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16 junio 2022

No le podéis hacer eso a Blancanieves

Un grupo de operarios que participan en la ampliación del tramo de la autopista que comunicará el centro urbano de Snobia con el nuevo parque temático Tizneyguou,  comenzó ayer los trabajos para derribar la casa del Bosque Real que fue noticia en días pasados  por la presencia de una extraña adolescente que sostenía convivir allí con unos extravagantes individuos de los que a día de hoy no tenemos noticias, aunque son varias las personas que dicen haberlos visto y oído cantar.

Como informábamos en ediciones pasadas, los agentes encargados de realizar la expropiación forzosa de la vivienda, se encontraron con una joven menor de edad, sin datos identificativos,  que tras ser llevada e interrogada en el cuartel de la Guardia Civil,  dijo llamarse Blancanieves y haber huido de su casa o palacete porque su madrastra quería matarla con la ayuda de un cazador real que luego le salvó la vida. También indicó, que desde entonces residía allí dedicada a labores del hogar, en compañía de siete mineros. Preguntado por el nombre de los mineros y si había sido retenida contra su voluntad o sufrido violencia doméstica, comentó que solo los conocía por los apodos y que siempre le habían dado un trato exquisito, tal como si se tratase de una princesa.

Tras un registro de la vivienda, se encontraron pertenencias y utensilios de pequeño tamaño así como unos lechos impropios para personas adultas o suficientemente fornidas como para trabajar en el sector de la minería. Ante la ausencia de los sujetos, se volvió a interrogar a la menor sobre la verdadera naturaleza de sus compañeros de vivienda. 

Blancanieves, como se hace llamar, descartó que se tratase de niños y que por tanto no eran trabajadores infantiles esclavizados. Dijo que eran hombres de barbas blancas, piel arrugada y narices redondas. También comentó que no había recibido ninguna clase de abusos, a no ser  que se entendiera por tal que se pusieran a  beber y cantar canciones hasta las tantas de la mañana a la luz de la lumbre. La fiscal de menores, que participaba en la investigación, le pre guntó a la adolescente si se trataba de personas con acondroplasia. La chica y parte de los presentes se miraron perplejos, hasta que en un gesto valiente y decidido,  la interrogadora rehízo la cuestión al preguntarle si sus compañeros eran enanos. La chica afirmó que sí, pero que no eran humanos con problemas genéticos. Según ella, se trata de gnomos procedentes del inframundo que cuidan que nuestro mundo no se vaya a pique, usando sus habilidades mineras para colocar nuevos cimientos en su parte profunda, que según ellos, está muy deteriorada.  Terminado el interrogatorio, la adolescente fue llevada a la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente del Hospital Clínico para someterla a evaluación, diagnosis y  tratamiento. Con posterioridad, se le ha trasladado a un centro de acogida para menores donde se encuentra residiendo desde hace una semana.

Aunque oficialmente se ha cerrado provisionalmente la investigación, sabemos que hay varias unidades de la Guardia Civil vigilando la cueva donde se supone que los sujetos se internaron. Esta misma mañana, uno de nuestro reporteros sorprendió la conversación de un miembro de la Benemérita diciéndole al compañero que le relevaba, que esa noche escucharon desde el interior una sonora canción.
Puestos en guardia, se prepararon todos para lo que pudiera ocurrir, pero al final nadie apareció.

21 abril 2022

Malos días de arrabal

 El hospital va a crecer. Será un hospital enorme, envidia de los hospitales enormes.  Un macrohospital para nacer y morir sin necesidad de salir del edificio. Un hospital para admirar en las fotos y ganar votos.

Un edificio majestuoso y bien comunicado. Buenos accesos en todas direcciones. Una red de anillos de circulación concéntricos rematados con glorietas y rotondas. Tendrá alrededor de unas doce plantas en varios bloques geométricos de un gris despiadado. Habrá una inmensa entrada parecida a esas macroestaciones modernas que sirven como intercambiador de transportes y centro comercial. En el aparcamiento gigante cabrán cientos de vehículos. Por dentro, todo estará muy señalizado para que la gente no se desperdigue en el laberinto de pasillos interminables o en la batería de ascensores y montacargas silentes. Contará con todo lo que tienen los hospitales enormes, incluyendo tanatorio, centro de investigación, escuela de enfermeras y helipuerto. Los muertos saldrán por abajo y los órganos para la vida entrarán por arriba.

La sanidad en un  solo punto. Un agujero negro sobre toda lo que le rodea. Un desagüe donde confluirán enfermos y dolientes en aséptico turno de entrada. No será como aquel viejo sanatorio de abajo. Esa antigualla encima de la playa, rodeada de jardines, que más parece un lugar de veraneo o un viejo balneario centroeuropeo. Además, ya casi se lo han cargado con esos infames edificios de hormigón que afean lo que tocan. Ahora es territorio para locos, estudiantes y moribundos. Ah, también para profesores de universidad.  

Al crecer el hospital, habrá que expropiar viejas casas unifamiliares con huerto, porche y corral de gallinas. Eliminar aquellos tortuosos senderos entre árboles que los niños recorrían soñando aventuras. Ya no volverán a jugar al fútbol debajo de aquel pinar. Ya no habrá pinar ahora que no hay niños que jueguen. Desaparecerán vegetación y maleza para que, desde la megalópolis sanitaria, se pueda curar los males que la vegetación y la maleza alejaban. 

Algunos vecinos se quejarán de las expropiaciones y de que se les roba terreno a su esparcimiento en este extrarradio esquilmado. Pero ya se sabe lo que son los vecinos. Egoístas. Piensan en si mismos. Quieren un ambulatorio cercano y equipado donde no sé les trate como números. Quieren tenerlo todo muy cerca. No tener que ir como todo quisque a las urgencias del gran hospital y esperar muchas horas porque se han cortado un dedo con el cuchillo del jamón. 

¿Y qué decir de los viejos? Hay epidemia de viejos en estos barrios periféricos. Obreros jubilados de la construcción. Desertores del arado que en su día vinieron a la ciudad y que cuentan con un territorio de tertulia debajo de un emparrado precario fuera de la ominosa sombra del polígono de casas.  Quizás sueñan con volver a ser los de antes sin ser despreciados por nueras y yernos prepotentes. Los propios hijos son otra cosa, los hijos pueden abroncarles porque tienen derecho a la venganza. En realidad a los viejos no les gusta el parque del barrio porque siendo compacto y limitado, les hace sentirse atrapados en el suburbio. Quizás quieren volver a respirar el aire de la niñez lejana y el parque solo es una prolongación de una interminable tarde de televisión, con noticias y concursos, en el salón familiar. Demasiados niños, demasiados perros sucedáneos de niños y algún progenitor envidioso de las cualidades de los viejos como cuidadores de nietos, cuando la obligación les esclaviza a niños y parque. En realidad,  a los padres y madres les fastidia ver en los mayores lo que terminarán siendo ellos. Si no se mueren antes y acaban en el sótano del nuevo hospital que están haciendo. Un hospital enorme, envidia de los hospitales enormes. Un macrohospital para nacer y morir casi sin salir del edificio. Un hospital donde los muertos salen por abajo y los órganos para la vida entran por arriba. Un hospital para admirar en las fotos y ganar votos.

11 noviembre 2021

Salvando a la niña que avergonzó al Emperador


Diario de navegación del detective privado Fiz Arou a bordo de su contenedor de basura transtemporal y en ocasiones salvacuentos.

 Llegué muy a tiempo. La procesión había empezado. El Emperador salía de palacio bajo palio y con aire pomposo. Las multitudes, debidamente sobornadas con bolsas de bocadillos, chuches para niños y días de asuntos propios, empezaron a aclamarlo en voz alta como a un Generalísimo cualquiera. Por debajo comenzaron  a oírse silbantes cuchicheos al ver al gobernante en cueros. 

Intrépido como siempre, me interné entre la muchedumbre a base de oportunos codazos y algún certero rodillazo. Sabía lo que iba a pasar, pero no estaba seguro de donde se produciría el suceso. Es lo malo de los cuentos, no hay GPS y tienden a la indefinición geográfica. Solo me ayudaba mi intuición detectivesca. Muchos niños iban a su aire y sin tutela paterna, lo que me resultaba un extraño arcaísmo. Por si fuera poco, portaban ramos de flores y en vez de jugar con el móvil estaban expectantes hacia lo que ocurría a su alrededor.  Una joven adolescente se destacaba del resto. Se había encaramado ágilmente a la punta de uno de los pabellones destinado a la Corte justo enfrente al que ocuparía el emperador.

  • Esa es - me dije.
  • ¿Una chica? -me contesté.
  • Hans Christian le cambió el sexo -le respondió mi lado espabilado.
  • Maldito patriarcado- se atrevió a sentenciar mi parte dubitativa.

Me puse debajo del tinglado y esperé la ocasión. Cuando llegó el desfile real oí el esperado: 

  • "¡Pero si no lleva nada!" 

Y haciéndome pasar por el padre de la criatura solté aquello de: 

  • ¡Dios bendito, escuchad la voz de la inocencia!"
  • Oh, oh, oh -soltó el rebaño

Andersen comenta que el Emperador se puso todavía más altivo que antes y siguió como si nada. No es cierto, yo vi a un tipo abochornado, colorado como un tomate en sazón y con la dignidad por los suelos. Andersen es un cuentista.

  • Larguémonos - le grité a la adolescente
  • ¿Por queeeé? - me soltó sin moverse.
  • Porque los adultos no soportan que los niños los tomen por idiotas y después de las aclamaciones por quitarles la venda de los ojos, vendrán a por ti. Y no con buenas intenciones.
  • ¿Y tú quién eres para tratar de salvarme?
  • Fiz Arou, detective privado en contenedor y recomponedor de historias mal acabadas. Baja ya si quieres salvar el pellejo.
Se deslizó como una centella bajando por la barra y aterrizó a mi lado. La gente estaba inmovil, en estado de muda estupefacción y solo algunas risas aisladas rompían la unanimidad de la manada.
Corrimos sin obstáculos y mientras salíamos de la plaza le pregunté a la chica:
  • ¿Dónde viven tus padres?
  • Soy huérfana. 
  • ¿Y dónde vives?
  • En un apartamento en la playa, tengo una amiga que me lo deja cuando ella vuelve al mar.
  • ¿Es marina o pescadora?
  • No, es sirena.
  • Ah Ariel.
  • ¿Ariel?
  • Así la llaman en la película de Disney.
  • ¿Quién es Disney?
  • Uff vaya lío. Luego te lo cuento aunque no es de este cuento.  Ya estamos llegando al contenedor. Nos meteremos dentro e iremos junto a tu amiga en un momento.

(Capítulo 59 de Kaskarilleira Existencial. Aquí están sus otras historias)

06 mayo 2021

Ya nadie teme a un caballero barroco

Aquella mañana decidió ponerse su traje invisible de caballero barroco antes de salir al trabajo. Al llegar al portal, se encontró con el vecino del segundo en el preciso momento en que era regañado por su hijo de seis años. El niño no quería ir al colegio y las constantes súplicas de su padre hablándole del trastorno emocional que le estaba causando,  solo desencadenaban la furia del pequeño sádico.
  • Póngalo en su sitio. Demuéstrele quien tiene la autoridad ¿No se da cuenta de que siendo tan blando solo conseguirá crear un déspota cruel y caprichoso? 
  • Métase en su vida y déjeme criar a mi hijo en paz. Parece mentira que todavía existan personas que defiendan el paternalismo represor. 
  • En buena hora quedéis, señor. Disculpad si mis palabras no mitigan la impotencia que veo en vuestra faz, anegada de lágrimas.
Salió del portal haciendo un gesto con el sombrero invisible y llegó a la parada en el preciso momento en que entraba el autobús. Una señora gruesa muy mayor se disponía a subir cuando un grupo de mozalbetes de instituto la empujaron a un lado, se abalanzaron sobre los escalones y entraron corriendo en el vehículo. Él ayudó a entrar a la mujer y tras pasar su tarjeta en la máquina se fue directo a por los chicos. 
  • ¿Pero qué clase de malandrines sois? Estuvisteis a punto de arrollar a esa señora sin disculparos y ahora ponéis los pies encima de los asientos vacíos para que nadie se siente. 
  • ¿Qué dice este tío? 
  • Debe estar trastornado. 
  • Cállate y no jodas, mamón.
  • Idiota. 
  • Puto imbécil.
Antes de que el bus reiniciase la marcha un coro de angelicales insultos acompañado de risas despectivas lo rodeo por todas partes. Abrumado, se dirigió al conductor.
  • Haga algo, regañe a esos malhechores.
  • ¿Está de coña? No soy policía, ya tengo bastante con el tráfico como para meterme en los follones de los pasajeros. Además solo son unos chavales.
  • Es intolerable tanta insolidaridad, tanta impune bravuconería. ¿Dónde ha quedado el antiguo honor? Déjeme salir de este antro infernal.

El bus arrancó en el preciso momento en que bajaba los últimos escalones de la escalerilla lo que le hizo trastabillar y caer de rodillas sobre la acera. Oyó las risas juveniles y pudo percibir de refilón el corte de mangas del conductor.
Se levantó dignamente del suelo, ajustó sus gafas y se recolocó su traje de caballero barroco. Sabía que podría haber usado su magnífica espada contra aquellos truhanes con acné, pero se consoló pensando que su vileza no era digna de consideración para un esforzado caballero barroco.
 

Llegó tarde al trabajo y fue llamado al despacho del jefe. 

  • El cliente tenía prisa y como no venías tuve que pasarle el proyecto a tu joven ayudante que se encargará de todo.
  • No hay para qué conmigo amenazas, que yo no soy hombre que robo ni mato a nadie: a cada uno mate su ventura, o Dios, que le hizo.
  • ¿Qué dices? No te entiendo.
  • Joder, jefe, llevaba mucho tiempo detrás de esa cuenta y ahora tú vas y se lo das a un muchacho inexperto. 
  • Parece mentira, no te conozco ¿es que no quieres dar oportunidades a los jóvenes? ¿Ni siquiera a tu propio ayudante? Te creía más solidario y participativo, un auténtico caballero de la vieja escuela.
  • No dije nada de eso, era una cuestión de mérito obtener ese trabajo y me siento defraudado.
Dio un portazo y se dirigió al aseo. Se miró al espejo, hizo una reverencia y se despidió de su imagen soñada: 
  • Adiós, caballero barroco. Ha sido un privilegio conocerte y compartir unas horas contigo, pero hay que aceptarlo, este no es tu sitio. 
    Sintió un vacío en el cuerpo. Luego le pareció escuchar el lejano sonido de un duelo de espadas y el galope de caballos alejándose.

    12 noviembre 2018

    El abuelo dice no

    • ¿Qué tal ahí abajo, Luke, te has hecho daño? 
    • No, llegué bien y ahora me largo, no quiero tener un conflicto edípico contigo. Además me intimida tu físico pulido y tu voz cavernosa, papi. ¿Puedo llamarte  papi?
    • Llámame como quieras, aunque no sé si es lo más apropiado cuando hace un segundo estábamos a punto de aniquilarnos el uno al otro.
    • Ya sabes, el eterno conflicto entre padres e hijos.
    • Podemos solucionarlo, únete a mí como te propuse y hagámonos los amos del tinglado.
    • Papá, me atrae mucho el lado tenebroso de la fuerza ya que tiene una moral menos exigente y dogmática que la nuestra, pero quiero tener una familia. Los dos solos nos aburríamos mucho.
    • Monta una familia si se te sientes necesitado de ella, no habrá inconveniente.
    • ¿Pero estás dispuesto a ser un buen abuelo? ¿Un abuelo de verdad, en toda la real extensión de la palabra?
    • ¿En que consiste ser un abuelo de verdad?
    • Pues lo habitual en estos tiempos: dejar de vivir para ti mismo y vivir la vida que les convenga a tus hijos y nietos. 
    • No me suena nada divertido, concrétame los conceptos.
    • Te enumero. Deberás llevar todos los días a tus nietos  a la guardería interestelar. Luego, entre semana, te quedarás con ellos cuando yo y tu nuera estemos ocupados con algún asunto urgente. Olvídate de los sábados,  me gusta ir  por las noches de cena y baile a algún planeta de moda. Luego puede que tengamos que asistir durante varios días a la Convención Anual de Jedis Renegados, a la Liga Espacial de Guerreros Malsanos o a la Asociación Maléfica de Malotes Planetarios
    • ¿Algo más? 
    • Hombre, ahora que lo dices, podrías tener a los críos a tu cargo mientras esté despachando los asuntos corrientes del imperio. 
    • Te equivocas, mi propuesta es compartir el mando contigo no que me suplantes. Además no hay perspectiva de que tengas herederos. En los mentideros de la corte imperial se dice que el joven Skywalker podría ser gay. 
    • No soy gay y si lo fuese podría adoptar algún hijo, mi obligación es mantener la hegemonía familiar durante los próximos siglos. Sin embargo es un hecho que tú te harás mayor y que el reverso tenebroso no te protegerá de la inevitable decrepitud. Serás anciano y como tal, deberás cuidar de tus nietos como un abuelo moderno. Estoy seguro de que el cuidado de tus nietos te redimirá de tus muchas fechorías, Papá Anakin
    •  ¿Pretendes que me convierte en uno de esos viejos blandos y frágiles esclavizados a un montón de niñatos malcriados por la increíble condescendencia de sus padres? ¿Acaso quieres convertir al espeluznante Darth Vader en el babero de tus hijos? 
    •  Seguro que encontrarás múltiples emociones limpiándoles las caquitas, contándoles alguna de tus historias tremebundas o dejando que jueguen, criaturas, con tu oscuro y tenebroso yelmo. 
    •  Mi yelmo me da la vida y pretendes que la pierda a manos de unos chiquillos mocosos y consentidos mientras aún puedo dar guerra. Claro, de esa manera, en el momento en que empiece a chochear, no te costará nada expedirme como chatarra espacial a algún lejano planeta basurero 
    •  Lamento que no aceptes tus obligaciones. 
    • ¿Mi obligación? Tus hijos son tuyos, no míos. ¡Qué los cuide algún robot nodriza! A vosotros los jóvenes os confunde la ambición y pretendéis libraros de todo lo que pueda perturbarla. Sois unos insensatos abandonando a vuestros hijos en manos de vuestros ancianos padres que lo único que aspiran a un poco de paz después de una vida de ajetreo. 
    • Tú también me abandonaste y te mereces tu castigo. 
    • ¿Optas entonces por la solución edípica? Como quieras, joven Skywalker, voy a por ti. Recuerda que aunque la fuerza está contigo todavía no eres un jedi. Estás derrotado. Resistir es inútil...

    24 marzo 2017

    Tus papás te aman

    Al niño le gusta hacer el mono en el pasillo de su casa. Sus papás, tan modernos, lo han enviado a un curso de expresión corporal.

    El niño, ahora inexpresivo, hace redobles golpeando con sus manos una caja de cartón. Sus papás, siempre diligentes, lo han matriculado en el Conservatorio.

    El niño odia el solfeo, pero corre y da saltos por el parque. Sus papás, bien dispuestos, lo han inscrito en el club de atletismo.

    El niño agotado, solo quiere pintarrajear hojas de papel con su caja de colores. Sus papás, siempre atentos, le obligan a ir a clases de plástica.

    El niño ya no pinta nada, está quieto y tiene miedo de moverse. Sus papás, muy preocupados, lo llevan al psicólogo.

     (Lo escribí en el 2008, pero tenía interés en publicarlo de nuevo con ligeros retoques, porque todo va a peor)

    19 enero 2016

    La maquina definitiva contra escrúpulos políticos

     

     

    Blogotienda tiene el placer de presentarles un producto único y definitivo para eliminar sus escrúpulos políticos, morales o sociales.



     

     

     

    MARIA, con la que usted podrá vivir la vida pacífica y sin compromisos a la que se cree merecedor tras tantos años de combate. 


    He aquí un testimonio:  

    "Fui activista político desde muy temprana edad. Con 2 años me hice miembro de la célula maoísta infantil de mi guardería. Era jefe del comité de propaganda y el encargado de fabricar octavillas que luego repartía entre mis compañeros de prisión en el kindergarten. Los pobres no entendían nada. Ninguno sabía leer ni escribir. Al final me veía obligado a improvisar discursos lo suficientemente asequibles para sus mentes alienadas. Lo hacía rápidamente, casi a hurtadillas, temiendo la llegada de la señorita Cristina, una sicaria de la opresión fascista. 
    Cuando me descubrieron, en plena acción propagandística, tuve que soportar la más cruel de las torturas: pasar un día entero sin que me cambiaran los pañales. 
    Pillé la rabieta consiguiente y la señorita Cristina con sarcasmo despiadado, me aconsejó que usara las octavillas para limpiarme. 
    Nunca se lo perdonaré a aquella bastarda. Fue mi primera traición al marxismo-leninismo prochino. Toda mi vida he estado obsesionado por aquel castigo y en muchas ocasiones he soñado que la ira de Mao caería sobre mi cabeza por haberme limpiado el culete con la efigie de nuestro Gran Timonel

    He sido muy desdichado desde entonces. Demasiada culpabilidad, demasiados escrúpulos morales y éticos al emprender cualquier acción reivindicativa. Inconscientemente empece a envidiar a los fachas.
    No es justo -me decía mirándome al espejo- tú tan ético y tan medido, mientras ellos pueden hacer miles de cosas que a ti no te están permitidas. Pueden ser hipócritas, mentirosos, manipuladores, violentos, clasistas, xenófobos, racistas, machistas, homófobos e inquisitoriales si les da la gana. 
    Pueden darse una vida de lujos y confort sin que nadie les mire con lupa y sin que se tome nota de sus contradicciones por tener pasta, jugar en el casino o comer en un restaurante de tres estrellas en la guía Michelín. A nadie le parece mal ya que tienen carta blanca y nadie espera otra cosa de ellos. Insultan, calumnian, ofenden, denigran, explotan a sus trabajadores y siguen siendo admirados y jaleados por sus adeptos. Los consideran unos tipos machotes y sin pelos en la lengua mientras a nosotros nos toman como esclavos de lo políticamente correcto.  Yo mismo tengo complejo de culpa por estar suscrito a solo tres ONG's
    Esto me decía hasta que me recomendaron a M.A.R.I.A.

    M.A.R.I.A. fue la salvación a todos mis agobios. Diez sesiones de media hora durante un mes y ha aflorado el cabrón reaccionario que llevaba en mi ser. 
    Ahora ya puedo pasar delante de los mendigos y ponerles cara de asco. 
    Puedo injuriar a las minorías y despreciar a los que no me gustan  usando palabras que me estaban prohibidas y que ahora suenan gozosas en mi boca: "perroflauta, maricón, sudaca, quinqui, moro, feminazi, "
    Ya puede maravillarme ante la sensatez de la gente de orden y llamar piojosos comunistas a los que quieren cambiarlo.
    Admiro a Marine Le Pen, a Donald Trump, a Esperanza Aguirre y añoro al Clan de las Azores, a la Dama de Hierro, a Reagan y al Papa polaco.
    Incluso puedo escuchar a los profetas de la radio y a los manipuladores de la prensa sin pensar en que me embrutezco al hacerlo. 
    Soy otro.  Más tranquilo, más seguro, más feliz.
    Probad vosotros. Probad con M.A.R.I.A. 

    Una experiencia única que os cambiará la vida.

    M.A.R.I.A: La Máquina para Antiguos Radicales Incómodos con lo de Ahora

    10 septiembre 2014

    Así revientes, Antonio

    (Retomando una entrada del 2007)
    Así revientes, Antonio.
    Tú sigue cagándote de miedo en esa parada de las afueras tan oscura que en cualquier momento te puede aparecer por ir un colgado echando las babas y te rebana el cuello como quien rebana un bollo de pan y te deja tirado en un charco de sangre que manchará la tapicería del coche aunque a ti penitas, que estarás muerto y el puto patrón ya no te podrá echar la bronca por haber manchado con sangre -tu sangre, Antonio- la jodida tapicería del taxi. Que se acabe la vida de una puta vez, maldita sea tu suerte de asalariado del taxi tragando madrugadas, mientras la parienta como una marquesa, marquesa del carajo, sigue tirada en la cama soñando con algún galán de cine que la saque de las tristezas de la vida y de la compañía de un marido ignorante, cabrón y machista que ignora las sutilezas y le huele el aliento.
    Así revientes, Antonio.
    Muere asfixiado por el tráfico, las obras, los municipales que no se enteran, las motos de los repartidores, los autobuses urbanos, los buses escolares. Como en el que iba tu chiquillo, Antonio. Ahora tendría 7 años y sería semejante a esos otros que hacen como que juegan pero no juegan que están delante las mamás y no está bien que les confundan con los pequeñitos de primero y segundo tan inconscientes en sus niñerías.
     Así revientes, Antonio.
     Te gusta el fútbol pero no puedes verlo. Cuando juegan el miércoles, tienes trabajo doble llevando y trayendo a la gente al estadio mientras ruge la multitud adentro y afuera, en los bares atestados. Ni siquiera por la tele, Antonio. Y luego llega el fin de semana y tienes que ir al pueblo para visitar a la familia de la mujer y ayudar a recoger las patatas en la huerta, o poner buena cara cuando tu suegra, mal rayo la parta, te da el consabido pan de centeno y la verdura de todas las visitas. Con lo bien que estarías levantándote tarde, leyendo el periódico en un parque o dando una vuelta por el Paseo Marítimo ahora que estamos en primavera y el domingo por la mañana no tienes que morir asfixiado por el tráfico, las obras, los municipales que no se enteran, las motos de los repartidores, los autobuses urbanos, los buses escolares. 
    Imagina, que imaginar es barato: un rape a la cazuela, un café con su aguardiente de hierbas y luego ir al estadio a ver el partido. A la salida unas cañas con los amigos, para llegar a tu casa, ya de noche, un poco más contento de lo habitual. Pero no, Antonio, no, eso no es lo tuyo. Tú tienes que estar los domingos con esa parentela de la aldea que te miran con aire de superioridad porque tienen diez vacas y doce ferrados de tierra. Callados, resignados, sumisos y siempre hablando de lo mismo: 
    ¿Xa pensáchedes que imos facer coas terras que deixou a avoa? 
    Pois contan que a Martiña deixouna preñada un camioneiro e os pais non queren saber nada da condenada. 
    Que sí que non, que na capital vivides moi ben e non  coñecedes os padecementos da xente do campo
    Así revientes, Antonio
     Tu mujer se levanta a las nueve y va a aprender a nadar a la piscina municipal y luego queda con las brujas esas que pasan el tiempo hablando, siempre mal, de sus hombres o comentando cosas del nuevo novio de Belén Esteban. La partida de cartas, la visita diaria al Centro Comercial, por la tarde el curso de yoga en la Asociación de Vecinos y tú siempre en el mismo taxi que ni siquiera es tuyo y con las mismas camisas que todas las noches echas sudadas en la lavadora luego de morir asfixiado todo el día por el tráfico, las obras, los municipales que no se enteran, las motos de los repartidores, los autobuses urbanos, los buses escolares. 
    Sí, Antonio, sí, el niño era un renacuajo de ojos enormes. Con ellos estaba aprendiendo a conocer el mundo y tú lo paseabas orgulloso en su coche, suyo de verdad no como tu taxi, mientras las cotillas del barrio te paraban para hacerle carantoñas 
    Qué hermosura de niño, como se parece a su padre. 
    ¿Qué dices? si tiene los ojos de su madre. 
    Es lindo de verdad, me recuerda a su abuelo que en paz descanse.
    Pronto descansó el niño, Antonio, y las mismas cotillas del barrio hacían pucheros en el velatorio tal como si aquel pequeño ataúd tuviera poder suficiente como para ablandar sus duros corazones hipócritas. No hubo perdón y no hay olvido. Día a día desde aquel día, tu mujer no hace otra cosa que señalarte: el niño estaba contigo, en tu taxi que no es tuyo y quedó allí tirado en la cuneta mientras tú, Antonio, sigues vivo. 
    Por eso, después de todo, Antonio, no te va tan mal cuando aún puedes seguir muriéndote asfixiado por el tráfico, las obras, los municipales que no se enteran, las motos de los repartidores, los autobuses urbanos, los buses escolares...

    Así revientes, Antonio
    ---
      
    Aviso a los que me habéis dejado comentarios en mi penúltimo texto del Círculo de los Suicidas Perezosos, El País de las Juergas Sin Fin y al que ahora podéis acceder desde este enlace. 
    Ayer metí la pata y en vez de un borrador eliminé la entrada. Afortunadamente la tenía abierta en una ventana y pude recuperar el texto. Voy a intentar copiar y pegar los comentarios perdidos a partir de los emails que han ido llegando. 
    Lamento mi torpeza y os pido perdón por ello.

    28 noviembre 2013

    Un hermanito burlón de madera

    (Una vieja entrada del 2007 que he encontrado mohosa en el arcón del blog. Le he hecho la manicura y creo que está más presentable. Hasta parece del 2013. O a lo mejor no. Total, que más da

    Espero que papá no se enfade mucho. Aunque ya sabes como es él. Tú lo conoces mejor que nadie. ¿Verdad, pillín? Siempre has sido su confidente, su amigo, su socio y yo siempre he sido la típica hija solitaria y abandonada por sus padres artistas.
    ¿Qué crees que pensará cuando te vea con los ojos arrancados de las cuencas y tirados como canicas gemelas por el suelo de la habitación?
    Esos ojos fijos, como dicen que tienen los muertos, que aterrorizaban mis noches sabiendo que estaban allí, mirando al techo en el cuarto de al lado.
    Pobre Mister Jones.
    ¿Qué crees que pensará papi cuando vea que la boca con la que decías esas cosas tan graciosas para meterte conmigo es ahora un agujero oscuro y vacío como la entrada de un pozo?
    ¿Qué fue de aquella nariz pizpireta con la que no olías nada?
    ¿Dónde están ahora tus brazos y tus piernas inútiles?
    Estás cambiado, Mister Jones. Pareces un gusanito con la cabecita pelada y sin poder  moverse de la alfombra.
    Pobre muñeco roto.
    Pobre mi papá ventrílocuo, sin muñeco y con hija asesina.
    • No te asustes, nena. Piensa que es un compañero de juegos. Un hermanito burlón de madera. Gracias a él tenemos esta casa tan bonita y puedes estudiar en ese colegio tan caro. 
    • Pero no es de verdad, papi. 
    •  Como si lo fuera. Trátalo como si lo fuera. Debes considerarlo un miembro más de la familia
    Pobre Mister Jones.  Creias que ya tenias familia y sólo  eres un trozo de madera relleno de trapo.
    • Tú también eres de madera y trapo. 
    • Mientes, Mister Jones y además no puedes hablar, te he arrancado la lengua.
    • Boba, soy un muñeco de ventrílocuo. No necesito la lengua para nada. Y tú eres como yo
    •  ¡Yo soy una niña de verdad!!! 
    •  A las niñas de verdad les dan miedo hablar con muñecos de ventrilocuo sin boca ni ojos. 
    • Me estás engañando con una de tus trampas, embustero. Quieres vengarte por lo que te he hecho. 
    • Dime, niña de verdad ¿por qué no sangraste cuando al arrancarme los ojos con la navaja te cortaste un dedo? ¿Dónde está la sangre? El dedo tiene un corte profundo pero no ha salido ni gota. 
    • Es que estoy enferma. 
    • ¿Enferma? Estás enferma de envidia porque siempre estás en el cajón. El ventrílocuo me prefiere a mi, al gran Mister Jones
    • MALDITO, MALDITO, MALDITO...

    Ahora si que no podrás hablar más, Mister Jones. Te he arrancado el alma y solo eres un gusano muerto con la cabecita pelada. Espero que papá no se enfade mucho. Aunque ya sabes como es él. Tú lo conoces mejor que nadie. ¿Verdad, pillín? Siempre has sido su confidente, su amigo, su socio y yo siempre he sido la típica hija solitaria y abandonada por sus padres artistas...

    22 abril 2013

    El discutible encanto de la invisibilidad

    De verdad, no sé porque la invisibilidad tiene tan buena prensa. 
    No lo entiendo. 
    Les ponen delante el book de fotos de cualquier babosa pandilla de superhéroes y la peña busca compulsivamente al tipo que, a narices, debe tener el don de marras. 
    • ¿Éste?
    • No, éste es el que tiene una lengua que se estira como un chicle y con la que convierte en herrumbre a cualquier ser vivo que toque.
    • Entonces esta señorita.
    • Para nada, ésta es la Mujer Pico de Oro.  De su boca, en constante movimiento, emanan fluidos en forma de palabras capaces de narcotizar a una manada de elefantes furiosos del Serengeti.
    • Es cierto, por la boca muere el pez ¿pero dónde está el invisible entonces?
    • En ninguna parte, no hay nadie que se haga invisible.
    • ¿Querrás decir que siendo invisible no se le puede ver?
    •  Quiero decir que aquí no hay ninguno que tenga esa facultad.
    • ¿Y tú a éstos les llamas superhéroes? ¡Venga hombre!
    No hay nada que hacer, la gente está emperrada en ver ventajas a la invisibilidad y les importa un carajo sus pavorosas consecuencias. 
    ¿Es que acaso no han leído a H.G. Wells
    ¿Es que ignoran la suerte de aquel necio engreído de Griffin enloquecido ante la prodigiosa impunidad  que le ofrecía su descubrimiento? Tiernos tímidos que con vuestras mejillas vais dando color al entorno.
    Lascivos voyeurs que conocéis como nadie el valor de una mirada. 
    Insaciables cotillas siempre alimentando el fuego de la sospecha.
    Insignificantes robagallinas sobrepasados por la infamante notoriedad de los bandoleros de guante blanco.  
    ¿Por qué os complacéis tanto ante la idea de una hipotética opacidad?
    ¿Por qué anheláis permanecer ocultos, velados al resto? 
    ¿Acaso no sois conscientes de que la vida misma no es más que el tortuoso camino que lleva desde la corporeidad absoluta hasta la invisibilidad y la nada?
    Pensadlo bien y os daréis cuenta: somos más cuando menos somos.
    Es el feto rey en el seno de su madre y mientras crece, disfruta de las ventajas de su nueva e insultante perceptibilidad sin interferencias ajenas. Lamentablemente todo es pasajero y cuando su cuerpo se hace  definitivo es expulsado del paraíso en forma abrupta y soez.
    También el niño es el rey de su casa  y gira su familia alrededor de su órbita, pero otro desdichado día lo empaquetan hacia el destierro y tiene que aprender a renacer buscando su sitio entre los otros monarcas en guardería o escuela.
    La existencia humana es, sin duda, un proceso de disolución. Nos creemos el mito de la juventud perpetua y luego, cuando ha pasado, transitamos por el resto de la vida haciendo cabriolas para que los demás sepan que estamos ahí. Para que no ocurra lo inevitable: que ya no gustamos, que ya nadie nos mira, que ya nadie nos oye, que ya  nadie nos ama.
    Y si aún así, erre que erre, pretendéis ser invisibles, lo tenéis bien fácil: renunciad al trabajo, perded la cabeza o abandonad la vida. No os quepa la menor duda, gozareis de la más impenetrable y gozosa invisibilidad. 
    Lo percibo, lo veo.

    21 marzo 2012

    Sobre encogedores y repugnantes

    Sin motivo aparente, nos encogemos ante determinadas personas.
    De forma irracional, nos repugnan otras.
    Cualquier mierdecilla que no levanta tres pies del suelo tiene la incomprensible capacidad de amedrentarnos o repelernos sin  causa que lo justifique.
    ¿Proyecciones freudianas de algún poderoso ser instalado en nuestra infancia aterrorizada? 
    Si fuera así, mejor pensar que no se trata de un tipo familiar. Sería demasiado insoportable.  Los padres ya tienen lo suyo siendo responsables del molde o el contramolde sobre el que deben ajustarse los candidatos a protagonistas de nuestras necesidades afectivas. 
    Este rechazo absurdo debería proceder de otra parte. De algún planeta exterior habitado por seres de dos cabezas y piel color verde. En vez de pelo, espinas. Ojos vidriosos de pupilas amarillas. Lengua bífida. Voz gutural. Quizás una abominable cola de reptil.
    Nos nos engañemos. De sobra sabemos la  verdad. Aunque prefiramos huir de ella. 
    Es cierto que nuestras fobias injustificadas proceden de otro planeta. Un planeta desconocido y misterioso. Un planeta esquivo y difícil a pesar de su cercanía. 
    Tan cercano que lo llevamos con nosotros. 
    Desde ahí, ejerce su imperio y nos convierte en sus patéticas marionetas. 
    En el pasado. Ahora mismo. 
    El reverso de nuestro espejo racional y previsible. 
    Allí, al fondo de todo. Donde parece que se acaba la luz. Nosotros somos los encogedores. Los repugnantes.

    28 diciembre 2011

    Conspiración contra el presente

    Hemos construido un mundo que tiene mucho que ver con ese niño raquítico y desamparado del cuadro de Botero. La mamá enorme, de proporciones colosales, parece proteger a su criatura, pero en el fondo no quiere que crezca: el niño debe ser frágil y manejable en las manos que le amparan. Al lado está el padre, poderoso y controlador, como una esfinge invencible dominando toda posibilidad de perspectiva en el árido paisaje.
    Siento que ese niño es el presente que hemos elegido vivir. Un presente canijo y lastimero falsamente protegido por una madre hinchada y acaparadora a la que llamamos pasado. El futuro es la otra fantasmagoría que cobra vidas ante nuestros ojos. Si la madre nos recoge en su seno engatusándonos con  su mortifero calor, el futuro es la figura soberbia y venerable  a la que debemos obedecer y admirar.  
    Figuras inmensas y vacías fruto de un presente que ha decidido huir de si mismo, abandonar su responsabilidades y dejar que otros tomen la palabra y la vida.
    Creo que la clave para una existencia más dichosa estriba en romper con estos espejismos que hemos  creado y permitir que nuestro presente se desarrolle.
    No, amigos, nunca hubo pasado, nunca habrá futuro. Ellos solo son producto de nuestra imaginación y de nuestro pensamiento, implacables carceleros de nuestro presente. Han sido creados para darnos la sensación de continuidad, de camino recorrido, de pertenencia a algo que no siendo nosotros mismos, no forma parte de nosotros. 
    Somos vida. Solo eso. Una vida que nace y que muere. Una vida única e irreversible, mientras no se demuestre lo contrario. No hay otra instancia a la que someterse,  no hay otra autoridad a la que apelar fuera de la propia vida. 
    ¿Entonces, por qué nos negamos a vivir? 
    ¿Por qué preferimos recrearnos en un pasado que solo es un recuerdo falsificado por la memoria y el interés? 
    ¿Por qué nos amedrantamos soñando un futuro espantoso o nos sugestionamos anhelando un porvenir halagüeño? 
    ¿Qué estamos haciendo con el ahora mientras pensamos, recordamos o imaginamos?
    ¿Vamos a permitir esta continua conspiración contra el presente?
    Son las 6,50 de la tarde de un 28 de diciembre y he decidido que  durante un rato quiero vivir en el ahora. Es difícil, pero por lo menos voy a intentarlo. 
    Ahí fuera hay muchas cosas para ver, oír y sentir.
    Os deseo mucha felicidad con vuestro ahora.

    12 marzo 2011

    Miedo amigo

    Amigo miedo.
    Creo que ya va siendo hora de que comente algo de ti. Poco, porque no quiero que te animes. No hay duda, contigo es mejor mantener las distancias todo lo que se pueda, aunque a veces resulte imposible. 

    Nauseabunda garrapata. Cuando te pegas a alguien es para no soltarle. Te introduces en su cuerpo y le vas chupando el ánimo, como un vampiro, hasta dejarlo convertido en una cáscara reseca. Un mineral humano.
    Por eso te gustan tanto los niños, maldito pederasta. Emociones jóvenes. Frescas. Casi sin estrenar. Allí puedes saciarte a gusto. Niño amedrantado, esclavo para siempre. 
    Siempre escondido. Alimentándote del coraje ajeno. A buen resguardo en los lugares prohibidos de la mente.
    Por eso quiero sacarte fuera. Traerte aquí. Ponerte a la luz de los focos. 
    Convocarte. Conjurarte. 

    Citarte lejos de tu territorio habitual. 
    Lejos de tus lugares de caza. 
    A la intemperie. 
    Quisiera que todo el mundo pudiera verte como realmente eres. Un simple parásito carroñero que usa mil disfraces para manifestarse. Para embaucar a sus presas. 
    Un exceso de fantasmagoría, de guardarropa que no confunde a los precavidos. A los que hemos sido tus presas y conocemos tus argucias.
    ¿No dices nada? 

    ¿No vas a defenderte? 
    ¿No soltarás eso de que el miedo es necesario como sistema de defensa? ¿Qué nació cuando el hombre prehistórico, desnudo y desvalido, necesitaba estar alerta ante los numerosos peligros que lo acechaban? 
    Tienes un motivo para haber nacido, ¿cual es tu motivo para seguir atormentándonos, para seguir manteniendo tu déspota hegemonía?
    ¿No hablas? ¿Al menos estás ahí?
    Di algo, por favor. 
    A lo mejor tienes razón. 
    A lo mejor te necesito. 
    A lo mejor no te valoro como mereces, miedo amigo.

    10 enero 2011

    Desvelando la verdad

    Es necesario
    diría que casi imprescindible
    que alguien
    de una vez por todas
    se decida a hacer un homenaje
    por mínimo que sea
    a los seres beneméritos
    que porfían por llevarnos a la gran verdad
    de la que fatalmente nos alejamos
    olvidándonos de quienes somos
    de donde procedemos
    y hacia donde nos dirigimos.




    ¿O no?

    22 junio 2010

    Alumbramiento

    ALUMBRAR
    1. tr. Llenar de luz y claridad. El Sol alumbra a la Tierra. Esta lámpara alumbra todo el salón. U. t. c. intr. El Sol alumbra. Esta lámpara alumbra bien.
    2. tr. Poner luz o luces en algún lugar.
    3. tr. Acompañar con luz a alguien.
    4. tr. Asistir con luz a un acto religioso, un entierro, etc.
    5. tr. Disipar la oscuridad y el error; convertirlos en conocimiento y acierto.
    6. tr. Dicho del entendimiento o de cualquier otra facultad: Iluminar, inspirar. U. t. c. prnl.
    7. tr. Parir, dar a luz. U. t. c. intr.
    8. tr. Registrar, descubrir las aguas subterráneas y sacarlas a la superficie.
    9. tr. Agr. Desahogar, desembarazar la vid o cepa de la tierra que se le había arrimado para abrigarla, a fin de que pasada la vendimia pueda introducirse el agua en ella.
    10. tr. desus. Dar vista al ciego.
    11. tr. desus. Adoctrinar, instruir.
    12. tr. desus. Conceder feliz parto; asistir o ayudar a la mujer en el parto.
    13. prnl. coloq. embriagarse (‖ perder el dominio de sí por beber en exceso).


    20 mayo 2010

    ¿No es mi nene una joya?

    No papi, tu hijo no es una joya y si la gente le sonríe mientras salvajemente corretea con su cochecito de juguete por los pasillos del hipermercado es por pura educación. Por pura bondad.
    No deberías fiarte tanto de la tolerancia ajena. Uno nunca puede saber lo que hay detrás de un gesto de tolerancia.
    Fíjate por ejemplo en esa anciana. Es cierto que le ha quitado importancia al hecho de que tu niño la haya arrollado estampándola contra los botes de guisantes de la estantería. No te confundas, es pura educación. Está dolida. Considera que tu niño está muy malcriado. No deja de ser una mujer mayor sobreviviendo en un mundo que no entiende. Ella fue educada en una estructura social en que los niños todavía no eran dioses impunes. Un mundo sumamente autoritario pero coherente. Los padres hacían de padres y los hijos de hijos, no este revoltijo de hoy en día.
    No pongas esa cara, tú también viviste aquellos tiempos. ¿Te imaginas a tus padres corriendo detrás tuya mientras conviertes el super en un Scalextric enloquecido? No te atreverías. Ellos por entonces eran de la vieja teoría de los cachetes oportunos. Y la practicaban. Ahora son unos abuelitos consentidores y blandengues que no se atreven a decirte que no cuando les dejas tus cachorros como regalo no deseado. Una cadena que les impide vivir su propia vida, a salvo de hijos y nietos.
    Todo padre tiene derecho a vivir a salvo de sus hijos. Algo que empiezas a percibir pero aún no te atreves a confesar. Todavía necesitas presumir de tu paternidad. Te gusta pensar que el exceso de movilidad de tu vástago no siendo genética -nada de un trastorno de hiperactividad, por favor- tendrá que ser producto de otra cosa. Quizás es que ya empieza a convertirse en un machote robusto e independiente. Con seguridad un niño así anuncia un adulto con mucha personalidad, con mucho poderío.
    Mejor pensar de esa manera y no cómo lo hace esa imbécil de la anciana. ¿Será falsa la tía? Seguramente pasará las horas haciendo calceta delante de su mesa camilla acompañada de su viejo televisor, siempre encendido.
    ¿Para qué quiere distraerse una vieja amargada y solitaria que espera su final? ¿Para quién calceta?
    Claro, cuando se está solo y resignado a la muerte, los niños pueden ser una tortura. Una llamada a la vida cuando todo te induce a su reverso.
    ¡Que se joda! Ya le ha pasado su tiempo. Debe dejar paso.
    ¡Y no ser tan hipócrita!

    25 marzo 2010

    Emblema ibérico

    No resulta nada fácil descubrir a un victimista en su territorio de caza. Nuestras sofisticadas cámaras de televisión y nuestros delicadísimos aparatos de audio, deben permanecer ocultos y bien resguardados de la intemperie durante días e incluso semanas, antes de poder sorprender a esta ave lejos de su guarida y preparándose para su vorágine depredadora. Cuando al final conseguimos contemplar en nuestros visores, cómo este voraz animal despliega sus tácticas y sus trampas a la caza de incautos, una sonrisa de satisfacción ilumina nuestros rostros y un fuego -nada fatuo- enardece nuestros corazones.
    Sí amigos, nuestro protagonista de hoy es el pájaro victimista, gloria de nuestras calles, orgullo de nuestros hogares y privilegio de nuestros campos.



     


    Espero que hayan disfrutado de este programa. Si es así, habrán merecido la pena  nuestros arduos esfuerzos. 
    Sabemos que son imágenes conmovedoras y dramáticas. 
    Sabemos que reflejan el mundo secreto de este animal inteligente, soberbio y esquivo que siendo tan habitual en nuestras vidas, sabe ocultarse como nadie y aprovechar como pocos las ventajas que la naturaleza le ha otorgado.
    Un ave que podría ser un perfecto emblema de nuestra identidad plurinacional, sin distinción de culturas, lenguas o acentos. Y es que verdaderamente no hay catalán, vasco, gallego, castellano, murciano, andaluz o canario -así hasta 17- que si no lo es él mismo, no conozca, disfrute, sufra o experimente la presencia cercana de tan acrisolada especie.
    Ahora que alguno de nuestros servidores públicos han iniciado una batalla más -estéril como todas las suyas- en pos de convertir el asesinato impúdico de cornúpetas en Bien de Interés Cultural, sería bueno que también reparasen en la importancia de proteger a este ser tan familiar, 

    tan nuestro, 
    tan ibérico.
    Buenas noches, amigos.

    08 marzo 2010

    Sobre como reconocer entre una multitud a un Masquetú

    Tú, humano corriente, que te levantas cada día de la cama con la esperanza de que al acostarte por la noche podrás seguir encontrando la mesilla donde debe de estar una mesilla, las zapatillas donde deben estar las zapatillas y la cabeza encima de los hombros.
    Tú, que huyes de las sorpresas sorprendentes que puedan atentar contra el orden intelectual que has creado para no caer en el desvarío.
    Tú, bípedo arropado por la rutina, que piensas que la vida es esa cosa conocida que se pasea interminablemente por delante de tus ojos, de tus oídos, de tus sentidos todos.
    Tú, primate superior, que tratas de evitar que las contingencias usen tu ánimo como acordeón, es decir, encogiéndolo o dilatándolo sin ton ni son.
    Tú, que crees que todo lo real es visible y que todo lo visible es real y que por lo tanto, puede que ignores que a tu lado pululan seres de tu misma apariencia pero de un orden superior. Infinitamente superior
    Sí, amigo, algún día tendrás que aceptarlo. Algún día tendrás que aceptar la existencia de los Masquetús... 

    Imagínate yendo al departamento de informática de unos grandes almacenes. Es una experiencia dura, realmente dura, pero estas harto de los niñatos que te miran con displicencia sabionda en las convencionales tiendas del ramo. Como sabes lo que te puede suceder, has estudiado a fondo en tu casa la farragosa nomenclatura y las características de aquello que buscas.  Te diriges pues, ansioso, al trajeado vendedor de turno. Éste, después de un buen rato de barajar facturas como un croupier, justo al lado de la caja, decide dedicarte una inexplicable mirada de desprecio. Farfullas una pregunta. El otro arquea las cejas y esboza una sonrisa de autocomplacencia ante tu manifiesta ignorancia. Te rectifica. Te reprende por decir, por ejemplo,  "teda" en vez de "tera" y sales de la consulta -cualquiera compra algo después del oprobio- cabizbajo, maltrecho y con la conciencia de ser un "pringao". 

    ¿Es acaso el vendedor un genuino Masquetú
    No, solo un auténtico gilipollas aburrido de que le venga la gente preguntando cosas que luego no compra. Un vanidoso que cree que su americana o su corbata le da prestancia, algo a todas luces  injustificable teniendo en cuenta su sueldo mileurista. Un mutante convertido en momentáneo Masquetú por razones de integración departamental y no ser menos que sus compañeros. 
    No habiendo sido criado como Masquetú, nunca podrá ser un verdadero Masquetú.
    El verdadero lo es desde la más tierna infancia. Cuando en el patio escolar, apenas levantando cuatro palmos del suelo, se enfrenta en dura batalla dialéctica con sus compañeros y descubre que la continua reafirmación de sus virtudes y de las virtudes de sus progenitores -ojo- le garantiza un éxito inmediato frente a sus contrincantes menos atrevidos:
    • Mi padre tiene un coche tan grande, tan grande, que cabrían todos los niños de la clase, la señorita Puri y el profe ese tan gordo que da matemáticas en séptimo.
    Una victoria tan temprana marca para toda la vida. Es como descubrir la fórmula mágica para la felicidad con apenas cinco años de vida. 
    Es lógico que quieran sacarle todo el partido posible durante todo el tiempo que sea factible, aún a riesgo de que al resto de los mortales les parezcan unos personajes especialmente latosos y  hasta repulsivos.
    ¿Pero que culpa tienen ellos?  
    ¿Qué culpa tienen ellos de disfrutar de más y mejores cosas, de comer mejor comida y leer mejores libros, de tener mejores parejas o mejores hijos, de hacer mejores viajes y hasta de sufrir mayores dolores y tristezas que tú? 
    ¿Qué culpa tiene un Masquetú de ser un Masquetú?
    Ellos lo han trabajado con tesón y tú
    ...¡tú eres cualquier cosa!

    22 febrero 2010

    Sobre el inexplicable altruismo de los correctores verbales


    Señoras y señores:
     

    Esta entrada pretende ser un sincero homenaje a todas esas personas que de forma altruista y con loable empeño dedican sus desvelos y su tiempo libre -incluso el ocupado- a la ingrata tarea de aclarar, corregir, puntualizar, matizar, anotar, mejorar, fijar, limpiar -esperáis que diga ahora "y dar esplendor "¿a qué si? pues os  equivocáis, prefiero decir: -y abrillantar la expresión oral de sus semejantes. Todo ello de forma amateur, sin recibir gratificación económica alguna y lo más importante: sin que nadie se lo haya pedido.
    • Entonces quizás debiéramos llamarlos correctores orales o verbales.
    • Sí, podríamos llamarlos así.
    • Pero cabría la posibilidad de que la gente los confundiese con los correctores bucales que se usan en las ortodoncias torturando el ego de niños y adolescentes.
    • Podría ser así, los correctores verbales también torturan el ego de sus víctimas aunque el propósito sea siempre filantrópico, ¿Me permite seguir?
    • Claro, usted es el conferenciante.
    Como iba diciendo, los que desde ahora llamaremos correctores verbales para evitar confusiones, son seres desinteresados que inexplicablemente ejercen su apostolado entre los humanos corrientes sin esperar recompensa material.
    • La esperarán de otro tipo. No solo de pan vive el hombre.
    • Por lo que veo, usted lo sabe todo. A ver ¿dígame que recompensas?
    • No quiero ser ordinario en su presencia, pero contemple la posibilidad de que lo hagan para putear.
    • ¿Para putear? ¿Cuando la joven mamá le está contando el cuento de Caperucita a su hijita de cinco años y ésta le corrige ante la imposibilidad de que un canis lupus corriente puede tragarse una abuelita standard del bosque -digamos de 155 centímetros de estatura y 50 kilos de peso- sin haber sido previamente masticada por su poderosa dentadura y luego de deglutida que pueda convertirse en bolo alimenticio de inabarcables proporciones lanzado cual avalancha, esófago abajo, hacia las simas estomacales....
    • ¿Qué?
    • ¿Cuando pasa eso, lo que quiere la niñita sabionda es ejem... putear a su madre?
    • Está claro, la hija no cree lo que la madre le dice y llega a  pensar que le toma por idiota; por lo tanto, en legítima defensa, se siente en condiciones de darle su merecido poniéndola en evidencia.
    • No aceptaré nunca su abominable tesis. No puede haber tanta maldad en el mundo, tanto resquemor, tanta violencia y conflicto. Detrás de los correctores verbales, y más en el caso de la niña, solo puede haber buenas intenciones.
    • La mejor de las intenciones, por lo menos para sus intereses: dejar a sus víctimas en evidencia y ponerse por encima de ellas.
    • Usted es corrector verbal ¿verdad? Usted quiere ponerse por encima de mi.
    • Podría ser, pero no debería preocuparse demasiado. Según su tesis todo es producto de la  filantropía, de un afán desinteresado, de un puro e inexplicable altruismo.