, no soy quien para engañaros. Os lo debo todo desde que me rescatasteis de aquel tugurio donde redactaba  infames pasquines en favor de los intereses de mi amo.
    • Aprendí la lección al convertiros en uno de mis más cercanos consejeros sabiéndote artífice de aquellos libelos. A vuestro viejo amo le gusta manejar el reino como si fuésemos sus desmadejadas marionetas. Mi antecesor, al negarse a seguir sus directrices, tuvo que soportar toda clase de bellaquerías y patrañas. No perduró su gobierno, pero yo en vez de enfrentarme a tu poderoso patrón, le he ofrecido innumerables regalías.
    • Pase lo que pase, contáis siempre con mi lealtad, majestad.
    • Una lealtad limitada al poder que pueda ofrecerte. Contestad a mi pregunta ¿por qué a pesar de lo que hacemos no cuento con la simpatía de mi pueblo?
    • Tal como acordamos vuestro retrato está colocado en las calles y avenidas principales a pie de cada obra y los dioses bien saben que la ciudad está tan agujereada como un queso comido por los ratones.
    • El consejero dice que está muy orgulloso con ellas y que pronto nuestra capital  no tendrá parangón por su belleza y modernidad con las de los reinos vecinos.
    • Vuestro consejero de obras gusta de deciros lo que os apetecería oír. Sus argumentos son los del viejo rey, aquel que supuestamente engrandeció el reino con sus construcciones faraónicas, pero que en realidad lo entregó al saqueo de los suyos. Aún pagamos sus derroches.
    • ¿Debo temer que se me rebele?
    • No corréis peligro, es un perfecto desconocido, no tiene carisma como el viejo monarca. Además al populacho ya no le satisfacen tanta obra y tanto cambio.
    • ¿Por qué? No logro entenderlo. Antes cada novedad era un regalo que los súbditos aceptaban alborozados.
    • Quizás se han hartado de novedades que solo satisfacen en los papeles y luego al levantarlas se convierten en algo molesto y ruidoso que hay que soportar estoicamente. Al final no ofrecen lo que prometían y solo dan completa satisfacción a los que se lucran con ellas.  
    • ¿Qué tengo que hacer pues para que me conozcan y aprecien? La abadesa del Convento de la Santa Cancelación, gran amiga y consejera,  me ha dicho que quizás me faltan visibilidad y empoderamiento. ¿Quiere decir que debo ser más agresiva?
    • Vuestra amiga la abadesa suelta muchos latinajos de moda, aunque empoderarse no es malo. Si os empoderáis, puede que no  se apoderen de vuestra voluntad.
    • Sé qué pensáis en el consejero mayor. No es persona de vuestro agrado
    • El consejero mayor es más peligroso que vuestros adversarios. Siendo ruin y taimado, ni siquiera le mueve la codicia, solo el poder que pueda rebañar. La clase de poder que veía reflejado en mi antiguo amo. Son de la misma ralea.
    • No me estáis ofreciendo soluciones, consejero de pesquisas, chismes y patrañas.
    • Imponeos, majestad. Haced que la gente os veo como alguien que brilla entre los que le rodean. Siendo mujer lo tenéis más complicado.
    • Los tiempos han cambiado.
    • Eso es pura apariencia, aún se cree que los de vuestro sexo necesitan que les allanen el camino. Muchos de los que os apoyan, lo hacen porque os minusvaloran. 
    • Exageráis, consejero.
    •  Créame, majestad, si queréis tener éxito entre vuestros súbditos, debéis de ser soberbia, alejada, distante. Si además proyectáis fuerza y seguridad os convertiréis en leyenda.
    • ¿Solo me das una solución caudillista?
    • La reina anciana de la pérfida Albión no es caudillista.
    • Ya, pero lo que me ofreces no va con mi naturaleza. ¿No conoces otra solución?
    • No sé si os gustará mi segunda propuesta. Podéis haceros la ignorante, la idiota, la cabra loca que se hace famosa por sus estupideces y sinsentidos de los que muchos se reirán, pero a otros les hará pensar que su majestad es adorable y cercana. Si encima colocáis unas hermosas luces navideñas, seréis irresistible para el rebaño. Ser baboso, acerca a muchos devotos.
    G
    M
    T
    La función de sonido está limitada a 200 caracteres

    03 junio 2021

    Traer en jaque al jeque

    Bien mirado ser un emir del Golfo  no es tan estupendo como muchos se creen. Es cierto que puedes comprarlo todo y el jeque Ali Alá Alibombah lo sabía bien cuando inició las obras en Carai, ya que siendo un fervoroso amante de Las Mil y Una Noches quería convertir la capital en una nueva Bagdad,  digna del califa Harún-Al- Rashid, pero en el siglo XXI. Aquello supuso una inversión monetaria considerable, tanto en infraestructuras como en traer talento occidental del máximo nivel, pero al menos cuenta con una población de amedrentados trabajadores asiáticos -indios, pakistaníes, filipinos etc.- y con el petróleo y gas natural que siguen fluyendo en el árido desierto. Ni siquiera el cambio climático y la obligatoriedad de sustitución de los combustibles fósiles le causan demasiados disgustos. No tiene nada que temer, ha diversificado las inversiones y muchas de ellas están ahora enfocadas hacia las energías emergentes, las industrias tecnológicas o los bienes inmuebles.  Al final los viejos beduinos serán vengados de la colonización occidental sin necesidad de alfanjes. La reconquista será limpia, con petrodólares o petroeuros,  sin guerras santas, ni violencia desmedida. ¿Y sin embargo?

     Mientras tanto, el príncipe heredero no le ha ido a la zaga. Está comprando equipos de fútbol europeos de primer nivel  con testaferros dando la cara por él y se divierte viendo como las aficiones enfrentadas se pelean en las calles, en las redes sociales o en la prensa a cuenta de una final de Liga, de Copa o incluso de la Champions League, sin saber que ambos equipos tienen el mismo dueño. Sí,  al príncipe heredero le van mucho esos juegos divertidos, pero a Ali Alá Alibombah, su padre, el emir actual de Carai, le falta su entusiasmo.

    Luego están los caprichos de Zaina, la favorita de sus siete mujeres, con su empeño en competir en las casas internacionales de subastas comprando cuadros de los artistas más reconocidos.  A ella, hija del desierto, le da igual un grabado de Durero que un Hockney, un Filippo Lippi que un Basquiat, un Van Eyck que un Gerhard Richter. Le gusta pujar y le chiflan los precios altos. Viviendo en un país que algunos consideran autocrático y medieval, tiene un gusto muy democrático o quizás es que no tiene ninguno, pero quiere parecerse a la baronesa Thyssen. Aun así, Ali Alá Alibombah, tampoco disfruta con las adquisiciones artísticas de Zaina

    Bien mirado ser un emir del Golfo no es tan estupendo como muchos se creen. Ni su ciudad soñada digna de las Mil y Una Noches, ni los juegos monopolísticos/futbolísticos de su hijo, ni los afanes pictóricos de su favorita, son capaces de colmar los sueños de Ali Alá Alibombah que abandonaría todo y estaría contento, con una alfombra voladora y una lámpara con genio dentro.

    20 mayo 2021

    Revelaciones patológicas de un expatito feo

    •  Puede creerme, Doctor Krapp, mi vida es como una ría contaminada en la que mis blancas alas chapotean  sobre el fango. Estoy perdiendo la esperanza de que algún día se depure. No sé si usted puede sacarme de esta ciénaga inmunda.
    • ¿Ha intentado hablar con su familia?
    • ¿Con mi familia adoptiva? Lo he intentado pero me rechazan. En Navidad, cuando cerraron la Escuela de Formación Profesional de Cisnes llamé a Mama Pato para pasar unos días con ellos y me dijo que mis hermanastros no lo permitirían. Si antes mi delito era ser un friki patoso y feo ahora les reconcomería la envidia viéndome hecho un pimpollo desmesurado y resultón. Luego me dijo que Papa Pato todavía le reprochaba que fuera tan cegata como para incubar un huevo de cisne.
    • ¿Tan distintos son?
    • Mire esta foto:
    • El de la izquierda es de cisne, el de la derecha de pato.
    • No se parecen en nada. ¿Cree que Mama Pato tenía intenciones ocultas al incubar un huevo como el suyo?
    • No lo sé, quizás estaba abierta a nuevas experiencias con otros anseriformes, la vida de pato puede ser tremendamente pantanosa. Sin embargo, Mama Pato no recuerda nada, pero tampoco se queda corta de vuelo, acusa a Papa Pato de ser un patán despatarrado que disfruta coqueteando con pretenciosas pavas.
    • ¿Con pavas nada menos?
    • Sí, le acusa de andar detrás de la primera faisánida que se le pone a tiro. Como se pasan todo el día desplegando sus plumitas de colores, en plan pasarela de moda, dejan patidifusos a  muchos machos patéticos.
    • Pero es que los pavos de los que está hablando son también machos, las hembras son más discretas.
    • ¿Lo ve? Papa Pato es un metepatas.
    • ¿Y no cabe la posibilidad de que  a él le gusten sabiendo lo que son?
    • Doctor Krapp, déjelo, vengo a que me ayude a resolver mis propias patologías mentales, no a conocer las tendencias sexuales de mi aborrecible padrastro.
    • ¿Cómo se siente en la escuela?
    • En la escuela me desprecian por mi educación patuna. Los cisnes son arrogantes y creídos. Nunca seré como ellos. 
    • Nunca será como ellos porque biológicamente usted nació pato. Desde pequeño se veía como cisne porque no le gustaba ser uno más de la bandada de patos y su familia le  rechazaba por sentirse diferente, no por feo.
    • ¿Qué soy entonces, Doctor Krapp?
    • Muchas cosas en un solo cuerpo. No es importante. La identidad única es un engaño.
    • Doctor Krapp, no puedo procesar en mi mente esa sentencia tan lapidaria.
    • La identidad solo es una forma arbitraria de definirnos. Somos plurales y multiformes, pero es más cómodo subrayar un rasgo, ponerle un nombre y pensar que somos parte de un grupo definido por ese rasgo.
    • ¿Y ahora que hago?
    • Viva consigo mismo sabiendo el valor efímero y voluble de las etiquetas. Al hacerlo, limpiará su charca interior, pero por si acaso alejase también de la contaminación de las exteriores, que dan mucho asco.

    06 mayo 2021

    Ya nadie teme a un caballero barroco

    Aquella mañana decidió ponerse su traje invisible de caballero barroco antes de salir al trabajo. Al llegar al portal, se encontró con el vecino del segundo en el preciso momento en que era regañado por su hijo de seis años. El niño no quería ir al colegio y las constantes súplicas de su padre hablándole del trastorno emocional que le estaba causando,  solo desencadenaban la furia del pequeño sádico.
    • Póngalo en su sitio. Demuéstrele quien tiene la autoridad ¿No se da cuenta de que siendo tan blando solo conseguirá crear un déspota cruel y caprichoso? 
    • Métase en su vida y déjeme criar a mi hijo en paz. Parece mentira que todavía existan personas que defiendan el paternalismo represor. 
    • En buena hora quedéis, señor. Disculpad si mis palabras no mitigan la impotencia que veo en vuestra faz, anegada de lágrimas.
    Salió del portal haciendo un gesto con el sombrero invisible y llegó a la parada en el preciso momento en que entraba el autobús. Una señora gruesa muy mayor se disponía a subir cuando un grupo de mozalbetes de instituto la empujaron a un lado, se abalanzaron sobre los escalones y entraron corriendo en el vehículo. Él ayudó a entrar a la mujer y tras pasar su tarjeta en la máquina se fue directo a por los chicos. 
    • ¿Pero qué clase de malandrines sois? Estuvisteis a punto de arrollar a esa señora sin disculparos y ahora ponéis los pies encima de los asientos vacíos para que nadie se siente. 
    • ¿Qué dice este tío? 
    • Debe estar trastornado. 
    • Cállate y no jodas, mamón.
    • Idiota. 
    • Puto imbécil.
    Antes de que el bus reiniciase la marcha un coro de angelicales insultos acompañado de risas despectivas lo rodeo por todas partes. Abrumado, se dirigió al conductor.
    • Haga algo, regañe a esos malhechores.
    • ¿Está de coña? No soy policía, ya tengo bastante con el tráfico como para meterme en los follones de los pasajeros. Además solo son unos chavales.
    • Es intolerable tanta insolidaridad, tanta impune bravuconería. ¿Dónde ha quedado el antiguo honor? Déjeme salir de este antro infernal.

    El bus arrancó en el preciso momento en que bajaba los últimos escalones de la escalerilla lo que le hizo trastabillar y caer de rodillas sobre la acera. Oyó las risas juveniles y pudo percibir de refilón el corte de mangas del conductor.
    Se levantó dignamente del suelo, ajustó sus gafas y se recolocó su traje de caballero barroco. Sabía que podría haber usado su magnífica espada contra aquellos truhanes con acné, pero se consoló pensando que su vileza no era digna de consideración para un esforzado caballero barroco.
     

    Llegó tarde al trabajo y fue llamado al despacho del jefe. 

    • El cliente tenía prisa y como no venías tuve que pasarle el proyecto a tu joven ayudante que se encargará de todo.
    • No hay para qué conmigo amenazas, que yo no soy hombre que robo ni mato a nadie: a cada uno mate su ventura, o Dios, que le hizo.
    • ¿Qué dices? No te entiendo.
    • Joder, jefe, llevaba mucho tiempo detrás de esa cuenta y ahora tú vas y se lo das a un muchacho inexperto. 
    • Parece mentira, no te conozco ¿es que no quieres dar oportunidades a los jóvenes? ¿Ni siquiera a tu propio ayudante? Te creía más solidario y participativo, un auténtico caballero de la vieja escuela.
    • No dije nada de eso, era una cuestión de mérito obtener ese trabajo y me siento defraudado.
    Dio un portazo y se dirigió al aseo. Se miró al espejo, hizo una reverencia y se despidió de su imagen soñada: 
    • Adiós, caballero barroco. Ha sido un privilegio conocerte y compartir unas horas contigo, pero hay que aceptarlo, este no es tu sitio. 
      Sintió un vacío en el cuerpo. Luego le pareció escuchar el lejano sonido de un duelo de espadas y el galope de caballos alejándose.

      22 abril 2021

      Enanos enfadados, ciudades sin alma

      La conspiración taladradora me había hecho su víctima a una hora indecorosa para un detective trasnochador. Por eso, aquel mediodía, sentí un vil placer  cuando desde la ventana observé a un grupo agitado de  obreros intentando cerrar un surtidor de agua nacido tras agujerear en sitio indebido.  Seguro que hay máquinas silenciosas que podrían hacer el trabajo sin causar el ruido y estropicio de esas perforadoras herrumbrosas. Calzadas reversibles de quita y pon. Aceras de fibra de carbono o grafeno con unos enganches en cada tramo para separar las piezas del puzzle. Luego hay que meter lo que haya que meter: tubos de agua, gas, cable, cualquier mierda falsamente necesaria y luego cerrar. Todo más cómodo y sencillo. Y no me hagáis reír con el asunto ese de que se perderían puestos de trabajo. ¿Desde cuándo la humanidad ha renunciado a  unas pulgadas de confort por miedo a sacrificar unos miles de puestos de trabajo?

      Resumiendo, estaba asomado en plena ensoñación mística cuando de repente flotó ante mí una larga pluma negra con dos enanos encima. El de delante tenía un casco lila, cazadora de cuero, camisa a rayas y un pantalón añil fosforescente. El de atrás con gorro de gnomo atado al cuello, era mi viejo amigo Gfunderkaltstesick conocido mundanamente como Xan das Covas, perpetuo portavoz de la Kaskarilleira Interior. Pude reconocerlos a ambos, pero no pude dejar de ser mordaz:

      • Vaya, pensaba que en la Amazonía aparte de furgos ya tenían drones para repartir paquetes.
      • Menos coñas, detective, que está la cosa muy jodida allá abajo -repuso el joven extravagante.
      • Déjalo, Krotchlkhliesick, es su forma de defenderse del mundo - soltó el viejo Xan antes de ponerse de pie sobre la pluma y saltar sobre el alféizar de mi ventana de la que me aparté a tiempo.- Yo soy el paquete.

      El conductor plumífero nos soltó un "ata logo", apretó los lados de la pluma como si fuesen los lomos de un caballo y salió cagando leches en vuelo vertical y  esquivando a una gaviota libidinosa que veía la posibilidad de aumentar la diversidad de su ya amplio menú.

      Xan saltó sobre la alfombra de la sala y me soltó un precavido:

      • ¿Sigues sin mascotas, supongo?
      • Claro, no corres peligro.
      • Hazme un té que tenemos que hablar.

      Cuando volví con la infusión, él ya había sacado una minúscula taza de su macuto enano. Al terminar, lo noté más tranquilo pero con un gesto de impaciencia entre las cejas.

      • Mira, Fiz, si he llegado hasta aquí en pleno día es porque estamos muy preocupados y queremos hablar con las autoridades. La situación se ha vuelto intolerable con las malditas obras.
      • Y tan malditas. Muchas son innecesarias o están en sitios inoportunos, pero dan la impresión de actividad, de que se hacen cosas y eso les permitirá sacar partido en las elecciones. No importa lo que se hace, importa dar la impresión de que sí se hace.
      • Pero tú sabes que los enanos somos los encargados de  guardar el  tesoro de la ciudad en nuestras cuevas subterráneas. Si siguen cavando impunemente, si siguen urbanizando hasta el último metro disponible, tendremos que abandonarlo y  largarnos. Kaskarilleira se convertirá en una ciudad sin esencia, otra ciudad muerta que parece viva.
      • Nunca supe en qué consiste ese tesoro que decís guardar. 
      • No puedo darte detalles por el secreto profesional, pero entiende que no tienen por qué ser objetos tasables y de valor para los humanos. Quizás unas lágrimas derramadas en una derrota, unas gotas de sudor en el viejo asedio, una sonrisa de plenitud tras una victoria decisiva, hasta una carta de amor convertida en bola de papel atrancada dentro de una alcantarilla. Los gobernantes deben ser sensibles a esos asuntos.
      • Los mandamases solo piensan en lo concreto, no están para cuestiones poéticas. Tus argumentos no les convencerán para ser más cuidadosos o frenar las obras.
      • Muchas de las asociaciones a las que les reparten el dinero tampoco hacen nada concreto y a veces no tienen ni afiliados.
      • Pero están en nómina y vosotros no. Además levantaríais suspicacias si salierais del armario. Las asociaciones os verían como competencia desleal, los racistas y xenófobos tendrían un objetivo contra el que luchar y llamándoos "enanos" puede que alguna gente se sintiera ofendida. Ahora hay mucha gente con ganas de ofenderse.
      • Nosotros sí que estamos ofendidos. Mierda.
      Estaba realmente cabreado. Se dirigió a la ventana sacó un silbato dorado del macuto y tocó tres veces. A los pocos segundos llegó Krotchlkhliesick montado en su pluma. Mi amigo, el bondadoso  Xan das Covas, no pudo evitar soltarme un sonoro "Que os jodan" antes de hacerme la higa y salir en estampida.

       (Capítulo 57 de Kaskarilleira Existencial. Aquí están sus otras historias)

      08 abril 2021

      Los cazainsociables de Villa Rabia

      Condujimos los dos Chevrolet Suburban por aquel deteriorado paisaje del Este de Misisipi. El Cinturón Negro está constituido por una interminable sucesión de praderas desoladas, punteadas aquí y allá por alguna cabaña sórdida o algún lejano rancho de pretencioso estilo colonial. Tierras pobres en el estado más pobre. Cinco millas atrás nos habíamos desviado por un camino angosto y pedregoso donde los vehículos levantaba a su paso una nube de polvo inextinguible. Era el camino recto hacia un camino cruel.

      Tras subir una pequeña cuesta, todo terminó. Cesó el camino terroso, desaparecieron las torturantes piedras y hasta la nube de polvo dejó de atenazarnos la garganta. Teníamos delante una explanada de hierba y la hoz formada por los troncos de dos árboles chamuscados. A través de ella vislumbramos a lo lejos una solitaria casa de madera de tejado verde con unos mugrientos cuernos de bisonte coronando la entrada.
      Apagamos los motores y salimos sigilosamente de los vehículos. Yo avancé unos pasos con el megáfono en la izquierda, la pistola en la derecha y escoltado por los fusiles de mis tres compañeros. De repente, abrió la puerta el viejo. Se puso a liar un cigarrillo sentado sobre un viejo tronco a pocos metros de nosotros. Nos lanzó una mirada fulgurante, como una centella y percibí el fugaz magnetismo del hombre entregado a sí mismo. Después de una calada y un soberbio escupitajo, se decidió a romper el silencio:

      • Caminan como lobos hambrientos, amigos. Deben de haber oteado una buena pieza. -había chulería en su voz.
      • Una pieza legendaria, señor...¿señor? -respondí mientras tiraba al suelo el inútil megáfono. 
      • Ahorrémonos presentaciones, ustedes ya conocerán mi seudónimo. En realidad lo conocen muchos. Lleva mucho tiempo en demasiadas bocas. El misántropo desconectado ¡Qué pesadez de mote! 
      • No debe ser fácil ser un mito viviente. 
      • Hasta hace un momento era un mito solitario y feliz, pero ustedes me han atrapado. Esto les va a hacer famosos en sus redes sociales. No todos los días se atrapa a un hombre que no usa smartphone, ni tiene ni cuenta ni correo en Internet. -sonaba sarcástico.
      • Puede seguir con su vida y su misantropía si le place, pero tenemos que tenerlo localizado y debe aceptar entrar en el sistema. Aunque sea de forma pasiva. 
      • ¿Pasiva? No me haga reír, todos son pasivos en el sistema. Menos los que enriquecen con él. --era ya contundente.
      • No vamos a discutirlo, piense lo que quiera, pero es necesario que acepte estar comunicado con sus semejantes. 
      • No tengo semejantes. Estoy fuera del rebaño. Soy un tipo libre y autosuficiente -soltó orgulloso.
      • Venga, sabe de sobra que eso ya no está permitido. Acepte este smartphone, cree una cuenta y lo dejaremos tranquilo. No nos obligue a usar la fuerza o llevarlo a un lugar donde no va a estar nada cómodo. 
      • ¿A dónde me llevarían? 
      • A Villa Rabia, por supuesto. Si estuviera conectado sabría que nos llaman, los cazainsociables de Villa Rabia. Lamentablemente, usted no es el único misántropo que no quiere estar conectado. 
      • ¿Hay otros? -dijo con cierta alarma.
      • Cientos como usted y tenemos que atraparlos uno a uno, como hacen los laceros con los perros vagabundos. 
      • ¿Y en esa villa están todos juntos?- se le notaba preocupado.
      • Todos juntos, uniformados de gris y viviendo en sana comunidad como en un convento, un  cuartel o un internado. Cada uno con su número bien visible en la pechera, porque al raparles el pelo son difíciles de identificar. Si queremos reeducarlos adecuadamente para ser útiles a la sociedad hay que saber quien es cada cual. 
      • No me acaba de convencer ese sitio -repuso en tono muy nervioso 
      • Coja este smartphone, abra una cuenta de correo y lo dejaremos en paz. 
      • Está bien. ¿Al menos tendrá WhatsApp y Wikipedia para estar informado? 
      • Por supuesto, no le quepa duda. 

      Al retirarnos a los coches, les rogué a mis compañeros que bajasen sus fusiles de juguete ya que no eran necesarios. Tampoco pude esconderles mis dudas. 

      • Tengo la impresión de que esta campaña de venta es un poco violenta.