31 marzo 2023

Lo que Judson inventó, no siempre nos unió

Sí, a ti Whitcomb L. Judson. 
A ti te le digo.
Te sientes orgulloso, ¿eh? Seguro.
Claro, el gran inventor se siente satisfecho de su obra.
Primero lo intentaste con un tranvía moviéndose por aire comprimido a través de un sistema de pistones subterráneos. Conseguiste que te montaran una línea para probar tu cachivache y nada menos que en la capital. En Washington.
Durante dos semanas tuviste a la población en vilo:

  • Ohhh el Ferrocarril Neumático de Judson. Ohhh, el futuro esplendoroso ya está aquí. 
Fracaso estrepitoso. Los tranvías eléctricos resultaban más económicos y prácticos.
No te conformaste. No señor, seguiste erre que erre.
Sacabas patentes al mercado como un mago saca un conejo de la chistera.
Seguro que te decías:

  • Alguna caerá, digo yo
Y cayó. Vaya si cayó. 
En 1890 inventas un instrumento maligno.
Diabólico.
Asesino.
Es cierto que tú no le pusiste el nombre. Es cierto que solo pusiste a andar la máquina y que luego otros la hicieron más compleja, más sutil, más terrible. Algo semejante a ese Dios téista, mero creador del Universo, que admiraba Voltaire y que los antidarwinianos utilizan para recusar el evolucionismo.
¿Recuerdas cuando Mr. Anderson, examinador de patentes, frunció el entrecejo y rechazó tu invento en gesto benevolente hacia la humanidad futura? 
Poco duró la cosa. El buen hombre te pidió que lo mejorases, porque se parecía demasiado a otros artefactos que habían pasado por aquella pulcra oficina.
Te pusiste a trabajar -obsesionado por la idea que no te dejaba dormir- y presentaste tu mecanismo de nuevo en 1893.
Fue aprobado y las lágrimas rodaban hasta tu barba de orgulloso inventor.
No había duda, la Humanidad  te debía una.
¡Qué feliz eras en la Feria Mundial de Chicago y luego cuando pusiste los cimientos de tu empresa, la Universal Fastener Company!
Al principio la cosa no iba bien del todo ya que los fabricantes desconfiaban de aquel extraño producto que no siempre funcionaba como debía. Hasta que tu empresa contrató a aquel ingeniero sueco que mejoró de forma ostensible aquel  primitivo aparato.
Crecieron sus dientes, pero se siguió atorando.
Se siguen atorando hoy en día, aunque aparentemente hubierais conseguido "la unión perfecta entre machos y hembras" como decías.
No tan perfecta.
Si lo piensas bien, no puede haber una unión perfecta entre machos y hembras.  Y mejor así.
Lo sabes bien.
Lo tuviste que saber desde el momento en que te hiciste responsable de ese instrumento que atormenta nuestras vidas y que cuando somos cadáveres, nos las cierra al mundo, embutidos en esas tremendas bolsas oscuras en las que nos conducen a la funeraria.
Malditas cremalleras.

 
 (Publicada en este blog el 6 de noviembre del 2009)

16 marzo 2023

Disputados amores en el Congreso de Diputados

  • ¿Crees que un cuarto de la limpieza en el Congreso es el lugar más adecuado para el encuentro apasionado entre dos señores diputados, churri?
  • Una señora y un señoro, carca mío, que no se te olvide.
  • ¿Cómo se me va olvidar, chiqui,estando con quien estoy, una heroína de la lucha femenina?
  • De la lucha feminista, mi estimado cavernícola.
  • A mi me chiflan las heroínas, tan bravas y poderosas.
  • Por favor no me saques el listado de heroicas matronas que aceptan los de tu cuerda. Juana de Arco, Agustina de Aragón, María Pita y demás...
  • No, también soy consciente de lo dura que resulta tu doble vida. La oficial con tu pareja boll...
  • No lo digas o recibes un trompazo, eso solo lo podemos decir nosotras.
  • Vale ...y por otro lado la aventura secreta conmigo.
  • ¿Aventura secreta? No me hagas reir, eres solo un caprichito temporal en mi subida al estrellato. Entre mi gente nadie ha llegado nunca tan lejos. Ligarse a un facha como desafío al sistema opresor.
  • No me reduzcas a un cliché. Soy un hombre bragado y orgulloso. Un adalid de la vieja escuela. Un guerrero que lucha por reconquistar los valores morales perdidos por culpa del relativismo progre.
  • ¿Cuando hablas de reconquistar te refieres a la chorrada de poner una banderita en el Peñón, machirulo mío?
  • Sabes perfectamente a que me refiero. Por cierto, no te agites tanto que el cuarto es estrecho y tú ocupas lo suyo.
  • ¿Me estás llamando gorda, gorilón grandullón?
  • Puedes ser tan pesada que es dificil saber si estás gorda o delgada. Pero al menos tienes salero y hablas gracioso, siendo una brasas de cuidado. Irresistible para un tipo apasionado como yo. 
  • Será que tu rollo ultra se combina bien con el mío.
  • Eres como yo, no tienes límites. Has venido a comerte el mundo antes de que el mundo venga a comerte a ti.
  • Primero tendrán que aguantarme un rato.
  • Deja que sea yo el que lo haga. Aguantaré lo que haya que aguantar y comeré lo que haya que comer. 
  • Humm eres un pretencioso machote.
La puerta se abre...
  • Disculpen, señorías, pero tengo que coger las fregonas y la lejía.
  • ¿Sabía que estábamos aquí?
  • Claro y la prensa de ahí fuera. Hace tiempo que no había tanta expectación. Están con las cámaras, los micrófonos y todo el tinglado preparado. ¿Quieren que les traiga unos vasos de agua o prefieren una tila para dos?