- Don Rodrigo, ¿es cierto que ha tenido una reunión muy tensa con el nuevo monarca y que incluso le ha hecho jurar por su honor que no participó en la muerte de su hermano, el difunto rey Sancho?
- Lo siento, no hago declaraciones a los medios.
- Venga Campeador, díganos por lo menos alguna otra cosa. ¿Cómo van sus relaciones con Doña Jimena? ¿Para cuando la boda?
- Es usted un fraile benedictino. ¿Cómo puede hacerme esas preguntas?
- ¡Por Dios, no sea antiguo! Los monjes, somos los únicos que leemos en estas tierras analfabetas y nos pirramos por las historias donde aparecen caballeros como usted, tan rudos y tan sexys. ¡Es tan aburrida la vida en el siglo XI! No todo puede ser ora et labora. Ahí está la clave del éxito de nuestro pasquín Espadas y corazones. Ya sabe que se está convirtiendo en la principal fuente de inspiración para trovadores y juglares.
- Abominable panfleto. Sus miniaturistas siempre me pillan en poses poco naturales y los amanuenses me tildan de hombre sin entrañas que tiene una piedra por corazón. ¡Yo no soy ningún matamoros sin piedad!
- Tenemos obligación de ser fieles a lo que nuestro público espera de un caballero medieval. Por ejemplo, sabemos de sus andanzas con hermosas prostitutas musulmanas y ya ve que no hemos tocado el tema. Imagínese que se llegase a saber como esas "huríes" llaman a su ejem ...fogoso ...ejem ...y cristianísimo mandoble?
- Como aparezca por ahí lo de Mio Cid lo demediaré con mi espada Tizona y ni el Zeus Olímpico podrá recoserlo de nuevo.
- El apelativo de Mio Cid, en cristiano Mi señor, es muy amable y esperanzador para su ...para su ...
- Está bien, dígame que quiere a cambio de su silencio.¿Una exclusiva sobre mis próximas batallas? ¿Una crónica sobre mis victorias pasadas?
- Exacto. pero no solo nos interesan esas batallas y esas victorias que al final son siempre parecidas entre si. También las otras guerras son importantes. Sangre, sudor, lágrimas, pero también el amor y el sexo ...y arriba el Altísimo cuidando de todo. ¿Se puede pedir más?
Debería nevar
Hace 12 horas
Menos mal que Menéndez Pidal no llegó a enterarse. ¿Qué habría sido entonces de su estructura en "W"? ¿La habría cambiado por una sinuosa "S"?
ResponderEliminarMe ha resultado muy divertido. Gracias por las sonrisas.
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ResponderEliminar(He borrado el segundo comentario. Salió repe)
ResponderEliminarGracias Rocío por tus palabras. Mi paisano Ramón Menéndez Pidal era un tipo muy interesante a pesar del rechazo que provoca a veces el exceso de erudición.
ResponderEliminarNo me importa el exceso de erudición; al contrario, me encanta porque me demuestra que no sé nada y me incita a aprender.
ResponderEliminarNuestras buenas intenciones respecto al conocimiento se estrellan contra la realidad de una época en lo que lo más "fashion" es presumir de ignorancia.
ResponderEliminarRecientemente he visto varias declaraciones de famosuelos presumiendo de que nunca habían leído un libro. Gente de la talla de Melendi, Victoria Beckham y me parece que la mismísima Britney Spears o en su caso Paris Hilton.
Así les va, doctor. Lo malo de eso es que ese tipo de vida es el que atrae a los adolescentes, triunfo rápido sin dar un palo al agua.
ResponderEliminarEsperemos que, como todo es cíclico, se vaya dando la vuelta al círculo.
Siempre he sospechado que le faltaba algo al Cantar. Gracias Dr.Ahora el Campeador es más Cid que nunca
ResponderEliminarPerdón por disentir sobre el interés sobre la vida sexual de los grandes mitos del pasado.
ResponderEliminarCreo que el interés verdadero se situaba muy lejos de la batalla, en donde criados y princesas esperaban ansiosos las noticias de la batalla...pero que muy ansiosos.
Un saludo
Rocío quisiera ser optimista y pensar que lo de los adolescentes cambiará pero me temo que esa actitud está provocado por circunstancias más estructurales que coyunturales. Deberán cambiar los valores de la sociedad de consumo para que puedan cambiar ellos.
ResponderEliminarDoctor Vitamorte,los manuscritso antiguos nos reservan muchas sorpresas si tenemos la humildad de descifrarlos. En el caso del Cid, ayudan a entender mejor al personaje.
Hola Suso. No hay problema en discrepar aunque en este caso no discrepo. Por supuesto que el lado doméstico es extremadamente interesante pero el sexo, ay amigo, siempre es sexo. Saludos
Supongo que habrá leído, Doc, "Anillos para una dama", de A. Gala (lo único legible de este autor, para mí). Es desmitificador, mordaz, divertido y me reí bastante con el Obispo Turpin, sordo perdío. Y qué decir de los amores secretos de Minaya y la del turrón, perdón, Doña Ximena.
ResponderEliminar(¿Por qué a los pijos de ahora -bueno, llevan unos años- les da por bautizar a sus retoños con nombres de la Reconquista...? Empezó la Sartorius con su Mencía, y luego que si Jimena, que si Sancho... No sé si habrá incluso alguna pobre desgraciada Urraca en el kindergarten más selecto...)
Por cierto, que su paisano M. Pidal, en su Flor Nueva de Romances Viejos, recogía unos muy ardientes en que la doncella se entregaba al caballero que venía de guerrear por ahí, y este le decía, prudente, espera, chica, que tengo las carnes negras como el tizón, que hace meses que no me quito la armadura; y la muchacha no hacía ascos: más bien le ponía.
ResponderEliminarLuego, evidentment, "yacían como hombre con mujer".
Qué tiempos.
Eso sí que es filología...
Dios mío que sentido del humor más devastador tiene usted, mi amiga canariona.
ResponderEliminarLo de los pijos y el Cid viene de lejos. Siempre los Alonso, como nombre, Rodrigo etc... fueron privilegio de los chicos/as del O´Shea (No confundir con la parentela de la mujer de Botín o sí)
Tiene usted una extraña filología y una cachonda filosofía ya que no imagino al Tío Ramón, un poco erudito castaña a decir verdad, convirtiendo un romance medieval en una aventura del Mariano forgiano o forgiero o forjuso.
Lamento no tener a mano la Flor Nueva...etc., pero le juro que no es invento mío ("me se" quedó grabado aquello de la carne negra como un tizón, ríase Ud. de la camisa de Isabel la Católica...). Me quedé muy impresionada a la tierna edad de 14 añitos. O cuando el rey de turno encontraba a su hija todita desflorada yaciendo con su prefe (el garzón prefe del rey, se entiende) y les ponía la espada entremedias (me aclaro: en el lecho, entre los amantes) para hacer ver que ya se había coscado de la noche loca de la infantita...
ResponderEliminarAdemás, estaban aquellos romances (algunos musicados por el grupo canario Mestisay) de reyes incestuosos que martirizaban a sus hijas. Si los encuentro en los interneses se los mando.
P.D. Aparte, atrocidades versioneando a Medea y a Ruiseñor (coñe, cómo se decía en griego) con niños cocinados y servidos bien a sus adúlteros padres, bien fritos por la adúltera madre para que no se chivaran. Estos les encantaban a mis alumnos de la ESO, ni comparación con las morbosidades de CSI... (el perrito de la casa, noble, nunca probaba el guiso). ¿Quién dijo que la literatura medieval era aburrida?
Philomene, eso.
ResponderEliminarLlevamos dos siglos alimentándonos de la teta de la literatura medieval, o mejor dicho, de los temas de la literatura medieval. Todo ese terror, ese morbo, esa cosa aventurera ha sido reutilizado una y otra vez por la literatura, la pintura, el cine, el comic.
ResponderEliminar¿Hay algo nuevo bajo el sol?
Vaya, me he puesto trascendente.