- Oye bonita, decídete de una vez.
- Pero Hada Madrina, tienes que pensar que es la primera vez que voy a semejante mogollón. Va a ser la pera con toda la familia real delante. La movida de la temporada. Puede incluso que me vea el príncipe y tenga un rollo con él. Dicen que le mola tirarse una tía nueva cada día. El muy cretino se cree un tipo accesible y llano desde que le gusta acostarse con plebeyas. Puede ser mi oportunidad. Solo de pensarlo se me corre el rímel. Por cierto, no conozco esta marca.
- Es artesanal, diseño exclusivo para la Hermandad de Hadas Madrinas.
- Joder, por una vez que voy a un baile te podías haber estirado un poco. Helena Rubinstein, Maybelline, Dior , lo propio.
- Todo lo que llevas es estrictamente artesanal y hecho por duendes competentes, pequeña. Olvídate de marcas.
- No me fío de tus artesanos. No los conoce ni Dios. Tampoco me gusta esta ropa. ¿Quién coño diseñó estos trapos? Además, ¿qué hago con estos pelos? ¿Por qué estás callada? Dí algo, leche.
- ¿Por qué no quieres llevar el vestido azul?
- ¿Estás loca? Es una antigualla. Ya era antigualla en tiempos de mi abuela. Ese corpiño, ¿a quién torturaban con él puesto?
- He cambiado la carroza por una limusina y los ratones en vez de cocheros los he convertido en raperos caribeños con cazadoras de cuero y gafas de sol. Tus hermanastras, Gisela y Anastasia, no me darían ni la mitad de problemas que tú.
- Por favor, Madrina, mis hermanastras son unos callos malayos, unas mojigatas y unas horteras. La arpía que duerme con mi viejo las educó de forma penosa. Se lo merece, se casó por la guita del desgraciado y ahora los pretendientes de sus hijas solo están con ellas para lo mismo. Por eso las lleva al baile, para ver si pillen cacho y no andan con quinquis de mal vivir.
- Hablas como una fregona, Cenicienta. Creí que eras una señorita.
- ¿De que vas, tía? ¿Cómo coño quieres que hable de otra manera cuando estoy todo el puto día limpiando la mierda de los demás?
- Te lo ruego, Cenicienta, no colmes mi paciencia. Elige de una vez lo que quieres llevar o presento mi dimisión a la Hermandad de Hadas.
- Venga, me quedo con éste. Parezco un putón verbenero pero ese príncipe tan patético no se merece nada mejor. ¿Sabes la hora que es? Me largo cagando leches o llegaré a los postres. Abur, Hada.
- ¡Los zapatos, Cenicienta, te olvidas los zapatos! Se ha largado. Pobre niña, no sabe que no es nadie sin sus zapatos.
michel portal
Hace 9 horas
Ay yo lo sabía, lo sabía. Sabía que algun bloggero inteligente lo iba a decir alguna vez "Sin Zapatos NO eres NADIE"...que vengan ahora todos mis amigos a leerlo, que lo vean, el Chamán también lo dice. No importa el peinado, el Maybelline, naaaada. Sin zapatos no eres nadie, suena celestial. Hoy despliego toda mi colección ahí, al borde de la cama, bueno, a los dos bordes de la cama, bueno, por todo el cuarto, y le hago un canto a mis zapatos queridos...y mañana, mañana mismo llamo a swarovsky y se lo encargo, el que me falta...no por el príncipe, por míiiiiiii...Gracias Chamán. Y de señorita nada eh?
ResponderEliminarEs que ya no hay hadas madrinas como lsa de antes. desde que la hermandad se hizo republicana...
ResponderEliminar¡Ostras, Chamán, cómo ha evolucionado el cuento desde que yo era pequeña! Para estar ahí todo el día dándole a la pipa alucino lo que entiendes de maquillajes, más que yo.
ResponderEliminarEl tema del Cenientazgo sigue vigente hoy en día, ¿por qué creéis que las mujeres cogemos vacaciones en estas fechas? Para ejercerlo a tiempo completo y que se nos cuele toda la familia por Navidad. Después, el 31 de diciembre nos vestimos de fiesta y esperamos convertirnos en princesas al terminar las campanadas, tal como dice el cuento, pero a las doce y dos minutos, justo después de la copita, para hacerlo un poco más llevadero, ya nos han colocado la fregona en la mano. En unos días, te vuelves a convertir en pluriempleada y a padecer el Complejo de Perfección. Anda que no nos han vendido bien la moto…
Hoy en día, ni ellos ni ellas saben hacer nada, lo cual no deja de ser una forma de igualarse socialmente; las hadas madrinas ya no saben qué hacer con ellos y ellas. La carrera profesional en el mundo de la magia se ha abandonado mucho. Yo misma, toda la vida de Cenicienta con aspiraciones a Princesa y aquí sigo. En resumidas cuentas, he decidido cambiar mi profesión por la de bruja con escoba (hay otras que mueven la nariz). Unos cuantos hechizos y maleficios y a vivir del cuento.
Vd., Dr. Krapp, introduce dos variantes en el mito de la Cenicienta: quita encanto al príncipe porque no se parece en nada al soñado y nuestra heroína se olvida de los zapatos. Una mujer puede olvidarse de todo, menos de los zapatos...(homenaje a Mara y Cuyá). La mujer más bella del mundo pierde gran parte de su encanto sin zapatos...(¿se nota que tengo también un amigo zapatero?). Lo último que se lleva en las manifestaciones callejeras es lanzar zapatos. No lo olviden, si quieren estar al día.
ResponderEliminarHecha la publicidad, necesaria en estos tiempos de bajo consumo, paso a lo que tenemos entre manos: Siempre me han gustado los cuentos. A mis hijos, de pequeños, les explicaba cuentos que improvisaba sobre la marcha, bastante penosos, pero sorprendentemente los recuerdan con cariño. Espero que ellos hagan lo propio con sus hijos, cuando me hagan abuelo... Lo absurdo es explicar historias realistas o de contenido social a niños que están más preparados para identificarse con los héroes que acaban ganando siempre. Ya crecerán y asumirán la realidad y sus miserias, pero mientras tanto no les cortemos las alas de su imaginación portentosa...
El de “Cenicienta”, según los analistas de esta modalidad de narraciones, cuenta el conflicto existente entre una niña y su madre ayudándose de un procedimiento que consiste en presentar a la madre como una mala madrastra, un problema solucionado gracias a su hada madrina (la madre buena). También es importante la relación de rivalidad entre las hermanastras.
Podemos encontrar en Cenicienta el complejo de Electra. Cenicienta, como Caperucita Roja (pero de forma opuesta) trata sobre el paso de la infancia a la edad adulta, como casi todos los personajes femeninos de cuentos. Se trata de una virgen que tiene miedo de convertirse en mujer, aunque sueña con ello. Las relaciones difíciles con su madre, revelan un complejo de Electra, un amor celoso y exclusivo del padre, un estadio infantil de la evolución sentimental. La prueba del zapato tiene una connotación sexual –atención al dato, estimada Mara y Cuyá- evidente muy suavizada en ciertas versiones. La intervención del Hada Madrina y de lo sobrenatural para transformar a Cenicienta es uno de los elementos de éxito del cuento. Un cuento como el de Cenicienta le permite al niño hacer frente a los sentimientos hostiles hacia padres y hermanos, mientras que los sentimientos positivos se mantienen en la figura buena idealizada.
Aún hoy en día muchas novelas rosas tienen como protagonista a una Cenicienta.
Ruego a la comentarista "Angie" que perfile más los rasgos del príncipe soñado...
Buena, inteligente y seductora entrada, Dr. Krapp. También me han gustado las expresiones coloquiales.
Si vieras que con yeso blanqueaban
ResponderEliminarlas albas azucenas,y las rosas vieras que, por hacerlas más hermosas,
con asquerosos pringues las untaban.
Si vieras que al clavel le embadurnaban
con almagre y mixturas venenosas
diligencias, sin duda tan ociosas,
a indignación, dijeras, te obligaban.
Pues lo que tú, mirándolo, dijeras,
quiero Belisa, que te digas cuando
jabelgas en tu rostro las esferas.
Tu mayo es bote, ungüentos chorreando;
y en esa tez, que brota primaveras,
al sol estás y al cielo estercolando.
Lo malo de los zapatos de cristal es que a un gesto burdo se quiebran. Y cortan. Y se acaba por descubrir que nunca fue nadie... Ni siquiera con zapatos.
¡¡¡Joder como ha cambiado el cuento,Krapp¡¡¡
ResponderEliminarPero en definitiva, es lo mismo,no?? El deseo de cambiar, de ser diferente, de por un momento ser otra persona diferente adornada con accesorios imposibles para la protagonistas (en estos casos siempre son tías las protas, como si los hombres no soñaran con alcanzar imposibles) y asi, de esa guisa, disfrazada de lo que no se es, soñar que se caza al principe azul (antes para casarse, ahora con tirárselo - y supongo que luego venderlo en la tele- vale).
Yo siempre me he decantado por las cosas artesanales (y por lo tanto originales y únicas)... me gusta saber que poseo el único ejemplar de lo que sea.
Un beso Krapp. Me ha gustado mucho tu cuento
Perdón Chamán...me permite dejarle un comentario a Luis?. Coincido plenamente, mi extraña belleza se opaca cuando estoy descalza. Respecto a la connotación sexual, no me da miedo, pero me gustaría que escribiese una entrada en su espacio sobre el tema, no tengo muy claro cuáles son esas connotaciones y no sé si seré la versión suavizada o la otra.
ResponderEliminarChamán Triste. Gracias por la versión de la Cenicienta. La he disfrutado mucho y ayuda a la gente a entender que sin zapatos no te salvarás de la madrastra, ni de las hermanastras envidiosas y malas, ni de tu destino de fregona...y si al poco tiempo el príncipe destiñe es porque es humano. Y para no hablar en código secreto, el que tenga interés puede visitar mi entrada del 07/11/08 y saber de que se trata. Entrada de la cual se toman mis "amigos" para tirarme con zapatos. Un saludo y gracias.
Hola Luís Antonio y demás. Encantada (nunca mejor dicho). He disfrutado mucho con tus explicaciones sobre el cuento. La verdad es que aprendo mucho leyéndote a ti y a otros que pasáis por aquí. A veces os pincho y allá que me planto.
ResponderEliminarBruno Bettelheim, en su libro Psicoanálisis de los Cuentos de Hadas cuando trata el cuento de la Cenicienta dice literalmente: “Uno de los aspectos más valiosos de “Cenicienta”, es que, dejando aparte la ayuda mágica que recibe, el niño comprende que Cenicienta se libera de su situación humillante para pasar a otra muy superior, gracias a su personalidad y a sus propios esfuerzos, y a pesar de que los obstáculos que la rodean parecen insuperables” Me encanta. Definitivamente, me quedo con este cuento.
Respecto a las características del príncipe, no creo que haya un prototipo único, dependerá de las expectativas de cada uno, ni siquiera creo que sea necesario encontrar un príncipe o una princesa para ser felices en la vida. Pero algo a valorar sería la capacidad de sorprenderme gratamente.
Una cosa más, Luís Antonio, me ha dado por mirar en la RAE el significado de príncipe y princesa y me han sorprendido varias cosas:
- la mayor cantidad de acepciones para el término príncipe
- que la princesa se define como mujer de el príncipe mientras que no se da el caso cuando se define príncipe.
- Que el término príncipe además refiere a Primero y más excelente, superior o aventajado en algo, lo cual no sucede para definir a una princesa.
Dejo estas cuestiones para la reflexión.
Lo que no entiendo es que no encuentres bella a una mujer si no lleva zapatos, eso…eso… no lo puedo entender de ninguna manera, explícate mejor porque esto me ha dejado realmente desasosegada.
A Mara y Cuyá:
ResponderEliminarNo acepto el envite para abordar ese tema porque no me considero preparado para hacerlo con solvencia. Cuando hablo de versiones suavizadas, me refiero al cuento de “Cenicienta” que, además de la infantil, tiene otras versiones más o menos escabrosas...Pero esto mismo lo podríamos decir de otros muchos cuentos...
A Angie:
Me encanta saludarte y me gustaría poder acceder a tu bitácora, pero no lo consigo, salvo que me facilites la URL. Efectivamente, cuando hacía referencia a analistas de esta modalidad, uno de ellos es el que tú citas. Me respondes a la pregunta y te lo agradezco. Mi duda era si hacías referencia a príncipes imaginados o reales. Lo de valorar la capacidad de sorprender con agrado, ¿a quién lo le gusta? Lo del diccionario tiene una explicación: ¿quiénes lo vienen elaborando desde principios del siglo XVIII? ¿Cuántas mujeres hay en la RAL? Eso lo explica todo...
Respecto a que los zapatos añaden encanto a la belleza se debe a que desempeñan una función de pedestal que, sin duda, la realza. Sosiegate, pues, Angie. Nada más. En estas fechas tan señaladas rehuyo el combate –esto también va por Mará y Cuyá- porque tengo conciencia de mi debilidad frente a contrincantes tan cualificadas y no hacer lo sería temerario.
Lo de los zapatos es muy "freduiano-fetichista", pero en fin me callo. Lo trágico son las hadas madrinas que todos tenemos en la cabeza.
ResponderEliminarPensándolo mejor, el tema de los zapatos y la sexulidad - y aprovechando la coyuntura zapateril- es muy sugerente y me he animado a abordarlo en mi bitácora, pero amparándome en opiniones más autorizadas que la mía. Seguro que los comentarios las enriquecerán...
ResponderEliminarGracias Dr. Krapp por despertar estas pasiones...
Pensándolo mejor, el tema de los zapatos y la sexulidad - y aprovechando la coyuntura zapateril- es muy sugerente y me he animado a abordarlo en mi bitácora, pero amparándome en opiniones más autorizadas que la mía. Seguro que los comentarios las enriquecerán...
ResponderEliminarGracias Dr. Krapp por despertar estas pasiones...
Doctor:
ResponderEliminarEn principio me encanta la canción de cenicienta del grupo, la cantaba cuando era pequeña.
Ahora dejando el tema canción y poniendo las ideas encima de mesa, el tema de los zapatos en una mujer, hacen que cambie totalmente la idea de la misma.
Zapatos de tacón de punta y lardo, corte salón, charol, con hebillas, y un largo etc, es un fetichismo para una clase de hombres por no decir todos, igual que un tobillo de mujer o unas piernas enfundadas en unas medias sensuales.
Como lo explicas cambia el cuento pero no el fondo, a fin de cuentas, a los hombres les encanta ver a una mijer con zapatos de tacón, será porque despiertan pasiones o ....
Dejemos que el autor saca sus conclusiones.
Muchos besos Doc.
¡¡¡¡ MADRE DEL AMOR HERMOSO !!!!
ResponderEliminarY después lapidaron “verbalmente” y públicamente a la pobre Imelda Marcos por su obsesión zapateril.
Compruebo con estupefacción que si la VISA da de sí, el planeta estaría lleno de Imeldas en potencia.
Supongo que muchas mujeres usan los tacones básicamente para ganar altura, al margen del factor elegancia o feminidad.
De hecho, desde que el confort ganó (A.D.G) la batalla al “para lucir hay que sufrir” muchas jóvenes utilizan zapatostes de 7 cm. de altura, pero que resultan tan cómodos como unos zapatos deportivos.
La vida diaria no está para muchos riesgos y bajar las escaleras del Metro, por ejemplo, con unos tacones de aguja colapsaría las líneas 112 y 061.
En cuanto a esta versión del cuento mejora con mucho al original. Esta princesa es de rompe y rasga, nada sumisa, que se rebela contra la Hada Madrina clásica y cursi que la quiere vestir como un árbol de Navidad.
Para una vez que a alguien le van a conceder un deseo no es de recibo que el/la concededor/a ponga tantas condiciones. Que si la calabaza, que si zapatito de cristal, que si vestidito de 300 Kg. ñoño e incómodo, que si a las 12 en lo mejor de la farra para casa…
Los príncipes ya no buscan doncellas (más que nada porque no existen y son muy aburridas mientras ejercen esa doncellez) sino modelos, o profesionales ya con un pasado, de sangre roja y no azul, que pisan firme y se ganan un espacio público y dejan de ser meras comparsas.
A esta princesa descalza, si el príncipe quiere comprobar si es la auténtica, a falta de zapatito que probar, que le haga cantar ¿Quién maneja mi barca?
Me encantan los zapatos (sobre todo de tacón)....no se es nadie sin ellos
ResponderEliminar¿Es justo que el autor de un texto comente lo que han comentado sus comentaristas? No lo tengo nada claro. Me recuerda, no se el motivo, a ese tópico tan socorrido pero tan real, en su pura esencialidad, en el que se pregunta retóricamente quién vigila a los vigilantes.
ResponderEliminar¿Qué puedo decirle a Mara y Cuyá cuando lanza ese grito expresionista y cuasi religioso en favor de un mundo debidamente calzado?
¿Y a Maritoñi cómo retribuirle por su constatación del cambio de régimen en la Hermandad de Hadas Madrinas?
Angie, con vehemencia ve similitudes entre la mujer actual y la Cenicienta con lo cual se inclina por una vida de bruja como tercera vía. Una posibilidad a estudiar.
El amigo Luis Antonio se reafirma en la estética de un mundo calzado y nos hace un fantástico estudio fenomenológico sobre los cuentos y el significado psicológico de la Cenicienta. Coincide con los puntos de vista de Bruno Bettelheim, psicoanalista freudiano en su sentido más puro, y hoy discutido por las nuevas corrientes de la psicología infantil.
Mi paisano Corsario ha dejado un hermoso poema de Quevedo, su autor favorito y en el que siempre encuentra mensajes para las más diversas vicisitudes de la vida.
Novicia a la que agradezco sus palabras, se inclina por interpretar la Cenicienta desde la necesidad de cambio. Para ella la Cenicienta vive un sueño del que más tarde o más pronto tendrá que salir. ¿Es la rutina inevitable?
Mara y Cuyá reta a Luis Antonio a una entrada para que justifique sus puntos de vista sobre calzado y sexualidad, que luego a pesar de cierta reticencia inicial es aceptada caballerosamente por éste.
Seguiremos mañana por este recorrido.
Sigamos:
ResponderEliminarExplica Angie el valor del cuento de la Cenicienta quizá como símbolo de la posibilidad de cambio, de modificación de conducta y le resulta poco apropiado el uso que hace la RAE del término princesa. La RAE, Angie, es paradigma de toda clase de inexactitudes y vulneración de los derechos de las personas. Ellos se acogen a una supuesta tradición lingüística como si eso justificase sus permanentes barbaridades.
Dr. Freud tenemos Hadas Madrinas en la cabeza, también quizás madrastras, Cenicientas y una calabaza si se tercia.
Lisebe tiene mucho que contar sobre ese tema y lo enfoca desde una perspectiva fetichista. ¿Ese "o.." suyo cómo podría ser completado? ¿Acaso a algunos hombres le gustaría ser pisoteado por unos temibles zapatos de afilada aguja?
Anónimo, aunque sobradamente conocido, quiere una vuelta a la realidad. Hay que contrastar la fantasía de los cuentos con la llana realidad de la vida cotidiana. El pragmatismo pone cada cosa en su sitio y sitúa a cada uno en donde debe estar. Frente a los melifluos personajes representados por el Hada y el Príncipe está la resuelta princesa que llena las oquedades de aquellos. Una visión.
Reafirma Danann, la vigencia de un mundo con zapatos frente a la hostilidad de otro que prescinde de ellos.
Vale,Dr,. Krapp, pero entonces ¿me meto a bruja o no?
ResponderEliminarJajajaaaaaaa, eres la caña...
ResponderEliminarEspero que tus zapatos se hayan cargado de caramelos de Oriente.
Un beso y Feliz Año!
Yo el otro día volvía a casa por la noche y encontré en medio de la acera un zapato de novia; bien es cierto que estaba entre un contenedor y una iglesia, y me pregunté si, al estar poco ajado, lo perdería la novia o lo tiraría alguien a la basura que otro que iba detrás revolvió en busca del par o si una novia despechada lo tiró allí, o una simple limpieza en la que a uno le afecta la luna llena y decide tirarlo todo. Me dio pena no llevar una cámara encima, aunque pensé que no parecería real. La vida es una película mala que nadie se creería. (copyright mío, historia verídica).
ResponderEliminarFeliz año con retraso Rocío aunque aún tienes tiempo de disfrutarlo.
ResponderEliminarFauve lo maravilloso de los restos de una historia, el zapato, es que podemos hacer con ella lo que nos da la gana; incluso en este caso, se podría utilizar el zapato como copa o vaso y beber a la salud de alguien. La vida es como el mismo zapato, todo consiste en lo que sepamos hacer con ella.
jaajaja, es buenísimo. Desde que se inventó el zapato, es todo así de frívolo. Meca con la nueva Cenicienta! Qué fuerte! Me ha encantado. Ostras! Preséntate al Concurso del Círculo que está padrísimo :) Un abrazote
ResponderEliminarGracias, esto lo escribí hace 6 años, desde entonces hasta me ha salido la barba.
EliminarSoy poco competitivo y cuando lo hago lo paso mal ya que me apasiono demasiado. En fin que prefiero tener lejos las peligrosas tentaciones.
Un abrazote