Ha llegado tu momento. Estás listo.
Has decidido jugar todo tu capital a cambio de un puñado de fichas y debes estar preparado para pillar tu vehículo. No debes descuidarte. Todo el mundo está ansioso por coger el suyo. Cuando suene el pitido correrán a subirse al primero que encuentren.
Ya lo tienes. Estás dentro.
Es un coche de color amarillo brillante con un número en la carrocería. Tu número a partir de ahora. El que te diferenciará del resto. Nadie podrá confundirte. Ya tienes una identidad. Tu ego está a salvo.
Es un juego sencillo pero duro. Tienes que dar vueltas y vueltas sin rumbo fijo. Evitando las embestidas de los demás. Procurando que ellos sepan de tu presencia y te respeten. Hay que golpear y no ser golpeado. Hacerse valer. Aprender a base de tirones, impulsos o instinto.
Pasa el tiempo. Tu vehículo ha perdido fuerza. Se traba. Se cala. El encargado mira hacia otro lado y no tienes quien te ayude. Te sientes perdido en medio de la pista.
Los otros autos pasan a tu lado. Te ignoran. Te ven vulnerable.
Se está consumiendo tu tiempo y no te conformas. Quieres seguir jugando. Aprietas los dientes y lo intentas de nuevo. No sabes hacer otra cosa.
Ha sonado la sirena. Tu momento ha pasado. Debes abandonar la pista. Otro ocupará tu sitio.
Adiós
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Una buena metáfora de la vida. Vueltas y vueltas sin rumbo fijo. Distinguirse. Alcanzar una entidad unitaria, respetable. Ser sobrepasado. Llegar a la invisibilidad de nuevo. Solo nos faltaría volver al útero materno, volvernos por donde hemos venido.
ResponderEliminarMola. Me ha hecho gracia la frase 'una metáfora de la vida', del comentario del Paseante, porque en la uni teníamos una coña con esa frase, que decíamos que podía aplicarse a casi cualquier buena película, y quedaba bien. La probábamos en todo momento ante diversas personas XD Pero en este caso si, efectivamente, es una metáfora de la vida y además original. ¿O hablas solo de autos de choque? :P
ResponderEliminarY al final, esperas ese pitido casi (o sin...) como una liberación de lo que fue apretada carrera hacia una ¿absurda? meta, que aunque a muchos les pese, nos iguala a todos sin diferencia alguna.
ResponderEliminarDisfrutemos pues de lo único que hay... camino... (bueno y de algún que otro "empujón" ¿no?)
Hasta el planeta viaja hacia su desaparición y a mí, también me parece bien.
(la eterrnidad es muy larga... sobre todo al final -Woody Allen-)
BIcos e amén!
Tremenda metáfora. Muy gráfica. Me gusta.
ResponderEliminarExpresas de manera magnífica y detallada las sensaciones que se viven cuando se conduce un auto de choque. Está clara sus significación metafórica. Los que ya hemos abandonado la pista damos fe de ello...Y los que esperan entrar carecen de las fichas correspondientes...
ResponderEliminarY si no has salido magullado deberías quedar contento.
ResponderEliminar;-)
Me ha gustado mucho la metáfora, Krapps. Bueno, eres un maestro en eso, así que no sé de qué nos sorprendemos :D (te lo digo con total devoción).
ResponderEliminarLa diferencia es que en los coches de choque es sólo un rato, lo haces por divertirte y sueles jugar a chocharte contra los amigos... En la vida no tienes ni idea de cuanto va a durar la angustia y cuando se acaba no te bajas o echas otra ficha - no hay esa opción - , te puede divertir o no, y normalmente contra los que chocas no son gente con la que luego te rías y te tomes unas cañas....
Un beso y buen finde, Krapps
Volver al útero no le está permitido a los jugadores, PASEANTE. Solo les queda jugar y perder. Gracias por tus palabras.
ResponderEliminarGracias, RAUL. La vida es demasiado áspera y adusta para no usar alguna metáfora que ablandándola, la identifique sin causar daños a terceros.
La aceptación de lo que hay es un dura prueba, CRISTAL, pero cuando la alternativa es darte de cabezazos contra las paredes, no hay mejor camino. Eso aleja las metas imposibles y en cambio propicia el disfrute de las que son alcanzables.
ResponderEliminarBicos
Gracias, TESA.
Gracias, LUIS. Soy menos pesimista que tú. Creo que ni mucho menos has abandonado la pista y también creo que sigue habiendo fichas para todos los que se atrevan a empezar a jugar.
Cuando uno sale de la pista está tan confundido que hasta olvida los achuchones de dentro, BLUE.
ResponderEliminarGracias, NOVICIA, eres muy amable. La vida también es un suspiro y tanto en ella como en la pista siempre terminas -o más bien terminan- por apearte. Quizás lo que pasa es que la tomamos demasiado en serio y por eso no nos divertimos lo suficiente y las risas son más cortas de lo necesario.
Muchos besos y feliz fin de semana.
Brillante alegoría del tránsito y vicisitudes de la vida. Pese a reírnos muchas veces, la existencia es una broma pesada (muy pesada) sin demasiada gracia, pero no hay otra.
ResponderEliminarY a veces el coche se te paraba en medio de la carrera, y te regalaban otra ficha...a veces la vida da otras oportunidades...¡hagamosnos los estropeados para luego coger otra ficha!
ResponderEliminarUn abrazo doctor
Gracias, ESPECTRO. La cuestión está en saber quién gasta la broma y a quién le divierte.
ResponderEliminarEs mucho riesgo hacerse los estropeados, YANDROS, los que reparten las fichas son muy espabilados y se las saben todas.
Un abrazo
Como la vida misma: parte frustración, parte diversión. Todos jugamos, sin excepción.
ResponderEliminarDoctor Krapps, una pregunta ¿esos son los coches de Chernobil?...
ResponderEliminarPor lo demás, muchas veces, el ganador de la carrera cuando esta acaba, ve que correr, empujar, golpear y luchar tan solo le ha servido para perderse muchas cosas más importantes en la vida...
Así que, si es importante luchar, lo es más saber por lo que luchas...
Todos jugamos, ANGIE, pero a veces nos falta intensidad hasta que sabemos que es demasiado tarde y se nos agotan las oportunidades.
ResponderEliminarPodrían ser los coches de Chernobil, TEMUJIN, aunque tembién podrían identificarse con la mirada del jugador cuando el juego se termina.
Es una carrera extraña la que se produce en los coches de choque ya que nunca hay un ganador determinado. Quizás la única victoria posible es poder seguir jugando cuando los demás ya no pueden hacerlo. En este terreno lo importante es saber que sobrevivir es triunfar.
Buenaaaas..., mire, oiga, pues que yo pasaba por aquí y mire por dónde que me apetece dar una vueltecita con uno de esos coches, a ser posible que sea azul y lo que dure el trayecto me vale.
ResponderEliminarAl fin y al cabo ¿no estamos todos de paso?
Me ha encantado volver a saludarle, amigo.
Mira que ha pasado tiempo. ¿Te has retirado de la escena bloguera?
ResponderEliminarYa sabes que a mi gustan los coches con cierta capa de herrumbre o sea que no te lleves sustos con lo que puedes encontrar en estos pagos.
Puedes lánzarte, coge el que más te guste.
A mi también me ha encantado que asomes la cara tras la cortina.
Un abrazo, CRISTAL.
Nunca me retiro del todo de casi nada, mi apreciado Krapp.
ResponderEliminarQuizá soy un poco como el Guadiana, así que de vez en cuando nos veremos por ahí.
Besos, abrazos...ya sabes.