Es cierto que a veces el rito del saludo comporta ciertos riesgos. Sin ir más lejos, estaba el otro día este doctorcito en un polideportivo acabando de vestirse después de una tarde de actividad física, cuando pasó por su lado un hercúleo personaje, tan inmenso, que no cabría como armario empotrado en uno de esos pisitos que se llevan hoy en día. Un cuerpo poderoso con una conversación tan pueril que haría sonreír a un niño de ocho años. Como corresponde a una esmerada educación germánica, le envié un tibio saludo, uno de esos “¡Que hay!" de puro compromiso. El tipo me miró extrañado y empezó a chillar como un energúmeno mientras se dirigía a la ducha: “¡Que hay! ¡Que hay! Eso solo se le dice a los muertos. ¿Cómo se me puede decir que hay?" Siguió farfullando un buen rato hasta que el agua ahogó sus palabras. Un personaje estrafalario, bien conocido en aquellos pagos, pero de buen corazón. Al final, cuando cortésmente me fui a despedir de él, me pidió disculpas azorado.
No, no hay que desdeñar el poder del saludo.
Aunque puede parecernos un rito convencional nació como forma de facilitar la interacción social y evitar que todos acabásemos dándonos de garrotazos por la menor minucia. Ya en muchos mamíferos y en nuestros hermanos los primates, existe el saludo como forma de sumisión del inferior al superior. Una especie de aceptación del orden social establecido, donde se reconoce el poder del líder y se garantizar la paz dentro del grupo. Afortunadamente la humanización ha democratizado el proceso y ha servido para limar asperezas entre iguales. Un parachoques que sirve para que los encontronazos sean menos dolorosos.
No es casualidad que el término "saludo" procede del latín “salus” y por lo tanto esté emparentado con la palabra salud y sus sinónimos. El saludo, valga la perogrullada, siempre es saludable aunque a veces su uso o su negación pueden ocasionarnos problemas a poco que seamos algo quisquillosos. Definitivamente hay que llevar bien regulado el saludómetro privado para que no se dispare ante la mínima señal de alarma. Muchos se entregan con demasiada facilidad a la lastimosa tarea de calibrar si los saludos recibidos están en consonancia con los emitidos y se agarran enormes peloteras cuando no es así. Ha habido duelos privados y hasta guerras sangrientas nacidos de saludos estreñidos.
Eran otros tiempos. Ahora el problema es otro y se llama saludofobia. Una inmensa epidemia social que se ha extendido por todo el orbe sin que la Organización Mundial de la Salud haga nada al respecto. (Deben estar esperando a que alguna multinacional farmacéutica pueda comercializar una vacuna rentable)
Sí, amigos, la insalubre saludofobia avanza a pasos agigantados ante la indiferencia general. En la calle, en el trabajo, en cualquier lugar público...
En los ascensores, mucha gente ya no solo no saluda sino incluso hasta ha decido no comentar la situación climatológica. Algo inaudito. Una señal inequívoca más de la descomposición social que está generando este temible virus.
Si, queridos, tampoco nuestros hogares son castillos donde refugiarnos de las intemperancias externas. Uno vuelve a casa después de un largo viaje y se encuentra con que los parientes le dedican un saludo escueto, frío y a veces hasta un ininteligible gruñido.
¿Un gruñido a tu padre como forma de saludo?
¿Qué te hubiera pasado en tus buenos tiempos?
¿Qué quedaría de ti después de que te agarrase de las orejas y te chillase hasta dejarte sordo " Soy tu padre, no un oso"?
No hay nada que hacer. Si ya no hay padres como los de antes ni hijos que los aguanten, tampoco hay saludadores de mayestática altura.
03 marzo 2011
Sobre los saludófobos insalubres
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Me parece que lo de la fobia al saludo va más en relación con la fobia a comunicarse a causa de que la mayoría son conscientes de que no tienen nada que decir. Al saludarse se corre el riesgo, en muchas ocasiones, de tener que empezar a hablar y, lo que es peor, contestar al otro, con lo que se puede entrar de lleno en una espiral angustiosa de desconocidas consecuencias.
ResponderEliminarDe esta froma, si no saludamos, o lo hacemos de una manera tan escueta y hostil que no invite a la respuesta, no corremos el riesgo de interactuar personalmente con alguien. Eso lo dejamos para cuando nos conectamos a través de un ordenador.
a mi siempre me dejan con el saludo volando, en el aire, lo mismo que cuando pedis permiso y no te dicen gracias....sólo es falta de modales...
ResponderEliminarInteresante tema, este del saludo y lo abordas de maravilla. Se podría hacer un estudio de los tipos de saludo en las comunidades de vecinos. Hay para todos los gustos.
ResponderEliminarLo bueno será cuando recobremos nuestro poder real y dominemos la telepatía.
Un abrazo, doc
Ah. Se me olvidaba. Has eliminado la entrada anterior. ????
ResponderEliminarEl año pasado, durante la epidemia de gripe A ¿?, se inició una campaña publicitaria que decía algo así "en el saludo, no des la mano ni beses, dí Hola"
ResponderEliminarPara que todo vaya bien y el día y sus saludantes nos sean gratos, deberemos seguir las normas del Corolario del buen saludador.
Está claro.
Un saludo.
Krapp, yo siempre saludo. Pero de cuando en cuando cuando dices ¿Qué tal? algunos se lo toman al pie de la letra y te cuentan su vida entera, y si vas con prisa no sabes cómo cortar, porque la mayoría de las veces te interesa poco su vida. Así que nunca sabes lo que hay detra´s de un saludo. Y hay personas que tienen un rollo...
ResponderEliminarA mí me parece fundamental el saludo, sobre todo con la gente que no es de nuestro círculo íntimo (en este caso lo doy por hecho). Me parece imprescindible saludar en cualquier situación... cuando entras o sales del portal, del gimnasio.. en el ascensor, en la puerta del colegio... El saludo diario en el trabajo, en la sala de espera del médico o del INEM.... En todas partes. Lo primero, me parece cívico, es reconocer que vives en un entorno civilizado y no hostil, y lo segundo, creo que es necesaria esta "sociabilidad"... es un reconocimiento hacia los demás....
ResponderEliminarHice hace mucho - creo que aún no nos conocíamos, Krapps, - esta entrada sobre este tema. Pero la mía más en mi línea... ya sabes, yo como protagonista y desde mi único punto de vista :S:S:S:S.
Te la dejo por si te apetece leerla. soy de tu misma opinión:
HOLA
Un beso y buen finde, Doc.
Quizás tengas mucha razón en lo que dices, Enric. En una sociedad donde la gente no quiere correr riesgos, el riesgo que implica una comunicación con los demás puede resultar excesivamente grande. Como los niños tímidos queremos seguir protegidos tras las largas faldas de mamá ya que ahí nos sentimos protegidos
ResponderEliminarEs una situación bien ridícula cuando te quedas con la mano alzada y no recibes contestación, Geraldine. En esa falta de correspondencia hay algo que resulta humillante y nos duele.
Gracias, Torcuato. Si solo fuera en las comunidades de vecinos pero la telepatía no será la solución es una caballo demasiado bravo como para ser domado por los humanos corrientes. No eliminé la entrada anterior, ahí sigue el puño contra el cielo.
ResponderEliminarValiente estupidez, mejor dicho valiente negocio lo de la gripe A, Tesa. Me acuerdo que cuando se hablaba tanto del SIDA se dieron consejos parecidos. ¡Cuidado con compartir una copa o un vaso entre varias personas!. La comunicación siempre tiene un riesgo, uno tiene que elegir. Saludos.
Pobrecitos, Angie. la gente no necesita saludar lo que quiere es hablar para engañar a la soledad. Cualquier oportunidad es buena y sí, tienes razón, algunos son muy plastas.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo contigo, Novicia. El saludo es importante incluso como arma tal como comenté en la entrada. Si tienes que tramitar un asunto burocrático y empiezas con un saludo y una sonrisa obligas al otro a ponerse a tu nivel salvo casos de bordelez extrema que también los hay.
Una bonita entrada con TU punto de vista, pero un punto de vista realmente compartible incluso por mi :)
Más que Feliz de Semana te deseo un Feliz Carnaval. Aquí, el martes de Antroido que es como llamamos al Carnaval, es festivo.
Pues mis tres hijos, cuando se montan en el autobús son los únicos que saludan al conductor.
ResponderEliminarOcurre que hay gente que confunde el saludar, con otras cosas y entra en las disquisiciones de quien debe saludar primero y tal.... Una gilipollez, el saludo se da y cuando lo recibes contestas; simple, no hay que estudiar mucho...
Los tienes bien educados, Temujin. La gente tiene una rara inclinación a complicarse la vida y buscar cosas raras donde no las tiene que haber por eso tu sentido práctico les resulta extraño.
ResponderEliminarPerdona que sea latoso, Doc, pero creo recordar, o me he vuelto majara, que habías publicado una entrada con Les Luthiers, Chaplin y un vídeo publicitario oriental.
ResponderEliminarTodo sobre suicidios.
Un abrazo.
¿Te refieres a esta entrada de Enero del 2009: http://suicidasperezosos.blogspot.com/2009/01/suicidndose-poquitos.html?
ResponderEliminarEntonces éramos tan jóvenes :)))
Otro abrazo para ti, Torcuato.
Ostras, pues juraría que a mi me apareció hace poquitos días en mi lista de blogs.
ResponderEliminarEn fin, esta internet...
No soporto a la gente que no devuelve el saludo y cuando ocurre...¡no me callo!
ResponderEliminarY lo bueno es que da resultado...
En mi caso, si la persona es conocida, lo reitero con cierta ironía y si no...que le den.
ResponderEliminarBuenas tardes Dr. Krapp
ResponderEliminarPara mí que es una influencia más
de la cultura americana.
¿Te has fijado que en las pelis americanas nunca se saludan ni se despiden? Es muy curioso observarlo, sobre todo cuando hablan por teléfono.
El imperio avanza y de qué manera, amigo Krapp.
Hasta otro día.
Vaya es una perspectiva desde la que no había contemplado el tema. ¿No saludan? La verdad es que no me había fijado. ¿No pecamos demasiado de yanquifobia, Cristal?
ResponderEliminarSiempre me han caído mal los imperios, Krapp. No lo puedo evitar.
ResponderEliminarSiento que se me haya visto tanto el plumero.
Tienes un plumero muy interesante, Cristal.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMi comentario, lo tienes en el mail. es el suprimido anterior a este.
ResponderEliminarNo lo repito, porque no le he guardado.
Sorry...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl texto que has perdido era éste, Celsa:
ResponderEliminarSaludar es un hábito de cortesía, que parece que cada vez vaya quedando menos. Y debería guardarse escrupulosamente.
Aún así, existen despistados patológicos, como la que suscribe, que acostumbran a ir en su mundo y muchas veces "tó, nos pasa desapercibío...". Supongo que por eso tengo cierta fama de antipática. Sin embargo, es sólo porque a menudo, acostumbro a estar en las nubes.... Y en el extrañísimo caso de que me percate de que alguien no me saluda, siempre pienso que es porque no me ha visto. Casos, los hay de todos tipos, ya ves...
Ave! Krapp.
Ave Cristal00K
Sí, el despiste es una posibilidad que todos hemos practicado alguna vez. Incluso el despiste intencionado tiene múltiples y entusiastas seguidores, vive Dios.