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¿Hotel o tonel?
Ensordecido por el ruido de mis contemporáneos, avanzaba sonámbulo por la Avenida de la Cordura. Casi sin darme cuenta había recorrido más de la mitad de mi trayecto y solo ahora era consciente de caminar por una senda excesivamente recta, aburrida y previsible. Como no sabía como distraerme, decidí dar rienda suelta a mi mirada dejando que pastase libre por los callejones oscuros de las esquinas. En uno de ellos me llamó la atención un objeto de madera cilíndrica que me guiñaba un ojo.
- Vaya, -pensé- un tonel invitándome a que descubra sus secretos. Eso no es habitual en esta atestada avenida.
Allí me fui yo, tras el tonel. Llegue a su altura, le hice una reverencia y me metí dentro. Bajé como cuatro o cinco escalones y me encontré en una lujosa habitación color lila, iluminada por tres lámparas de araña. Había una gran cama de matrimonio en el centro y enfrente, un amplio espacio cubierto por una cortina también de color lila. Al otro lado, cerca de un vigoroso armario, una puerta debía de conducir a otra instancia, quizás el cuarto de baño.
- Me gusta el lila, aunque esté de moda.
Encima del cabecero de la cama descubrí varios interruptores. Le di al primero y al segundo, me respondió una voz:
- Servicio de habitaciones, dígame.
- Estoy contrariado, señorita. Entré en un tonel y ahora me encuentro en un hotel. Una suite de lujo, oiga; pero no es el tonel que despertó mi curiosidad e hizo que variase mi ruta.
- No se venga abajo con tanta facilidad. Dele al botón verde, el que está al lado del que ha apretado antes, y verá.
- ¿Qué veré?
- Verá.
Al darle al botón, se abrieron automáticamente las cortinas y vi el camino desde el que había llegado, ahora radiante de optimismo. Llamé otra vez al servicio de habitaciones.
- Servicio de habitaciones, dígame.
- Señorita, soy el sonámbulo de antes. Mire, es que ahí fuera algo ha cambiado. La avenida parece distinta desde este ventanal. No es como la recuerdo.
- Claro, ahora tiene color. A usted le habían convencido de que las cosas eran oscuras o claras. Nada más. Acaba de descubrir que hay muchas otras gamas posibles.
- ¿Entonces, me habían engañado?
- Me temo que sí, doctor. Para ellos es más cómodo enseñar que la vida solo usa dos colores, así no tienen que dar demasiadas explicaciones.
- ¿Ellos? ¿Quienes son ellos?
- Los que le han convencido de que un hotel es un tonel. Los mismos que le convencieron para andar hasta el final de la avenida, sin preguntar el motivo.
- Ahora se las pediré.
- Déjelos. Han quedado atrás. Usted está en otra historia. Acomódese. Aquí tiene todo lo que necesita para llevar una vida apacible.
- Señorita, ¡pero es que tampoco sé ahora donde estoy!
- No hay problema en decírselo, señor doctor. Está usted en el hotel de Diógenes.
- ¿Pero no era un tonel?
- No caballero, ese es parte de la mentira que le contaron. Hacer creer que es angosto tonel. lo que a todas luces es un hermoso y confortable hotel.
Buff... ¿y ahora qué??
ResponderEliminarEse Diógenes, en lugar de apilar basura, coleccionaba enajenación.
Creo que este fin de semana a mí me pasó lo mismo y ahora estoy encantada de la vida en la maravillosa suite que me tocó!!!
ResponderEliminarUn beso multicolor y feliz semana
Oye Krapps, este verano me voy de vacaciones contigo. Avisado estás :D
ResponderEliminarMe molesta infinitamente la gente monocromo, o bicromo. Hay tantos colores como uno quiera pintar. Es sólo cuestión de abrir las miras.
Un beso y estupenda semana...
No está mal vivir enajanado de los lugares comunes, Tesa. Es curioso que se le llame síndrome de Diógenes a acumular basura cuando más bien el filósofo cínico procuraba era liberarse de ella.
ResponderEliminarIris, esa es una excelente noticia que sin duda debes celebrar de la única forma posible: mantenerse en la suite sin moverse para nada. Otro beso para ti
¿Te vienes de vacaciones conmigo? ¡Que bien, Novicia! Me parece estupendo.
Las miras muchas veces están bloqueadas por su poco uso y hay que hacer un esfuerzo constante para liberarlas de la rigidez. Otro beso y los mejores deseos para ti.
Te ha quedado redondo. Vamos, redondo como un tonel ¿lleno de ron?.Yo también me quiero ir de vacaciones, pero ¿para qué invitar a la Novi si tiene que esperar hasta el verano?
ResponderEliminarCuriosa historia, pero al final todo es así, cada cual te hace ver las cosas de una manera, al final tu tienes que elegir entre llevarte por lo que te dicen o sacar tus conclusiones. Saludos.
ResponderEliminarVitamorte ¿Quieres venir de vacaciones conmigo también? Vaya, voy a tener que montar una agencia de viajes o flotar un charter para satisfacer tanta necesidad aplazada.
ResponderEliminarSin duda más vale una sola conclusión personal que mil conclusiones exteriores, Ralph. Sobre todo cuando esas conclusiones exteriores nacen de una larga cadena de prejuicios o de intereses. Saludos
Dr. me recuerda usted al Chavo del ocho.
ResponderEliminarQué difícil es la independencia de pensamiento.Puede uno sentirse en un tonel con la misma satisfacción que otro en un gran hotel, sólo cuando lo ha elegido...y al revés, todo aquello que nos pintan como el paraíso, resulta un tonel si no somos libres de decidir estar ahí.
ResponderEliminarNo sé qué tiene que ver el Sindrome de Diógenes con Diógenes...será quizás que quienes lo sufren, buscando un refugio a su soledad, pueden en su aislamiento imaginarse un mundo a su medida. Esto que digo es sólo una pregunta osada que se me ocurrió en este momento, eh...
Muchas gracias por tu regalo. Lo estoy disfrutando muchísimo.
El principio, con la bajada de escalones me recordó al cuento de "Alicia en el país de las maravillas", uno de mis favoritos.
ResponderEliminarNos creemos todo lo que nos cuentan, nada es lo que parece y todo cambia continuamente. Hasta un tonel puede ser un lugar maravilloso si uno cree que lo es.
Pirata, recuerdo levemente al Chavo del Ocho, un señor mayor con orejeras haciendo de niño algo travieso, aunque en esencia buena persona...¿Es así?
ResponderEliminarYo tampoco entiendo lo del síndrome de Diógenes, Maracuyá. Si hay algopropio de los filósofos cínicos es el desprendimiento con respecto a las banalidades humanas. En cambio, si algo caracteriza a los del síndrome es precisamente la acumulación de objetos inservibles. Supongo que participa de esa tópico sobre que aquellos filósofos vivían prácticamente como mendigos, cosa harto discutible y propagada por sus enemigos.
De nada por lo del regalo.
Claro, Angie, no hay forma de cambiar de mundo, de salir de éste, sin tener que bajar o subir escalones. También lo que le pasaba a Alicia tenía una dimensión desconocida y sorprendente. Para mi, ella es uno de los personajes más extraordinarios creados por la ficción narrativa en los dos últimos siglos.
ResponderEliminarEn realidad volvemos a los filósofos. ¿Vemos realmente lo que vemos? ¿Nos lo imaginamos? ¿Nos lo hacen imaginar?
ResponderEliminarSomos burros eternos tras la eterna zanahoria. Algunos dicen que si el camino es fácil, no es el correcto porque en la vida no hay camino fácil.
Yo también me iría de vacaciones, pero solo con Novi. Comprenda Dr. que no hay ni punto de comparación.
Un saludo.
La de mentiras que nos habrán contado a lo largo de nuestra vida y nosotros sin enterarnos...
ResponderEliminarCreo que Novicia te ha distraído al personal: muchos de tus amigos se suman a esas vacaciones sólo por gozar de su compañía. !Qué vulgaridad¡
Si cabe uno más, me apunto.
El chavo del ocho era algo más que un señor haciendo de niño: No tenia por casa más que su barril porque no necesitaba más. Era inocente, mucho más que un niño, porque en esa misma medida era bueno; y era sencillo con una sencillez que abarcaba todo lo necesario. Pero me recordaste al personaje por lo del tonel, porque para el chavo su tonel era el mejor hotel.
ResponderEliminarEnric, seguro que sabes que hace un tiempo se publicó un libro titulado: "Más Platón y menos Prozac". Ahí está la cuestión, la filosofía sigue con nosotros, nunca nos ha abandonado, simplemente elegimos otras visiones aparentemente más confortables. Los espejismos son hijos de la ilusión y sobre la ilusión se ha edificado toda esta cultura. Las victimas de la ilusión recurren al prozac, a los anxiolíticos para readaptarse a ella. Filosofar sería cuestionarse esa ilusión. ¿Somos capaces de hacerlo?
ResponderEliminarLa cuestión no son solo las mentiras, Luis, la cuestión es que nos adaptamos a ellas sin cuestionarnos su validez. ¡Sería tan pesado!
ResponderEliminarLa verdad, Pirata, es que tenía una visión muy superficial de él, quizás por la mala influencia de personajes semejantes, o que me parecían semejantes, en mi propia infancia televisiva: Locomotoro, el Capitán Tan, Valentina, los Hermanos Malasombra etc..
De quien me acuerdo era de su amigo de los carrillos hinchados y del bigotudo malvado que a veces daba más pena que otra cosa, tan maltratado por la vida.
Creía que no ibas a contestarme, como me has saltado otras veces... por despiste, supongo.
ResponderEliminarPues sí que me gusta "Alice in Wonderland", si vas a "Angie´s cup of tea" seguro que encuentras algo de ella y te podrás tomar un té, tú y todo el que quiera, la tetera está puesta.
Supones bien, si te he saltado alguna vez fue por error y no con ánimo insano o vengativo.
ResponderEliminar¿Angie´s cup of tea es tu rincón blogero?
¿Y como no lo has dicho antes para leerte y enlazarte?
En diciembre y... ¿ya andamos con las vacaciones a vueltas? País!
ResponderEliminarPero bueno, que si hay que ir... se va!
Eso sí, yo quiero vistas en technicolor y un servicio de habitaciones como el de tu tonel.
Creerse a pies juntillas lo que dice el libro... no es lo que nos hace avanzar más deprisa...
Felices días Krapp-
Felices días, Cristal004.
ResponderEliminarLo mejor es tener siempre a mano un buen servicio de habitaciones del que podamos esperar las mejores atenciones y las mejores intenciones.
Muy buena historia esta del tonel.
ResponderEliminarNunca se me ocurrió compararlo con el Chavo del 8 que por cierto solo a manera de aclaración, no vivía en el tonel. Vivía en el departamento 8 y de ahí su nombre.
Me gustó la analogía de los colores.
Un abrazo
Gracias, Mcrow y bienvenido a mi blog. Ahora que lo dices también recuerdo al Chavo saliendo de un apartamento.
ResponderEliminarOtro abrazo para ti.