22 junio 2014

Merienda de rojos

  • ¿Era realmente necesario traer a estos tipos a merendar?
  • Fueron ellos los que quisieron venir y ya sabes que por el Clan del Canibal Cavernario tienen la puerta abierta toda clase de depredadores: obispos viscosos, banqueros rateros, abogados despiadados, financieros chapuceros, políticos putrefactos. Ya era hora de que nos visitase la prensa amiga.
  • ¿La prensa amiga? ¿Desde cuando los chicos de la prensa progre son nuestros amigos? Llevan casi 40 años llamándonos de todo: trogloditas, salvajes, reaccionarios, casposos...
  • No sé de que te sorprendes, era lo que tenían que hacer para ganarse a su público, nosotros hemos hecho lo mismo.
  • Por mucho que digas, no es normal que los rojos coman rojos aunque nuestros invitados hayan usado cuchillo y tenedor y no los dedos y a dentelladas como hacemos nosotros.  Eso suena cruel y sadomasoquista, incluso para los parámetros habituales de esta caverna. Si se empiezan a comer entre sí seres de la misma especie las jerarquías alimenticias se irán al carajo.
  • No seas bobo, ésta es prensa del sistema, del mismo ecosistema que nos sostiene a todos arriba de la pirámide. No tiene nada que ver con los piojosos desarrapados de los que nos alimentamos ni con esos diarios digitales radicales que los azuzan. Es prensa de moqueta y salón, bienpensante, cultureta, institucional, de alto copete y lo suficientemente aparente como para engatusar a la gente amante de novedades. Lo que pasa es que han crecido mucho y como todos los que crecen demasiado rápido se han hecho más débiles. Tan débiles que ahora se les está cayendo el barniz y se les empieza a ver las vergüenzas.
  • Eso explicaría porque el famoso diario independiente de la mañana se ha vuelto tan reconfortante y cercano. 
  • Ya no tan independiente, en realidad si no se han ido a pique es por las subvenciones del gobierno que los tiene bien cogidos por las pelotas. Por eso ahora no le hacen ascos a venir aquí y matar dos pájaros de un tiro: comer de gorra y al hacerlo, eliminar a los nuevos rivales que cuestionan su pastoreo entre el rebaño que siempre los ha seguido.
  • Un pastor que frecuenta mataderos no puede generar confianza entre las ovejas.
  • Todo dependerá de si el rebaño tiene hierba fresca para comer. Mientras haya hierba fresca, nadie estará atento a las andanzas del pastor.

12 junio 2014

El verano tiene cura

No quiero ser la voz que clama en el desierto. 
No quiero hablar con príncipes, jerarcas o monseñores. 
Quiero ser la voz que se adentra en los arenales. Que cabalga sobre los valles. Que sube a las montañas para deciros a vosotros, amodorrados ciudadanos en bermudas, mi buena nueva: el verano tiene cura. 

No, no os echéis las manos en la cabeza. No me persigáis como al ladronzuelo que os roba las pertenencias mientras estáis a remojo. 
 No me digáis que os encanta el verano. Que vivís para el verano. Que el mundo debería ser un interminable verano bajo una sombrilla y con un daiquiri en la mano. 
Mentira. 

Todo es propaganda y falsedad. Lo sabéis de sobra, pero preferís mirar al otro lado. Preferís seguir con la absurda pleitesía. La necesitáis. Como un náufrago su tablón. En el fondo sabéis que el verano es taimado y prepotente. No ignoráis que quiere deslumbraros con sus falsas galas luminosas. Con sus viejos trucos de amante viejo y resabiado. 
No le hagáis caso. Olvidadlo. Haced como si no existiera.
El verano no os ama. El verano os aplana. Os ridiculiza con sus calores y colores. El verano os intoxica el cuerpo y os embota la mente. El verano os engaña y se va con otros o con otras. El verano juega con vosotros y se permite las comparaciones. Siempre ha habido un verano mejor que este. Siempre ha habido un verano soñado en una infancia lejana. Huidiza.

El verano es mentira. 

Todo verano pasado es un verano inventado. Existe para que quedéis inerme ante la vaciedad del presente. Para que os conforméis con la piruleta, ya que no sois dignos de entrar al banquete.
No sois dignos de entrar a la gran bacanal de la vida, pero tenéis el verano como sucedáneo.

Valiente estafa.

03 junio 2014

No olvide su corona, Majestad

  • El enemigo interior está a las puertas, Majestad.
  • ¿El enemigo interior? Yo soy el rey de todos, para todos y por encima de todos.
  • Ellos no lo ven así y se dirigen hacia aquí con aviesas intenciones.
  • Envíales a los caníbales mediáticos y ya verás como con cuatro ladridos y algún mordisco en sus carnes vuelven al redil.
  • Los hemos mandado, Majestad, pero el cabecilla que los dirige les ha derrotado en un suspiro. La verdad es que aunque parece un perroflauta, maneja la lengua como usaba la Tizona el Campeador.
  • No digas chorradas. No me creo que un mugriento y famélico antisistema haya podido vencer a nuestras huestes poderosas y resolutivas.
  • A los hechos me remito, Majestad. Cuando con hambre de cordero tierno, nuestras hordas sanguinarias se lanzaron sobre la chusma ovejuna fueron retadas a singular batalla dialéctica por el joven guerrero. Uno a uno nuestros caníbales le provocaron, lo insultaron y lo denigraron pero él, sin inmutarse, les fue desmontando de sus hipótesis. Al final, los nuestros han vuelto a palacio con el rabo entre las piernas y con más mala leche de la habitual y eso es mucho decir.
  • No, no me vas a convencer para que crea en superhéroes, mesías o iluminados. Con los reyes tengo bastante y solo por pura gentileza familiar.
  • Señor, ese hombre es intransigente y dogmático pero nunca pierde la compostura y las buenas formas en el combate. Es astuto y ladino, Señor.
  • Mano de hierro en guante de seda. Bien, habrá algún medio para descubrir donde el mamarracho del tres al cuarto tiene su talón de Aquiles. 
  • Imagino que para comprar el pan los domingos por la mañana dejará en alguna parte ese ego tan aparatoso. Sin embargo, para la cosa pública, Majestad, y perdone la frase, le viene como dios. Tiene a la plebe embobada y tontolina.
  • Bah, ya hubo otros antes que él y ahora yantan juntos y dichosos en los comederos de palacio. Pensándolo bien, quizás sea esa la solución: enviar a los viejos tribunos domesticados para enderezar a las masas por el camino correcto.
  • Esa tragedia se la reservaba para el final, Señor. Nos hemos adelantado a sus deseos y ha sido catastrófico. Hemos seleccionado a los mejores paladines del ayer rebelde y los pobres diablos se han dirigido con mucho ahínco al campo de batalla. Pero, Majestad, estaban ridículos y solo se dieron cuenta cuando llegaron a la altura de esa gente. Se creían jóvenes y están seniles. Se creían fuertes y solo están gordos y fondones. Las viejas armaduras les sientan fatal y la mayoría están oxidadas. Ni siquiera sus caballos les hacen  caso.Y lo peor, lo que es mucho peor, descubrieron que esos chicos representan lo que ellos fueron y dejaron de ser por unas migajas de poder. Sintieron vergüenza de su propia traición y los pocos que se atrevieron a atacar lo hicieron a tontas y a locas, desesperadamente.  Han sido completamente fulminados.
  • ¿Solución?
  • Abdicación, Majestad. Usted ya tiene una edad y está algo deteriorado. Además mantendrá sus privilegios sin problemas, los cortesanos saben ser agradecidos. Dicen que su hijo está preparado, que se la componga con su gente frente a esos traidores.
  • Está bien, renunciaré a mi Corinna.
  • ¿Querrá decir a la corona, Majestad?
  • No, quise decir lo que dije. No hay Corinna sin corona y eso es realmente lo descoronador.