Hemos construido un mundo que tiene mucho que ver con ese niño raquítico y desamparado del cuadro de Botero. La mamá enorme, de proporciones colosales, parece proteger a su criatura, pero en el fondo no quiere que crezca: el niño debe ser frágil y manejable en las manos que le amparan. Al lado está el padre, poderoso y controlador, como una esfinge invencible dominando toda posibilidad de perspectiva en el árido paisaje.
Siento que ese niño es el presente que hemos elegido vivir. Un presente canijo y lastimero falsamente protegido por una madre hinchada y acaparadora a la que llamamos pasado. El futuro es la otra fantasmagoría que cobra vidas ante nuestros ojos. Si la madre nos recoge en su seno engatusándonos con su mortifero calor, el futuro es la figura soberbia y venerable a la que debemos obedecer y admirar.
Figuras inmensas y vacías fruto de un presente que ha decidido huir de si mismo, abandonar su responsabilidades y dejar que otros tomen la palabra y la vida.
Creo que la clave para una existencia más dichosa estriba en romper con estos espejismos que hemos creado y permitir que nuestro presente se desarrolle.
No, amigos, nunca hubo pasado, nunca habrá futuro. Ellos solo son producto de nuestra imaginación y de nuestro pensamiento, implacables carceleros de nuestro presente. Han sido creados para darnos la sensación de continuidad, de camino recorrido, de pertenencia a algo que no siendo nosotros mismos, no forma parte de nosotros.
Somos vida. Solo eso. Una vida que nace y que muere. Una vida única e irreversible, mientras no se demuestre lo contrario. No hay otra instancia a la que someterse, no hay otra autoridad a la que apelar fuera de la propia vida.
¿Entonces, por qué nos negamos a vivir?
¿Por qué preferimos recrearnos en un pasado que solo es un recuerdo falsificado por la memoria y el interés?
¿Por qué nos amedrantamos soñando un futuro espantoso o nos sugestionamos anhelando un porvenir halagüeño?
¿Qué estamos haciendo con el ahora mientras pensamos, recordamos o imaginamos?
¿Vamos a permitir esta continua conspiración contra el presente?
Son las 6,50 de la tarde de un 28 de diciembre y he decidido que durante un rato quiero vivir en el ahora. Es difícil, pero por lo menos voy a intentarlo.
Ahí fuera hay muchas cosas para ver, oír y sentir.
Os deseo mucha felicidad con vuestro ahora.
michel portal
Hace 6 horas
Como comentario reproduzco una frase de Rafael Argullol:
ResponderEliminar"Si tuviéramos aquí la balanza de Osiris, veríamos que cada generación produce el mismo peso de las almas, es decir, el mismo tipo de sensibilidad, de inteligencia, de audacia, de curiosidad y también de estupidez, de muerte en vida… Creo que nuestra época no es mejor ni peor, se trata del mismo amanecer desde posiciones distintas"
No estoy muy convencido de lo expuesto, pero me consuela y me ayuda a vivir el presente... a pesar de los pesares.
Y yo reproduzco una de Lennon:
ResponderEliminar"La vida es eso que nos pasa mientras estamos haciendo otros planes".
Es cierto eso que usted dice, herr doktor: hay mucha gente que vive comprimida entre el peso marmóreo del pasado con sus "enseñanzas" y el temor a un futuro que no podemos controlar.
Pero el ser humano no nació para controlar sino para vivir. Y parecemos olvidar esto con mucha frecuencia.
El ahora es lo único que cuenta; pero una realidad tan simple como esa se le atraganta a la mansa ciudadanía. Y el Poder sonríe, ufano, mirando por la ventana.
Nos refugiamos en nostalgias o esperanzas de futuro cuando nuestro presente no resulta muy placentero.
ResponderEliminarEs que la situación no está de nuestro lado; pero no queda otra que subir el ánimo y reencontrarnos con la vida.
Vamos a ello...
Krapp me encanta que hayas elegido una pintura de mi paisano el Maestro Fernando Botero para escenificar tu post. En cuanto al contenido del mismo, estoy de acuerdo contigo, nos olvidamos de disfrutar el presente por añorar el pasado o soñar con el futuro, va siendo hora de que pongamos polo a tierra y vivamos el aquí y el ahora.
ResponderEliminarTe deseo que tengas un año 2012 pleno de satisfacciones y muchos logros personales y profesionales.
Besos mágicos
Amén Doctor... Se puede decir más alto, pero dudo mucho que más clarito.
ResponderEliminarMagnífica entrada, con la que, contradicciones aparte.... me sabes totalmente de acuerdo. Parece que "algunos" nos hayamos puesto de acuerdo para hablar sobre los mismos temas. Serán las fechas...
En fin! Sea como sea, mis mejores deseos para esa sucesión de presentes que nos aguarda, amigo.
Unha forte aperta!
Tienes razón, Krapp. Lenon lo dejó muy clarito en muy pocas palabras.
ResponderEliminarLo que pasa es que, en la evolución de nuestra sociedad, han tomado un protagonismo desmedido las historias. Las historias del pasado. Y las historias del futuro. Y todas las historias, por definición, son falsas.
Sabemos que a los hombres nos gustan las historias. Nuestro cerebro funciona mejor si "enhebramos" los hechos con una explicación, aunque tal explicación sea simplemente un invento de una mente calenturienta.
Pero es lo que somos.
Aparte de a Lenon, esto me recuerda unos versos de un tal Jorge Manrique, que empiezan así:
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado, si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.
...
Vivir el minuto, diría más, el segundo porque, qué poquito ganamos con evocar el pasado o hacernos ilusiones sobre lo que nos acontecerá en el futuro, con lo incierto que es!
ResponderEliminarAunque la mente es muy traicionera y campa a sus anchas...
Puede que tenga razón Argullol y que no hay esas diferencias generacionales que presuponíamos. ¿Pero que es un generación más que una generalización? Hablamos de agrupaciones humanas no de hombres concretos pero en el fondo sabemos que cuanto más generalizamos más nos apartamos de la realidad individual de cada uno. Es fácil trazar un bosquejo de cada uno pero casi imposible descubrir al individuo que existe detrás de la caricatura que nos permite encajar las piezas del puzzle. Así lo veo yo, LUIS.
ResponderEliminarNihil obstat, PASEANTE. Concuerdo palabra por palabra con lo que has expuesto.
TESA, el presente no resulta placentero cuando nos negamos a aceptarlo tal cual es y tampoco nos consideramos capaces de cambiarlo. Lo malo es que siendo las alternativas falsas nos acostumbramos tanto a ellas que luego nos vemos incapaces de volver a la realidad.
ResponderEliminarHay que intentar rellenar de contenido real eso que ya suena a tópico: vivir el presente. Feliz año también para ti, ANNIE
Gracias CRISTAL00k. Lo que quizás tengan estas fechas es que nos retrotraen a otras fechas semejantes del pasado y al abrir esa caja de Pandora, al tomar perspectiva nos abruma la fugacidad del tiempo y con el tiempo de los sentimientos. Bien, es necesario abrir la espita del pasado pero saberla cerrar a tiempo antes de que nos intoxique. El presente nos está esperando con sus múltiples retos.
ResponderEliminarFeliz presente para ti.
Unha aperta
Las historias son historias, RRIO y sirven para lo que sirven. Solo engañan a quien necesita ser engañado. Hay un tiempo para las historias y hay un tiempo para la vida sin que el primero pueda sustituir al segundo.
Ese maravilloso poema de Jorge Manrique es producto del pesimismo de un hombre ante la muerte de su padre. Su perspectiva es la de quien no da valor al presente porque los frutos que proporciona son fugaces ya que el tiempo los mata. Manrique no cree en el presente porque busca resultados y hace balance, negativo en su caso. ¿Pero realmente el ser humano se puede permitir hacer balance cuando el presente sigue aquí, al lado de nosotros, dispuesto a darnos lo que queramos coger de él?
Yo no creo que sea tan fácil asir todo lo que desearíamos de la vida, nos condicionan muchas cosas, que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida, que han conformado nuestra forma de vivirla y lo que somos actualmente. Con el tiempo nos sentimos un poco engañados porque vemos las cosas de forma diferente. Pero nada es ideal, eso sí que es una falacia. La vida y el presente es lo que te vas encontrando por el camino y en la medida que puedes y crees conveniente, decides, siempre estamos tomando decisiones, a veces acertadas, a veces no.
ResponderEliminarLo único que tengo claro en esta vida es que es un camino hacia adelante, hasta que se acabe. Creo que obsesionarse en pensar cómo ha de vivirse es una pérdida de tiempo. A mi no me importa mirar hacia atrás o hacia adelante si eso me ayuda a saber el punto donde estoy.
Feliz año.
Pues no sé, Krapps... Yo creo que precisamente ahora la gente es mucho más consciente de su presente (mayormente precario y con muchos baches) y lo vive intensamente, más que nada porque les es imposible obviarlo....
ResponderEliminarEl pasado siempre ha sido un recurso recurrente para refugiarse y el futuro creo que siempre ha representado la ilusión por una posible mejoría... en cualquiera de los dos casos, era una forma de escapar.... pero hoy por hoy, creo que la situación general es tan angustiosa, que no da ni para recrearse el otros tiempos que no sean el presente puro y duro.
Un beso y muy feliz año, Krapps.
Es paradójicamente curioso que en un mundo basado en la inmediatez de todo y en la búsqueda de la satisfacción instantánea de las pulsiones individuales a través del consumo, sin embargo vivamos difiriendo vivir. O vivimos en el pasado (por la culpa o la nostalgia) o esperamos hacerlo en un futuro pródigo e idealizado como recompensa a nuestros denuedos (la religión católica, especialmente, ha hecho un daño infinito en este sentido). Sólo los niños viven el hoy y cada vez más pronto los coaccionamos a que no lo hagan. Huelga decir que este es el mejor de los mundos para hacer negocios a costa de los consumidores, claro. Las cosas nunca son como son por casualidad.
ResponderEliminarSaludos cordiales y feliz año a todos (pasado, presente o futuro).
Ese presente del que hablas, NOVICIA, no es tan siquiera una parte infinitesimal de nuestro ahora, individual e indivisible. Es un presente plagado de presagios de futuro, un presente cargado de las culpabilidades del ayer, es un falso presente en definitiva. El verdadero presente es es este instante fugaz que tenemos entre manos y que tanto podemos usar para fustigarnos como para saborearlo al margen de lo que nos dicte la cabeza.
ResponderEliminarBesos y feliz año
Estoy muy de acuerdo con lo que dices, ENRIC. El consumo es una forma de combatir la insatisfacción que nos produce no poder vivir en el presente y no poder manejar nuestras propias vidas. Para ello juega astutamente con la idea del deseo, es decir del futuro, por eso en muchas ocasiones se generan expectativas que la realidad no confirma. Pero ésto es una idea muy antigua que nació cuando nacieron las religiones, por lo menos las providencialistas, que siempre han intentado canalizar nuestra vertiente espiritual hacia algo que está lejos de nosotros y que tan siquiera sabemos si existe.
Saludos y feliz año para ti.
El pasado tiene el valor que podamos aplicar del mismo al presente y el futuro no existe.
ResponderEliminarPerdidos en supuestas personalidades futuras, nos perdemos lo que somos.
Esto que muestras es un pensamiento que ha transcendido los siglos sin solución colectiva, así que cada cual aproveche las oportunidades que tenga o que sepa ver.
Que Fortuna en 2012 te ayude a ser feliz.
Que sepas que estoy escuchando tus ¡¡TIROS!! mientras te escribo y mi culo jajajaja en este justo instante está saltando al ritmo de "atomic fireb alls"...
ResponderEliminarNo sabía que estábamos hablando de lo mimo sólo que con diferente enfoque y tú además 4 días por delante de lo mío, aunque ahora las dos entradas están en el pasado ¿te das cuenta? es cierto...el pasado pasa en el instante que el se escurre el último segundo que vivimos...
Creo que tienes más razón que un santo, constantemente conspiramos contra nuestro presente, olvidamos vivir el instante a veces anclados en un pasado que ya ha sido ( no me gustan nada las madres ultraprotectoras y asfixiantes:-) el pasado pasó y... ¡¡a otra cosa mariposa!! o angustiados por futuros que a lo mejor jamás nos van a tocar vivir...
A mi me gusta exprimir la vida al máximo, quizá por eso siempre hago veinte cosas a la vez jajaja ( por eso toodas a medias:-) te escribo, escucho música, alterno con trabajo... y si pudiera hacer malabares o bailar con las orejas... ¡¡lo haría!! creo que el tiempo pasa demasiado fugazmente como para perderlo en nada más que vivir, cuanto más ¡¡mejor!!
Un beso llenito de vidaaaaaa :-)
El problema que le veo al pasado es que no es fiable, está reconstruido según los intereses del momento y no hablo solo del pasado colectivo, cada uno de nosotros contempla su propio pasado según las necesidades del presente. Aceptando esa premisa que lo condiciona podamos hacer un uso parcial de él.
ResponderEliminarQue Fortuna nos ampare, TEMUJIN.
Quizás mi entrada influyó luego en ese comentario, MARIA. Son ideas que capta la mente influidas por determinadas circunstancias y luego uno no puede dejar de reproducirlas de una u otra manera en todas partes. Por lo demás todo lo que dices es cierto, la hiperactividad genera estrés pero al mismo tiempo nos mantiene ocupados y lejos de las travesuras de la mente cuando nuestra vida se puebla de espacios vacíos.
Besos
Qué difícil lo de vivir el ahora... Es cierto que el pasado y el futuro son fantasmas, el primero reconstruido y distorsionado, el segundo una potencialidad. No sé tampoco que es el ahora, supongo que la sucesión de instantes hacia el futuro... ¿Qués es exprimir la vida? Ni idea. La actividad es vida supongo... Inquietante cuestión.
ResponderEliminarQuizás la cuestión estriba en no saber lo que es el ahora ya que siendo tan escurridizo al definirlo o encasillarlo acabamos por perderlo. Suele pasar con las cosas importantes. Exprimir la vida supongo que es no desperdiciarla, no dejarla pasar mientras otras cosas no relacionadas con ella ocupan su lugar.
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