14 diciembre 2022

Como Calimero debajo del huevo

Intentas ser digno, honesto, decente, medianamente solidario, pero al final siempre te pillan. 
No importa tanto tu clase social, tu género, tu raza, tu religión y todas esos asuntos por las que unos se atrinchera en su bunker ideológico para no ser contaminado por los que son diferentes. En la vida corriente, no te puedes esconder de ti mismo, ni usar esos argumentos que están hechos para lucirte en el escaparate donde pululan aquellos a los que quieres caer en gracia. 
No tiene puta gracia, contemplar con ojos críticos tu propia naturaleza y no poder echar la culpa a los demás, a las cicatrices de tu mala educación o de tu historia, a la civilización judeocristiana, a los privilegios de la cultura blanca occidental o a las patologías del régimen sexista en el que siempre has vivido. 
No, ya no vale la autocomplacencia cuando vas a hacer la compra y camino al súper se te acerca tímidamente una mujer entre treinta y pico y cuarenta años con pinta de profesora o administrativa. Antes de que te pida lo que ya imaginas, te adelantas a sus intenciones con excesiva contundencia.
  • Lo siento, no doy limosnas. Estoy suscrito a una ONG. 
  • No quiero limosnas, solo deseo que mis hijos y yo podamos comer algo esta noche.
Demasiada dignidad para esa hora de la tarde, en esa tranquila hora en que te gusta recrearte en las cosas maravillosas que quieres comprar en el abastecido establecimiento. Te avergüenzas y te vuelves vengativo.
  • El otro día te vi más abajo y  me dijiste lo mismo. Te compré una barra en la panadería. Cuando me marché y miré para atrás, ya le estabas pidiendo a otra persona.
  • Por favor, no me humilles.
¿Estoy perdiendo los papeles o estoy delante de una actriz que sabe lo que debe decir en cada momento y meter el dedo donde puede hacerte más daño? Mi respuesta agresiva, quiere darle la vuelta al asunto.
  • No quiero humillarte, pero tampoco me quiero sentir culpable.
  • ¿Culpable de qué? Déjalo. No entiendes nada.
La puerta se ha cerrado. Ha ganado.
  • Venga dime lo que quieres que te compre.
Se animan sus ojos.
  • Huevos, leche, lo normal. Te acompaño.
No puede entrar conmigo, es obvio. No estaría tranquilo y perdería el control. ¿No te han dicho que la cuestión está en no perder nunca el control?
  • No. Voy a estar un buen rato ahí dentro y prefiero comprarlo yo mismo.
  • Olvídalo.
Su displicencia indica que es ella la que tiene el control. Hay que aceptarlo. 
La vida le  ha ido mal, supongo. Sea verdad o teatro, tiene recursos. A mi me faltan en este caso, excepto si uso el más lastimero. Como Calimero debajo del huevo. 
  • No me parece justo. Me estoy ofreciendo a ayudarte.
Una exclamación inútil. Lastimosa. La noche se la ha tragado y yo cabizbajo camino al súper sin saber que comprar. 

29 comments:

  1. No cabe duda que son unos tiempos un poco convulsos, mucha gente pillada por las hipotecas , solo hay que ver la cantidad de pisos que los bancos ofertan porqué se tienen que devolver , por falta de liquidez.El que hizo la ley hizo la trampa: si que después hay detrás de mucho mendigos, sobre todo mujeres con un niño un negocio, ya hace tiempo que no se ve este cuadro en las puertas de los supermercados: la verdad sobrecoge ver gente pidiendo; pero era una red rumana que se dedicaba a esto.Ahí está que ya no sabes a que atenerte , no quieres pisar a nadie, pero también tu tienes que buscarte las habichuelas y ya llega un momento que...Como Calimero debajo del huevo , si que por estos lares en estas fechas en el supermercado te piden que colabores si quieres para comprar un producto básico y hacer una recogida para la gente más necesitada, no te piden sino tu voluntad...
    Un abrazo con aires de Navidad felices fiestas estimado Kapp
    P.S: me estoy despidiendo no vaya a ser que el día 22 día de entrega de notas no pueda llegar a tiempo:((

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    1. A veces el problema es la duda. La mendicidad "profesional" tiene un campod e acción delimitado y específico, antes era en la puerta de las iglesias, ahora en las nuevas iglesias que son los supermercados y los hipermercados. En mi ciudad sigue habiendo de esta clase en los supermercados y furgonetas que los desplazan de una lado a otro.
      El problema que puede ocasionar asuntos de conciencia, es la mendicidad sorpresiva por parte de personas que no llevan el "uniforme" de mendigo, ni realizan sus rutinas pidiendo.
      El problema es que se te acercan personas sin pinta de serlo y te hablan en voz muy baja, te cuenta que no quieren dinero que quieren que les compres algo y te meten en un dilema. ¿Cuánto hay de verdad?
      Un abrazo navideño. Espero poner otra entrada antes de que termine el año, pero pasadas las fiestas.

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  2. Yo como no soy solidario, ni quiero serlo no me siento afectado por el texto. Soy un egoísta que solo pienso en mi, en mi familia y en mis amigos y ya tengo suficiente. No soy como todo el resto de sociedad que si es solidaria y buenista, yo no. No esta dentro de mi ánimo arreglar el mundo.
    Un saludo.

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    1. No pasa nada, es una cuestión personal muy respetable. Mi texto no tiene porque ser asumido, se puede leer al Quijote sin ponerse armadura ni salir al campo.
      Decir que la sociedad es buenista, es decir que es más que buena. No lo creo. La sociedad no es un ente homogéneo, está formada por individuos q

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    2. (Prosigo que se me cortó la frase)
      que funcionan según sus vivencias personales sobre las cosas. Individuos que no son, están en un lugar determinado en un momento dado.
      No creo que el mundo tenga arreglo, pero hay que procurar que nuestro entorno mejore. Unos tienen un entorno pequeño y otros más grande.
      Un saludo

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  3. Aunque la mayoría tratamos de ir por la calle (por la vida) con el porte indolente que la edad nos va diseñando, hartos ya de convivir entre estupideces políticas y tragedias sociales, es verdad que de vez en cuando comprobamos que nuestra máscara todavía se resquebraja en algunos momentos del paseo, con esas caras que se ven a la puerta de los supermercados, esas miradas de angustia.... Y sí, tal vez nos sintamos culpables, cuando está claro que la culpa está mucho más arriba.

    Pero para eso está precisamente el complejo de culpa judeocristiano o de donde sea: para que, sintiéndonos culpables, nos olvidemos de quién tiene realmente la culpa y no subamos a los palacios con las antorchas y la dinamita...

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    1. Para sobrevivir se necesita cierto enmascaramiento y más en el caso que propongo, que es lo inesperado frente a la forma habitual.
      Frente a lo habitual por muy dramatizado que sea, tenemos armas si queremos ir armados. Frente a lo inesperado, si la forma del abordaje no es la habitual, todo es más complicado.
      Entonces se desmorona el tinglado.

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  4. Que la gente tenga que pedir dinero para poder comer (o para beber...) es muy jodido. Los que no tenemos que hacerlo tenemos dos opciones: no mirar, ignorar como si no existiera la persona que pide o mirarla y si lo haces estás pillada (yo suelo dar).

    Un abrazo.

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    1. Es jodido, sí. Tal como acabo de escribirle, es cuando te viene de tal manera que te resulta más difícil recurrir a los mecanismos de autodefensa frente a esa situación inesperada. El tema es cuando la petición está hecha desde otro lugar diferente a lo acostumbrado.
      Abrazos

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  5. Uno de los más crudos relatos que te he leído. Lo ideal sería que el estado velara para que a nadie le faltara lo básico para una vida digna, siguiendo la tradición judeocristiana de ayudar al prójimo. Pero nos encaminamos hacia la situación contraria. Y después está la incomodidad que tan bien describes, cuando crees que tú eres el culpable de males ajenos

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    1. Es crudo, pero posible, quizás real. El Estado es un liberador de responsabilidades individuales, yo no creo mucho en él, pero tampoco creo que todo sea responsabilidad personal, cosa que al propio Estado le viene de maravilla.
      Lo que tiene que hacer el Estado o las municipalidades, es remediar los casos de vulnerabilidad manifiesta, ofrecer alternativas laborales y vitales a esa gente y estar encima de la picaresca para que no se reproduzca como alternativa.

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  6. Pues verás, como a mi me ha ocurrido esto mismo, no sabes cómo te comprendo.

    El caso es yo fui tan estúpida de permitir que me acompañara a comprar, o mejor dicho, ella entró, cogió lo que necesitó mientras yo cogía lo mío y al final, me encontré pagando una cuenta de 200 y pico euros, que no digo yo que no lo necesitara, porque eran paquetes de pañales, leche para bebé y cosas por el estilo pero me sentí sableada por una persona que se supone está necesitada, pero eso no quita de que tuviera un poco de consideración conmigo. En ningún momento se preguntó si yo podía o no gastarme ese dinero en aquel momento y que aun justificado por sus circunstancias, no tuvo la más mínima consideración con las mías... así que no sé qué es mejor, si tu sensación de culpabilidad por no haber respondido las expectativas de esa mujer o la cara de idiota que se me quedó a mi cuando la vi llegar con el carro hasta arriba y no fui capaz de decirle, oye mira, no... te pago, esto y esto pero nada mas...porque lo hubiera hecho encantada si me hubiera consultado o le hubiera visto la más mínima preocupación por mi... para nada! ella fue a lo suyo ... de hecho, colocó el carro delante de la cajera, sacó las cosas sin siquiera mirarme y ese gesto altivo que tan bien describes y andando! yo pagué, no dije ni palabra pero mi mirada ( si me hubiera mirado, que no lo hizo) la hubiera fulminado.. así, la fulminada fui yo ; )

    No te sientas culpable, es cierto que la vida pone a las personas en situaciones muy difíciles, pero aun en ellas, hay que saber comportarse, porque yo a esta mujer me la encuentro otro día y desde luego que me hago la loca. Difernte hubiera sido que me hubiera consultado ¿te pare bien si cojo tal o cual cosa? abusar de quien te intenta ayudar, me parece una mala práctica. Lo mismo que le mal comerciante que abusa de su cliente, lo hará una vez, pero a ese ya no le vuelve a pillar delante... así que mi querido Calimero, ve tranquilo, que el cascarón me lo he ganado yo ; )

    Un abrazo muy fuerte!!

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    1. ¿200 y pico euros? ¡Qué barbaridad!
      No sé como lo pudiste aceptar. Eso es una estafa.
      ¿Esperabas que te agradeciese algo? Ella iba a pillar lo que fuese, porque obviamente era un profesional del medio. Conseguido lo que quería tú ya eras prescindible. Inexistente.
      Por eso mi personaje, en la historia, prefiere preguntarle lo que quiere y la culpabilidad va después por la reacción de ella.
      Por eso decía antes que lo peor es la sorpresa, cosa que pasa por ejemplo en los mensajes de estafa al móvil haciéndose pasar por bancos. No es que sea menos espabilado es que te pilla con las defensas bajas o despistado y pinchas en el enlace.
      ¿Hay que llevar siempre las defensas puestas? Eso si que sería un largo debate:
      Un abrazo muy fuerte para ti.

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    2. No esperaba que me agradeciera nada, simplemente fui incapaz de reaccionar. Siempre me puede el corazón, si me entra por ahí, hacen de mi un pandero ; ) igual que no soporto la chulería. No pienso ir con las defensas puestas, porque además no podría, solo las llevo puestas en el juzgado, ahí voy con armadura! ¿cómo vas a negarte a ayudar a alguien si puedes hacerlo? pero he aprendido. En otras ocasiones, que las ha habido, le voy comprando lo que me parece y hasta donde me parece, con ella al lado, pero sin que domine la situación como me pasó con esa espabilada ; )

      Otro abrazo fuerte y muy feliz Navidad, mi querido Dr.!

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    3. Es que la sorpresa es lo que te desborda en ocasiones. Luego la cuestión es que se entienda que es tu estado en un momento dado lo que provoca cierta vulnerabilidad.
      Para los simplistas y para los disfrazados de aguerridos, es fácil calificar las debilidades ajenas como forma de ser.
      A cualquiera en circunstancias parecidas le puede pasar lo mismo.
      Los juzgados es un territorio que conoces y por lo tanto de alguna manera dominas.

      Un abrazo y Felices Fiestas.

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  7. Creer o no creer. Muchas veces te cruzas con alguien que te pide ayuda y luego lo ves corriendo a comprar un vino. Otras veces son necesitados de verdad que usan lo que les das para alimentar a sus hijos. ¿Cómo distinguirlos?
    A mi me da mucha bronca cuando envían a pedir a sus hijos, porque los están llevando a no salir del círculo vicioso que es pedir. Una vuelta me crucé con una señora que en pleno invierno estaba tirada en una entrada de edificio pidiendo con su bebé descalzo. Me partió el alma y le fui a compar medias al bebé. La policía los echó antes de que yo volviera. Luego me dijeron que las madres drogan a sus bebés para llevarlos a pedir. El mundo de los necesitados tiene múltiples casos. Uno puede ayudar con un paliativo, pero... ¿cómo ayudarlos para que salgan de ese lugar? No se trata de sentir culpa, se trata de tener sentimientos, son seres humanos que no merecen vivir en la miseria.
    Un abrazo!

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    1. Ese es el problema, Mirna, como distinguirlos cuando todo es borroso.
      Yo he denunciado lo de los bebés en la puerta de la catedral de Santiago hace un buen montón de años y no encontré ninguna colaboración de la policía municipal. Desconozco si luego hicieron algo al respecto.
      Ahora desde hace años no se ven por aquí niños, supuestamente drogados casi siempre de origen rumano o de otros países balcánicos, usados por las mafias por el sistema de compra y venta.
      Hay más control y más ayuda social. Solo se me ocurre pensar que no se fomenta lo suficiente a las asociaciones y organismos encargados de evitar que la gente mendigue por las calles.
      Ahora, que es invierno aquí, se hace algo más por la cantidad de muertos que dejan los inviernos entre los indigentes que viven en los portales.
      Un abrazo

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  8. Surrealista y todo, he tenido varios diálogos similares en mi vida. Te quitan las ganas de ayudar o de intentar cualquier cosa.

    Saludos,
    J.

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    1. Eso es lo malo, que estas cosas pasan y a veces preferimos olvidarlas. Enterrarlas y tirar para adelante porque no sabemos si es realidad o estafa.
      Saludos

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  9. Siempre es un placer leerte amigo mío. Esta vez fue un relato algo crudo y algo descarnado, pero es lo cotidiano. Felicitaciones.

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  10. Muchas gracias, Oswaldo. Animo a la gente que tiene la paciencia de leerme que se anime a acercarse a tus estupendos textos.

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  11. Una entrada muy buena, Doctor.

    Es una situación a la que yo también he dado muchas vueltas. Llevar cáscara a lo Calimero, o la coraza, es inevitable. Todos tenemos nuestro propio discurso para dar coherencia a nuestras vidas, y para mí, cuanto más honesto sea ese discurso, mejor. Veo preferible la honestidad hacia uno mismo que la autocomplacencia engañosa, por muy apacible que sea a la hora de reducir la disonancia cognitiva. Eso no quiere decir que la realidad no pueda desmontarte de tanto en tanto, por hache o por be. Y uno se ve como ese Calimero que tan bien traes como caricatura.

    A este le ayudas para sentirte mejor aunque no creas en absoluto que esa pequeña caridad sea productiva. Con ese otro eres más confiado y crees, iluso de ti, que tu euro le ha salvado el día. A aquel se lo niegas sin que te tiemble el pulso porque te dices a ti mismo: ''es joven, hay ayudas disponibles, podría trabajar si lo buscase; flaco favor sería, etc...''. Y entras al súper a hacer la compra sin que ni una pequeña nube te empañe la mente.

    Centrándome en una situación similar a la que retratas (aunque nunca hay dos casos iguales, y las generalizaciones aquí nos son odiosas), no hará un par de meses - antes del frío - estaba yo echando unas cañas con un amigo en una terraza de un pueblo que no es el mío. Vino una señora muy amable y muy digna y me contó una película dramática: había perdido la empresa, no recibía ninguna ayuda debido a no recuerdo qué problema... El caso es que mi razón me decía que aquello olía mal, pero pudo más estar a buenas con la conciencia, o la simple comodidad, y a pesar de las dudas le seguí el juego y le di un poco de ayuda. No tardó en avisarme el camarero de que la señora contaba la misma bola a todo el mundo. Un primo más. Ya era tarde para arrepentirse. Mala suerte. ''No pasa nada, mantengo la dignidad...'', te dices, ''hay otros que lo necesitan''... ¿O es solo otro cómodo autoengaño?

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  12. Quizás el problema está en que tenemos recursos emocionales ante la mendicidad llamémosle "exhibicionista" y podemos usar cierta armadura cuando se trata del estereotipo de mendigo que hemos creado en la mente.
    El problema es el desconcierto que nos produce la situación inesperada con gente que no funciona en el estereotipo de mendigo clásico o de lo que consideramos falso mendigo, caso de los que nos parecen jóvenes.
    La señora digna de tu situación o la que yo retrato en la entrada.
    ¿Nos importa en función de nuestra conciencia o nos importa por la posibilidad de que los demás piensen que hemos hecho el primo?
    ¿Si nos engañan, nos sentimos rebajados ante nuestra conciencia o ante la posible imagen que los demás tengan de nosotros? Nada nuevo. Lo cierto, es que tiramos para adelante ya que estas cosas no se suelen contar si no ha habido testigos.

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  13. Es una situación tan real. Quién no ha vivido en sus ciudades algo parecido y más en estos días. Depende de la manera de ser de cada uno. Un amigo me dice que vayan a los sericios sociales que para eso pagamos impuestos. Me imagino que también estarán colapsados. El problema es cómo distinguir al necesitado de verdad o al caradura que sabe interpretar la situación de manera tan lastimera que nos conmueve.

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    1. Creo que es una situación real y palpable. Yo he vivido esa situación aunque es ficcion.
      Llevamos mucho tiempo oyendo hablara de una política de los cuidados y me gustaría que no fuera un entelequia electoral y alguna vez se practicase por los que tienen poder para ello.
      Debemos de vivir con la idea de que somos susceptibles de ser engañados y que por tanto hay gente que se puede aprovechar de nosotros. Ya lo hacen los poderosos.

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  14. ¡Hola, doctor! Bueno, yo no doy limosna, lo reconozco; ni tampoco comparto campañas mediáticas de apoyo en las redes y, te aseguro, no me siento responsable ni culpable de aquellas infamias que no haya cometido yo mismo. Será que no soy buena persona ni una persona comprometida con los problemas. Pero cada uno es como es y yo soy descreído por naturaleza, sobre todo, porque pienso que hacer el bien es algo íntimo, una actividad anónima que no debe servir para otra cosa que sentirse bien uno mismo. Así que imagina lo que pienso de esos personajes públicos que pregonan a los cuatro vientos todo lo bueno que hacen.
    Sí que pago a los músicos que escucho en el metro, en su mayoría infinitamente mejores que los berreantes y clónicos cantantes que salen en los medios. Pero eso no es limosna, ahí estoy pagando por el disfrute de su voz y personalidad.
    Un relato magnífico, doctor. Con una ironía y crítica marca de la casa. Un fuerte abrazo y ¡Feliz Navidad!

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    1. Yo tampoco soy partidario de las culpabilidades colectivas, pasar las responsabilidad de lo que hacen algunos al resto siempre ha causado mucho daño a gente inocente.
      No todos quemamos el bosque. No todos somos xenófobos ni racistas. No todos los blancos discriminan a grupos minoritarios por su sexualidad, su religión o su sexo. No todos tenemos aparofobia, que es el término para designar a aquellos que odian o rechazan a los pobres.
      Vivimos en una sociedad exhibicionista y hay que demostrar a cada paso lo buen tipo que eres. Aquella parábola del Evangelio del filisteo y el publicano esta ya olvidada.
      He disfrutado mucho con los músicos en el metro viviendo en una gran ciudad. Aquí no tenemos metro pero a veces te encuentras con formidables músicos y cantantes en cualquier esquina.
      Mi próxima entrada en Sinfonía Azul tendrá un recuerdo para ellos.
      Muchas gracias.
      Un fuerte abrazo, gracias por todo lo que haces para el fomento de la escritura y la lectura entre la gente de los blogs.
      Felices fiestas y feliz Año Nuevo.

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  15. Como pollos sin cabeza nos quedamos algunas veces cuando no sabemos cómo reaccionar, jaja. Es verdad que nuestra reacción depende también de cómo nos sintamos. A mi me pasa y no siempre me siento igual de mal, ante la duda tiendo a pensar que el otro lo está pasando mal. Hay veces que le doy más importancia y otras menos. Que alguien tome ventaja de la desventura de otros es penoso porque perjudica al que realmente lo necesita y todo ello me lleva a pensar que todos somos en parte cómplices de la sociedad en que vivimos.
    Espero que pases unas felices fiestas. Un abrazo.

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    1. Lo que pasa es que tenemos respuestas estandarizadas para los estímulos cotidianos, pero no para aquellos que pareciendolos derivan en otra cosa.
      Aparte, hay gente que sabe manejar muy bien los resortes que encienden la culpabilidad ajena. Es un recurso habitual en estos tiempos victimistas donde todos quieren sacar rendimiento de sus cicatrices, en ocasiones falsas cicatrices.
      Ya ha pasado la Nochebuena, está acabando la Navidad, ya queda menos.
      Mucha suerte y Feliz Año, Angie.
      Un abrazo

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