27 octubre 2022

Así se forja un farsante


Entró como un ciclón en el anticuado despacho presidencial.
  • Lo conseguimos, presidente, lo conseguimos. 
El fiel consejero tenía los ojos iluminados y y un mínimo reguero de baba intentaba escaparse por la comisura de los labios. Estaba exultante, pero fue frenado en seco por el tipo gastado y autoritario que estaba al otro lado de la mesa.
  • No le permito que entre de esa manera. Salga y vuelva a entrar con la debida compostura.
El subordinado humillado, giró la cara y salió lentamente  hacia la puerta con la cabeza gacha. La cerró y tras diez segundos, la golpeó con mesura. Tres veces.
Dentro, el presidente siguió leyendo el informe que tenía entre manos durante varios minutos más, mientras su afamada mente reflexionaba sobre si le producía alguna lástima que su segundo  durante más de 30 años sufriera un bochorno semejante. "No, que se joda. Ser  mi segundo requiere sacrificios". En realidad le excitaba una situación como aquella, pero sabía que no era un buen pensamiento.
  • Adelante
La segunda entrada fue cautelosa y no empezó a hablar hasta que el presidente le hizo un gesto con la mano.
  • Presidente, creo que hemos encontrado a nuestro mirlo blanco.
  • Le ruego que hable con propiedad, consejero.
  • Vale. La mariscada que hemos organizado ha sido un éxito .He convencido a los muchachos que ganaron las oposiciones para que trabajen con nosotros. Tenemos futuros dirigentes del partido. Sobre todo el segundo, el gafotas como le llaman.
  • ¿El segundo en las oposiciones?  Pues mire usted, yo quiero siempre  a los primeros, no a los fracasados. A los ambiciosos que se desgastan ojos y codos en apuntes. A los que conocen las leyes y los códigos al dedillo. Quiero a los primeros en el concurso de las cotorras. Así llegué yo en tiempos del General De la Tranca y creo que no me ha ido mal, teniendo en frente a los de la secta mafiosa católica y a los azulones borrachos.
  • Pero Don M., el segundoresponde plenamente a sus deseos. Es trabajador y esforzado. Tímido, siempre estudiando, no sale de noche y su única aspiración es llegar a juez. 
  • ¿No será comunista? Hay comunistas por todas partes.
  • No es comunista, aunque ha votado al partido del gobierno actual, pero estamos a finales de los 80 y es lo que se lleva. Lo normal
  • ¿Cómo que lo normal? ¿Qué dice usted, caballero? Son nuestros adversarios políticos. En mis tiempos, en eso que ahora llaman dictadura tranquista -por el apellido del General y no porque nos devolvió la tranquilidad- los gobernantes actuales se hubieran ido derechitos a la cárcel después de cantar un rato.
  • Como quiera, presidente, aunque deseo pensar que este es aún pueden ser nuestro tiempo, si encontramos los mimbres adecuados que mantengan nuestro espíritu.
  • No sea insolente, JM, o lo mando a redactar manuscritos a un cuchitril de la diputación. El espíritu es cosa mía.
  • Presidente, este aspirante responde a lo que necesitamos. No es una persona de ideas, yo diría que ni las frecuenta y se adapta a lo que le echen.  No por ello deja de ser una persona orgullosa y hasta engreída. Tiene dotes de mando y le gusta el poder. Tiene cierta amistad con gente de negocios turbios pero creo que es un terreno fértil para plantar nuestras sólidas ideas y que terminen dando fruto cuando llegue el indeseado relevo de su excelencia.
  • Ya basta, me sobran sus elogios desmedidos a un desconocido. No diga una cosa más o le mando a freír espárragos. No voy a seguir perdiendo el tiempo, tengo mucho trabajo. Envíemelo y tráigame también al otro.
  • ¿Al otro?
  • Al que quedó primero en las oposiciones. No me voy a conformar con gangas.

14 octubre 2022

Yo era la rabia

  •  Chorbo, chorbo...
Aquel tipo me abordó por la espalda cuando volvía a casa. Venía corriendo, sudando y al alcanzarme, no tuvo mejor ocurrencia que pegar sus pringosas manos en mi cuello. Mi reacción fue inmediata. Un codazo en el estómago, un trompazo en la cara y adiós muy buenas. Cayó como un paquete.

  • No me llamo, chorbo. Soy Fiz Arou. -le solté airado desde mi verticalidad incólume.
  • Lo sé, tío, lo sé, pero también sé que a un kaskarilleiro como tú le gustan esas expresiones populares y  de barrio- estaba tirado, tocándose la mandíbula y su voz sonaba lastimera. Era feo. Tenía cejas finas y  arqueadas propias de un sádico, párpados caídos como un cínico, y bigote y barba aparentemente descuidadas. Debajo unas bolsas oscuras pendían de los ojos. Había visto antes aquel careto. Me sonaba. 
  • Solo soy campechano con mis amigos y tú no eres de los míos, por mucho que tu cara de capullo la tenga archivada en mi sesera.  
  • Claro, yo soy un tipo conocido como periodista. No es por presumir, pero tuve algo que ver en que Kaskarilleira cambiara de gobierno, aunque no de amo. - Soltó una risa de hiena con su propio chiste. Aquel gilipollas quería congraciarse conmigo usando los trucos más baratos. Ya estaba de pie y le pegué un mínimo empujón hacia el colchón abandonado más próximo.
  • Vaya, he caído en blandito. A ver, no te alteres, solo quiero que en tu calidad de detective me eches una mano.
  • ¿Tienes guita?
  • Tengo algo ahorrado de lo que me dieron cuando me largaron del periódico y lo que he sacado ahora en ese digital de mierda en el que me he metido.
  • Por partes. ¿Por qué te echaron del periódico?
  • Dijeron que no les gustaba mi estilo. Demasiado agresivo. demasiado sangriento. Después de liquidar a los anteriores, habia que calmar el panorama.
  • ¿Y no te dijeron que eras sensacionalista, fullero, mentiroso, manipulador, grosero y extremado?
  • No fue necesario, a ellos les vino bien cuando curré como sanguinario. Reconozco que me excedí un poco, para que negarlo. El hecho es que muerto el gato, se acabó la rabia. Yo era la rabia- volvió a su risa repelente.
  • ¿ Y qué quieres ahora de mí, sanguijuela?
  • Quiero que le des una lección al mandamás del periódico por darme la patada y que lo hagas en la ocasión más solemne, delante de todos los vips políticos, sociales, culturales y económicos. 
  • Eso suena muy ampuloso.
  • Sería en la entrega de los premios al fundador. En la cena. A mí me tienen fichado porque les amenacé y no me dejarían entrar. Tú podrías disfrazarte de camarero y disolver en su copa o en su té, esto que tengo en el bolsillo. -sacó del bolsillo de la americana un envoltorio blanco que puso delante de mis ojos.- Tranquilo, es un hongo en polvo para colocar en la bebida, pero es inofensivo. más allá de una ligera perturbación.
  • ¿Querrás decir alucinación? ¿No será un tripi de LSD
  • No, para nada, mucho más ligero y de acción corta. Le vendrá bien, quizás le hará recordar durante unos minutos su época de rebelde de familia bien, lástima que vaya a hacerlo en un momento tan protocolario y formal.
  • ¿Me lo enseñas?
  • ¿No te fías de mí?
  • Enséñamelo si quieres que te ayude.
  • Está bien- lo abrió en mi presencia y me dejó ver su contenido 
  • Unos polvos blancos que quizás antes fueron setas -el incauto inició una sonrisa abierta y se disponía a soltarme una de sus risas, cuando  arrebaté el envoltorio  de sus manos en un gesto atrevido y se lo lancé hacia la boca, como un polvorón de Navidad. Tuvo un mal tragar. Soltó un sonoro GLUP, seguido de una tos ahogada.
  • ¿Crees que soy tonto? ¿Cuánto tiempo tardarías en intentar congraciarte con tu exjefe poniéndole al corriente de quién fue el autor de la faena? ¿Cuánto tiempo tardarías en solicitarle hacer a mi costa una exclusiva sobre el tema?