- Este es el paciente del que le hablé, doctor. Ha chocado con su caballo contra la pala de un aerogenerador. Tras examinarlo tiene cuatro costillas y el fémur izquierdo en la región intertrocantérica fracturados. Además, como ve, tiene diversas erosiones en la cara. No apreciamos lesiones internas.
- No sé si la he oído bien. ¿Se ha estrellado contra un aerogenerador?
- Tal cual, el caballo quedo ileso porque pudo esquivar la pala antes de ser alcanzado.
- ¿Podría ser un intento de suicidio?
- No lo sabemos, puede que se haya lanzado hacia delante con lo que parece una lanza, varios fragmentos rotos así lo sugieren.
- ¿Han podido hablar con él?
- Está en estado de shock y lo hemos sedado. Desde que entró en Urgencias solo dice frases inconexas que no logramos descifrar.
- Todo esto que me cuenta me resulta extrañamente familiar, debo tener un déjà vu. ¿Cómo se llama el accidentado?
- Espere, que miro su expediente. Aquí está. Los datos nos lo has dado un tipo bajito y rollizo vestido a la antigua que salió corriendo cuando le solicitamos más información. El paciente se llama Alonso Quijano es propietario agrícola y viene de La Mancha según nos comentó.
- ¿Cómo de La Mancha? ¿De qué lugar de La Mancha?
- No lo sabemos, el tipo bajito dijo que no quería acordarse del nombre del lugar. Fue entonces cuando tuvo esa reacción sorprendente. Dio media vuelta y se largó corriendo de forma ligera a pesar de su peso. Avisé a un enfermero que salió tras él, pero el individuo ya estaba muy lejos, arriba en el monte azuzando a un burro que más parecía un caballo de hipódromo.
- Es todo muy extraño y la cara y el nombre del paciente me siguen pareciendo muy cercanos. ¿Hay algo más?
- El tal Quijano llevaba puesto una especie de armadura oxidada. Nos costó Dios y ayuda quitársela porque no dejaba de golpearnos con los puños llamándonos "hideputas" "bellacos" "malandrines" y otras cosas por el estilo. Por si no tuviéramos bastante con el covid ahora tenemos que soportar a gente que se le ha ido la olla.
- Quizás el covid tengo algo que ver con ello. Déjeme con el enfermo que parece que se está despertando.
- ¿Es usted el maligno encantador que me tiene aprisionado en este lecho y dentro de esta alcoba extrañamente blanca aunque repleta de artilugios diabólicos que oprimen mi cuerpo? Sea valiente, quítese la máscara que no puedo ver su cara.
- No es cuestión de valentía, soy el doctor, estamos en plena epidemia y debemos protegernos.
- ¿Peste en el territorio de los encantamientos? Pues como sabrá, doctor, para protegerse de la peste se necesita un equilibrio entre los cuatro humores del cuerpo. Yo estoy a salvo de ello, hace meses que no me lavo y no hay espacio para que entren las miasmas.
- Oler le huelo mucho, a mi pesar, y entiendo que es usted un negacionista, pero recurrir a gente como Hipócrates o Galeno me resulta excesivamente arcaico; aunque claro, hoy en día con las redes sociales hay gente para todo.
- Sepa vuestra merced, que si reniega de esos grandes sabios demuestra ser un ganapán pelarruecas indigno de su profesión.
- Quizás.
Enfermera, hay que trasladar al paciente a la planta de psiquiatría, que lo coloquen al lado de nuestro amigo Gramsci. - ¿Gramsci?
- Sí, le llaman así, porque al parecer se le fue la cabeza tras leer los 32 cuadernos de cárcel de Gramsci y los libros de todos sus comentaristas posteriores.
- Madre mía, menuda indigestión, son muchos libros.
- Y tanta, fíjese que quiso montar un bloque contrahegémonico de pacientes que haga frente al bloque hegemónico psiquiátrico. Ahora ha aceptado la inevitabilidad de la dominación sanitaria
- Eso más parece de Michel Foucault y su obsesión por la locura y las clínicas.
- No se le escapa una, pero se trata de un gramsciano pura sangre, sin mistificaciones postmodernas.
- Truhán moderno y majadero antiguo, de villana y grosera tela tejido, echacuervos, corazón de mantequillas, ánimo de ratón casero, alma endurecida, pan mal empleado...
- Venga, que se desmadra, Quijano. Póngale otro sedante y súbanlo ya, que hay mucho trabajo pendiente.
El gran Quino también tenía que contar su versión
Aviesos propósitos le malicio, Maese Krap.
ResponderEliminarPresumí primeramente que el tal Alonso era el cochero astur, pero no me cuadraba la escudería. Sospecho que vos, con la excusa de ese Quijano (¿café?), procuráis dejarnos al pie de los caballos del podemita Gramsci, echando mano de una estratagema artera para que leamos libelos extranjerizantes. Sepa que no surtirá efecto sobre mi patriótico ánimo: leer no es uno de mis vicios.
Al tiempo, me congratula entender que estoy obrando cumplidamente para soslayar cualquier miasma: rehúyo el baño desde el atroz confinamiento marxista de marzo.
Saúde
¿Cómo responder a este comentario sin revelar la magia que permite que tras la chistera hay un conejo? ¿Se ha pasado usted al bando equivocado en su versión cutreluxe?
EliminarCuídese de las miasmas del entorno y de los fantasmas del ayer.
Saúde e arroutada
Será cosa del sabio Frestón... A Don Alonso se le perdona su negacionismo, pues es muy hidalgo para acudir con los de las manifestaciones, contra quienes de seguro se lanzaría lanza en mano acusándolos de servir como pérfidas huestes del soberbio Alifanfarón, maldita sea su memoria, .
ResponderEliminarEl gramsciano lo tiene complicado para encontrar sentido a su discurso en la planta que ocupa en el hospital, y para más inri no tiene a una Dulcinea que le consuele en tiempos de cólera. En cuanto a Foucault, me temo que ese no se salva, pues hoy sería un negacionista de los más impopulares, como su acólito Agamben.
Alifanfaron debe ser un líder de ocasión, de esos que se alimentan de las ensoñaciones de los rebaños buscando pastor.
EliminarEl gramsciano aunque no estoy seguro encontrará mayor placer en la lectura, comprensión y análisis de viejos textos que en los perecederos encantos del amor soñado. ¿Foucault negacionista? Depende del nivel de razón de Estado que entre en el juego de intereses.
Curioso. Los pacientes de ese hospital son todos figuras literarias o escritores. Así que tal vez ese tipo de gente sea más propensa a los desarreglos mentales causados por el coronavirus que las personas "normales". Claro que ahora nos enteramos de que Trump I El Eximio también ha caído....
ResponderEliminarComo haya muchas bajas entre los negacionistas nos vamos a reir...
¿Son figuras literarias o quieren ser figuras literarias? ¿Son verdad o simulación? ¿Son la realidad o su sombra?
Eliminar¿Los escritores famosos son lo que son o son arrastrados por lo que los demás ven en ellos?
Cayó Trump pero ya se está levantando, lo que no estoy seguro es si esa caída es real, intencionada o simplemente ficticia.
¿Dónde dices que está esa clínica? De buena gana me ingresaría en ella, total ya no hay diferencia entre estar fuera o dentro y al menos las conversaciones allí serían más entretenidas. Y hasta encontraríamos más verdad entre los locos que lo que debemos soportar cada día por parte de medios y políticos. Un abrazo!
ResponderEliminarLa locura tiene su halo romántico pero no sé si mola vista muy de cerca y cuando es compartida por otros que tienen su propia locura, quizás incompatible con la que podamos soportar.
EliminarDado que la locura se ha convertido en piropo cariñoso para muchas personas, yo preferiría ser un poco más agresivo con respecto a determinados personajes que son actualidad.
Un abrazo.
jajaja sos genial muchacho!!!
ResponderEliminarTe cuento
aqui al presidente lo ataca el virus
El nos habia dicho que necesitamos luz y desinfectante para matarlo...Seguramente eso le estaran inyectando hoy ya que esta enfermito esperando
Muchas gracias.
EliminarNo sé si le han metido dos o tres botellas de lejía o si es que cumple aquel dicho de "bicho malo nunca muere".
Sea por el bicho del Covid o por algunos que lo padecen por su empecinamiento culpable.
Ocurre que hay "médicos" que piensan que pueden curarlo todo, incluso, es más, los hay más atrevidos que creen que hay que curarlo todo. Como si todo lo que no les es afín o agradable estuviese enfermo y requiriese sus servicios. "O estás conmigo o estás mal", ese es su doctorado.
ResponderEliminarUn saludo.
Claramente, la solución es volver a la edad de piedra, donde el aire era más puro, la comida era mejor, y sólo se vivía unos 35 años.
EliminarSaludos!
J.
El cientifismo absolutista convertido en nueva religión tiene todos los defectos de esta y como tal abusa de esas dicotomías entre lo bueno y lo malo a veces manifestamente injustas.
EliminarSaludos
Claramente, toda negación es sinónimo de herejía.
EliminarQuememos a los herejes que se oponen terraplanistas y antivacunas. Pero ya, porque me aburro y ya comienza el siguiente capítulo de una serie cualquiera de netflix y me olvido de lo que estaba pensando.
Saludos,
J.
Alonso Quijano y Gramsci van a tener mucho de qué hablar.
ResponderEliminarY sí, también pienso que Foucault tenía una obsesión muy rara...
Saludos,
J.
Quijano y Gramsci o su versión actualizada son tipos amigables. Foucault es un tipo con un pensamiento poderoso y ejemplar al que algunos pretendan reducirlo a la etiqueta de postmoderno siendo mucho más.
EliminarSaludos
La posmodernidad e la etiqueta que usamos con todo aquello que no entendemos. En una época se lo llamaba new-age, luego lo new-age se puso de modo, entonces hubo que buscar otra manera de desacreditar a los demás.
EliminarY así seguirá siendo.
Saludos,
J.
Una vez más hay que apuntar la distancia que hay entre la realidad y la literatura. Los locos de la vida real no tienen nada de romántico ni de idealista. Son los pacientes que más pena dan y los más dificiles de ayudar.
ResponderEliminarEstoy plenamente de acuerdo. La locura no es algo romántico cuando la ves de cerca y lo que más te produce es impotencia, ya que no se puede entrar en el cerebro humano sin conocer sus claves que normalmente se nos escapan.
EliminarPor enmendarme y ser justo, tengo que romper una pequeña lanza a favor de uno de los locos de la sátira: Foucault me merece respeto, y es necesario decir que buena parte de su sospecha en relación a la psiquiatría de la época estaba más que justificada, porque la psiquiatría es quizás la especialidad médica que más barbaridades cometió el pasado siglo, y donde el estudio del poder y la clínica tenía mucha pertinencia; en el presente, por fortuna, se ha encarrilado. Otra cosa es que no comparta puntos de vista esenciales del amigo Foucault, y que crea que su negación de la epistemología y de la ética conllevan bastante peligro. La posmodernidad de las últimas décadas, por decirlo de una sola vez, aunque con ello aglutinemos líneas y autores muy distintos, ya ha dado muchas pruebas de ello.
ResponderEliminarComo he comentado más arriba, tengo la máxima consideración por Foucault, la psiquiatría siempre fue un arma del poder y no es casual que las dictaduras más criminales hayan convertido a su adversarios en locos para liquidarlos mejor.
EliminarYo creo que Foucault más que negar la epistemología o la ética lo que pretendía, o así lo intuyo, es decirnos que no puede haber una teoría universal del conocimiento o una ética que no esté sometida a las circunstancias que las hicieron posibles.
La postmodernidad cuestiona los discursos generalistas y dice que debemos de fijarnos antes en el observador como en el objeto a la que se dirige su observación. Puede que no darnos seguridades sea peligroso pero también nos ofrece otras perspectivas.
Hola Krapp,
ResponderEliminarDon Quijote fue ficción, eso dicen, pero me gusta que hayas nombrado a Galeno e Hipócrates, pues gracias a ellos tenemos el desarrollo de la medicina, uno griego y otro romano, creo. Al final la cultura grecolatina influyó en nosotros y el Siglo de Oro también. Que es nuestro. Un poco por salirme del post, pero muy bien la entrada. Me he reído mucho por la ironía satírica y el ingenio que desplega. A ver si va a ser que los antiguos clásicos son de un mundo aparte y que hay un antes y un después, pero que al final no podemos prescindir de su legado para avanzar. Me ha gustado mucho. Un fuerte abrazo
Nuestra personalidad es una construcción hecha con los ladrillos de nuestra historia y por supuesto las grandes conquistas de la ciencia o las grandes obras literarias ya son parte de nuestro patrimonio personal, incluso de aquellos que desconocen su existencia. No hay una discontinuidad en el tiempo, ya que todo está en la misma construcción.
EliminarMuchas gracias, Marisa. Un abrazo
Muy divertido lo que has escrito. Imagínate, Don Quijote, Gramsci y, si se descuida, Foucault... todos a la planta de psiquiatría. La locura sistematizada, convertida en objeto de estudio y en saber, y quienes lo estudian convertidos en técnicos que dictaminan sobre tu locura y los tratamientos adecuados. Todo pierde su magia (y Quino sabía verlo como nadie).
ResponderEliminarSaludos.
Algo de eso pasa, ya que al romper los moldes se cuestionan los marcos establecidos y por lo tanto se pasa de lo normal a lo anormal.
EliminarLuego esa especie de red, con ciertos rasgos escolásticos, que se crea a partir de las ideas de personajes rompedores y que se forma a partir de epígonos, discípulos, capillas, contracapillas etc. es como la espuma de la cerveza y tal como dices con ella se termina perdiendo la magia primera.
Saludos
A mí, que ataque a un aerogenerador me reconcilia con su locura. Son trastos que atentan contra el paisaje.
ResponderEliminarY tanto que atentan, pero si la solución eólica nos libera de otras más sucias habrá que aceptarlos.
EliminarAmigo Krapp, tienes una imaginación desbordante y rindes, una vez más, homenaje merecido a una obra mítica y universal.
ResponderEliminarUn abrazo
Se hace lo que se puede y Don Quijote se merece unas cuantas entradas más por todo lo que representa.
EliminarMuchas gracias. Un abrazo.
¡Las pocas luces de Sancho! ¿Pero para qué manda a Don Alonso al hospital? ¡Es lo último! Seguro que además es de la Seguridad Social.
ResponderEliminarQuizás lo dejó allí abandonado a su destino y me temo que no es la primera vez. Seguro que es la Seguridad Social ya que allí afortunadamente admiten a cualquiera sin mirar la chequera.
EliminarExcelente! Un placer leerte.
ResponderEliminarAbrazo
Muchas gracias, amiga Mirna.
EliminarUn abrazo
Sería interesante pasarse por la sala de psiquiatría y tomarse, con tantas celebridades, un café... o un calmante. 🐾
ResponderEliminarMe apunto a la idea. Un café para celebrities, Rosa
EliminarFantástico traer a tan honorable personaje a nuestro momento de pandemia 👏🏻👏🏻👍🏻
ResponderEliminarGracias Diego con mucho retraso
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