Al levantarme aquella mañana, contemplé horrorizado que se me había salido de madre el bicho que llevo dentro dejando detrás mi ego mutilado.
Infructuosamente lo busqué por mi casa. Era una situación tan embarazosa que llamé al trabajo alegando que tenía gripe.
- ¿Otra vez con gripe?
Pensemos.
Sigamos pensando.
Todavía un poco más.
Ya.
¿Qué carajo iba a hacer mi bicho sin mí? ¿Desnudo, sin carnet, sin tarjeta de crédito?
¡La tarjeta de crédito!
Respiré aliviado. Seguía en su sitio.
Me puse a pegar los pedazos sueltos de mi yo con cinta adhesiva. Sabía que era una chapuza, pero no encontraba otra solución provisional que me ofreciese más garantías.
Decidí llamar a mi amigo Fiz. Fiz Arou es el mejor detective privado de Kaskarilleira, mi hermosa ciudad atlántica.
¡Qué tipo! Descubrió él solito que tras aquel penalti que nos privó de la liga, se escondía una siniestra conspiración internacional en la que estaban implicadas personas de alto standing ...no todas de origen polaco.
- ¡Buh, mucho lo tuyo, neno! -los kaskarilleiros siguen siendo nenos aunque hayan sobrepasado sobradamente los ochenta- Tu chukel es un kíe de mucho cuidado pero tú tienes la culpa por no haber sabido darle vidilla. Es lógico que ahora se haya najao de su kel, es decir, de ti mismo con tu mecanismo.
- Hummm.
- Tú achanta que te veo algo atorao. El menda se hace cargo. Voy a llamar a unos notas que pueden saber algo del percal. Si tal, luego me voy a dar un rulo y te pego un toque. (No se preocupen, aunque el kaskarilleiro no está todavía codificado en gramáticas y diccionarios, pertenece a la familia del koruño, el cheli y demás lenguajes hamposos)
Cayeron las horas una tras otra y a eso de la atardecida, cuando la noche empezaba a hacerle cosquillas al día, recibí la esperada llamada.
- Ya lo tengo, meu. Estoy terminándome una garimba en lo de Paco y ya lo carreto hasta tu kel. Pero entre tú y yo: es un julai de mucho cuidado.
- Estoy fumándome un truja, ¿no te importa? -Odiaba que fumasen en mi casa pero no estaba en condiciones de exigirle nada.
- Pues nada, la cosa fue bacán. Llamé a varios chorbos de los bajos fondos pero nel del panel. Decidí salir yo mismo por los antros del mal vivir de nuestra querida ciudad y tres cuartos de la misma movida. Venía en la burra, un poco triste, sintiendome algo pirolo cuando de repente ..¡mimá! vi un jaimolas en bolas tomándose un chocolate con churros en la terraza de la celebérrima churrería Gotilla a la Vista. La verdad, no sé como tu pavo pensaba aforar aquello, ya que estaba como Dios lo trajo al mundo. El hecho es que me fuí acercando a él desde atrás, pensando en como aplicarle la del trece-catorce, pero justo en el momento en que le solté un buhh para asustarle, levantó las manos y se puso en pie completamente rilao. Pedí unas birras para celebrar mi victoria y hasta ahora. Tío, reconócelo, estás muy mal. ¡Tu bicho interior es full de Estambul!
claro, un bicho interior como dios manda no se hubiera dejao coger asin como asin
ResponderEliminartienes que alimentarlo mejón
Estoy de acuerdo con Marlou en que a los bichos interiores hay que darles vidilla.
ResponderEliminarMe ha gustado, sobre todo, el léxico.
ResponderEliminarMuy bueno el léxico cascarilleiro; qué amplitud. Parece Don Ramón María
ResponderEliminarEs cierto Neander, me da mucho que pensar lo del chocolate con churros.
ResponderEliminarAcepto los reproches Fermín Gámez pero si uno además de alimentar a sus churumbules tiene que alimentar las diferentes facetas de su ego la cosa se complica ¿no?.
Gracias Luis Antonio, hay que reconocer esa hermosa expresividad y vitalidad que tiene las jergas.
Benetiana, Kaskarilleira es un universo propio lleno de luz y vida. Pasearse por sus hermosas plazas, contemplar el donaire de sus gentes, la elegante hermosura de sus mujeres, el gesto audaz de los hombres. Definitivamente, si no existiera Kaskarilleira habría que inventarla.
No sé, tal vez los bichos interiores deberían tener unos días festivos para irse de parranda.
ResponderEliminarDe la misma forma que los yoes blanditos se sienten incómodos con esos yoes pelanduscos, éstos a su vez también sienten el empalago de esa compañía sosegadita y sosota.
La convivencia que es mu mala… incluso entre siameses pegaditos y dependientes.
Cualquier ciudad, si es la propia, habría que inventarla, se hable en cheli, en garrulo o en suahili
Yoes en perpetuo litigio creo que debería formarse una asociación en defensa de los yoes maltratados al igual que existe para otros colectivos. Deberían sacar un manifiesto, solicitar las firmas de los ciudadanos y solicitar al parlamento español y al propio gobierno de Zapatero, tan solícito con el derecho de las minorías, un decereto ley que amparase a este grupo. Incluso se me ocurre que se podría exigir una orden de alojamiento a los yoes ampulosos y plastas que se dediquen a someter a los yoes más pasivos y sumisos.
ResponderEliminarPues sí, a Zapatero parecen irle bien mejor las conquistas etéreas que las tangibles, por lo tanto es posible que esté más capacitado para reconducir yoes dominantes y perdularios. Si no pueden someterlos –ya que coincido con usted que son unos plastas prepotentes- tal vez alejarlos por orden judicial fuera una buena solución.
ResponderEliminarNo todo el mundo tiene al alcance un detective tan eficaz y pintoresco. Y muchos, cuando a esos yoes chulitos les da por hacer de las suyas, lo pasamos fatal, ni los Actimeles ni Danacoles consiguen reactivarnos.
Hace tiempo que quería comentarle una cosa: al principio los blogs tenían mala fama, el tópico los definía como espacios narcisistas para personas que contaban su vida.
ResponderEliminarEjemplo: Me llamo Pepe, tengo 190 años, soy bucanero, me gustan las sardinas a la plancha, Pink Floyd, Antonio Gala, las amapolas…
Además de esa ficha exagerada, se comentaba también que eran una especie de club de amigos donde autor y visitantes se doraban la píldora y se aplaudían, con comentarios al uso: qué bien, que fantástico, muy bueno, te has superado…
La realidad -que siempre acaba poniendo las cosas en su sitio- ha confirmado que al final, los blogs han llegado a ser una especie de oasis donde resguardar de la crueldad del desierto (comunicaciones no siempre satisfactorias) la variada vegetación interior que sus autores llevan dentro.
En esa variación cabe todo: el humor, la información, la denuncia, la creatividad, la interacción, La Originalidad…
Un cóctel que renueva su fórmula todos los días.
Al encuentro con ese combinado, cada cual puede adoptar un rol satisfactorio: creador, lector, comentador, conversador…
Con el tiempo, esos blogs, pueden convertirse en una especie de museos que testimonien la capacidad diaria (algo inaudito si lo pensamos bien) de generar todo un excedente de creatividad, que de no existir ese lugar donde plasmarlo, posiblemente nadie conocería.
Además, también son la confirmación de que hay mucha más gente que la que indican las estadísticas que tiene cosas que decir. Y hasta ahora las han dicho siempre los mismos, y no siempre las han dicho bien, pero se han empachado de oírse y de hacerse oír, creyéndose las únicas voces autorizadas para verbalizar la realidad.
Para mí ha sido una sorpresa comprobar el pensamiento crítico de muchos bloggeros y sus visitantes. La oficialidad siempre nos ha transmitido que la mayoría somos una sociedad de ciudadanos tragaldabas sin opinión propia y manipulables.
No se puede hacer mucho, es verdad, pero reconforta esa actitud crítica, serena y reflexiva de nuestros semejantes, a los que por comodidad, por afición a los tópicos y por la invisibilidad de esas cualidades, siempre infravaloramos.
Aunque sólo fuera por eso, por esa contienda irónica que intenta librar la palabra a través de este mundo virtual emergente, habría valido la pena el intercambio.
Por eso, todos podemos ser Pepe: una voz, cualquier voz, con aficiones tan risibles y respetables como las descritas en la ficha de este personaje.
En mi supermercado, por suerte, todavía quedan Donuts cuando desaparezcan los idem, que está al caer, y me informe de ello, me comprometo a hablar con el amigo Fiz para aportarle alguna solución. Si tiene problemas de traducción yo mismo me arrogo la condición de intérprete, no se apure. Quedará gratamente satisfecho.
ResponderEliminarTodos somos Pepe los museos son espacios dosn se despliegan el narcisismo de unos pocos que tuvieron la suerte de que alguien los valorase y transformase ese narcisismo en objeto de valor.
ResponderEliminarSiempre hubo un foso muy profundo entre la creatividad subjetiva y la objetivación de esa creatividad fuera del creador. Pocos se atreven a dar ese paso y cuando lo dan se exponen al gran batacazo.
El blog lo que tiene es que es un preambulo a algo o a nada. Como preambulo permite hacer equilibrios con una red abajo que te protege y tiene la ventaja de que siendo un oasis en el desierto siempre hay cobertura para la comunicación.
No he entendido eso del preámbulo para algo. Si hago una interpretación facilona pensaría que está intentando decir que los/as Bloggeros/as tienen aspiraciones de reconocimiento.
ResponderEliminarNo creo que sea así en todos los casos. Hay muchos blogs que sólo pretenden entretenimiento y comunicación, o eso dejan traslucir a través de sus temas.
Tampoco creo que los creadores reconocidos y alabados crearan pensando sólo en el éxito y eso ya lo hemos hablado. No creo en la justicia ni injusticia de la valoración del arte. Es una cuestión de suerte. Los consumidores de arte e incluso los jurados del arte, no están capacitados para ser justos en esa valoración. Al contrario, es perdonable y entendible la arbitrariedad, siempre que no venga provocada por intereses espurios.
¿En los museos duerme lo mejor? ¡Quién lo sabe! ¿En el ostracismo duerme lo peor? ¡Quién lo sabe!
Para mí, el arte, siempre ha sido una huida del animalito que somos. No se admitirá, pero es así.
Estos días, con la huelga del transporte, la indefensa animalidad humana ha aflorado en todas sus formas. En la perplejidad de los políticos, acomodados perpetuamente en entelequias inútiles y absurdas. En la brutalidad de los huelguistas que viven el éxtasis de su poder indiscutible ante una sociedad desarmada. En la acaparamiento compulsivo de unos consumidores en perenne ansiedad de abundancia. En la dolorosa ironía de comprobar el desperdicio de los alimentos no perdurables, tirados por sus productores a las alcantarillas.
No hay lugar para el arte si hay miedo, si hay hambre, si el pellejo está en peligro.
El otro día, el admirado por tantos Eduardo Punset, en un programa de televisión me llenó de estupefacción con sus declaraciones. Parecía un hombre postrado. Su lucidez, que mantiene todavía, se notaba dolida por la injusticia de una carcasa que le obligaba a dedicar su atención hacia ella. Repetía una y otra vez, que le costaba subir y bajar del coche. Y lo decía con ironía, pero también con sorpresa, como si nunca hubiera sospechado que eso era posible. En esos momentos, en que el cuerpo mermado despliega toda su tiranía, la lucidez es casi una afrenta, como disponer de un palillo para matar un cocodrilo.
Por lo tanto, el narcisismo es inexplicable para mí. Igual que la identidad prestada que nos dan. No me he imaginado jamás a los creadores Auténticos, impulsados por la necesidad de reconocimiento, sí tal vez, a los productores de encargos creativos. El éxito lo necesitaban para vivir de lo que les gustaba, y no tener que padecer la penalidad de dos actividades: la vocacional y la alimenticia.
Habla del deseo de reconocimiento como si fuera una tara, un defecto de la personalidad o un vicio inconfesable.
ResponderEliminar¿Qué hay de malo en querer que los demás aprecien lo que uno hace? ¿Qué hay de malo que lo que tus has creado honestamente, con tu esfuerzo, con tu sacrificio, gastando horas de tu tiempo les guste a los otros?
Otra cosa bien distinta es buscar el éxito por el éxito. Vender el alma para alcanzar alguna clase de reconocimiento; pero en esos casos precisos no hay que hablar de creadores y sí de mercaderes, de personas que gestionan una mercancia para ponerla en un mercado. Ya no hay entonces algo propio, se desnaturaliza por interes espúreos. No hay una expresión del yo, hay un simple negocio con lo que ese negocio implica.
Un blog puede ser preámbulo de muchas cosas y no me refiero a que tenga una continuidad como obra literaria, aunque es un género con tanta credibilidad como pueda tenerlo cualquier obra literaria o así lo pienso yo. Pero incluso sé están empezando a dar casos sintomáticos de la importancia de un blog: un autor ilustre de blog pasó a dirigir un diario de tirada nacional, Público, y otros ocupan cargos de responsabilidad en diferentes sectores del establishment periodístico.
Pero no me refería a eso. Un blog puede ser un preámbulo al autorreconocimiento personal, un preámbulo a la expresión externa de unas capacidades no suficientemente reconocidas incluso por sus propios autores etc.
Mire, usted y yo padecemos el peso de nuestra anterior militancia foreril. Es como un vicio que no podemos vencer. Yo no, al menos. Me pasa como a esos aspirantes a cantantes, que se apuntan a una academia para aprender música, pero que ya vienen viciados por una trayectoria anterior cantando en alguna orquesta para la BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones), y eso les impide asimilar los conocimientos con la frescura de alguien que acude sin ninguna experiencia previa en la música.
ResponderEliminarUsted sabe de sobras que en los foros la máxima es no bajarse del burro, aún estando de acuerdo con el interlocutor. Se vive una especie de lujuria dialéctica que se nutre de recursos insospechados que surgen inagotablemente, azuzados por el azote de la réplica.
Pero eso aquí no tiene sentido. Por lo tanto mis comentarios son siempre honestos. Y usted sabe de sobras que nunca estaremos de acuerdo. Pero esa discrepancia, lejos de ser un inconveniente, es un aliciente en cualquier interlocución.
No hay nada malo en aspirar al reconocimiento, solo mantengo que no puede ser la única -y ni siquiera la más importante- motivación para crear.
A mí el éxito activo o servil -aquel que obliga al triunfador a acudir a eventos y reconocimientos públicos- me parece una penalidad.
Entiendo mucho más a esos escritores (por poner un ejemplo) que se ocultan, que huyen, que sólo admiten una deuda con su obra. No aceptan esa estúpida obligación de agradecer a los consumidores de su obra, ese éxito. Sería como decirles: “os estoy muy agradecido, por lo tanto seguid leyéndome…”
Que guste la obra no sólo es una aspiración legítima, sino un regalo impagable. Pero eso no es lo mismo que el éxito.
Y desde luego, para mí es una sorpresa constatar que algunos autores de blogs los consideran un preámbulo para algo. Ni siquiera para el autorreconocimiento. Yo pensaba que eran simplemente un entretenimiento, creativo a veces, pero sólo eso: ¡entretenimiento! ¡Y ya es mucho!
Obviamente, lo imprevisible a veces es posible, y no niego que si algún bloggero consigue llegar a una mayoría aplastante, eso pueda ser una plataforma a no sé dónde.
Tiene una visión de la vida semejante a la que tenían los viejos hidalgos de los que hablaba la literatura del Siglo de Oro. Al igual que ellos con el trabajo o el dinero para usted las palabras éxito, reconocimiento, etc.. parecen estar contaminadas quizás por su uso aberrante en estos tiempos.
ResponderEliminarSi yo me dedico a hacer sudokus o a subirme a una montaña rusa o a ir al teatro, estoy practicando una actividad que no me exige un compromiso especial. Incluso haciendo un crucigrama sólo me exprimo la mollera buscando como encontrar la palabrita de marras.
Cuando alguien expone -y se expone- poniendo un poema, un texto o lo que sea medianamente creativo -no un copia y pega- en un blog sabe que corre un riesgo. Este es un lugar público, donde puede que haya gente que te lea y donde es fácil meter la gamba o simplemente no ser entendido. Quizás no tenga la difusión de un libro -excepto en casos señalados- pero a nivel general tiene una difusión creciente.
Nunca he querido decir que un blog sea un escalafón haci otro tipo de ambiciones. Eso sería quitarle categoría como instrumento autónomo de comunicación. Un blog es hoy por hoy lo que es y no tenemos la suficiente perspectiva para saber lo que puede llegar a ser en un próximo futuro.
Por supuesto, no pretendo levantar ninguna polémica de estilo foreril, simplemente me remito a contestar a aquellas cosas aquí escritas que merecen una respuesta por mi parte.
Saludos
Mire, cuando empieza con sus desproporciones, empieza a darme miedo, y eso ya lo hemos hablado con anterioridad.
ResponderEliminarHabla de Correr riesgos…
¿De qué riesgos se trata?
¿De qué algún desaprensivo lector le copie, a usted o a cualquier otro, sus textos y pudiera tener éxito con ellos?
¿De qué puedan burlarse de usted, cuando burlarnos los unos de los otros, es la actividad más frecuente en todo ser humano durante toda su vida?
¿De qué algún conocido suyo de su vida real pueda decirle a otros conocidos, mira lo que escribe fulano?
¿Del miedo al ridículo? ¿Qué es el ridículo sino una valoración subjetiva y absurda por parte de los demás?
Afortunadamente, hoy, gracias al bendito frikismo, la gente ha dejado de esconder el esperpento que todo el mundo necesita desplegar de vez en cuando. La uniformidad conductual además de ser soporífera, no es natural. El individuo, cuando es libre, no es un soldadito teledirigido por la convención.
Por lo tanto, mantengo, que el creador siente una necesidad de crear, al margen del recibimiento que pueda provocar su obra. Un verdadero creador nunca tiraría la toalla por la incomprensión de la sociedad. Tendría que mantener el pellejo con actividades insatisfactorias, pero en su tiempo libre, sin duda alguna, volvería a crear. Por lo tanto, creación y éxito no van de la mano obligatoriamente. Y usted que sabe de sobras la retahíla de creadores fracasados en su época, que dejaron una obra ingente, sólo valorada posteriormente.
Al igual que un niño en el vientre de su madre responde a determinadas condiciones propias de ese medio y luego cuando es "expulsado" se expone a otras bien distintas que le provocan sentimientos de desamparo y dolor, los que intentan hacer públicas sus propias creaciones se someten a un riesgo nunca suficientemente calculable.
ResponderEliminarUsted pretende objetivizar eso dándole una dimensión realista para quitarles importancia: miedo al ridículo, al plagio, a la censura etc..
Pero como no es tonto, bien sabe que esos sentimientos, matizados y mezclados con otros, anidan en la naturaleza humana.
No conozco a esos seres angelicales, puros y no contaminados de los que usted habla constantemente para compararlos con los humanos corrientes, molientes, dolientes, y por lo tanto sujetos a contingencias emocionales.
Yo me muevo entre éstos y aquellos sólo me resultan divertidos en los tebeos o en las vidas sagradas tal como las concebían Plutarco o Carlyle.
Bueno, me planto.
ResponderEliminarConclusiones:
1) Me gusta su blog.
2) Ojalá, y es un deseo sincero, su creatividad acabe configurando una obra con éxito.
3) La diversión y el entretenimiento no es incompatible con ninguna aspiración.
4) Hoy es viernes.
5) No hace sol.
6) Sigamos para bingo.
7) A ver si tengo suerte y como expulsado inmerecido, me salva el polivalente Àngel Llàcer.
9) ¿Cómo se queda? ¡Muerto!
Un momento, un momento, lo ve, al faltar la entonación he entendido mal su primer párrafo.
ResponderEliminarCasi me atraganto de la risa. Usted es una mina. A veces pienso que lo pillo y no lo pillo, seguramente por el apresuramiento.
Claro: lo de “expulsado” iba por el bebé en su tránsito entre el confort de la protección en el vientre materno al peligroso mundo real sin habitáculos que lo protejan.
Qué sí, qué si, que la selva es mu mala.
Lo de seres puros me ha llegado al alma. Sí, aspiro a vivir de bayas y raíces, y mis vecinos también. Ningún manager despilfarra-visas (si estuviera borracho y quisiera reclutarnos) nos podría tentar.
Saludos.
T'aquedao niquelao. Un relato feten.
ResponderEliminarPasaba por aquí.
Todavía estoy rumiando el koruño, y esa Inciclopedia que desconocía. Tela.
ResponderEliminarLos comentarios son tan buenos (o más, o menos, no quiero discutir) como / que el artículo.
Los nicks del ( o los , o yo qué sé) comentarista-s (uf, qué lío), impagables (vamos, que no pienso pagarlos) (no, en serio (?), muy buenos).
Vaya mierda comentario m'ha quedao :(
Mi queridísimo ser polinominal me acojo al derecho de contestar s su decálogo de nueve puntos. Mi nobleza obliga.
ResponderEliminarAnónimo Ricitos de oro dijo...
1) Gracias.
2) Su sarcasmo no va a conseguir que valore cosas que nunca he valorado y que me importan un carajo. Verbigracia: el éxito
3) Usted y yo llevamos mucho tiempo divirtiéndonos y entretenidos con nuestras polémicas, sin la más mínima aspiración de convencer al otro.
4) Dentro de 50 minutos será sábado.
5) No hace sol pero hizo sol. Ahora ya es de noche.
6) No juego al bingo, prefiero los regalos que vienen en las cajas de cereales o los de los Kinder sorpresa.
7) No incido en este punto porque a pesar de sus pulsiones finalmente ha reconocido su error en su siguiente mensaje. Ayy esa humanidad tan tan suya que le hace tan tan impetuoso.
9) ¿Cómo se queda? ¡A la espera!
Gracias Capazorros prometo pronta visita a tu chiringuito virtual.
ResponderEliminarBueno Alma Cándida ya sabe que en los márgenes de la realidad/normalidad a veces se esconde lo más interesante. Hasta el idioma castellano nació en unos simples comentarios al pié de un texto litúrgico.
He de reconocer que es una suerte contar con un interlocutor tan extraordinario como mi amigo polinominal. Una persona enemiga de las falacias y que constantemente te incita a ir un poco más lejos, un poco más dentro.
Por cierto he puesto un enlace a Juré que no lo hacía en mi blog.
Buenas, Herr Doctor:
ResponderEliminarFavor que me hace al enlazarme cual novilla en rodeo cuáquero.
Ahora bien, que el título del mio blog no es "Juré que no lo hacía", sino "Juré que no lo haría". Hay una pequeña diferencia. Lo primero sólo lo digo delante de Garzón o bien de Rouco :)
Allá lo espero, en la esquina de internet.
Bien traído, Alma Cándida y gracias por llamarme Herr Doctor hacía, no haría, siglos que no me daban tal tratamiento y uno en su vanidad lo echaba de menos.
ResponderEliminarDoctor, me pasaba por aquí para leerte un rato, volver a alabarte y a llenarte de piropos, que me encanta hacerlo una y mil veces, y decirte que admiro tu endiablada imaginación.
ResponderEliminarMuy interesantes los comentarios tanto por tu parte como por los del anónimo polinominal.
Un beso, cuanto más dulce mejor,
B.
Doctor, me pasaba por aquí para leerte un rato, volver a alabarte y a llenarte de piropos, que me encanta hacerlo una y mil veces, y decirte que admiro tu endiablada imaginación.
ResponderEliminarMuy interesantes los comentarios tanto por tu parte como por los del anónimo polinominal.
Un beso, cuanto más dulce mejor,
B.
Vaya, me repito más que el ajo.
ResponderEliminarB.
Yo cuando me como una cereza, no digamos una guinda, siempre repito, repito y repito.
ResponderEliminarGracias en mi nombre por tus palabras . No estoy autorizado para hacerlo en nombre del señor polinominal si no también lo haría.