El hombre, ese ser de casi infinita curiosidad, capaz de bajar en frágiles cápsulas a las simas oceánicas para descubrir los hábitos alimenticios del calamar gigante o de enviar señales de radio a los rincones más escondidos de la galaxia en busca de vida inteligente, todavía no ha sabido como descifrar y entender la mente de los adolescentes.
Hasta ahora...
El Centro de Investigación sobre Enemigos Potenciales (CIEP), exitosa corporación que acaba de identificar el infecto nido de subversivos comunistasleninistasbolivarianoscastristasfiloetarras que habita en nuestro maravilloso expaís, anuncia:
que ha descubierto al fin lo que se esconde tras la habitual grosería adolescente,
su falta de delicadeza con sus esforzados progenitores,
su desprecio hacia la instrucción pública y privada y a sus mal amados profesores,
su egoísmo,
su antipatía,
sus aires resabiados y su bravuconería sin fin,
su abandono de una vida deportiva y saludable para caer en las simas del vicio, el sexo, las drogas y rock and roll.
Sí, el Centro de Investigación sobre Enemigos Potenciales (CIEP) puede anunciar al mundo que ha descubierto la organización secreta que se apodera de las mentes de nuestros adolescentes hasta llegar a la edad adulta.
Se llama ACNE (Adolescentes Comprometidos en Neutralizar a sus Enemigos) y es una sociedad secreta de tipo yihadista que exige absoluta fidelidad a sus miembros so pena de ser considerados unos niñatos de mierda y ser torturados sin piedad por el resto, el llamado bullying, hasta el cambio de las circunstancias vitales de los contendientes.
Los mecanismos de alistamiento son sencillos y se pueden producir en un recreo escolar, en la calle o incluso en las redes sociales de Internet. Siempre hay uno que sabe, que está adentro y reprocha al otro que todavía sea tan capullo como para no saber lo que debería saber. Llegar a ese conocimiento es el pase de entrada a esta guerrilla ultrasecreta y violenta (casi siempre de boquilla).
¿Y qué es lo que se debería saber?
En tiempos antiguos había que conocer secretos arcanos de la condición humana: cómo se hacían los hijos; quién era en realidad los Reyes Magos; los secretos placeres de los besos, del coito y del onanismo así como la mejor forma para conseguirlos...
En tiempos recientes, el exceso de información ambiental ha descartado esos conocimientos obvios y más propios de una aula de párvulos para en su lugar acogerse a otros más intrincados y salaces que el Centro de Investigación sobre Enemigos Potenciales (CIEP) todavía no ha podido descifrar en su totalidad.
Lo que si se sabe es que cuando el nuevo miembro entra en la organización, encuentra en ella un lugar amigo y acogedor donde sentirse a gusto y fumarse un pitillo.
Puede alejarse de la odiosa benevolencia paterna convertida en su principal obstáculo para encontrar un agujero en el mundo y poder respirar a gusto.
Se siente uno militante con una causa por la que jugarse los sudores,
con un enemigo a mano para sentir desconocidos y morbosos placeres
y encima te sientes protegido por un ejército de camaradas que sienten lo mismo que tú.
Luego llega un día en que el adolescente se arrepiente,
intenta olvidar su pasado militante
y mira al futuro con ojos cambiados.
Estar alerta y en guardia, pero si tenéis un yihadista adolescente en casa no llaméis a la CIA, al CNI o al Mossad.
Pensad que también vosotros habéis sido unos adolescentes arrepentidos y lo dejasteis atrás.
michel portal
Hace 26 minutos
y....???? Falta el final, no???
ResponderEliminarPues tu última frase es lo que iba a poner yo en mi comentario, amén de esa otra tan popular (y monjil) que dice: "Juventud divino tesoro".. Y es que si en la juventud no se es insolente, descarado, protestón, subversivo, idealista, temerario y despreocupado... entonces cuándo? Con la madurez, aparte de las enseñanzas de la experiencia, que es bueno, nos llega el conformismo, la falta de ganas de luchar, el sedentarismo mental y la resignación, que es malo.
Un beso, Krapps.
¿Qué frase no viste?
EliminarTodo eso de la juventud como tiempo de rebeldía y subversión lo conozco pero tampoco es el paraíso terrenal en la tierra. Es tiempo de conflictos infinitos nunca bien resueltos. El problema no es tanto que en determinado período se exalten las "partículas elementales" de nuestro ser como el insoportable aplacamiento que se produce luego y que como escribes es realmente malo.
Tampoco pretendía atacar a la adolescencia con este texto y si más bien hacia visión que algunos adultos pueden tener de ella.
Besos
Anda¡¡¡ Ahora sí veo la última línea... :S. Voy a peor :'(
ResponderEliminara algunos no nos llega el conformismo, creo; por eso me gusta tanto trabajar con adolescentes
ResponderEliminarEs que la adolescencia es muy contagiosa y más vale no alejarse mucho de ella para seguir en activo.
Eliminarmientras estuve en Cuba trabajé con adolescentes mucho tiempo. Me encantaba sentirme parte de ellos. Hoy en día sigo pensando que quisiera regresar el tiempo y volver a esos años en que adolecemos de todo teniéndolo todo.
ResponderEliminarSiempre que te leo me dejas pensando. Eso se agradece.
Abrazos
carlos
Admiramos demasiado la adolescencia y a veces nos olvidamos de sus carencias. La nostalgia siendo a veces necesaria siempre nos devuelve un pasado recreado.
EliminarAbrazos
Agotada de adolescentes dentro y fuera del fortín, que les den morcilla!!
ResponderEliminarUn beso.
Te costará librarte de ellos. A veces son presencia, a veces amenaza futura.
EliminarBesos
Imposible librarme de ellos, pero acabo agotada de intentar entenderlos, como mínimo, convivir con cierta paz con ellos.
EliminarUn beso!!
Quizás no haya que entenderlos o descifrarlos, solo tenemos que mirarnos a nosotros mismos cuando éramos como ellos
Eliminar¿O quizás es cierto lo que digo en el texto de que cuando se deja la secta adolescente preferimos arrepentirnos y olvidar nuestra antigua militancia?
Besos
Aunque los usos y costumbres han cambiado desde que éramos adolescentes. Antes jugábamos en la calle o “arreglábamos el mundo a golpe de futbolín”.
ResponderEliminarLo que no cambia es la rebeldía y si el CIEP (una siglas cada vez menos ficticias) quiere luchar contra ello, me temo que no lo conseguirá, y no será por ganas, porque mira que les ponen empeño.
Salud
Cierto, la adolescencia se mantiene fiel a si misma a pesar del cambio de usos y costumbres. También la conspiración contra la adolescencia tiene similares objetivos a los que tenía antaño. Se admira a los jóvenes, pero también se les envidia y se les tiene miedo.
EliminarSalud.
Adolescencia. Uf. Toda mi vida laboral he trabajado con adolescentes. Es una etapa única y fascinante. Agotadora. Un tiempo fuera del tiempo. Estos años que van de los doce a los diecisiete aproximadamente son de una intensidad brutal, una especie de montaña rusa emocional ante la que hay que desarrollar mecanismos de contención y de comprensión. A mí me ha gustado mucho trabajar con adolescentes, me sentía cerca de ellos más que de los padres. Ahora no me sucede lo mismo pues hace tiempo que soy padre y tengo hijas adolescentes. Para tratar con adolescentes (que no sean tus hijos, lo que es un caso aparte) hay que ser un personaje interesante para ellos. Eso no sé muy bien cómo se consigue. Hay que decir que también hay adolescentes muy centrados, que saben qué quieren... pero lo general es una especie de estado tormentoso dominado por emociones contradictorias que no entienden. Hay que ser muy hábil y ágil para tratar con adolescentes. Ellos admiran la fuerza y la coherencia. No se puede ser débil con ellos. Supone un serio problema porque entonces van a destruir al frágil. Es una ley de supervivencia y de crueldad.
ResponderEliminarHay un libro paradigmático de Yukio Mishima que tal vez hayas leído. Es El marino que perdió la gracia del mar. Ahí haya una visión muy cruel de lo que es la adolescencia.
Saludos.
Eres un amante de los riesgos, ya que intentar apaciguar esa montaña rusa o al menos encauzarla sufre un desgaste extraordinario. Muchos renunciamos a ese esfuerzo y otros lo han hecho sin verdadero amor a su trabajo y viven en perpetúa amargura y zozobra. Los hijos son otra cosa y exigen otro tipo de resoluciones.
EliminarIncluso eso de ser permanentemente atractivo para los adolescentes desde el área docente conlleva muchos peligros, como cualquier relación cercana. Los adolescentes son implacables con aquel que les defrauda y es fácil pasar de la cima al abismo.
Leí "El marino que perdió la gracia del mar" y es un relato impresionante sobre la adolescencia y su relación con el mundo adulto. Gracias por recordarlo, está en la misma onda de "Las tribulaciones del estudiante Törless" de Robert Musil o de "La Ciudad y los perros" de Vargas Llosa.
Saludos
Es verdad que la adolescencia puede llegar a ser una época muy agotadora; y creo firmemente que, cuando más agotadora sea, más sano crecerá el indivíduo. Luego vienen los desengaños, claro, y como producto de ellos llega muchas veces -demasiadas- el conformismo que nace de una visión cínica de la vida, tan alejada de la que se tuvo en aquella adolescencia.
ResponderEliminarPero la adolescencia es necesaria, mucho. Y si en ella nos equivocamos una y otra vez, con toda la contumacia del mundo, da igual: para eso es, para desarrollar el sistema "prueba-error-prueba" que suele ser el más sensato. Porque ya en esa época comenzamos a darnos cuenta de que a veces las verdades inamovibles no lo son tanto.
Depende de la clase de agotamientos que se vivan. Algunos originan cicatrices tan duraderas que te dejan marcado de por vida. Conozco poca gente que pueda decir a pies juntillas que su adolescencia ha sido plenamente satisfactoria. El cinismo conformista es simplemente el producto de un frenazo en seco cuando el motor estaba a plena velocidad. Eso provoca el sentimiento de frustración consiguiente. El adulto desea seguir siendo el que era pero considera que la vida le obliga a atarse a una serie de cosas a las que antes despreciaba o ignoraba. Quizás se deberían evitar tanto aterrizaje brutal en la realidad adulta pensando que no es necesario pasar del todo a la nada, que son válidas las soluciones intermedias.
EliminarLa adolescencia es la primavera de la vida, el crecimiento y la formación. Todos la pasamos y si, es cierto, hay acoso y esas cosas, a mi me costo dos peleas explicar con todo lujo de detalles que uno quiere ser como quiere ser y al que no le guste que mire para otro lado, ya que siempre fui persona social pero solitaria y por lo tanto presa más fácil para cantamañanas en grupo o eso creían ellos. Mis pensamientos básicos, la verdad no han cambiado en exceso, me sigue gustando la misma música, leo cosas parecidas, conservo cierto grado de atrevimiento y no me arrepiento de nada, seguramente soy un inmaduro perpetuo.
ResponderEliminarLo único que he notado es que en vez de "echar cinco casquetes seguidos", ahora al tercero ya me empiezo a cansar.
Sin embargo si es cierto que he visto mutaciones sorprendentes y metamorfosis increíbles, imagino que hay algo volátil y debil en ello, o la memoria o la firmeza de pensamiento.
Cuidate y gastar poco que viene "lamerkell"
Es que si alguien te dice que pierdas todo lo bueno que adquiriste en la adolescencia en nombre de una vida madura te estás negando ese crecimiento del que escribes al principio. Negar el propio crecimiento y las dichas y desventuras a que el crecimiento te ha sometido es negarse a uno mismo. Aunque a veces quisiéramos hacer borrón y cuenta nueva con nuestro pasado y vivir la vida como un amanecer constante, no nos está permitido. Estoy seguro que en más de una ocasión esa posibilidad nos haría más felices.
EliminarAdmiro esa capacidad sexual para ser un hombre tan mayot ¿No exagerarás, Temujin? :)
Un abrazo
Creo que yo fui a ratos un adolescente insoportable. Por supuesto no era consciente de lo petardo que era. Fue una de las épocas de mi vida de la guardo mejor recuerdo, la intensidad de las emociones y la capacidad de sorpresa me tenían loco. Pero entiendo que para el que tiene que padecer los cambios de humor de estos pipiolos sea harina de otro costal.
ResponderEliminarLe viene bien a la adolescencia aquello de "nacidos para incordiar". ¿De que sirve estirar las alas si luego no te dejan volar? Lo malo es que se dejan víctimas por el camino y luego llegan los remordimientos porque se tratan casi siempre de los más cercanos. Luego está el tema de la prolongación de la adolescencia ad infinitum por la imposibilidad de encontrar un hueco adecuado o más llanamente por pura comodidad. ¿Qué se hace con un adolescente de treinta o incluso de cuarenta instalado en una zona de confort que coincide con la tuya? ¿Que se hace con los adolescentes con hijos a los que hay que cuidar aunque sea a costa de arruinar tu llegada a otra etapa?
EliminarPues nada, se me ha ido el comentario. Últimamente me pasa lo mismo en los blogs que en las clases, que lo tengo que repetir todo.
ResponderEliminarTe decía que lo has descrito muy bien. Les interesa todo lo que cuentas en tu texto pero para ellos, los profesores, somos auténticos enigmas.
Esa rebeldía entre cuatro paredes es complicada. Dar clase mientras coges typpex y botellas de agua al vuelo es un reto. Bueno, la verdad es que la mayoría de las cosas que vuelan, vuelan cuando tú no miras, lo que pasa es que yo a veces soy muy rápida en darme la vuelta. Y si los pillo los he "pillao".
Es muy curioso verlos crecer de año en año. El primer año están un poco que no saben donde están pero el año 2... todo cambia.
Es muy agradable verles de visita después de unos años, ya arrepentidos y lejos de Typpex voladores. Ya no son los mismos y se acuerdan de muchas cosas que tú ya has olvidado.
Y a los adolescentes les toca ejercer de adolescentes y a los padres de padres y a los profes, de lo que podemos.
Besos.
Malo del profesor que es descifrado por sus alumnos y del que sus actitudes son previsibles suelen pasarlo realmente mal.
EliminarYo os admiro y no solo por vuestras todavía enormes vacaciones y vuestros interesantes salarios -en ésto mejor ser profesor en la UNED, en un conservatorio o en una escuela oficial de idiomas- también por vuestro sobresfuerzo día a día y año a año en una tarea colosal para luego apenas sentirse reconfortados al cabo de los años viendo a aquellos alumnos adultos y riéndose de sus aventuras pasadas.
Besos
Me ha llamado mucho la atención lo que ha dicho Joselu de que "no se puede ser débil". Lo he vivido muy de cerca este curso con una compañera. Ella era la sustituta de otra profe, la interina, la que se incorpora ya comenzado el curso. Era un grupo de bachillerato muy problemático y han ido a por ella. El rendimiento en otras materias era igual de malo o peor pero ella fue el blanco que escogieron porque supieron ver su debilidad. Y lo peor de todo esto es no sentirte respaldado y dar credibilidad a una sola de las partes. Esto también pasa.
ResponderEliminarMás besos.
Conzoco muchos casos de esos, Angie y seguro que tú más. Puede significar el desmoronamiento psicológico de una persona y convertirla casi en un guiñapo de si misma. Lo peor es que aparte del habitual acoso de alumnos a profesores, hay casos terriblemente duros que en muchas ocasiones el resto de profesores prefiere ignorar mirando a otro lado, quizás con la No es bueno generalizar pero ha pasado y sigue pasando.
EliminarBesos otra vez.
Precisamente porque fuimos adolescentes estamos obligados a entenderlos.
ResponderEliminarDecía Sábato algo así: "No hay animal sobre la tierra que sufra más que un adolescente atormentado", y algo de razón tiene. Yo la recuerdo como una época de sufrimiento interior.
Bicos.
Es que quizás no querer entenderlos es una buena forma de olvidar los tormentos que sufrimos nosotros mismos. Es duro para los padres reconocer sus propios errores en los que cometen sus hijos.
EliminarBicos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPadecí adolescentes como docente, y ahora tengo uno en casa, indiferente y mal oliente. A veces me da ternura, porque debajo de todos los granos, la caspa y la seborrea, está aquel niño adorado que venía corriendo a mi encuentro al grito desaforado de "Maaamaaaä!!!!".
ResponderEliminarMucho besos, amigo Krapp.
Fer
Tengo la impresión de que la adolescencia de nuestros hijos suele coger con el paso cambiado a aquellos que han ejercido la docencia con gente de esas edades. Incluso coge con el paso cambiando a aquellos que han sido tíos fantásticos con sus sobrinos pero que luego no son capaces de actuar igual con los que tienen en casa. El niño sigue ahí y el adolescente en el adulto que responde: "¿Qué quieres?"
EliminarBesos, Fer
Una fase de mi vida poco esplendorosa, en algunos campos.
ResponderEliminarSin añoranzas.
No sabes como te entiendo. La adolescencia está sobrevalorada.
EliminarYo, en mi adolescencia, no fui osado ni rebelde. Más bien dócil y sumiso. Las circunstancias eran las que eran. Tengo que añadir, sin embargo, que no era muy diferente a los demás.
ResponderEliminarToda mi vida he trabajado con adolescentes y solo tengo palabras de gratitud. Ha sido y es un privilegio. No presumiré de entenderlos, pero me encuentro a gusto con ellos y diría que a ellos les pasa lo mismo. En general..
Los hijos adolescentes son un caso aparte mucho más compleljo... Paradójico, ¿eh?
De mayor he ganado en osadía y rebeldía.No me muerdo la lengua aunque me aleje de los extremos. Trato de ser ponderado y expresarme con mesura, pero no me guardo muchas cosas en el tintero, salvo con los que ni escuchan ni quieren escuchar... Allá ellos.
Un abrazo
Lo que pasaba en tu adolescencia es que ser sumiso y rebelde podía tener consecuencias muy desagradable y no me refiero tan solo por la cuestión política, recuerda a aquellos chicos ye-yés y preye-yés a los que les exigían cortarse el pelo para no ser unos infamantes melenudos.
EliminarPara mí no es paradójico lo de los hijos con respecto a los alumnos, sobrinos o incluso nietos. Lo cierto es que cuando te conviertes en el modelo de referencia para una persona y tus propios hijos son una proyección de ti mismo, es muy dificil mantener esa distancia que te permite alejarte cuando las situaciones se tensan.
Todos aprendemos de las lecciones de la vida cual es la mejor forma de sobrevivir pero la intensidad de nuestras emociones a veces acaban traicionándonos. No es malo reconocer nuestras flaquezas, siempre es liberador.
Estoy pensando en Brasil y en el partido de ayer. ¿Aprenderá la lección, se liberará de la preocupación por los resultados y volverá a ser la selección que tanto nos enamoró?
Un abrazo
Hace ya mucho que fuí adolescente, difícil condición.
ResponderEliminarAunque a cada quien le resulta diferente.
Prefiero mi vida de adulto con lo aprendido.
Estoy en paz pero activo. Creo en aportar.
Condición condicionante y muy condicionada. Todos en secreto preferimos largarnos de aquellos laberintos tortuosos, por mucho que redecoremos sus paredes con recuerdos cálidos y acogedores.
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