29 junio 2023

Humillación y venganza en el Call Center


¿Cuántas llamadas había contestado? Quizás 125. Seguro que menos de 130. No más. Sabía que no había sido un buen día y estaba agotada. Por eso le sorprendió que el coordinador viniera a buscarla cuando dejó los cascos en el compartimento.
  • Tengo en la mesa un regalo para ti.
El tipo se sonreía mientras le daba la noticia. 
¿Un regalo? 
Ya era raro que aquel tarado de Raimundo no estuviera como un basilisco al terminar la jornada laboral. Menudo imbécil, ganaba 150 euros más y se creía todo un ejecutivo agresivo en aquel Call Center de mierda. ¿Pero un regalo? Caray se había emocionado y le palpitaba el corazón. ¿Le harían encargada? Eran tan caprichosos eligiendo cargos.

La mesa de los coordinadores estaba al fondo de la gran sala, separada por paneles de otras secciones. En un lado, estaba la Guerrero, a la que le había caído el apodo por apellidarse así y por su actitud belicosa desde que la hicieron coordinadora olvidando sus buenos modales de antaño. Ahora estaba inclinada sobre las hojas Excel, revisando los datos de las llamadas, con la pulcritud, el apasionamiento y la dedicación de una profesora de lengua en un mal día. En el otro lado, estaba aquel idiota de Luisma, hijo de algún pez gordo o semigordo, al que su supervisor le hacía el curro porque era más inútil que un cenicero en una Kawasaki
El cerdo de Raimundo se sentaba en el medio y en aquella ocasión lo hizo con una solemnidad desacostumbrada. Ella pudo observar que había un paquete de papel rojo y lazo verde encima del listado de llamadas que el tipo tenía a su derecha. No pudo evitar una sonrisa y para contener su ilusión, apretó sus manos con fuerza. 
Raimundo la miró. Sonrió a su vez. Le pegó un codazo a Luisma. Y carraspeó para que levantase la cabeza la obsesa de la Guerrero.
  • Tómalo. Es tuyo - Raimundo lo dejó a su alcance al otro lado de la mesa.
  • Gracias - balbuceó la mujer.
Nerviosa y algo confundida, se dispuso a abrirlo.
  • Te lo has ganado -comentó Raimundo con voz extraña.
Se hizo un lío con el lazo. Quitó el papel y al abrirlo dejo descubierto una caja de cartón de color gris. La abrió y se encontró con una lustrosa y hermosa patata reposando sobre un lecho de celofán.
La carcajada fue general, tanto entre los compañeros que ya estaban recogiendo sus cosas, como entre los coordinadores. A Guerrero le cayó baba en sus impecables hojas Excel y Luisma despertó momentáneamente de su atolondramiento. Raimundo sacó el descabello y remató a la chica haciendo gala de su ingenio y esperando que aquello llegara a los jefes.
  • Tienes una patata de regalo, porque es lo que te mereces. Hoy has hecho una "patata" de trabajo.  
A ella le cayeron cuatro o cinco lágrimas. Solo cuatro o cinco, mientras disminuía el barullo tras el escarnio público y la gente marchaba apresurada, no queriendo contaminarse con la escena degradante. 
Levantó la cabeza, miró al frente y luego a la patata. Dio media vuelta y se fue muy digna hasta su mesa.
Cogió el portanotas en forma de varilla que estaba junto a su PC y lo llevó de forma solemne a la mesa de los coordinadores. Ante el estupor general, ensartó la patata encima de los papeles y la aseguró con el clip del aparato. Tardo un rato en hacer fuego con el viejo mechero que le había regalado su abuelo.
  • Me gustan más asadas a la parrilla, pero hay que hacer de la necesidad virtud -dijo sonriendo.

15 junio 2023

La conspiración mundial contra el bidé

 
Inexplicablemente, me habían invitado a un congreso en Mugrienta dedicado a las nuevas lupas tecnológicas para huelebraguetas o sea para detectives como yo, un tipo incapaz de resistirse a una tentación pagada por otros. 
Lo malo es que tras tragarme todos los puntos del carnet me tenía que acoplar a un autobús de pasajeros que pintaba cojonudo. 
Visto desde fuera. 
Sin embargo, por dentro, desde la salida en Kaskarilleira las horas pasaban tan cargantes como en las antiguas torturas con ruedas, aunque los asientos ahora fueran ergonómicos, tuvieran un chisme para colgar las bebidas y reposabrazos adaptable. 
Solo quería llegar al hotelazo de cuatro estrellas y relajar mis ardores. 

La megalópolis me recibió como acostumbra: aparentando más de lo que puede ofrecerte. Todo a toda prisa y con desvarío para que no te acomodes a las cosas. Tras los trámites de rigor en recepción, con un tipo que parecía un crupier de casino, subí a mi habitación y me eché en la cama quitándome con gracia el sombrero Stetson. Hasta en la intimidad, siendo Fiz Arou, tienes que parecer cool. 
Pronto me levanté y me dirigí al cuarto de baño.
Fue una visita rápida. Transcurridos treinta segundos volví a la habitación y con gesto destemplado, me colgué la cartuchera del revolver y me puse la chaqueta. El portazo retumbó en el pasillo desierto y me fui para abajo en uno de los dos ascensores en servicio.
El crupier estaba solo ante el monitor de recepción y me lancé a por él.
  • ¿Dónde está el bidé?
  • ¿El bidé?
  • Sí, ¿Dónde coño han puesto el bidé en mi cuarto de baño?
  • Señor... su habitación no tiene bidé. 
  • ¿Está de coña? ¿Me ponen una ducha con mampara y no me ponen un bidé para apoyar mi trasero? 
Lo siento, fui un poco brusco, pero lo cierto es que agarré al empleado por las solapas a través del mostrador y le solté palabras muy ácidas:
  • ¿Cómo se supone que debo enfriar mis entrañables posaderas tras un montón de horas de autobús? Y no me diga que debo ponerme debajo de una ducha y mojarme entero cuando existe una cosa muy antigua llamada baño de asiento. ¿Es este un hotel de cuatro estrellas o un nido de pulgas con ínfulas?
Soy un tipo muy insistente cuando se me mete algo en la mollera y no iba a soltar la pieza, por eso le agarré más fuerte.
  • ¿Conoce usted los baños de asiento? 
  • Sí, claro que los conozco, pero es que aquí, para tener una habitación con bidé, hay que solicitarla previamente.
  • Ah, claro -reí con desprecio- quien necesita un bidé cuando se puede disfrutar del servicio de habitaciones, de un frigo cargado de bebidas, de una bandeja lleno de chocolatinas y frutos secos o de wifi gratis.
El recepcionista tragó saliva y balbuceó alguna excusa sobre la falta de demanda y los gustos cambiantes de los huéspedes modernos.
  • ¿Me está llamando rancio por querer usar un bidé? ¿Es que la gente moderna no tiene culo?
Se desprendió de mí con un gesto altanero y llamó a un botones que había asistido atónito a la discusión desde la entrada y sin bajar al ruedo.
  • Edelmiro, ayuda a este señor a llevar su equipaje a la habitación 237.
  • ¿Esa no era la habitación maldita de El Resplandor?
  • ¿Quiere o no quiere bidé?
En el ascensor, el botones estaba nervioso y sudaba un huevo. Al momento percibí que quería decirme algo. 
  • Suelta lo que me quieras contar.
  • Señor..., quizás no me va a creer, pero hay una conspiración mundial contra los bidés.
  • Venga, hombre, no me jodas.
El botones miró hacia ambos lados, asegurándose de que nadie más nos escuchara, y continuó con voz trémula.
  • No tiene por qué creerme, pero en este hotel hay muchos congresos, muchas reuniones y se aprende mucho si uno sabe poner el oído. Los empleados tenemos la ventaja de ser invisibles para los peces gordos... cuando conviene. Así he llegado a saber muchas cosas.
  • ¿Y por qué no vas al programa ese del Buque del Misterio de los domingos?
Le ofrecí un billete de 20 euros. Silencio. 
  • Dime que cosas -le mostré otro de 50 euros que desapareció rápido.
  • Hay una alianza entre los diseñadores de baños y el gremio de fontaneros y plomeros. Está financiada por la industria de la celulosa y la red de hoteles de postín, que por supuesto no quieren bidés.
  • ¿Pero qué ganan con privarnos de ese artilugio? ¿No pensarán que si se nos calienta el culo, quizás no se nos caliente la cabeza?
  • Eso lo tiene que averiguar usted, detective.
Ya estábamos delante de la habitación 237. El número de la siniestra habitación en el Hotel Overlook. La habitación con bidé en el hotel de Mugrienta
Despedí al tipo con alguna frase rotunda y otros 50 euros de bonificación. 
Ni diseñadores, ni fontaneros, ni hoteleros, ni CEO de empresas papeleras, aquel botones era el verdadero conspirador contra el bidé.


31 mayo 2023

Buscando la alternativa en un político gorila


LOCUTORA : El Partido de los Metemiedos, conocido por otro nombre mas decoroso en los medios y con ese epíteto por la población displicente, ha decidido tomar medidas drásticas en su pretensión de captar nuevos líderes que aseguren el triunfo de su formación en las próximas elecciones generales.
LOCUTOR: Esta mañana, un grupo de asesores ha recorrido el zoo buscando personalidades con carisma y se han parado un largo rato en la zona de los primates superiores, quedando extasiados con las evoluciones del gorila Pilila, conocido así por la longitud de su miembro y su capacidad para el baile libidinoso.

LOCUTORA: Sí, lo han oído bien. Los estrategas políticos del partido han pensado que el gorila Pilila es un buen candidato para captar la atención del público, ya que suele colmarlo de cacahuetes y ...ejem.

LOCUTOR: A mi compañera le da vergüenza decir que también lo colman con prendas de interior femeninas. Como al célebre torero.  
LOCUTORA: Pilila es un gorila imponente y carisma innato. Su habilidad para hacer ruidos guturales y golpearse el pecho le ha convertido en un gran dominador de su entorno primate.
LOCUTOR: Facilitado además por su vigoroso miembro que exhibe con gracia sin igual.
LOCUTORA: Ya vale ¿no? Deja a su miembro en paz que van a pensar que eres un obseso. 
LOCUTOR: Perdona, chica, es que eso que tiene Pilila, es una maravilla.
LOCUTORA: Dejémoslo. Al parecer encontrar un dominador así es parte de la nueva estrategia que quiere implementar el grupo, según comentó a nuestro reportero el afamado spin Doctor Krapp, asesor senior ejecutivo de la formación:
  • Queremos sacudir el panorama político con  líderes inolvidables. Para ello vamos entrenar intensivamente a nuestros candidatos y que puedan soltar discursos intimidantes y gestos amenazadores. La gente está ansiosa de liberar su masoquismo y necesita figuras estrafalarias que aunque le maltraten y reduzcan sus derechos fundamentales, sean graciosos, chocantes y que sirvan para restablecer el sentido de la autoridad perdida. Después de años de discursos igualitarios que los hacían sentirse parte de una masa indistinguible, hay entre los votantes mucha añoranza del pasado, porque anhelan destacar como individuos únicos y sentirse por encima del resto, sin que nadie se lo recriminen. Estos líderes frikis les muestran el camino.
LOCUTOR: El Doctor Krapp también nos ha comentado que en días pasados visitaron diversos escenarios bizarros: circos, cabarets, puti-clubs, narcopisos, ferias, mercados, congresos, seminarios universitarios y que ya han sido seleccionados otra serie de candidatos posibles. También ha dicho:
  • Tenemos varios modelos triunfantes en la política nacional que nos sirven como referentes.
  • ¿Algún ejemplo?
  • Sí, claro. Tenemos al exitoso alcalde con títulos en las más afamadas universidades británicas y dominador de un perfecto inglés, que ahora se ha metamorfoseado en un garrulo de medio pelo para convertir su ciudad en una hortera feria navideña. Luego está la cabecita loca, con pinta de muñeca antigua sacada de un baúl y manejada por un vividor ventrilocuo alcoholizado.  
  • Son ejemplos poderosos.
  • Pero triunfantes. La cabecita loca, en concreto, nos está dando mucho juego. 
  • Prosiga
  • ¿Qué me dice del alcalde castrista que tiene todas sus avenidas y calles con nombres revolucionarios aunque en su municipio se pirran por vivir los mayores potentados de la zona porque él es el dueño de la ley, el orden y la estafa pero ha mantenido a raya a los especuladores? Luego está el regidor ese, macarra, corrupto y escandaloso, que tiene una emisora de televisión, y que gana elecciones con toda la prensa en contra, pero que sigue ahí tan pancho y desafiante.
  • Esos no son de su partido.
  • Da igual. No miramos el color político cuando se trata de priorizar nuestras necesidades.
LOCUTORA: Parece ser que hay una parte de la población que encuentra un extraño placer en sentirse intimidados y dominados. Hemos consultado a ese respecto con el otro Doctor Krapp, laureado catedrático emérito de psicología y nos ha dicho lo siguiente: 
  • En psicología, sabemos que en determinadas personas hay una fascinación peculiar por la sumisión. La sensación de sentirse por debajo. De estar en peligro controlado. De experimentar miedo y luego superarlo gracias a la presencia de un arquetipo patriarcal  que les ayude o castigue. Todo eso genera un sentido de excitación y curiosamente, de empoderamiento. Es algo que algunos individuos buscan activamente en diferentes áreas de sus vidas, incluyendo la política. Lo que pasa es que todo es perecedero y hay que buscar  modelos renovados y eficaces.
LOCUTOR: Con este enfoque audaz, el Partido de los Metemiedos espera captar la atención de aquellos que buscan una experiencia política única y emotiva. Como dice el célebre analista social y tercer Doctor Krapp.   

  • La retórica igualitaria ha inundado el panorama político en los últimos tiempos y muchos votantes se sienten saturados por ella. Algunos anhelan propuestas más polarizantes y desafiantes, que les permitan expresar su individualidad y diferenciarse del resto. Especialmente de aquellos que consideran inferiores.
 LOCUTORA: ¿Será el Partido de los Metemiedos capaz de convertir el circo político en una auténtica jungla de emociones? 
LOCUTOR: ¿Será una maniobra desesperada, una forma de llamar la atención o una forma de esconder  la obligación de pactar una futura coalición con los cavernícolas retrógados? 
LOCUTORA: Solo el tiempo y las urnas nos lo dirán. Porque recuerden, en el juego electoral,  los gorilas ofrecen una alternativa bestial.

11 mayo 2023

Un sapo arisco, un sol ardiente y una luna generosa

Odiaba su condición de sapo. Por eso al llegar la noche, cuando sus semejantes empezaban su jornada, huía y se escondía en lo más profundo de los cañaverales para quejarse de sus  males y pesares: 
  • No tengo la belleza del flamenco, ni la elegancia de la garza, ni el ansia de un patito trans que quiere ser cisne. Solo soy un sapo feo, malhumorado y nauseabundo en una pocilga infecta en el culo del mundo.
En la luna de las flores que es la luna de mayo, algo mágico pasó. Mientras el sapo rumiaba entre las sombras su amargura, la luna, condescendiente, sobrada y generosa a destajo, decidió regalarle un halo de luz, a aquel bicho venenoso de abajo. 
Una aureola brillante se posó sobre el sapo, otorgándole un resplandor que parecía sideral.  
¡Qué extasis! ¡Qué contento! Aquel sapo resentido estaba feliz. Ya no era un esperpento.
Con su nueva aureola luminosa pegada a la gabardina, el sapo salió de su escondite y se dirigió a donde la charca tenía la cocina. Saltaba y se hinchaba con orgullo sobre sus patas traseras, exhibiendo su flamante personalidad ante los bichos de la poza. Era, por fin, un tipo de primera cuya presencia causaba sensación. 
Los grillos dejaron de frotar sus élitros. Las ranas quedaron boquiabiertas dejando que se escapasen los gusanos capturados y hasta los mosquitos se detuvieron en el aire para admirar su resplandor. 
 El sapo era la nueva esperanza. El centro de atención. El salvador. Todos querían estar cerca de un tipo con tanta personalidad y tanta convicción. Fueron horas de asombro y euforia. De abrazos compartidos y mucha paranoia. Tiempos para conquistar el mundo, para sentirse como hermanos, para mucha fiesta anfibia y mucha gloria.

 Pero el alba no entiende de verbenas y los after party anfibios aún no se habían inventado. Cuando la aurora se asomó en el horizonte con su jarra de rocío y montada en su ruidoso carro de caballos, la luna temerosa hizo mutis por el foro y se desvaneció. Era cuestión de no dejar nada a la okupación solar y la luna sagaz, se llevó consigo la aureola del sapo. En un soplo, el anfibio se vió desnudo y despojado, en medio de las miradas perplejas de toda la charca amistosa. 
Antes de que empezaran los murmullos y pitidos, humillado, corrió hasta adentrarse en los cañaverales, maldiciendo su suerte. 
  • ¡Que vergüenza! Me han traicionado ¡Maldita luna y su regalo tramposo! Sin duda, se trata de una conspiración urdida por mis enemigos para ponerme en ridículo -gritaba mientras se ocultaba entre las cañas. -¿Cómo pude ser tan ingenuo? ¡Esa luna pretenciosa ha conspirado con los que se decían mis amigos para arruinarme. Pero se equivocan. No soy un simple sapo, tengo mucho veneno y si es necesario me aliaré con el sol para destruirlos.
Todo estaba debidamente planificado y decidido. Esperó al mediodía y desde las cañas observó que el sol era ya grande y poderoso. Salió arriba, se subió a un montículo de tierra y gritó mirando al astro.
  • ¡Oh gran Sol! ¡Te suplico que me otorgues la fuerza para vengarme de la luna y de mis antiguos amigos traidores!
El sol pegaba con ganas y le contestó con fulgurante celeridad. El sapo, nocturno como los de su especie, no aguantó el sofoco y mareado se vino abajo con igual intensidad. Al caer sobre las cañas se sintió ridículo y chamuscado. 
  • He aprendido la lección. En la próxima ocasión, usaré protector solar.

27 abril 2023

Así es como los derrotistas conquistarán el mundo

  • Fuimos la escisión, de la escisión, de la escisión, de la escisión, de la escisión. ¿Cuántas van?
  • Cinco
  • Vale, fuimos la quinta escisión de un movimiento político que deseaba unir a todas las fuerzas de progreso para acabar con la opresión y el despotismo de los de siempre.
  • Y quedamos los magufos.
  • Sí, a todos nos unía el afán de justicia, pero además a nosotros, en particular, nos chiflaban los programas de misterio que veíamos clandestinamente para no asustar a nuestros camaradas.
  • Y creamos la Furgo del Misterio. Porque éramos cinco y teníamos una furgoneta vieja. 
  • Como los de Scooby Doo pero sin perro.
  • Fue entonces cuando nos enteramos de las maniobras y manipulaciones del Doctor Krapp.
  • Ese ser siniestro era el responsable del clima reinante.
  • Desengaño, desilusión, desgana, desconcierto, desamor y otros cientos de palabras que comienzan por "des"
  • Despecho, desánimo, desesperanza... 
  • ¡Basta!, es suficiente. La gente decía "es que estoy de bajón y ya no me importa nada". Mentira, la culpa era del virus que el malvado doctor había creado y difundido desde su castillo-madriguera. 
  • Entonces decidimos ir a verle y ponerle en su sitio.
  • Vive en un lugar malvado. En un remoto lugar en los Alpes italianos. 
  • Escondido en un paisaje abrupto.  
  • Para llegar allí, tuvimos que bajar abismos infernales y subir por majestuosas montañas.
  • Te está quedando muy heroico, aunque la verdad es que la furgo no nos falló. 
  • No estábamos tranquilos. ¿Acaso había un diabólico laboratorio en el sótano o es todo el recinto una mansión embrujada y tramposa?
  • Debíamos estar preparadas para todo. 
  • No desfallecer. 
  • Podríamos encontrar monstruos por los tenebrosos pasillos cubiertos de telas de araña.
  • O incluso algún vampiro podría estar agazapado en un armario polvoriento dentro de algún dormitorio con cama gótica y pringoso dosel.
  • ¿Y qué haríamos cuando nos encontrásemos con el Doctor Krapp frente a frente?
  • ¿Le preguntaríamos por qué se instaló en un lugar tan apartado ¿Acaso le hacían un buen descuento en los billetes de avión?
  • No digas chorradas, haz el favor. Lo cierto es que el derrotismo es un problema serio que ha dejado a los ciudadanos indefensos.
  • ¡No podíamos permitir que nos derrotase!
  • Eso último está mejor. Cuando te esmeras, lo logras.
  • Aquel portalón solo estaba echado y no tuvimos que tocar la enorme aldaba con forma de culo de diablo. 
  • Entramos y avanzamos por los pasillos del castillo, iluminados por las linternas de los móviles que portábamos en nuestras manos. 
  • Ah, las viejas antorchas tan entrañables.
  • Las telarañas y el polvo se hacían cada vez más densos y los muebles y tapices que decoraban las paredes parecía que se desintegraban con nuestros propios pasos.
  • ¿Alguien sabe por qué el Doctor Krapp decidió montar semejante tinglado en un lugar tan insano?- preguntó nuestra compañera ecologista. 
  • Probablemente, porque es un lugar aislado y oscuro, perfecto para llevar a cabo sus experimentos malvados- le respondió el politólogo, siempre razonable.
  • ¿Pero no podría dedicarse a la ciencia pura, sin tan malas intenciones?- repuso nuestro compañero, el sociólogo positivista.
  • Quizás es un magufo como nosotros o esté falto de cariño. Puede que haya fabricado el virus para sentirse acompañado en su desgracia -repliqué yo mismo, el community manager, haciendo gala de mi frivolidad habitual.
  •  Todos reímos nerviosos ante tu broma, pero pronto nuestro humor se tornó sombrío. Casi nos sentíamos derrotados antes de intentar acabar con el virus derrotista del Doctor Krapp.
  • Entonces una puerta de madera maciza nos cerró el paso. ¿El laboratorio?
  • Enfocamos nuestras luces, respiramos hondo y la empujamos con determinación. 
  •  Una luz cegadora nos deslumbró. 
  • Cuando nuestros ojos se adaptaron, vimos al Doctor Krapp sentado en una silla giratoria, con una sonrisa malvada en su desdentado rostro.
  • ¡Bienvenidos a mi refugio! -exclamó con entusiasmo-. Me alegra ver que sois unos auténticos fisgones de Champions League. 
  • ¡Maldito! -gritó nuestro compañero de los movimientos sociales-. Venimos a acabar con tu virus. 
  • ¿Acabar con mi virus? -se rio el Doctor Krapp-. ¿No veis que ya está en todas partes y solo yo tengo el antídoto que lo cura? 
  • Debes soltarlo o sufrirás las consecuencias -le amenacé con mi cara de mala leche y con el Smith & Weston para reforzar mis argumentos.  
  •  ¿Pero si yo estoy dispuesto a contaros la verdad?-respondió con cinismo el maldito doctor-. Solo hay una fórmula: dejad de tomaros la vida tan en serio, reíros más, disfrutad de las pequeñas cosas, bailad bajo la lluvia, tomad un helado en pleno invierno. No hay nada más contagioso que la risa y la felicidad. Ahora debéis convencer a los millones de derrotados que cambien su modo de vida. ¿A qué esperáis? -la risotada casi le hizo caerse del sillón.
  •  Nos miramos unos a otros, sin saber muy bien qué decir. Tras un largo silencio, el tic en el ojo del Doctor Krapp se intensificó y empezó a reírse de nuevo a carcajadas. 
  •  ¡Ja, ja, ja! ¡Es broma, imbéciles! Las bobadas de autoayuda no sirven aquí. No hay cura para mi virus, lo he creado yo en venganza por lo que le habéis hecho a mis congéneres.
  • Nos quedamos boquiabiertos, incapaces de reaccionar. 
  • De repente, la bata blanca se transparentó como si estuviera expuesta a una sesión de rayos X y reveló su forma interior: debajo de la fea cabeza del Doctor Krapp había un cuerpo de pulpo. 
  •  Pero no os preocupéis -dijo con voz tétrica-. No os meteré en una olla, ni os comeré con patatas y pimentón como hacéis vosotros con los de mi especie. Os dejaré vivos para que sintáis vuestra derrota y la difundáis por el mundo a través de vuestros mugrientos tentáculos de comunicación. 
  • Y así acabó nuestra aventura en el castillo del Doctor Krapp, derrotados y sin saber muy bien cómo logramos salir de allí. Pero al menos teníamos una buena historia que contar a nuestros amigos de Internet en las redes sociales. A vosotros, jóvenes.
 

13 abril 2023

Nunca retrates el alma humana (Apuntes para una historia victoriana)


El 7 de Marzo de 1879, en la época gloriosa de la reina Victoria, apareció en el “Illustrated London News” un artículo firmado por Thomas Richard Stephens. El citado caballero, discípulo del pionero de la fotografía William H. Fox Talbot y miembro de la Sociedad Teosófica de Madame Blavatsky, narraba como iban sus ensayos con un nuevo modelo de cámara fotográfica “que podría servir para retratar el alma humana”.

Pasó el tiempo y del invento e inventor poco más se supo. En los mentideros de Fleet Street se habló de que Stephens se había instalado en un palacete destartalado de Old Bond Street y que tras unos años de pura misantropía y quizás trastornado por algún extraño descubrimiento, había acabado sus días arruinado y alcohólico en un centro de acogida del Ejército de Salvación en el East End.


Fue en 1894 cuando Cornelius Adams, importante anticuario de Covent Garden, recibió un extraño paquete anónimo. Aparentemente, aquello parecía una vieja cámara semejante a las utilizadas 20 años atrás en los gabinetes de fotografía, pero de un tamaño desproporcionadamente pequeño y sin el acompañamiento de un trípode. Con todo, lo más curioso era el montón de cables negros que salían de su parte inferior. El aparato venía acompañado por un cuaderno de tapas doradas semejante a un breviario. 
Cornelius abrió la libreta y empezó a leer el texto. Aquel hombre devoto, miembro de la ilustrada minoría católica seguidora del Cardenal Newman, no pudo dejar de lanzar una maldición a la par que sentir un profundo escalofrío a medida que las líneas de aquel extraño manuscrito pasaban delante de sus ojos.

El reverendo John Ramsey saboreaba cada minuto de su presente tranquilidad en Cromwell Road. Una justa recompensa tras los sinsabores sufridos en su agitada vida pastoral. Después de dejar jirones de su piel entre los mineros de Newcastle o los estibadores de Cardiff había encontrado un oasis de calma burguesa en aquella pequeña parroquia del sur de Kensington
Ya habían pasado los tiempos de la furia anticatólica y aunque era muy consciente de que para sus vecinos no dejaba de ser una presencia religiosa que rebajaba el nivel del barrio, tampoco sentía a su alrededor aquella animadversión profunda que había encontrado entre sus paisanos de Londres cuando era un joven seminarista. 
Ni siquiera tenía necesidad de justificarse ante los viejos conocidos de otra épocas. 
Estaba seguro de si mismo. Había sido un sacerdote ejemplar en circunstancias excepcionales y ahora tenía derecho a su premio. 
Cornelius Adams era su amigo, parroquiano ejemplar y compañero de juego noche tras noche. Con él compartía largas veladas alrededor de una mesa de ajedrez. Hablaban reposadamante de teología pero también de política, arte o literatura. 
Rara vez de cuestiones personales. Eran unos perfectos caballeros.
Sin embargo aquella noche ...

Aquella noche todo fue diferente. Nunca había visto al anticuario en semejante estado. Ni siquiera cuando un grupo de belgas le había querido estafar con un falso escritorio estilo Chippendale. Su rostro demacrado reflejaba una gran tensión. Sus ojos oscuros desprendían llamaradas de pánico. Aquel hombre que llamó a su puerta a las diez y cuarto de la noche, llevaba un incendio oculto en su interior.


Dos manchas de ceniza con forma humana sobre el tapiz verde de Hyde Park. Apenas unos restos sombríos que en pocas horas el viento se encargará de esparcir hacia el cercano lago Serpentine.

El detective Barrow se ajusta el bombín, abrocha los botones de su gabán, pone las manos en sus bolsillos y observa como se despereza la ciudad dormida, más allá de las rejas, en los altos del Speaker Corner. Carruajes de reparto en Park Lane, landós particulares con la capota cubierta para combatir el rocío y el par de bobbies que le habían acompañado, alejándose velozmente en bicicleta del lugar del espanto. Nada más.
Sin duda será un hermoso día de abril. 
Sereno, claro y tibio. 
No, él no estará en condiciones de disfrutarlo.


31 marzo 2023

Lo que Judson inventó, no siempre nos unió

Sí, a ti Whitcomb L. Judson. 
A ti te le digo.
Te sientes orgulloso, ¿eh? Seguro.
Claro, el gran inventor se siente satisfecho de su obra.
Primero lo intentaste con un tranvía moviéndose por aire comprimido a través de un sistema de pistones subterráneos. Conseguiste que te montaran una línea para probar tu cachivache y nada menos que en la capital. En Washington.
Durante dos semanas tuviste a la población en vilo:

  • Ohhh el Ferrocarril Neumático de Judson. Ohhh, el futuro esplendoroso ya está aquí. 
Fracaso estrepitoso. Los tranvías eléctricos resultaban más económicos y prácticos.
No te conformaste. No señor, seguiste erre que erre.
Sacabas patentes al mercado como un mago saca un conejo de la chistera.
Seguro que te decías:

  • Alguna caerá, digo yo
Y cayó. Vaya si cayó. 
En 1890 inventas un instrumento maligno.
Diabólico.
Asesino.
Es cierto que tú no le pusiste el nombre. Es cierto que solo pusiste a andar la máquina y que luego otros la hicieron más compleja, más sutil, más terrible. Algo semejante a ese Dios téista, mero creador del Universo, que admiraba Voltaire y que los antidarwinianos utilizan para recusar el evolucionismo.
¿Recuerdas cuando Mr. Anderson, examinador de patentes, frunció el entrecejo y rechazó tu invento en gesto benevolente hacia la humanidad futura? 
Poco duró la cosa. El buen hombre te pidió que lo mejorases, porque se parecía demasiado a otros artefactos que habían pasado por aquella pulcra oficina.
Te pusiste a trabajar -obsesionado por la idea que no te dejaba dormir- y presentaste tu mecanismo de nuevo en 1893.
Fue aprobado y las lágrimas rodaban hasta tu barba de orgulloso inventor.
No había duda, la Humanidad  te debía una.
¡Qué feliz eras en la Feria Mundial de Chicago y luego cuando pusiste los cimientos de tu empresa, la Universal Fastener Company!
Al principio la cosa no iba bien del todo ya que los fabricantes desconfiaban de aquel extraño producto que no siempre funcionaba como debía. Hasta que tu empresa contrató a aquel ingeniero sueco que mejoró de forma ostensible aquel  primitivo aparato.
Crecieron sus dientes, pero se siguió atorando.
Se siguen atorando hoy en día, aunque aparentemente hubierais conseguido "la unión perfecta entre machos y hembras" como decías.
No tan perfecta.
Si lo piensas bien, no puede haber una unión perfecta entre machos y hembras.  Y mejor así.
Lo sabes bien.
Lo tuviste que saber desde el momento en que te hiciste responsable de ese instrumento que atormenta nuestras vidas y que cuando somos cadáveres, nos las cierra al mundo, embutidos en esas tremendas bolsas oscuras en las que nos conducen a la funeraria.
Malditas cremalleras.

 
 (Publicada en este blog el 6 de noviembre del 2009)

16 marzo 2023

Disputados amores en el Congreso de Diputados

  • ¿Crees que un cuarto de la limpieza en el Congreso es el lugar más adecuado para el encuentro apasionado entre dos señores diputados, churri?
  • Una señora y un señoro, carca mío, que no se te olvide.
  • ¿Cómo se me va olvidar, chiqui,estando con quien estoy, una heroína de la lucha femenina?
  • De la lucha feminista, mi estimado cavernícola.
  • A mi me chiflan las heroínas, tan bravas y poderosas.
  • Por favor no me saques el listado de heroicas matronas que aceptan los de tu cuerda. Juana de Arco, Agustina de Aragón, María Pita y demás...
  • No, también soy consciente de lo dura que resulta tu doble vida. La oficial con tu pareja boll...
  • No lo digas o recibes un trompazo, eso solo lo podemos decir nosotras.
  • Vale ...y por otro lado la aventura secreta conmigo.
  • ¿Aventura secreta? No me hagas reir, eres solo un caprichito temporal en mi subida al estrellato. Entre mi gente nadie ha llegado nunca tan lejos. Ligarse a un facha como desafío al sistema opresor.
  • No me reduzcas a un cliché. Soy un hombre bragado y orgulloso. Un adalid de la vieja escuela. Un guerrero que lucha por reconquistar los valores morales perdidos por culpa del relativismo progre.
  • ¿Cuando hablas de reconquistar te refieres a la chorrada de poner una banderita en el Peñón, machirulo mío?
  • Sabes perfectamente a que me refiero. Por cierto, no te agites tanto que el cuarto es estrecho y tú ocupas lo suyo.
  • ¿Me estás llamando gorda, gorilón grandullón?
  • Puedes ser tan pesada que es dificil saber si estás gorda o delgada. Pero al menos tienes salero y hablas gracioso, siendo una brasas de cuidado. Irresistible para un tipo apasionado como yo. 
  • Será que tu rollo ultra se combina bien con el mío.
  • Eres como yo, no tienes límites. Has venido a comerte el mundo antes de que el mundo venga a comerte a ti.
  • Primero tendrán que aguantarme un rato.
  • Deja que sea yo el que lo haga. Aguantaré lo que haya que aguantar y comeré lo que haya que comer. 
  • Humm eres un pretencioso machote.
La puerta se abre...
  • Disculpen, señorías, pero tengo que coger las fregonas y la lejía.
  • ¿Sabía que estábamos aquí?
  • Claro y la prensa de ahí fuera. Hace tiempo que no había tanta expectación. Están con las cámaras, los micrófonos y todo el tinglado preparado. ¿Quieren que les traiga unos vasos de agua o prefieren una tila para dos?

23 febrero 2023

El Paraíso perdido no queda por aquí


Tenían que visitarlo aquella mañana y estaban inquietos. Llevaban varios meses instalados en la aldea y  solo lo habían visto desde lejos. Oían sus gritos cuando llevaba a pastar a las vacas en las leiras junto al río. Oían sus gritos feroces, terribles, que estremecerían al animalista más enérgico y que no casualmente estaban dirigidos a animales de sexo femenino. Parecía un hombre rústico y agresivo, aunque no muy mayor. Su zamarra vintage, esa boina calada de visera, el pantalón de pana y las botas cochambrosas, no auguraban nada bueno. 

  • ¿Son los nuevos vecinos? Pasen, por favor.
Tras un breve estremecimiento ante la presencia amigable y poco escandalosa de aquel hombre, la pareja entró con sorpresa en una estancia cálida, luminosa y acogedora. En el centro, algunos muebles de madera enmarcaban una gran mesa para muchos comensales. Al fondo, una cocina moderna y funcional junto a una vieja cocina de leña y un enorme frigorífico de doble puerta. Más próximo, un sofá rinconero de piel rodeando una mesa baja de madera de teca. En el lateral, junto a una puerta que debería llevar a algún exterior, quizás un huerto, una sólida estantería de seis pisos repleta de libros. Lindaba con un viejo escritorio de caoba donde estaba encajada una pantalla de ordenador de  muchas pulgadas tras el consabido sillón mullido.

  • Siéntense en el sofá. ¿Quieren algo para beber? Dadas sus creencias quizás rechacen el alcohol o los bebidas estimulantes, pero el agua de mi pozo es exquisita. 
  • Está informado sobre nosotros, no lo esperábamos - contestó el hombre delgado.
  • Tampoco esperaban que yo fuera así. Reconózcanlo, pillines -el anfitrión dejó escapar una media sonrisa irónica
  • ¿Qué quiere decir con eso? - intervino la mujer enjuta.
Tras otra sonrisa intrigante, contestó el anfitrión.
  • ¿Al final van a beber algo? 
  •  No, gracias -repuso el hombre cortante.
  • A ver, ustedes esperaban a un patán de campo con ademanes groseros y gesto amenazante. No respondo al estereotipo. Con lo cómodo que resultan los prejuicios para actuar con impunidad y sin romperse la cabeza. Sobre todo cuando uno adopta actitudes, digamos, colonialistas.
  • ¿Colonialistas nosotros? Somos seres espirituales que tienen una experiencia humana y nuestra lucha es para conseguir un mundo en armonía- contestó el hombre, tieso como un junco.
  •  Lo que dice de nosotros es una falsedad  -confirmó la mujer, juntando los dedos de la mano formando una esfera. 
  • Venga. Vienen de fuera. Son guiris. Compran por cuatro perras una aldea abandonada para montar su rollete estupendo de casa rural con talleres holísticos, centro de meditación mindfulness y  retiro antiestrés para personas superadas por la vida actual pero con pasta para pagarse un finde caro. Todo va perfecto, pero se encuentran con un gañán con una granja de animales chillones, antiestéticos y malolientes en medio del paraíso. ¿Van a hacer algo para que me vaya o esperan a lo típico?
  • ¿Qué es lo típico?
  • Pues que me ponga flamenco, agarre una motosierra y les ataqué con nocturnidad y alevosía, porque seguro que un ermitaño guarro que vive tan lejos de todo, en el monte, debe ser un psicópata de cuidado.
  • Casi preferimos recurrir a medidas legales. Hemos comprado esta aldea. Aquí le traigo los papeles que lo demuestran. Tendrá que salir de aquí por las buenas o por las malas. Si no lo hace recurriremos a la justicia o a la Guardia Civil.
  • Mi familia ha vivido aquí siempre. 
  • Su familia abandonó estas tierras y nosotros las hemos comprado.
  • Es usted un okupa -soltó sentenciosa la mujer enjuta.
El hombre se levantó del asiento, los miró intensamente un segundo y dio media vuelta en dirección hacia la puerta del huerto.
  • ¿A dónde va?
  • Acomódense. Pueden quedarse un rato. Vendré pronto. Voy a por la motosierra

Para más información, tenéis este enlace

10 febrero 2023

Adiós a la musa, ya viene la Inteligencia Artificial


Resulta que el autor de este blog no pudo acudir ayer a su cita bimensual de los jueves, y dada la escasez de tiempo y la premura por escribir una entrada, he decidido pasar de mi caprichosa musa e ir directo a la hiperpublicitada Inteligencia Artificial y su Oráculo de Delfos particular: el afamado chat
GPT 

  •  Tengo minutos para hacer un texto de humor en el Círculo de los Suicidas Perezosos y estoy con pocas fuerzas. Ese blog es de relatos de ficción cortos y humorísticos y creo que siendo un chat de Inteligencia artificial me podrías ofrecer alguna ayuda. Se me ocurre narrar algo sobre un escritor sin ideas que recurre a un chat de Openai como éste. 
  • Sí, es posible escribir un relato humorístico sobre un escritor que recurre a un chat como este para obtener inspiración para su escritura. Aquí hay algunas ideas para ayudarte a empezar:

    1. El escritor puede presentarse a sí mismo como alguien que está luchando por encontrar ideas para su próximo cuento y que ha recurrido a un chat de inteligencia artificial como último recurso.

    2. Puedes describir cómo el escritor empieza a hacer preguntas absurdas y cómo el chat responde con respuestas inesperadas y divertidas.

    3. El escritor puede descubrir que la respuesta del chat le da una idea para su cuento y decidir seguir adelante con ella.

    4. El relato puede culminar con el escritor publicando su cuento y descubriendo que se convierte en un éxito gracias a la ayuda de la IA.

    Estas son solo algunas ideas para ayudarte a empezar. Siéntete libre de adaptarlas y usarlas como mejor te pareces para escribir tu relato humorístico. ¡Buena suerte con tu escritura!


  • Estoy pensando que podía usar ese diálogo tal como lo acabas de expresar y sin cambiar ninguna línea de lo que me pones.
  • Claro, puedes utilizar esta conversación en tu texto de humor, es una idea divertida. Sin embargo, te recomiendo que hagas algunos cambios y ajustes para que la historia sea más coherente y tenga un mejor ritmo. ¡Buena suerte con tu escritura!
  • Entonces para más coherencia y mejor ritmo podrías escribirme tu respuesta de nuevo de forma graciosa y divertida 
  • Claro, aquí va una respuesta reescrita para darle un toque más humorístico:

    "¡Oh, qué idea tan brillante! ¿Quién necesita de la musa de la inspiración cuando puedes tener un ChatGPT como tu asistente personal? Pero espera, ¿tú eres un escritor sin ideas y estás recurriendo a mí, un modelo de lenguaje sin sentido del humor?¡Esto se está poniendo cómico!

    Deja que te ayude a escribir una historia divertida. Imagina que eres un escritor con una fecha límite para entregar un texto de humor sobre el Círculo de los Suicidas Perezosos, pero estás tan cansado que apenas puedes mantener los ojos abiertos. ¡Eso es humor en sí mismo! Así que, ¿qué haces? ¡Recurre un ChatGPT, claro!

    Pero, oh, sorpresa, resulta que ChatGPT no es tan gracioso como esperabas. En realidad, es más bien un modelo serio y sin sentido del humor. ¡Pero eso es perfecto para tu historia! Ya tienes una trama llena de humor y situaciones absurdas. ¡Buena suerte con tu escritura!"