A vista de pájaro, el Congreso de Aves Parlanchinas transcurría tranquilo y sin incidentes. Cada exposición era defendida por una familia de plumíferos y solo se alcanzaba cierto consenso cuando los agravios eran comunes entre especies diferentes. No hay nada que una tanto, como un sano victimismo compartido.
Ese fue el caso de la ponencia presentada por más de 100 paseriformes exigiendo al cuco vulgar (cuculus canorus) que dejase de okupar con sus huevos los nidos ajenos. Era una reivindicación muy antigua y los petirrojos (erithacus rubecula) se lo habían tomado muy a pecho contando con el sólido apoyo de la familia motacillidae, el de los bisbitas y lavanderas. Lo cierto es que el congreso no tenía muchas posibilidades de hacer efectiva sus condenas. Lo suyo era puramente formal dada la imposibilidad de llegar a un acuerdo con las aves de presa para crear un Tribunal Internacional contra los avicidios indiscriminados. No por ello la abubilla (upupa epops), presidente perpetua de cualquier reunión de aves desde los tiempos del poeta sufí Farid al Din Attar en el siglo XII, dejó de pedirle al escribano hortelano (emberiza hortulana) y al escribano palustre (emberiza schoeniclus) que dejarán la enésima constancia escrita de la resolución condenatoria. Preguntados al respecto, los cucos se limitaron a decir: cu-cú.
La siguiente ponencia fue una interpelación de las cigüeñas (ciconiiformes), algo estresadas en vísperas de su migración anual. Querían debatir si su trabajo como proveedores de bebés humanos les exigía seguir siendo autónomos o deberían considerarse asalariados y/o funcionarios a cargo de alguna organización humana responsable. Las cotorras y loros (psittacoideos) hablaron mucho sobre el tema, pero como suele pasar cuando toman la palabra, no se llegó a un acuerdo definitivo. Las cigüeñas crotoraron un rato moviendo sus picos y salieron en estampida para prepararse hacia su salida estacional.
A partir de entonces las cosas cambiaron radicalmente. Lo que parecía un congreso tranquilo, etéreo y volátil ganó en intensidad y terminó convirtiéndose en un ruidoso gallinero. Fueron los gorriones (passer domesticus) los que iniciaron el tumulto con su dramática queja acusando a las cotorras argentinas(myopsitta monachus) de genocidio especista en sus territorios habituales. Las cotorras argentinas se levantaron airadas exclamando que era una leyenda urbana y que ellas no tenían culpa de convertirse en mascotas liberadas, lo cual debería ser motivo de orgullo para las aves silvestres. Además ya no eran argentinas y tampoco tenían la culpa de no querer morir de hambre por quitarle la comida a otras especies autóctonas. Los mirlos comunes (turdus medula) apoyaron bravamente a los gorriones llamando a las cotorras "pajarracos invasores", mientras que el cóndor andino (vultur gryphus) feroz invitado extranjero al congreso, apoyó con gesto airado a la cotorra por eso de la solidaridad latinoamericana.
La discusión fue la mecha de la gresca entre cantarines y parlantes. El ruiseñor (luscinia megarhynchos) era la voz cantante como suele suceder, pero no le fueron a la zaga los desenjaulados canarios (serinus canaria) y jilgueros (carduelis carduelis) y el resto de pájaros silvestres. Los loros, los córvidos y las rapaces pequeñas tomaron partido por las cotorras. Los ánades no se mojaron por no meter la pata y los cisnes (anatidae) decidieron pasar desapercibidos para que no los confundieran con patos. Las rapaces mayores miraron con altanería de cetrería. A las lechuzas(estrigiformes) se les quedaron las caras en blanco y los buhos (strigidae) se ajustaron las gafas. Pega y Pica, nuestras amigas urracas(pica pica) de otras entradas, no daban crédito a lo que veían sus ojos y se olvidaron de robar algo valioso.
Las palomas (colúmbidas) impusieron cierta paz entre los contendientes aunque no dejaron de subrayar que entendían el malestar de los gorriones dado el genocidio que ellas sufrían por parte de las gaviotas (laridae) en los territorios costeros. Las bravas aves marinas, por su parte, no pudieron evitar echarse unas risas al ser acusadas de criminales por una especie tan poco pacífica.
La última ponencia era una reivindicación de género. Subió al escenario, construido con su habitual pericia por los pájaros carpinteros (pícidos), un grupo de gallinas (galliformes) nerviosas cloqueando y disputando entre ellas. Finalmente, tras unos cuantos picotazos, una de ellas se empoderó y consiguió dirigirse a la multitud plumífera. Se quejó de los estereotipos de género que las etiquetaban como cobardes y mezquinas y podían llegar a ser insultantes calificándolas de cluecas sin pruebas que lo demostrasen; mientras que a los gallos se les trataba de forma privilegiada como fanfarrones, presumidos y graciosos. Los gallos respondieron cacareando a todo volumen y llamándolas "viejas cluecas traidoras", las gallinas les respondieron con lo de "patéticos cantamañanas" y en pocos segundos aquello se convirtió en un infierno de aullidos, quejidos y sonidos discordantes. El alboroto era demasiado escandaloso, por lo cual decidí bajarme de mi sueño y escapar hacia la tangible realidad de mi cama.
Me asombran tus conocimientos de "avicultura" y el sabio y divertido uso que haces de la ironía. Un genio en este género (valga la cacofonía).
ResponderEliminarUn abrazo
Tuve una época ornitológica a la que ahora intento ponerle muletas buscando datos en Internet. Los estereotipos asociados al mundo pajaril están ahí y solo es cuestión de documentarse si llega el caso. Realmente me lleva más tiempo documentarme que escribir estas ficciones chorras.
EliminarLa ironía viene en mi propio pack personal
Un abrazo
-Madre mia: a estó le llamo yo :una tesis sobre zoología.
ResponderEliminarConocimiento haberlo haylo :tiene que haber sido un sueño de lo más entretenido entre tanta ponencia hasta el extremo de que las urracas: ( viejas conocidas) se han quedado tan absort@s que ni pillaje cometieron...
Este congreso; de Aves Parlachinas: me recuerdan muchas situaciones protagonizadas por los humanos .Ahí faltaron: los pavos reales, desplegando sus plumaje en reclamo y los gallos los hubieran desplazado; pero con los de alta gama, como los de orgullo de cetrería ya era suficiente.Estoy contigo : que el victimismo compartido une muchísimo.-La única creíble, la abubilla, porque es la que conoce este paño el tiempo es su aval.Entre iguales se apoyan: que se lo pregunten al cóndor que mientras no le toquen los suyos...( nidos o huevos),los ajenos cucú.
-Vaya sueño: de esos ,que te levantas más cansado que te acuestas...Espero que el colchón no seria de plumas por la coincidencia...Porque estos nombres científicos tienen tela, la memoria te la juega a veces...
Feliz finde Doctor
Te recuerdan muchas situaciones protagonizadas por los humanos porque era mi intención. Los pavos reales, avestruces y demás fauna avícola eran muy tentadores pero esto en vez de una entrada iba a parecer más un Arca de Noé.
EliminarNo tengo ni idea, Bertha, si en ese falso sueño cabrían tantos latinajos.
Feliz semana
...me ha encantado:)
ResponderEliminarEsta es una visión anticipatoria de lo que sucederá en el Parlamento cuando haya veinte partidos en vez de seis o siete. No será un sueño, no: entre empoderados/as y ofendidos pasarán las sesiones, con gran cansacio de todos aquellos que tengan que asistir a ellas. Afortunadamente, y aunque se retransmitan por televisión, no creo que tengan mucha audiencia.
ResponderEliminarHay más similitudes entre esta asamblea aviar y las humanas: por lo general nada de lo que se discute ahí afecta relmente a la mayoría de los supuestos votantes, que por pura lógica cada vez son menos. Esas abstenciones enormes que solo veíamos en países lejanos ya han llegado a Francia, por ejemplo.
Y feliz verano a salvo de empoderamientos.
Cualquier similitud entre la asamblea aviar y la humana es factible. Las fábulas, a fin de cuentas, nacieron como forma de contar cosas humanas en boca de animales, quizás para evitar censuras.
EliminarLa representación política tiene vaivenes y lo que parece bueno, enseguida envejece y más en tiempos de redes sociales y tanta exposición pública.
Feliz verano.
Muy bueno. No parece salido de su pluma.
ResponderEliminar(Cierre modo sarcástico)
Aunque sus altos vuelos literarios tal vez impidan que yo entienda el alcance total de sus inteciones.
Saúde.
Es que no lo escribí con pluma, solo con el teclado :) y eso demuestra mi obvia falta de autenticidad, ya que un texto así requiere una pluma de ave para parecer más verídico.
EliminarConfío en sus entendederas. Hasta un avestruz con la cabeza bajo tierra, cosa que no es su caso, lo entendería.
Saúde
Eso pasa cuando las aves se creen el centro de la Naturaleza. Con sus vivos colores, sus sonoros cantos, sus envidiosas miradas no se dan cuenta que son una pequeña parte y que no están a salvo. Si no hacen bien su trabajo puede llegar una gripe aviar que les consuma encerradas en sus egos, piando hasta una dolorosa muerte.
ResponderEliminarUn saludo
¿Las aves tiene ombligo? Al parecer les queda una cicatriz que va desapareciendo con el tiempo.
Eliminar¿Y el ombligo tiene que ver con la importancia del yo? Los mamíferos lo tienen.
Un comentario impecable, me ha gustado mucho, Daniela.
Tu nueva condición te favorece.
Saludos
Hola, Dr. Krapp. Una historia divertidísima, cualquier parecido con la realidad no es casual, supongo. Me ha traido recuerdos de Rebelión en la granja, pero, en este caso, se nota que había más de dos partidos. Muy bueno!
ResponderEliminarSupones que busqué ejemplos humanos para intentar darle vida y supones bien.
EliminarHay demasiado alboroto en el mundo aviar y no tanta domesticación como en las granjas.
Muchas gracias, Mirna.
"solo se alcanzaba cierto consenso cuando los agravios eran comunes entre especies diferentes."
ResponderEliminarCualquier parecido con la política partidaria humana es mera coincidencia.
Muy bueno. Queda mucho por aprender.
Saludos,
J.
Es lo que creo que ocurre o está ocurriendo en tiempos donde se valora más la diferencia que la unidad de criterio para llegar a objetivos comunes.
EliminarMuchas gracias, José.
Saludos
La unidad es una quimera, y no han hecho creer que sólo los tontos piensan en quimeras.
EliminarSaludos otra vez,
J.
Por supuesto que es una quimera,la vida no es más que una carrera de galgos con un señuelo delante para que olvidemos que estamos corriendo.
EliminarMientras escribo esto tengo un galgo durmiendo a 50 cm. El nuestro.
Saludos.
Consuela saber que en otras especies también cunde el caos cuando se juntan más de tres para debatir lo que sea. Mucho pico de oro y poco escuchar, así nos va.
ResponderEliminarMe entran sudores al imaginarme una cotorra argentina, qué malevo sos.
Es consolador sí. Nos creemos originales hasta en nuestras flaquezas, pero todo nos lleva al final al instinto animal.
EliminarLo de las cotorras argentinas no está hecho con mala idea, es un problema serio en grandes ciudades españolas. como se ve en este vídeo de Youtube
Desconocía que Usted fuese un gran PAJAROLOGO. Felicitaciones hermano.
ResponderEliminarNo creas, como ya he escrito antes, lo fui un poco, pero lo he ido olvidando.
EliminarMuchas gracias, sin embargo, por el elogio.
Echo de menos la sabiduría de la familia bubo. No me extraña de este cotorreo. Un Sálvame de pájarracos donde solo podría salvarse el cuervo Rockefeller siempre que no vaya con la mano detrás.
ResponderEliminar¿Te has saltado la parte del buho con gafas? No sé si los bubos son tan listos como los ponen en los dibujos de Disney, pero parece que tener buena vista ayuda a creerlo en nuestras fantasías infantiles.
EliminarRockefeller es la mejor versión de José Luis Moreno tal como pensábamos muchos desde hace décadas.
Y aún así hubo más claridad que en otros...
ResponderEliminarNo te quepa la menor duda.
EliminarEntendi lo que escribis gracias a los comentarios Jajaja!! Bueno como para decir algo
ResponderEliminarFelicitaciones
Me alegro mucho de que haya sido así.
EliminarGracias y un abrazo, Mucha
La posmodernidad potencia las múltiples y variadas identidades, cada una tiene su idiosincrasia, sus agravios y reclama sus derechos. Lo universal se fragmenta y lo particular e individual también, resulta difícil el acuerdo. Solo una especie no tiene esos problemas: los buitres neoliberales que se frotan las alas mientras nos conducen al abismo.
ResponderEliminarMuy buena metáfora del Parlamento actual.
Abrazos!!
Estoy de acuerdo con lo que escribes. Lo que no sé es si era posible otra cosa en tiempos en que lo único importante es que tu grupo tenga un sitio visible en el escenario.
EliminarMuchas gracias, sería algo así como "El parlamento de los pájaros"
Un abrazo