He luchado contra la tentación pero al final he caído. La verdad es que sabía desde el principio que era una batalla perdida. Tengo un blog musical y otro, éste, cuyo título es suficientemente expresivo.
Era inevitable: música + suicidio= Gloomy Sunday.
Es conocida la leyenda que circula alrededor de esta legendaria canción. Podríamos imaginar una escena algo teatral y con toques decadentes.
Se abre el telón y estamos en un café de Budapest en el duro período de entreguerras, por lo tanto podrían sonar los violines. En su lugar oímos el sonido de la pluma del joven compositor Rezso Seress trazando febrilmente unas notas sobre una partitura titulada Szomorú Vasárnap. Se siente mal e intenta olvidar. Intenta olvidar a la mujer que se ha marchado dejando, como única huella de su paso dos palabras escritas en una servilleta de papel: domingo triste. Pronto sabrá que aquella a que amó, decidió quitarse la vida tras abandonarlo.
Todo lo anterior es pura fantasía, pero de fantasía se alimentan las mejores leyendas. Posiblemente Szomorú Vasárnap se compuso en París pero la ciudad luz ya tiene su Vallejo, su jueves y su aguacero. La letra no es de Rezso Seress por entonces un maduro cuarentón. La escribió el poeta Laszlo Javor reviviendo quizás alguna experiencia personal. Una canción triste para un país triste en un período especialmente triste. Hungría era y es uno de los países con mayor tasa de suicidios del mundo. Éxito asegurado. Durante tres años la canción pasará desapercibida, pero entonces un rumor se extenderá por toda Europa: las almas sensibles con males de amor pueden sentir un impulso irrefrenable hacia el suicidio después de oír el tema. Se decía que en 1936 la epidemia sonora ya se había llevado por delante a 17 personas. Pepinos españoles y canciones húngaras tienen algo en común.
Los señores de la industria musical, ya entonces muy espabilados, vieron un filón en aquel tema que tradujeron al inglés subtitulándola "Canción húngara del suicidio" . Una primera versión de los treinta es del cantante afroamericano Paul Robeson y posteriormente la definitiva, la que ha pasado a la posterioridad, la de la gran Billie Holiday de 1941.
Con el éxito de la cantante, la leyenda siguió creciendo y con la leyenda las supuestas muertes. Musicalmente hay decenas de versiones de Gloomy Sunday; ha aparecido en muchas películas e incluso ha sido argumento para otras, como la del segundo vídeo de esta entrada, la alemana Gloomy Sunday - Ein Lied von Liebe und Tod y la reciente española, La Caja Kovak de Daniel Monzón.
El colofón a este marketing mortuorio la puso el propio autor, Rezso Seress, cuando se suicidó en 1968. Había sido un hombre desafortunado. Decidió quedarse en Hungría, a pesar de sus suculentos derechos de autor; sobrevivió al Holocausto -fue condenado a trabajos forzados en Ucrania- y lo pasó mal con el régimen comunista posterior que siempre lo vio como un hombre sospechoso por sus contactos con Occidente. Lo que sabemos solo es biografía e historia y muchos querrán seguir pensando que se vio arrastrado por la maldición de Gloomy Sunday. Puede.
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Hace 2 horas