Acabas de tirarme por los suelos todos los propósitos para dejar de fumar, de beber, de ... Si va a ser que todos los de sanidad están al servicio de las fuerzas oscuras. ¡Que viva la filosofía de bar y café!. Bueno...¡una, no más! ¡Vaya repertorio que tienes en el almacén!
La vida misma con su toque de extremo estremecimiento, creo yo, Tesa.
Con una filosofía de bar y café llega si es la apropiada, colega Vitamorte. Estos humanos mejoran si están al calor de sus vicios y más con este tiempo gélido de estos días.
Sí, señora Dalila, si yo le contara... Mientras no se invente nada mejor. Lo siento por Internet pero solo lo veo como un pálido remedo de las excelencias hosteleras en el terreno conversacional.
Reconozco que me gustan los locales de ambiente recargado donde flotan penas, los envites de las partidas de cartas, el clock del choque de las bolas de billar, el resonar de las fichas de dominó sobre las mesas de mármol, las sonrisas bobaliconas de adolescentes con acné hacia sus amad@s, y el humo -últimos días de humo- que lo envuelve todo en una masa compacta e indistinta. Lo único malo es que luego hay que ventilar los locales y no podemos llevarnos a casa en un tarro, tan exquisitas esencias. Saludos Angie.
No es feo, está curtido por la mala vida. Hablando en plata se ha currado las cicatrices. Sí, estoy de acuerdo contigo, esas ciudades han producido filósofos con parecida catadura ética.
Ajá, Novicia tu eres de la estirpe de Fast Eddie Felson y el gordo de Minnesota.
Reconozco que ver a mi adorado Rubianes, vivito y coleando, con esa voz profunda y esa sonrisa de joker (como la denominó acertadamente Buenafuente) me causa todavía un impacto. Rubianes era la imagen misma de la vitalidad. Sería uno de esos seres "inmoribles" que no inmortales, ya que la inmortalidad está muy devaluada por confesiones varias, y héroes de variado pelaje.
Es el único en estos gags, que lanza un verdadero discursito. Con poco efecto, es verdad, gracias básicamente a la fauna humana que lo rodea, insensibles todos a discursos ajenos. Pero el tipo se lo curra, y la escena está lograda. El silencio que consigue en un primer momento, -si fuera una película americana- daría como consecuencia los consabidos aplausos.
En los cafés se aprende poco, la verdad. Si se reunen intelectuales o eruditos, simplemente intercambian. Pero en general la gente suele ser inmune a la filosofía ajena. Si se divierten ya es más de lo que cabe esperar.
Para eso son los cafés, para impregnarse de ambiente y esperar interlocutores capaces de inspirar fluideces sabrosas, cosa que no siempre ocurre. Todas las mesas no están siempre ocupadas de interesantes conversadores. A falta de conversación, siempre se puede recurrir al "oteo", a los gestos, a remover cucharillas en las tazas, o a tragarse copichuelas para que el alcohol consiga la desinhibición siempre anhelada. Y a jugar con cachivaches varios, si los hay.
Cantinflas es otro de mis favoritos. El histrión en estado puro. Quien le iba a decir a él que sería un adelantado estético, ya que hoy todos los chavales llevan esos pantalones horrendos, manteniendo el imposible equilibrio en sus inexistentes caderas.
Cela siempre grandioso con su imperturbabilidad y su potente voz.
Rubianes bordaba ese personaje mientras que Pajares en la película que se hizo sobre Makinavaja estaba patético. Ese gag está lleno de ironía y la musiquita a lo Blade Runner lo subraya, pero que grandes verdades suelta el Maki. Yo no reduzco el tema de los cafés al hecho de las tertulias literarias. En eso es de las pocas cosas en las que estoy de acuerdo con Cela, que pone al mismo nivel las charlas eruditas que el ligoteo de los jovencitos, o el pasar el tiempo del matrimonio aburrido. En tiempos de La Colmena los cafés eran una de los más importantes y acogedores espacios de socialización -que terrible palabra- ya que permitía huir de la miseria habitacional de la postguerra. Evidentemente los espacios asépticos de hoy en día no son como aquellos de antaño por mucho que pretendan copiarlos. Cantinflas fue muy poco valorado entre el sector culto de la población ya que parecía ofrecer un discurso demasiado blando y complaciente, pero si uno indaga en el personaje descubre una enorme capacidad para el sarcasmo.
Me encanta la filosofía popular. He disfrutado mucho con la selección antológica de vídeos que nos has ofrecido y, a diferencia de lo que expresa Atalaya, yo aprendí mucho y útil en los bares. La cicateria educativa que se daba en las familias y en las escuelas era de tal grado que...no quedaba más remedio que complementarla con la Universidad Popular y Etilíca. Hablo de mi época, sin concretar más.
De la atmósfera que describes de forma tan genial, sólo me sobra el humo. Desde que dejé de fumar no lo soporto.
Se me olividaba, además de aprender en los bares todo aquello de la Gramática Parda y tal, en las casas de retiros espirituales, aunque no venga al caso, también aprendí toda la gama de juegos de naipes. Gracias a ello puedo competir anualmente en el "MÁSTER DEL GUIÑOTE", aunque con suerte adversa.
Yo también creo en el poder educativo y curativo de los bares y cafés, Luis. Aparte ¿hay un lugar más hermoso para un encuentro amoroso? A veces ese humo, yo tampoco fumo, es producto del calor humano que se respiraba en el local y de aquellas máquinas de café que parecían gloriosas locomotoras trasladándose por el tiempo vespertino: desde la sobremesa a la noche cerrada. Seguro que los ejercicios espirituales eran con los jesuitas más dados a libérrimas concesiones que los promovidos por el inquisorial Opus Dei.
Novicia, por favor, por supuesto que aprecio tus regalos y tus buenos deseos, faltaría más. Otro beso para ti y gracias por tus atenciones desde siempre.
Pues ahora que lo dices los tengo estos días algo irritados pero creo que es más por los pixeles que por el humo del que huyo tanto como me dejan, Angie.
la verdad es que lo paso super bien en este bar virtual que tenemos por aquí... con la ventaja de que no tiene humo, a mi me mata; tomar alcohol también, pero no es una elección, qué se le va a hacer!!!....pero no me mata filosofar con los amigos por ahí; siempre se tienen bares favoritos; esta página es uno de los míos.... gracias, Krapp...
Por tus bonitas palabras quedas invitada a un copa de filosofía una vez al día en Círculo de los Suicidas Perezosos. Es un lugar donde no se requiera traje de etiqueta pero en el que gusta que la gente entre con la sensibilidad de la mano. Gracias a ti por venir, Myriam.
LOs bares y los cafés destilan aromas y sabores agridulces. En sus paredes se va escribiendo la vida entre copa y copa, tazas de café y humo de tabaco retestinado. En el papel de los azucarillos quedan los recuerdos arrugados, y por el suelo navegan despojos de sueños rotos. Hay muchas vidas escritas en un café y la historia y el tiempo conservan una huella impagable con ellos. Feliz Navidad.
Ese gran genio llamado Santos Discépolo sabía lo que valía un peine, como decimos por acá. "Mezcla milagrosa de sabiondos y suicidas". Chapeau, Maracuyá.
Preciosa reflexión, Cristal. A veces en uno de esos pocos cafés antiguos que van quedando, uno está tentado al recogimiento ya que intuimos como en las viejas iglesias, presencias que han dejado allí su huella. Feliz Navidad.
Incluso puedes pedir una copa de chocolate, Myriam. Aunque aquí el chocolate es más propio del 5 de Enero, la mágica Noche de Reyes.
Jo! y yo que me pensaba que era la única alcohólica retirada en la blogomoña esta... ¡ya ves!
¡Que no habremos aprendido, vivido y conversado en más de tugurio de esos que describesl! los que peinamos alguna... o muchas canas (y me temo que los que no, también jeje!) amigo Krapp. Aissss ¡oh tempora o mores...!
Cristal004, mis pellas era más cafetómanas que alcóholicas pero te entiendo bien lo que dices aunque considero que todavía hay mucho que aprender y vivir en esos sacrosantos lugares.
Jo. Si es que son la vida misma...
ResponderEliminar:)
Me he reído un montón.
Acabas de tirarme por los suelos todos los propósitos para dejar de fumar, de beber, de ...
ResponderEliminarSi va a ser que todos los de sanidad están al servicio de las fuerzas oscuras.
¡Que viva la filosofía de bar y café!. Bueno...¡una, no más!
¡Vaya repertorio que tienes en el almacén!
Ya lo decían los Gabinete Caligari:
ResponderEliminarBares, qué lugares
Tan gratos para conversar
No hay como el calor del amor en un bar.
Machado tb era un habitual de los cafés de entonces...
Muchas historias han tenido su principio y su final en un café, bar, o cualquier lugar similar.
Un beso, Krapps
Los bares son esos lugares multiusos: unos filosofan, otros comparten penas y otros intentan ahogarlas, aunque las puñeteras flotan.
ResponderEliminarLa vida misma con su toque de extremo estremecimiento, creo yo, Tesa.
ResponderEliminarCon una filosofía de bar y café llega si es la apropiada, colega Vitamorte. Estos humanos mejoran si están al calor de sus vicios y más con este tiempo gélido de estos días.
Sí, señora Dalila, si yo le contara... Mientras no se invente nada mejor. Lo siento por Internet pero solo lo veo como un pálido remedo de las excelencias hosteleras en el terreno conversacional.
Reconozco que me gustan los locales de ambiente recargado donde flotan penas, los envites de las partidas de cartas, el clock del choque de las bolas de billar, el resonar de las fichas de dominó sobre las mesas de mármol, las sonrisas bobaliconas de adolescentes con acné hacia sus amad@s, y el humo -últimos días de humo- que lo envuelve todo en una masa compacta e indistinta. Lo único malo es que luego hay que ventilar los locales y no podemos llevarnos a casa en un tarro, tan exquisitas esencias.
ResponderEliminarSaludos Angie.
Muy buena la foto de Bukowsi; parecen filósofos compostelanos, o ferrolanos.
ResponderEliminarPicio, como el feo
bueno, bueno... es que si hay mesa de billar ya me quedo a vivir allí ;-)
ResponderEliminarNo es feo, está curtido por la mala vida. Hablando en plata se ha currado las cicatrices. Sí, estoy de acuerdo contigo, esas ciudades han producido filósofos con parecida catadura ética.
ResponderEliminarAjá, Novicia tu eres de la estirpe de Fast Eddie Felson y el gordo de Minnesota.
Reconozco que ver a mi adorado Rubianes, vivito y coleando, con esa voz profunda y esa sonrisa de joker (como la denominó acertadamente Buenafuente) me causa todavía un impacto. Rubianes era la imagen misma de la vitalidad. Sería uno de esos seres "inmoribles" que no inmortales, ya que la inmortalidad está muy devaluada por confesiones varias, y héroes de variado pelaje.
ResponderEliminarEs el único en estos gags, que lanza un verdadero discursito. Con poco efecto, es verdad, gracias básicamente a la fauna humana que lo rodea, insensibles todos a discursos ajenos. Pero el tipo se lo curra, y la escena está lograda. El silencio que consigue en un primer momento, -si fuera una película americana- daría como consecuencia los consabidos aplausos.
En los cafés se aprende poco, la verdad. Si se reunen intelectuales o eruditos, simplemente intercambian. Pero en general la gente suele ser inmune a la filosofía ajena. Si se divierten ya es más de lo que cabe esperar.
Para eso son los cafés, para impregnarse de ambiente y esperar interlocutores capaces de inspirar fluideces sabrosas, cosa que no siempre ocurre. Todas las mesas no están siempre ocupadas de interesantes conversadores. A falta de conversación, siempre se puede recurrir al "oteo", a los gestos, a remover cucharillas en las tazas, o a tragarse copichuelas para que el alcohol consiga la desinhibición siempre anhelada. Y a jugar con cachivaches varios, si los hay.
Cantinflas es otro de mis favoritos. El histrión en estado puro. Quien le iba a decir a él que sería un adelantado estético, ya que hoy todos los chavales llevan esos pantalones horrendos, manteniendo el imposible equilibrio en sus inexistentes caderas.
Cela siempre grandioso con su imperturbabilidad y su potente voz.
Rubianes bordaba ese personaje mientras que Pajares en la película que se hizo sobre Makinavaja estaba patético. Ese gag está lleno de ironía y la musiquita a lo Blade Runner lo subraya, pero que grandes verdades suelta el Maki.
ResponderEliminarYo no reduzco el tema de los cafés al hecho de las tertulias literarias. En eso es de las pocas cosas en las que estoy de acuerdo con Cela, que pone al mismo nivel las charlas eruditas que el ligoteo de los jovencitos, o el pasar el tiempo del matrimonio aburrido. En tiempos de La Colmena los cafés eran una de los más importantes y acogedores espacios de socialización -que terrible palabra- ya que permitía huir de la miseria habitacional de la postguerra. Evidentemente los espacios asépticos de hoy en día no son como aquellos de antaño por mucho que pretendan copiarlos.
Cantinflas fue muy poco valorado entre el sector culto de la población ya que parecía ofrecer un discurso demasiado blando y complaciente, pero si uno indaga en el personaje descubre una enorme capacidad para el sarcasmo.
Me encanta la filosofía popular. He disfrutado mucho con la selección antológica de vídeos que nos has ofrecido y, a diferencia de lo que expresa Atalaya, yo aprendí mucho y útil en los bares. La cicateria educativa que se daba en las familias y en las escuelas era de tal grado que...no quedaba más remedio que complementarla con la Universidad Popular y Etilíca. Hablo de mi época, sin concretar más.
ResponderEliminarDe la atmósfera que describes de forma tan genial, sólo me sobra el humo. Desde que dejé de fumar no lo soporto.
Se me olividaba, además de aprender en los bares todo aquello de la Gramática Parda y tal, en las casas de retiros espirituales, aunque no venga al caso, también aprendí toda la gama de juegos de naipes. Gracias a ello puedo competir anualmente en el "MÁSTER DEL GUIÑOTE", aunque con suerte adversa.
ResponderEliminarKrapps,
ResponderEliminaraunque igual ni acierto, porque eres rarito de cojons :P:P, te deseo unas ¡¡¡Boas Festas y mis mejores deseos para el 2010¡¡¡
Un beso muy fuerte y gracias por acompañarme durante este año.
Yo también creo en el poder educativo y curativo de los bares y cafés, Luis. Aparte ¿hay un lugar más hermoso para un encuentro amoroso? A veces ese humo, yo tampoco fumo, es producto del calor humano que se respiraba en el local y de aquellas máquinas de café que parecían gloriosas locomotoras trasladándose por el tiempo vespertino: desde la sobremesa a la noche cerrada.
ResponderEliminarSeguro que los ejercicios espirituales eran con los jesuitas más dados a libérrimas concesiones que los promovidos por el inquisorial Opus Dei.
Novicia, por favor, por supuesto que aprecio tus regalos y tus buenos deseos, faltaría más.
ResponderEliminarOtro beso para ti y gracias por tus atenciones desde siempre.
¡Feliz Navidad desde la barra del bar!
ResponderEliminarFeliz Navidad, Dr. Krapp. Y cuídate que se te van a a irritar los ojos de tanto tugurio con humo.
ResponderEliminarBuen lugar has escogido, Valentín.
ResponderEliminarPues ahora que lo dices los tengo estos días algo irritados pero creo que es más por los pixeles que por el humo del que huyo tanto como me dejan, Angie.
Felices Fiestas a los dos.
la verdad es que lo paso super bien en este bar virtual que tenemos por aquí... con la ventaja de que no tiene humo, a mi me mata; tomar alcohol también, pero no es una elección, qué se le va a hacer!!!....pero no me mata filosofar con los amigos por ahí; siempre se tienen bares favoritos; esta página es uno de los míos.... gracias, Krapp...
ResponderEliminarPor tus bonitas palabras quedas invitada a un copa de filosofía una vez al día en Círculo de los Suicidas Perezosos. Es un lugar donde no se requiera traje de etiqueta pero en el que gusta que la gente entre con la sensibilidad de la mano.
ResponderEliminarGracias a ti por venir, Myriam.
Ya lo dijo el gran Discepolín
ResponderEliminarEn tu mezcla milagrosa
de sabiondos y suicidas
yo aprendí filosofía
dados, timba y la poesía
cruel, de no pensar mas en mí.
Adoro los cafés, sola o acompañada, nunca salgo de ahí sin haber aprendido algo...
LOs bares y los cafés destilan aromas y sabores agridulces. En sus paredes se va escribiendo la vida entre copa y copa, tazas de café y humo de tabaco retestinado.
ResponderEliminarEn el papel de los azucarillos quedan los recuerdos arrugados, y por el suelo navegan despojos de sueños rotos.
Hay muchas vidas escritas en un café y la historia y el tiempo conservan una huella impagable con ellos.
Feliz Navidad.
Gracias Dr, ahora tengo dos refugios entonces!!! : ) : )uno de copas y otro de chocolates!!!
ResponderEliminarEse gran genio llamado Santos Discépolo sabía lo que valía un peine, como decimos por acá. "Mezcla milagrosa de sabiondos y suicidas". Chapeau, Maracuyá.
ResponderEliminarPreciosa reflexión, Cristal. A veces en uno de esos pocos cafés antiguos que van quedando, uno está tentado al recogimiento ya que intuimos como en las viejas iglesias, presencias que han dejado allí su huella. Feliz Navidad.
Incluso puedes pedir una copa de chocolate, Myriam. Aunque aquí el chocolate es más propio del 5 de Enero, la mágica Noche de Reyes.
Jo! y yo que me pensaba que era la única alcohólica retirada en la blogomoña esta... ¡ya ves!
ResponderEliminar¡Que no habremos aprendido, vivido y conversado en más de tugurio de esos que describesl! los que peinamos alguna... o muchas canas (y me temo que los que no, también jeje!) amigo Krapp. Aissss ¡oh tempora o mores...!
Fdo.: La reina de las pellas.
Cristal004, mis pellas era más cafetómanas que alcóholicas pero te entiendo bien lo que dices aunque considero que todavía hay mucho que aprender y vivir en esos sacrosantos lugares.
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