"Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley dice. Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa á sus maridos; porque deshonesta cosa es hablar una mujer en la congregación". (San Pablo. Epístola primera a los Corintios)
"En 1656 Inocencio XI, no conforme con la prohibición que las mujeres no pudieran cantar en las iglesias, también prohibe que se les enseñase canto y música“
"Las mujeres no deben ser parte de un coro; ellas pertenecen a los rangos del laicismo. Están totalmente prohibido los coros separados de mujeres excepto por razones serias y con permiso del obispo” (Decreto del 22 Nov. 1907 de la Sagrada Congregación para la Liturgia)
(En Irán) las mujeres tienen prohibido cantar pero, al igual que en casa de Maryam, las antenas parabólicas florecen por doquier para meter en los hogares el disfrute de lo prohibido. No son legales pero la Policía Revolucionaria hace la vista gorda o, sencillamente, no puede reprimirlo todo. (Norte de Castilla 19-08-2007)
Qué más
Hace 16 horas
Qué bueno el post de hoy, Doctor. Me quito el sombrero.
ResponderEliminarGracias, Guinda de plata.
ResponderEliminarMuy buenas y dulces noches. Sigo poniéndome al día, aunque no ponga nada. Qué magnifico sitio sigues teniendo... Todo un lujo y un homenaje a la inteligencia.
ResponderEliminarBuenas y dulces noches. Sigo leyendo...
ResponderEliminarBesos,
B.
Lo extraño es que en pleno siglo XXI, se sigan viviendo anomalías, porque las anomalías siempre interesan.
ResponderEliminarInteresan porque dividen, someten y rinden beneficios a colectivos y opresores.
Es difícil aceptar que esa división, ese somentimiento, se haya perpetuado de esta forma ignominiosa.
Y no sólo la humanidad en masa nunca lo encontró mal, sino que aceptó esas anomalías razonándolas de una forma, como en este caso, que llenaría a la propia Heidi de estupefacción.
"Pertenecen a los rangos de laicismo..." ¡manda bemoles!.
Todo valía para dividir y enfrentar.
Para ello se repartieron unos roles tan absurdos e incongruentes, que han sembrado tanta extensión de terreno, que aún la peor catástrofe no impediría que en incluso en la sequía más pertinaz floreciese la maldita hierba de la división.
Los avances, son pequeños parches, pues las sociedades en general siempre frivolizan esos avances, llevándolos al terreno de la tontería y la excepción.
Eso en sí mismo es ya otra anomalía, que un avance no llegue a consolidarse en los cerebros, sino que a regañadientes se acepta con condescendencia paternalista.
El tema es largo y archihablado, y no valdría la pena ahondar en él una y otra vez si no tuviéramos una deuda impagable con tantas mujeres que arriesgaron el pellejo para que tantas mujeres hoy disfruten de esos pequeños avances.
El tema sería, y es, aburrido, si no tuviéramos UNA DEUDA, con todas esas niñas que ya están destinadas a ser víctimas de tanta tradicición infame e injustificable.
Infamia e injustificación que siempre consigue unas reacciones demasiado tibias e inaceptables por parte del Primer Poderoso mundo, pero que es insensible a más no poder, pese a sus maratones de mazapán.
Todos sabemos lo que ha pasado y sabemos incluso las causas inmediatas de la dicriminación. La cuestión es saber si es esa forma de dominio y explotación es consustancial al género humano o no. ¿Realmente son anomalías o la anomalía es que no exista siempre alguna forma de opresión de unos grupos sobre los otros?
ResponderEliminarNo, no sabemos lo que ha pasado. Nunca sabremos lo que ha pasado. Solo sabemos lo que nos han contado que ha pasado, que no es lo mismo.
ResponderEliminarNo, no se conocen las causas. Y no es lo mismo discriminación que sometimiento. Un discriminado podría ser libre, aunque con accesos restringidos en áreas en las que, dependiendo del motivo de la discriminación, le resultaría difícil o imposible.
El sometimiento es otra cosa. El sometimiento es una vejación. Vejar a un ser humano a perpetuidad por su condición biológica, una condición que jamás de la que jamás se podrá desprender.
El otro día, en un reportaje sobre las mujeres en la India, era insoportable aceptar que a día de hoy -y pese a los impedimentos de un gobierno que pretende ser moderno y que aspira al capitalismo salvaje de esa Asia emergente- todavía se siguen matando fetos de niñas y abandonándolas porque no pueden pagar la dote, que corresponde a 3 años de trabajo remunerado de miseria.
Una prohibición gubernamental, ante una realidad demencial y anacrónica, tiene el mismo efecto que intentar matar un cocodrilo con un insecticida.
Pero ya le dije, el tema es largo y demasiado extenso para tratarlo en un blog.
¿El ser humano y su maldita condición?. Nadie sabe nada sobre eso. Debe ser cosa de los seres vivos en general.
Un cocodrilo se engulle a un antílope en un plis plas, y mientras lo trocea, un ave carroñera espera tranquilamente, sin esfuerzo, el resultado (las sobras/excedentes) de ese trabajo.
O sea, igual que los seres humanos. Los obreros/explotados curran, y los usureros (multinacionales-banqueros-etc) esperan apaciblemente en sus despachos el resultado de ese trabajo.
¿Cómo lo argumentarían? Los ejecutivos dirían que ellos ponen el talento y su inteligencia, mientras que el obrero solo pone sus manos.
El ave carroñera, si pudiese, diría que el cocodrilo pone su fuerza bruta, y ella su espíritu higienizador, ya que se dedica a limpiar el entorno de restos en vía de putrefacción. O sea, la ingeniosa ave, representa a una empresa de limpieza.
Hagamos un esfuerzo de la voluntad para partir nuestro discurso de algún punto no excesivamente movedizo. Sí, los discursos que nos han contado puede que sean interesados pero los necesitamos para poder interpretar este mundo.
ResponderEliminarEs cierto que opresión, discriminación o sometimiento no son palabras sinónimas pero encierran una única verdad: el dominio de un grupo humano sobre otro.
El simil con los animales no me parece del todo correcto. El cocodrilo se alimenta de lo que la naturaleza le ha dicho que tiene que alimentarse, al igual que el ave carroñera que hace exclusivamente lo único que sabe hacer. La diferencia es obvia: los humanos tienen conciencia, los animales no o cuando menos no se la conocemos. Los humanos tienen sentido de la culpabilidad aunque la disimulen con discursos interesados. ¿Acaso no eran conscientes los nazis de que el holocausto era un acto inhumano? El asunto es que para ellos tenía menos valor que el hecho de construir un gran imperio ario. Incluso en los peores años del esclavismo, por poner otro caso, los blancos eran conscientes de lo que hacían con indios o negros y si no fuera así siempre tendrían algún Fray Bartolomé de las Casas para azuzarlos.
Djelo mi arma, no vale la pena.
ResponderEliminarNingún debate se mantiene en el centro y uzté lo zabe. Siempre tiende a ir a la periferia.
Se empieza hablando de inflación y se acaba hablando de silicona...
Inflación... silicona... ¡Ufff, que graziozo!. Me troncho.
Me discurpe, pero tengo que ir a un congreso de Chonis, mi colectivo favorito (y nada de coña)así que fartaré unos días.
Mire, no tengo el pellejo para trascendencia.
Choni: Persona habitualmente del genero femenino que por su modo de vestir, hablar y su comportamiento resulta chabacana, ordinaria e incluso soez.
ResponderEliminarVaya, vaya, bocadillo de caballa.
Uggg!!! qué bien, uzté.
ResponderEliminarHa buscao en San Guguel el significao del apelativo.
No se fíe de los "buscadores", ni virtuales ni reales.
¿Las Chonis horteras?.
¡¡¡Pol dios, si son auténticas!!!
Nada de disimulos y envoltorios artificiales, son tal cual.
¡Qué se lo pregunten a Paquirrín, él no quiere imitaciones, vayan envueltas en Armanis o de Carrefú!.
Tenemos una crisis horrenda (ya no se llama desaceleración) y precisamente en ese Congreso se hablará del tema, de lo que interesa a la gente.
M'acabo de dar cuenta: si antes hablaba un Chamán, ¿por qué ahora contesta un Dr?
Es usted de una agudeza sobrecogedora querida Choni, ¿puedo llamarle Choniña?, aunque la verdad ese traje de faralaes le queda algo impropio, quizá sea la sisa o a lo mejor es que por detrás asoma el cachirulo. ¡¡San Guguel nos asista!!
ResponderEliminarEfectivamente en los casos de cierta gravedad viene el Doctor a echarme una mano pero no se asuste sólo somos dos ante el ejército indomable de sus sucesivas personificaciones, eztimá zeñora.
Compruebo que enseguida copian la idea. He visto aparecer por aquí "elementos/as" que también le han cogido gusto al "autobautismo".
ResponderEliminarNo se salva nadie, ni intelectuales ni ignorantes, al final todos caen en la tentación de seguir una estela de lo que consideran "graciosidad" e intentar, si pueden, ser más graciosos que sus antecesores, copiando descaradamente la fórmula.
Por eso me gustan las “Chonis”, aceptan con humildad su mimetismo, y no pretenden ser únicas, sino del “respetable montón”.
Los títulos y denominaciones son realmente atractivos para quien esto escribe. Son como envoltorios que anuncian mucho, y al final cuentan poco. Pero es que ha llegado un momento, que habiéndose contado y recontado todo, magníficamente por muchos (muertos y vivos), el mejor homenaje a esos excepcionales contadores, es leerlos y releerlos, y resignarse sin lucha, a ser un simple lector con afición tituladora.
Compruebo que enseguida copian la idea. He visto aparecer por aquí "elementos/as" que también le han cogido gusto al "autobautismo".
ResponderEliminarNo se salva nadie, ni intelectuales ni ignorantes, al final todos caen en la tentación de seguir una estela de lo que consideran "graciosidad" e intentar, si pueden, ser más graciosos que sus antecesores, copiando descaradamente la fórmula.
Por eso me gustan las “Chonis”, aceptan con humildad su mimetismo, y no pretenden ser únicas, sino del “respetable montón”.
Los títulos y denominaciones son realmente atractivos para quien esto escribe. Son como envoltorios que anuncian mucho, y al final cuentan poco. Pero es que ha llegado un momento, que habiéndose contado y recontado todo, magníficamente por muchos (muertos y vivos), el mejor homenaje a esos excepcionales contadores, es leerlos y releerlos, y resignarse sin lucha, a ser un simple lector con afición tituladora.
El hombre reducido a su condición más simple: ser que pone nombre a las cosas. Un abandono soberbio digno de un derviche sufí. Uno va dejando capas y capas de la cebolla mientras se convierte en un giróvago perpetuamente ausente de todo, quizás con la secreta esperanza de liberarse del yo. Ese yo irredimible y pertinaz.
ResponderEliminarSi sigo visitándole, es precisamente, por esa mala leche, que tanto se preocupa de contener. No me gusta su almíbar, primero porque tengo alergia al pasteleo, y segundo porque no me lo creo.
ResponderEliminar¿Condición más simple? ¡Ya le vale!. ¿Y cuál es la condición más compleja? ¿La suya?. ¡Me troncho!.
Usted, que en otros lares me superaba con creces en multitud de “denominaciones” muy logradas y soberbias.
¿Mis denominaciones buscan ausencia y las suyas presencia? ¡Sigo tronchándome!.
Usted sabe que hay alguien que ha aparecido de repente por aquí, utilizando el mismo método para criticar su redacción, aunque por lo que acabo de leer ya lo ha identificado y no parece molestarle, por lo tanto debe ser alguien que conoce y por lo tanto cuenta con su aprobación.
Una cosa es estar contra los pasteleos y otra muy distinta entrar a saco en conflictos ajenos buscando sacar ventaja del interlocutor. Ciertamente el hecho de identificar a a alguien que ha actuado, a mi modo de ver, de forma negativa no justifica ni quita peso al posible agravio cometido que sigue siendo un agravio. Esto es tan elemental que ni merece la pena comentarlo.
ResponderEliminarNo he entendido este último comentario suyo, se lo juro, y me da igual si no me cree, pero no vale la pena las aclaraciones, que lejos de servir para algo no hacen sino enturbiar lo de por sí ya espesito. Por lo tanto no necesito una respuesta. Si la cosa ya va en serio, lejos de la fiesta lúdica que siempre supongo, me retiro.
ResponderEliminarDesconozco de que conflictos habla, ni tampoco -aún a riesgo de perder un millón de € ,que algún insensato osara ofrecerme por mi capacidad adivinatoria para saber quien se esconde tras el agraviador/a- de que ventaja habla, algo que endémico en usted, viendo siempre ganadores y vencidos, por lo tanto que corra el aire.
Conflictos, choques, peleas, esas cosas que pasan a todos los seres que habitamos un espacio. Yo sí que no le entiendo cuando usa lo de ganar o perder. Sólo he hablado de ventajismo que se produce por ejemplo cuando alguien alimenta discordias en las que no ha participado sin conocer el origen de las mismas.
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