- Vayan entrando, por favor, no se queden en la puerta. El despacho es pequeño, pero creo que habrá sitio para todos.
Me estaba volviendo un hipócrita desalmado. Aquello no era un despacho. Era el minisótano guarro de mi colega, el pintor, que me lo dejaba cuando vuestro amado detective Fiz Arou, tenía visitas campanudas. Eso sí, era un esfuerzo inútil vaciarlo de sus lienzos nunca acabados; aquel tufo a pintura, barniz y aguarrás seguía presente.
- ¿Cuántos son?
- Diez -contestó una señora mayor con aires de marquesa.
- Uf, no sé si habrá sillas para todos.
- No se preocupe, estaremos poco rato. Además, las doctoras pueden permanecer de pie, cerca de la puerta. ¿Verdad, chicas?
- Sí, claro, doña Gertrudis, no habrá problema.
- Ah, estas chicas, son muy ambiciosas, pero tienen buen corazón.
Doña Gertrudis y sus dos vetustos compañeros ocuparon las tres sillas disponibles. Detrás, apoyados precariamente en los respaldos, se formó un segundo grupo formado por dos hombres y dos mujeres de mediana edad. Las tres jóvenes doctoras escoltaban a los otros desde el fondo del tugurio.
- Permítame una mínima presentación de la gente que me acompaña y de mi propia persona.
Desconecté al momento. No soporto la insidiosa insistencia de los enfermos de titulismo cuando quieren hacernos partícipes de sus éxitos académicos. Al final, solo tuve claro que los tres sentados, entre ellos mi interlocutora, eran catedráticos eméritos de la universidad; los de detrás eran tres idem pero en ejercicio, mientras que el otro era un profesor titular. Las tres jóvenes del final, eran profesoras contratadas pero con mucho futuro por delante dada su aviesa facilidad para la zalamería.
- El motivo que nos trae hasta su presencia, es que sabemos de sus tratos con el pasado.
- ¿Tratos con el pasado?
- Sí, sabemos que usted tiene un aparato que le permite ir a través del espacio/tiempo. Una especie de...
- Contenedor de basura. (Aquí os recuerdo como lo encontré)
- Sí, no quería ser tan explícita, pero creo que la cosa va por ahí.
- ¿Y?
- Nosotros somos catedráticos y catedráticas, profesores y profesoras de historia.
- Me hago cargo de sus habilidades profesionales y respecto a su género, con que usen uno, me llega. El que ustedes elijan, no tengo preferencias.
- Disculpe, es una época muy difícil y tenemos que hablar con mucha redundancia. Eso es parte de lo que nos trae hasta aquí.
- Ustedes dirán.
- Digamos que ser historiador o historiadora se ha vuelto muy difícil, ya que se está instalando la extraña idea de que para entender algo hay que vivirlo por uno mismo. Es decir, aunque soy medievalista emérita, no puedo conocer nada porque no viví en mismas propias carnes como una sierva de la gleba, como un miniaturista benedictino o como la mismísima Eleonor de Aquitania.
- Chorradas sentimentales, pasará la moda.
- Cierto, pero mientras tanto tenemos que soportar que la emoción y la subjetividad se adueñe de todo. Lo que no se es o no se ha vivido es discutido. Solo los de la propia tribu pueden entender a la tribu. La negación de cualquier saber que vaya más allá de lo propio. El forofismo como arma y escudo frente al resto.
- Vale, lo que dice es un poco coñazo, pero parece verdadero. Es un mundo de mierda, pocos lo discuten. Al grano ¿qué quieren de mí?
- Su aparato puede servirnos para hacer incursiones al pasado y confirmar que nuestras conclusiones no son erróneas.
- ¿Y si confirman que lo son?
- Rectificaremos.
- No me creo nada, antes destruirían el aparato y se librarían de mí. Quedarían como mentirosos y su prestigio se hundiría en el fango. Tanto libro, tanto congreso, tanta conferencia, tanto alpinismo en el escalafón académico, tanto articulillo en las revistas del ramo. En fin, la verdad es que tampoco me veo como un taxista de la historia.
- Le pagaríamos espléndidamente.
- No es cuestión de pasta, solo que respeto a mi pellejo. Sé cómo se ponen ustedes por cualquier minucia y si tienen que cambiar dos siglos de escritos no les va a molar nada.
- Como quiera. Chicas, sacar las AK 47. Vosotros, apresad a este payaso.
Al momento, las chicas sacaron de los largos abrigos sus fusiles de asalto, y me apuntaron con mirada asesina. Los prestigiosos catedráticos, por su parte, no tuvieron problema en agarrarme y atarme con saña a la silla.
- Escúcheme, imbécil, no somos unos inofensivos e inofensivas, profesores y profesoras, universitarios y universitarias. Formamos el Grupo Guerrillero para el Restablecimiento de la Justicia Histórica (G.G.R.J.H.). No queremos ir exclusivamente de tournée al pasado. Vamos a secuestrar a aquellos personajes históricos siniestros que no sufrieron el castigo que merecían y les aplicaremos, trayéndolos al presente, su debido correctivo. Diga lo que quiera antes de que le llevemos al contenedor. Por las buenas o forzado, va a ser nuestro taxista al pasado.
La emérita se había puesto en jarras y me miraba con el desprecio que reservaba a los doctorandos que no le hacían las fotocopias a tiempo.
- Disculpe, catedrática, pero solo me acosa una duda. ¿Son el Grupo Guerrillero para el Restablecimiento de la Justicia Histórica o he entendido mal y en realidad son el Grupo de Guerrilleros y Guerrilleras para el Restablecimiento de la Justicia Histórica?
De aquellos barros estos lodos o de aquellos polvos estos lodos , gran refranero tenemos y
ResponderEliminardespués de seis u siete siglos con la realidad hemos topado.
Las discrepancias del pasado, pasando factura, esta hacha no encuentra reposo.Asi estamos los ciudadanos, ciudadanas; que no nos aclaramos.Pero es triste que los doctores no EXPLIQUEN cómo impartir a los doctorandos.Esta nueva imposición, cosa que en Bachillerato y Secundaria si que hay que pasar por el CAP,CURSO DE ADAPTACIÓN PEDAGÓGICA.
Vaya susto pobre :(
Un abrazo y chapó como siempre
....cuanta cuadratura del círculo,cuando lo más normal es ir en línea recta...
ResponderEliminarLa historia es un territorio muy apetecible porque da cierto margen para la especulación y la interpretación. No es diferente a otras ciencias o saberes ya que casi todas tienen que extraer de sus materiales las interpretaciones que mejor se ajustan a determinadas premisas. El problema de la historia es que es muy propicia para usarla como arma en el presente en base a interpretar el pasado desde nuestros prejuicios actuales o al reves usar lo que sabemos del pasado para justificar nuestras acciones presentes.
EliminarEl problema de la universidad española, para los que conocemos como funciona por dentro, es lo poco que ha evolucionado con los años y el mantenimiento de estructuras de poder jerárquicas y muy poco democráticas donde el amiguismo triunfa sobre otras cualidades. Así va como va o esa es mi opinión.
Un abrazo grande, Bertha.
Vaya Dr. Krapp, ese grupito no se ve nada amigable. La idea es tentadora: viajar al pasado, experimentar por sí mismo los sucesos, corregir los libros de historia. Interesante idea en verdad, lo malo son los métodos gangsteriles. Muy bueno, me gustó. Un abrazo.
ResponderEliminarLa universidad que conozco es poco amigable cuando se trata de proteger sus intereses corporativos aunque del escaparate hacia afuera parezca que es el territorio del saber y la tolerancia. Mi experiencia no es esa precisamente.
EliminarMuchas gracias y un abrazo, Ana.
Esa batalla por la verdad histórica es una batalla perdida, ni con documentos ni con el contenedor de basura, pero cualquiera lo dice en ciertos foros porque la gente se mosquea.
ResponderEliminarComo conozco tu sentido del humor, lo del lenguaje inclusivo final es gracioso para quienes siempre habéis sido nombrados, menos para quienes siempre hemos sido invisibilizadas...
Por último, muy acertado el retrato de endogamia, privilegios y precariedad en la Universidad.
Un abrazo.
Justamente eso, la verdad histórica y apelar a ella con argumentos documentales en la mano escandaliza a los jeques de las cátedras, te pueden llamar el peor insulto para un historiador/a: eres un/a neopositivista.
EliminarLo del lenguaje inclusivo son cosas del personaje, no tiene porque ser lo que piensa el autor, pero digamos que llevado a sus últimas consecuencias puede llevar a situaciones bizarras o chocantes.
Lo de la universidad es tal como lo veo yo.
Un abrazo
La tentación de volver al pasado a "corregir" errores es muy fuerte. Si existiera tal máquina, sería objeto de guerras, seguramente.
ResponderEliminarMe encantó la reflexión sobre los profesores, que no cambiarían tanto de lo escrito, más bien, destruirían la máquina. Así es la naturaleza humana en general.
Un abrazo
Estoy de acuerdo, Mirna por eso triunfa ese género literario de la Historia Ficción.
EliminarHasta cierto punto puedo entender a los historiadores y sería como si a los metafísicos pudieran saber en realidad lo que se esconde tras la idea de Dios y el Más Allá.
Un abrazo
Mmmmm... No me creo la historia que están contando esos y esas a nuestro héroe. Más bien creo que esa es una excusa para salir del paso, pero en realidad lo que van a buscar son las posibles pruebas documentales de que muchas de las teorías que nos han estado endilgando desde que existe cada hecho histórico no son como las cuentan.
ResponderEliminarEn consecuencia se trataría de destruir esas pruebas para que en un futuro no fuesen apareciendo en los lugares más inesperados por culpa de esa molesta caterva de investigadores que se empeñan en no dejar piedra sobre piedra hasta encontrar lo que andan buscando. Y lo que andan buscando, muchas veces, no conviene que aparezca. Castigar con efectos retroactivos no me parece muy provechoso, ni para ellos ni para nadie, pero esta es una simple opinión.
En fin, a ver por dónde van los tiros. Aguardo expectante...
Podría ser así, pero eso es materia de riesgo porque exigiría un equipo enorme de exploradores del pasado destruyendo pruebas documentales. ¿Te puede fiar de que no traicionen tu confianza por muy bien que les pagues?
EliminarSi te cargas a los protagonistas de las malas acciones, recuerda lo que hicieron los de Israel con Eichmann, quizás se olviden de los errores anteriores de la historiografía por la espectacularidad del suceso y la proyección del mismo en todas partes.
A ver si se me ocurre como salir del laberinto.
Buena sátira la tuya, que una vez más apunta a varias cosas.
ResponderEliminarTambién creo que el identitarismo actual peca de lo que comenta nuestro detective: reduce el conocimiento a la experiencia subjetiva de los miembros de cada identidad, lo cual termina negando no solo el abordaje racional de los problemas, sino la empatía con los que son diferentes a nosotros. ¿De verdad solo una persona negra puede saber lo que es el racismo? ¿Solo las mujeres, por el hecho de ser mujeres, están acreditadas para luchar contra las actitudes machistas? En parte, este enfoque subjetivista nació al entender las diversas identidades como sujetos políticos en toda circunstancia. Un sujeto político se define al menos por tener una causa común. El club de fans del Athletic de Bilbao puede concebirse como un pequeño sujeto político, pero no todas las personas afrodescendientes, por ejemplo, tienen por qué verse a sí mismas como miembros de un supuesto colectivo afrodescendiente con una lucha común.
Esa visión llega también a la memoria histórica. Los que nos apasiona la Historia solemos amar además la historiografía, las diversas metodologías y enfoques que sirven para interpretar las fuentes del pasado. No hace falta ser positivista para aceptar que no toda interpretación es igual de válida, y que si queremos desmitificar los relatos del pasado, para comprender mejor los hechos, no es buena idea suplantarlos por nuevos mitos. Una cosa es aportar nuevas visiones para comprender aspectos ocultos en el pasado y otra reinventar los hechos desde alguna ideología. La historia siempre ha sido usada como arma ideológica, eso no es nuevo, pero creo que los historiadores deben ser los primeros interesados en no dejarse manejar por esas presiones, aunque vengan amenazando con fusiles AK-47 (pobre detective, no sé si saldrá de esta).
Has clavado la idea y mis intenciones. Mis entradas surgen por motivos diversos a veces los busco y otras veces vienen a mí.
EliminarEn este caso la idea me la dió una escritora gallega de cierta popularidad en este momento pero por la que no siento el mínimo interés que en unas declaraciones a la prensa trufadas de estereotipos sostenía que nunca leería un libro sobre las vivencias de las mujeres hecho por un hombre. Al mismo tiempo me acordé de esa joven poetisa de moda en USA que exigió que su obra es traducida debe ser por alguna mujer afroamericana como ella.
¿Son nuevas formas de xenofobia o de racismo con la complacencia o la tolerancia de muchos por miedo a perder a la opinión pública? Ahí lo dejo.
Soy radicalmente partidario de la Memoria Histórica y alabo la labor de los historiadores en ese terreno, otra cosa es el penoso estado de los estudios académicos de la especialidad que no son más que un síntoma del estado de decadencia infinita de la universidad, aunque nadie se atreva a manifestarlo.
La historio como ciencia vivió mucha pujanza en el siglo XX gracias a la fuerza adquirida por dos corrientes historiográficas: la marxista, de origen británico y la Escuela de los Annales de París. Esos dos movimientos transformaron la historia de Ranke en algo total donde lo importante es contemplar cada periodo desde todas las perspectivas posibles: sociales, económicas, culturales, geográficas políticas y más tarde entrando en el asunto complejo de las mentalidades y la crítica cultural.
Fue un buen momento pero en el presente con la crisis de los relatos se ha vuelto a ciertas premisas abandonadas por aquellas dos grandes corrientes principales.
Hay una vuelta a las biografías individuales, se incide en las microhistorias de pequeños núcleos humanos y muchos de los relatos del conjunto están atrapados por los intereses oportunistas de ciertos demagogos que usan la historia para ideologías antidemocráticas. Solo hay que echar una visual a los libros de historia más vendidos en las grandes superficies para comprobar el desatino.
Es triste decir que hay un recrudecimiento de la historia como arma ideológica ante cierta pasividad del estamento académico de la especialidad.
Saludos, gracias por el comentario.
Siendo profesor de Historia, a la hora de hablar hay tanta redundancia que poco a poco la Historia está perdiendo su cientificismo pareciéndose cada vez más a la sociología, que de ciencia no tiene nada a pesar de lo que dicen los sociólogos. Esa es la peor parte de los cambios de los últimos tiempos.
ResponderEliminarOjala sea sólo una moda, como predice nuestro detective.
Saludos,
J.
La sociología es una rama desgajada de la historia que se quedó a medio camino dentro de las ciencias sociales y que queriendo abarcarlo todo apenas abarca nada. Lo cierto es que aparte de estudios estadísticos y ser agarradera para muchos profesionales no es gran cosa y más cuando de su rama se ha empezado a desgajar las ciencias políticas. Antes pasó con las económicas.
EliminarSaludos
Es una suerte saber que coincidimos en que la sociología solamente tiene pretensiones científicas, y eso con suerte.
EliminarSaludos,
J.
Si consiguen al fin realizar ese viaje -el bueno de Fiz tiene muchos recursos- han de dejar hablar a los vencidos. La versión de los vencedores ya la tienen.
ResponderEliminarNo digo que sean más fieles a la verdad, no tengo motivos para pensar que nuestros ancestros sean menos gilipollas que nosotros (y nosotras).
Saúde.
Dejar hablar a los vencidos completaría el círculo pero también sería de ayuda que los villanos de la historia pudieran defenderse sobre todo los antiguos sometidos a la arbitrariedad de los historiadores. Estoy pensando en Suetonio que tanta fobia tenía a Nerón o Calígula y alimentaron el mito de su maldad sea total, parcial o infundado.
EliminarSaúde
Pues les espera un duro trabajo, a ver cómo meten en cintura a Atila, Torquemada o Napoleón. En fin, revisar el pasado con nuestra escala de valores es un atraso, otra cosa es aceptar que usos del pasado se sigan manteniendo. Pero bueno, a la emérita se la ve con muchas ganas, igual le pone las peras a cuarto al mismísimo Hernán Cortés.
ResponderEliminarPor eso quizás necesitan al detective. Imagínate que esos personajes no fueran tan fieras sobre todo los más antiguos y que los historiadores de la época, más cronistas que otra cosa, nos la metieran doblada porque como contaba arriba citando a Suetonio al parecer no tenía simpatía por los primeros césares y de paso ensalzaba a los cercanos.
EliminarYo no se mucho de Historia, pero si se que no se puede cambiar la realidad ocurrida y, sin embargo, si se puede poner uno las gafas criticas e intentar llevar la sardina a su ascua.
ResponderEliminarLa revolución rusa puede verse como un Alzamiento del Pueblo contra una dictadura o un asesinato masivo que apenas soluciono nada a los agricultores, obreros y ganaderos pobres de la época (cuya situación en no pocas ocasiones empeoró, Holodomor) y que sustituyo unos opresores sanguinarios por otros igual de sanguinarios o peores. Con la Guerra Civil de este país pasa un poco lo mismo, yo antes de este revisionismo pensaba de una forma, pero
Pero como no soy historiador mi opinión tampoco sirve más que como eso, como opinión.
Un saludo.
No se puede cambiar la verdad ya pasada porque ponemos límites en el tiempo sobre la prescripción de los delitos según un criterio subjetivo de su gravedad.
EliminarLuego está la de la evolución de los acontecimientos. La Revolución Rusa era necesaria con casi total seguridad, su deriva ya no, al menos desde mi punto de vista.
El problema quizás está en donde enfoquemos la mirada: antes, durante o luego de la Revolución. Si uno se deja sustraer por la fuerza del mito revolucionario tiende a ignorar lo que ocurrió luego y eso es el grave problema, la incapacidad de muchos de ver las cosas en su conjunto y quedarse instalado en la parte más confortable a sus ideales.
Saludos
"con mucho futuro por delante dada su aviesa facilidad para la zalamería" Me ha hecho mucha gracia esta frase. Ya sé que me salgo del tema central...
ResponderEliminarUn abrazo
No creas, esa frase tiene su importancia ya que refleja algo que he vivido de cerca durante muchos años.
EliminarUn abrazo
¡Hola, Doctor! ¡No se olvide de las personas no binarias! Lo correcto es Hola a todes, todas y todos.
ResponderEliminarEl Poder siempre ha utilizado todos los medios para legitimarse. Está el obvio, la fuerza; pero también la persuasión. Para esto último, el sistema cuenta con mecanismos como la autoridad intelectual, los académicos y expertos; también por supuesto la polarización y división del rebaño para aplicar después la presión de grupo.
Reinterpretar la Historia para apoyar la ideología del Sistema vigente es un clásico y el democrático Occidente de hoy día no se aleja demasiado de la Iglesia, talibanes, comunistas y demás que al alcanzar el poder inician la lucha por borrar o modificar el pasado para aparecer como la conclusión necesaria del proceso histórico. Nada nuevo bajo el sol.
Algo que me llama la atención de Occidente es su facilidad para crear demonios, pese a que la tolerancia y el respeto se supone que es la base de su sistema democrático. O estas de acuerdo con lo que dice el Poder o eres un negacionista; o eres feminista o eres machista; o eres rojo o eres facha; o eres un ciudadano de bien o eres un antisistema. Esa es la fase uno, señalar; la fase 2, es por supuesto apuntar y disparar.
Esta semana escuché a una miembra del gobierno decir, más o menos, que el ciudadano debe estar alerta de los bulos y fakes y que solo haga caso a la información de las instituciones oficiales, que, añado, ya sabemos que nunca mienten ni manipulan.
En fin, nada nuevo bajo el sol. Un abrazo!!
Te voy a contar una anécdota sin importancia pero que revela algo de lo que sucede en estos tiempos y que tiene quizás algo que ver con tu comentario.
ResponderEliminarSigo por segunda temporada un programa de difusión histórica los jueves noche por la Segunda Cadena titulado El condensador de Fluzo. Mi especialidad académica fue la historia, como se puede adivinar por la entrada de arriba, y creo que este programa es entretenido y útil ya que mezcla youtubers con profesores universitarios y humor.
A ver pues el otro día en un programa dedicado a personajes de inteligencia sobresaliente la presentadora, Raquel Martos y una de las comentaristas repitieron en varias ocasiones la palabra "genia" y yo me quedé sorprendido porque es una acepción no recogida en la Real Academia y aunque haya sectores que lo usan y lo demandan con argumentos basados en su etimología latina no es de uso habitual y sobre todo lo que no puede ser es convertirlo en instrumento de guerra cultural porque en el programa se usó de forma desafiante según mi parecer.
Quizás sea un tema menor pero convertir las palabras en armas de barricada no puede ser bueno para nada y tengo la sospecha de que hay malas intenciones detrás.
Es curioso, hace un mes las discusiones en Ucrania eran iguales a las españolas, la votación popular había otorgado el pase a Eurovisión a un grupo de raíz musical ucraniana y al final salió elegida una representante de ese estilo internacional y anodino, iniciado por Madonna y Beyoncé, que conocemos todos. La chica era profusa y se montó el conflicto. Fue hace un mes, ya sabemos cuál es el conflicto ahora mismo en Ucrania.
Aquí estás batallitas culturales impregnadas de exagerado culto a la identidad podrían acabar con tan solo que el desabastecimiento siga creciendo,la luz siga por las nubes, se vacíen las estanterías de los supermercados y el covid siga entre nosotros.
¿Qué pasará entonces con aquellas personas cuya lucha social principal es que todo lo femenino requiera el uso de la "a" y todo lo masculino deba llevar una "o"
Un abrazo, David.
Escribir de prisa en una tablet es lo que tiene: te saltas comas y aparece la palabra profusa en vez de prorusa casi al final del texto.
ResponderEliminarVa a resultar que las palabras son importantes si un autocorrector te las impone:)