07 marzo 2007

Día 7: A cousa vai de mulleres

As sete mulheres do Minho
Mulheres de grande valor
Armadas de fuso e roca
Correram com o regedor

Essa mulher lá no Minho
Que da foice fez espada
Há-de ter na lusa História
Uma página doirada

Viva a Maria da Fonte
Com as pistolas na mão
Para matar os Cabrais
Que são falsos à nação


(Letra tradicional portuguesa)

06 marzo 2007

La pérfida estética del dolor


No, no me sorprendieron aquellas lágrimas que se precipitaron por su rostro. Era el efecto deseado. Lo había previsto. Ahora podía disfrutar a mis anchas de la escena. ¡¡Qué bella estaba!!. Sus ojos parecían la superficie fosforescente de uno de esos estanques japoneses salpicados de nenúfares y plantas. Quizá Monet podría entenderme. En su dolor, mi amor crecía. Sí, ya se que puede parecer una jugarreta recurrir al dolor ajeno para provocar un efecto estético, pero sus húmedos frutos estaban delante de mí, haciendo juego con las singulares armonías de aquel estrafalario pub londinense repleto de pretenciosos cachivaches victorianos. Ella sufría, pero yo era inmensamente feliz. Lo que puede dar de si un simple anónimo, con una texto infame, colocado en el momento adecuado. Indescriptible. Ni el mismísimo Oscar Wilde lo mejoraría. ¡Que hermosa es la estética del dolor! Cuando reímos, con nuestras mejillas hinchadas, parecemos monstruos repugnantes salidos de alguna sórdida cloaca. Cuando lloramos, ay cuando lloramos, somos como dioses del Olimpo en un mundo ajeno y miserable. Ella era la perfecta diosa del llanto. Sus lágrimas pausadas, su tez aristocrática apenas enrojecida y ese brillo en la mirada que iluminándolo todo parecía que me iba a absorber. Me dieron ganas de decirle lo bien que lo estaba haciendo, pero me contuve, ya que me sonaba un poco obsceno. Rápidamente dobló el papel y lo introdujo de nuevo en el sobre. Que pena, al final me dedicó una de sus más bellas sonrisas.