Ayer, en el Macroauditorio "El alma no se entrega", se produjo la mayor concentración de escandalizados de la que se haya tenido noticia hasta la fecha.
Veinteañeros sin oficio ni beneficio pero con ganas de bronca. Treintañeros prematuramente fosilizados tras tanta búsqueda de la estabilidad. Parejas del Baby boom sorprendidas por la inevitabilidad de los cuarenta. Cincuentones alterados o aletargados. Sesentones al borde del precipicio. Setentones ya en el abismo, pero aún agarrados a la ramita que pensaban salvadora. Octogenarios sin ilusiones, ni quimeras.
Todos ellos se encontraron allí, venidos de cualquier parte, acudiendo a la convocatoria realizada por la Red de Medios Resentidos, Ofensivos y Sobreexcitados (Re.Me.R.O.S.) Era su momento. Por fin podrían dar rienda suelta y sin complejos, al miedo y la vergüenza que les supone sobrevivir en un mundo en el que ha desaparecido su sistema de referencias.
En la parte delantera del recinto, se agolpaban las familias numerosas instaladas en la dicha de poder presumir de sus intachables instintos morales cara al resto de la colectividad. Un poco más atrás, se hicieron con un sitio los célibes-en sus ramas civil y eclesiástica- haciendo gala de su suntuosa misantropía pero sintiéndose íntimamente satisfechos de poder guarnecer sus espaldas gracias a la presencia de varias colonias de iridiscentes infantes uniformados y vociferantes. Al final de todo, en las esquinas sombrías, se resguardaban los seres viscosos procedentes de las cloacas de la dignidad ofendida y el saber estar.
A la hora prevista, las 10 de la noche, aquella masa concienciada comenzó a agitarse. A su lado, los Monitores de Moralidad Subyacente les dieron las últimas instrucciones sobre como colocarse el escandómetro en el antebrazo, casi a la altura de la axila.
Se apagaron las luces, el enorme y plateado contador de neón empezó a palpitar y en las dos enormes pantallas del recinto empezaron a aparecer imágenes de malestar en forma de recopilatorio noticiero de asuntos desagradables. La multitud empezó a rugir, el enorme contador se puso en marcha y el staff interventor -formado por cuatro notarios y noventa y tres taquígrafas- empezó a tomar buena nota de las veloces cifras.
Fuera se oía el sonido acompasado de los miles de escandalizados que no pudiendo entrar en el envite, formaron, con sus propios cuerpos, una cuña humana para intentar derribar las puertas del auditorio. Tarea inútil.
En cambio dentro la situación habían evolucionado hasta cierto frenesí agitado.
Parte de los reunidos, dejándose llevar por instintos secretos buscaron la intimidad de las gradas vacías. Otros prefirieron permanecer en la propia pista central del macroauditorio mientras se sentían atacados por fogosos berrinches incontrolables. Menos mal que cerca estaban los Monitores de Moralidad Subyacente y algunas cuadrillas de Protección Civil debidamente pertrechadas con camillas y bebidas isotónicas. Apenas hubo incidentes, algunos levitantes de bajo vuelo y una docena de personas penetradas por una estupidizante arrobamiento lejanamente emparentado con la mística.
Era todo muy vehemente, muy confuso pero moralmente intachable.
Al fin el Gran Conductor dijo las palabras que todos esperaban:
- "¡Lo hemos conseguido! Hemos echado un pulso al gobierno y lo hemos ganado. El nivel alcanzado por nuestro empuje sería suficiente para derribarlo e incluso para hacerlo desaparecer de la faz de la Tierra"
Todos miraron al contador y se sintieron felices de contemplar aquella cifra astronómica. Era superior, muy superior, a la cantidad consignada por los Presupuestos Generales del Estado para este año. Prorrumpieron en vítores al Gran Conductor, a los medios implicados en el evento y a ellos mismos como autores de la proeza.
Cesaron las imágenes, se encendieron las luces y se oyeron los últimos suspiros.
Fuera esperaban los autobuses y la multitud satisfecha de si misma y ya relajada, se dejó llevar como rebaño hasta el anonimato ahora apetecible.
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ResponderEliminarAsocio esta macrorreunión con esas manifestaciones que suele convocar el Foro Español de la Familia con el respaldo de la Conferncia Episcopla Española y con la complicidad del PP. No sé si tiene algún fundamento...A veces desvarío. Pero es que Vd. nos lo pone muy difìcil, Dr. Krapp.
ResponderEliminarMe uno a lo que comenta Luis Antonio y me atrevo a decir que tan solo falta en este espectáculo a Jimenez Losantos para acabar de liarla.
ResponderEliminarBesos Dr.
Pues estos del anonimato apetecible no merecen ni un comentario. Pero mira que tienen altavoces
ResponderEliminarPretende ser un texto abierto. Cada uno que lo asocie al contexto que más le guste y seguro que acertará.
ResponderEliminarHay referencias claras pero ¿ustedes piensan que no está pasando algo parecido en otros países?
¿Francia, Austria, Irán, USA?
Saludos Luis Antonio y Lisebe.
Doctor, siempre hay altavoces para la indignación. La negatividad siempre suele ser muy productiva para quien se decide a manejarla.
Reconozco que no he entendido casi nada de este relato.
ResponderEliminarPero sí sé una cosa: la gente que se escandaliza demasiado no es de fiar.
Sé otra más: la descripción que ha hecho de los estereotipos por edades me ha causado un cortocircuito.
Otra: usted tiene tendencia a devolvernos a la cara, a través de una desolación cómica, lo aborregados que estamos y estaremos. En cualquier país.
Otra: su aficción a las siglas de doble significado.
Otra: su fijación con el anonimato apetecible, al que usted mismo -y la mayoría de participantes- pertenecen, pues un nick y un perfil vacío o con cuatro chorradas no significa nada y dice tanto sobre la identidad como la raya de los pantalones.
Otra: que el whisky doble que me acabo de tomar me ha sentado fatal, el carajillo de esta mañana, peor, y las cervezas que me tomaré después acabarán de redondear el estropicio.
Y sé que usted es un doctor que no cura estas adicciones, porque usted es un doctor que se dedica a la deconstrucción y a la lobotomía de incautos.
Y la deconstrucción y la lobotomización de incautos no sirve para nada.
Los que sirven para algo son los doctores que extirpan hígados hechos un desastre y los cambian por unos nuevos anti-alcohol que se acaban de comercializar y te permiten beberte toda la comarca del Penedès.
Buahhhhhhhhh!!!!! qué triste ser masa, masita masa. Buaahhhhh!!!
Deberíamos ser musas, mesas, misas, messis...
¡¡¡¡Plaffff!!!! (desplome por como etílico)
Fdo. Onomatopeyas beodas.
Vaya, si le soy completamente sincero no me ha sorprendido para nada que al final haya caído en la bebida, ya que ella sabe como privarnos de nuestras estrategias de disimulo y nos lleva -ay señor ¿deberé escribirlo una vez más?- a las esencias.
ResponderEliminarUsted de esencias sabe un rato, aunque después de tanta búsqueda puede que al final considere que los resultados son algo parcos. No lo deje y si es necesario utilice mis textos para combatir la resaca, mucho mejores que uno de esos temibles destornilladores.
Lo que dice sobre la inutilidad de mi doctorado es cierto, si no eres un doctor de pellejos y menudillos no eres nada; algo de eso pretende el denominado Plan de Bolonia que tanta polémica está generando. Yo como no se hacer otra cosa seguiré en mis investigaciones patafísicas y lobotomizando incautos. Empezando pro mi mismo, hala.
Veo que hay vida en el cementerio. El rey de la multiplicidad, se atreve a hablar de disimulos. A mí tampoco me sorprende.
ResponderEliminar¿Nos sorprende algo a usted o a mí?
Si hay un don que admiro (o admiraba, ya que no sé si ha desertado) en usted, por eso padezco –porque es padecimiento y no otra cosa- la interlocución con usted, es (era) su multiplicidad.
No es solo un doctor o un chamán. Es que ha sido y es muchas cosas más.
Sí, no me ha quedado otro remedio que tirarme a la bebida.
Y aún así no desisto de encontrar la pureza en los comportamientos.
Lejos de alineamientos facilones, opiniones tibias y nada comprometidas, lejos de la previsibilidad que tanta decepción me causa.
Usted sabe que nunca me rindo. E intento ir siempre al fondo de las cosas. Por divertimento, por puro divertimento. Nadie está obligado a recoger el anzuelo.
Usted, que en otros espacios se ha alzado como portavoz hasta la extenuación de la libertad de expresión, como Madre de Mayo de los censurados, no podría hacer otra cosa que permitirla hasta todos los límites.
De lo contrario practicaría la doble moral de ¡Ah, pero moto tengo! O la de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
Siga con su especialidad. Aunque como afirma, es el pellejo quien gana y no las esencias ni tampoco el humanismo que ha sido relegado a ser una referencia casi arqueológica y trasnochada.
Y ese plan del que habla lo confirma.
Se primará a utilidad y la necesidad de adaptar las enseñanzas a la demanda que necesita la sociedad, para evitar los excesos cometidos en los últimos años, donde una multitud de titulados frustrados e insatisfechos han tenido que comprobar como su especialidad no tenía salida en el mercado laboral. Y tener que sobrevivir en otros “trabajos” alimenticios y frustrantes.
En esta ocasión, y sin que sirva de precedente, voy a responder con un frangmento escrito por Umberto Eco. Y no sé si estoy respondiendo al texto, a los comentarios, al autor, o incluso a mí misma (que conste). Ahí va:
ResponderEliminar"— Pues bien. En el mundo están los cretinos, los imbéciles, los estúpidos y los locos.
— ¿Falta algo?
— Sí. Nosotros dos, por ejemplo. O, al menos, no es por ofender, yo. En suma todo el mundo, si se mira bien, participa de alguna de esas categorías. Cada uno de nosotros de vez en cuando es un cretino, un imbécil, un estúpido o un loco. Digamos que la persona normal es la que combina razonablemente todos esos componentes o tipos ideales… El genio es el que pone en juego uno de esos componentes de manera vertiginosa, alimetándolo con los demás.
El cretino ni siquiera habla, babea, es espástico. Se aplasta el helado contra la frente, no puede ni coordinar los movimientos. Entra en la puerta giratoria por el lado opuesto.
— ¿Cómo es posible?
— Él lo consigue. Por eso es un cretino. No nos interesa, se le reconoce enseguida. Dejémosle.
— Dejémosle.
— Ser imbécil ya es más complicado. Es un comportamiento social. El imbécil es el que habla siempre fuera del vaso. O si prefiere, es el que siempre mete la pata, el que le pregunta cómo está su bella esposa al individuo que acaba de ser abandonado por la mujer. ¿Me explico?
— Se explica, conozco a algunos.
— El imbécil está muy solicitado, sobre todo en las reuniones mundanas. Incomoda a todos, pero les proporciona temas de conversación. En su versión positiva llega a ser diplomático. Habla fuera del vaso cuando otros han metido la pata, consigue cambiar de tema. Nunca es creativo, trabaja de prestado. El imbécil no dice que el gato ladra, habla del gato cuando los demás hablan del perro. Confunde las reglas de conversación, y cuando las confunde bien es sublime. Creo que es una raza en extinción, un portador de virtudes eminentemente burguesas.
— ¿Y el estúpido?
— Ah. El estúpido no se equivoca de comportamiento. Se equivoca de razonamiento. Es el que dice que todos los perros son animales domésticos y todos los perros ladran, pero que también los gatos son animales domésticos y por tanto ladran. O que todos los atenienses son mortales, todos los habitantes del Pireo son mortales, de modo que todos los habitantes del Pireo son mortales.
— Y lo son.
— Sí, pero de pura casualidad. El estúpido incluso puede decir algo correcto, pero por razones equivocadas.
— Se pueden decir cosas equivocadas, con tal de que las razones sean las correctas.
— Vive Dios. ¿Si no por qué tomarse tanto trabajo para ser animales racionales?
— Todos los grandes monos antropomorfos descienden de formas de vida inferiores, los hombres descienden de formas de vida inferiores, por tanto todos los hombres son grandes monos antropomorfos.
— No está mal. Ya estamos en el umbral en el que sospechamos que algo no funciona, pero es necesario un esfuerzo para demostrar qué es lo que no cuadra y por qué. El estúpido es muy insidioso. Al imbécil se le reconoce enseguida (y al cretino ni qué decir), mientras que el estúpido razona como uno, sólo que con una desviación infinitesimal. Es un maestro del paralogismo. Se publican muchos libros escritos por estúpidos, porque a primera vista son muy convincentes. El redactor editorial no está obligao a reconocer al estúpido. No lo hace la academia de ciencias, ¿por qué tendría que hacerlo él?
— Tampoco lo hace la filosofía. El argumento ontológico de San Anselmo es estúpido. Dios tiene que existir porque puedo pensarlo como el ser dotado de todas las perfecciones, incluida la existencia. Confunde la existencia en el pensamiento con la existencia en la realidad.
— Sí pero, también es estúpida la refutación de Gaunilo. Puedo pensar en una isla en el mar aunque esa isla no exista. Confunde el pensamiento de lo contingente con el pensamiento de lo necesario.
— Una batalla entre estúpidos.
— Claro, y Dios se divierte como un loco. Decidió ser impensable sólo para demostrar que Anselmo y Gaunilo eran estúpidos. Qué motivo más sublime para la creación, qué me digo, para el acto mismo en virtud del cual Dios determina su propio ser. Todo para poder denunciar la estupidez cósmica.
— Estamos rodeados de estúpidos.
— No hay salida. Todos son estúpidos, salvo usted y yo. Mejor dicho, no es por ofender, salvo usted.
— Algo me dice que esto tiene que ver con el teorema de G?.
— No sé nada, soy un cretino… El cretense Epiménides dice que todos los cretenses son mentirosos.Si lo que dice él que es cretense y conoce bien a los cretenses, es cierto.
— Eso es estúpido.
— San Pablo. Epístola a Tito. Ahora esta otra: todos los que piensan que Parménides es mentiroso tienen que creer a los cretenses, pero los cretenses no creen a los cretenses, por tanto ningún cretense piensa que Epiménides es mentiroso.
— ¿Eso es estúpido o no?
— Decídalo usted mismo. Ya le he dicho que no es fácil reconocer al estúpido. Un estúpido puede llegar incluso a ganar el premio Nobel.
— Déjeme pensar… Algunos de los que no creen que Dios haya creado el mundo en siete días no son fundamentalistas, pero algunos fundamentalistas creen que Dios ha creado el mundo en siete días, por tanto nadie que no crea que Dios haya creado el mundo en siete días es fundamentalista. ¿Es o no estúpido?
— Dios mío; realmente hay que decirlo… no sé, ¿a usted qué le parece?
— Siempre es estúpido, aunque pueda resultar cierto. Viola una de las leyes del silogismo. De dos premisas particulares no pueden extraerse conclusiones universales.
— ¿Y si el estúpido fuese usted?
— Estaría en buena y muy antigua compañía.
— Pues sí, la estupidez nos rodea. Y quizá para un sistema lógico diferente nuestra estupidez sea sabiduría. Toda la historia de la lógica es un intento por definir una noción aceptable de estupidez. Demasiado ambicioso. Todo gran pensador es el estúpido de otro.
— El pensamiento como forma coherente de estupidez.
— No. La estupidez de un pensamiento es la incoherencia de otro pensamiento.
— Profundo. Son las dos, falta poco para que Pílades cierre y aún no hemos llegado a los locos.
— Ya llego. Al loco se le reconoce enseguida. Es un estúpido que no conoce los subterfugios. El estúpido trata de demostrar su tesis, tiene una lógica, cojeante, pero lógica es. En cambio, el loco no se preocupa por tener una lógica, avanza por cortocircuitos. Para él, todo demuestra todo. El loco tiene una idea fija, y todo lo que encuentra le sirve para confirmarla. Al loco se le reconoce porque se salta a la torera obligación de probar lo que se dice; porque siempre está dispuesto a recibir revelaciones. Y le parecerá extraño, tarde o temprano el loco saca a relucir a los templarios"
(El Péndulo de Foucault)
Un besso,
4ETNIS (a caballo entre la locura y la estupidez)
PD. En la bebida acaba por caer, más temprano o más tarde, todo ser humano que se precie... Brindo por usted, por Ufff y, por supuesto, por el buenazo de Pílades.
ResponderEliminarGracias Lula por tu texto, está muy bien traído que se dice.
ResponderEliminarRespecto a los comentarios anteriores no debes darles demasiado valor, se trata de un viejo combate a sable a las que mi interlocutor, de nombre variable, y yo mismo estamos entregados desde hace ya mucho tiempo. Los sables no están afilados y son tan poco peligrosos como los que se usan en una película de espadachines. Ruidosos pero inofensivos.
Si queréis os los afilo, jajajaja
ResponderEliminar(es que tengo un pasado oscuro de agitadora de foros, ¿sabes?)
Este comentario va por usted: Lula.
ResponderEliminarHabía entrado ya en su blog, y si es su foto, desde luego es usted un cañón. Y su último texto una caña.
El Nick me lo he puesto en honor a usted.
No voy a tirarle los tejos, porque además del probable rechazo por su parte, en el geriátrico en que me encuentro nos lo tienen prohibido todo.
Ya sabe, ser viejo es una penalidad.
Por eso además de jugar a la escoba apostando garbanzos, mantengo desde hace algún tiempo una polémica amable e inocente con mi amigo el Dr. Krapp.
No he leído todo el fragmento de Eco, aunque me suena y ya le anticipo que yo pertenezco a todos los rangos: al estúpido, al imbécil, al loco, y al profundo cuando bajo con el ascensor al tercer piso del parking.
Un saludo, chica guerrera y brillante.
Por más que lo he intentado, no he conseguido encajarme en ninguna de las tribus asistentes al evento, así que dificilmente me encontraría nadie allí.
ResponderEliminarRespecto a lo de beber y esperar que ahogarnos en alcohol vaya a solucionar nuestros problemas... nada más lejos. Los agudiza mucho más. Así que mejor unos paseos por la playa quien la tenga cerca, o un bosque, o un parque, respirar aire puro, y pensar en positivo.
Un beso Doc
Mira que lo he leído veces y no se me ocurre nada, ni siquiera indignarme. No es que retrase el comentario es que éste no llega. Tendré más suerte en próximas ocasiones, en cualquier caso yo jamás asistiría a una reunión como esa. ¡Claro, es que yo no asisto a ningún tipo de reunión!.
ResponderEliminarQuerido Ufff:
ResponderEliminar1º. La de la foto soy yo.
2º. Debido a mi egocentrismo y a lo mucho que me gusta sentirme el centro de atención, "caña" y "cañón" me han resultado palabras muuy halagadoras ;)
3º. Me encanta la trifulca escrita, así que la polémica entre usted y el doctor Krapp no sólo no me desagrada, sino que incluso me resulta estimulante. Es, quizá, lo único que echo de menos de mi época forera.
4º. Independientemente de las posibilidades de reciprocidad, he conocido pocas cosas más divertidas a lo largo de mi vida que lanzar y recibir trastos. No se corte sólo porque sea un anciano (para mantenerse en forma, le recomiendo que baje al tercer piso del parking a pata en lugar de en ascensor).
5º. Yo le seguiré llamando Ufff, si no le importa. Es divertido de escribir e imbuye su anonimato de un cierto erotismo ;)
Ha sido un placer conocerle.
Un besso,
4ETNIS
Me ha llevado 3 horas leer todo esto. Precisamente acabo de ver a un paciente alcohólico, que probablemente no se cure, ya que en el fondo es adicto a todo. Intentando que tenga una dependencia más sana... Pero si los hígados antialcohol están ya fabricándose sería lo mejor para uffff y mi paciente.
ResponderEliminarEsta tarde tengo terapia de grupo en la que tres pacientes son de los que han asistido de público (es mi asociación) y que mal caen al resto. Los tres tiene una familia desestructurada con secretos incestuosos y altamente agresivos y los tres van a manifestaciones a favor de "la familia como dios manda". En fin, cada uno tira de sus miserias como puede. Muy buena entrada, colega.
Es un texto que no puede dejar de leerse, como engancha doctor. Al final pensaba que iban a encontrar armas de destrucción masiva. Pero no, simplemente se fueron a casa. Me pasa como a novicia, no me identifico con ningún asistente. Será por mis tornillos en la cabeza??? Yo me largo a la playa a tomarme unas cañitas y pescaito frito.
ResponderEliminarPues vaya, quiero felicitar a mi amigo Lon Chaney, recuerden el lema de aquel maravilloso actor: el hombre de las mil caras, por haber encontrado a su musa de rompe y rasga; aunque quizá no acierte. El Dr.Freud, siempre lúcido y al que agradezco sus alentadoras palabras lo confirmará.
ResponderEliminarNovicia ni en mis sueños más disparatados se me ocurriría alinearla con esa horda de espectros, aunque también le digo una cosa: haberlos, haylos.
Gracias Soportándome,para mi que hoy va a ser un mal día para pesacito y chiringuito por ciertos andurriales pero inténtelo al menos.
Doc, por qué me llamas de usted????????????????? :'(:'(
ResponderEliminarQuerida Novicia, recuerda que soy Doctor en Patafísica Deconstructiva y Ambivalente, lo cual me obliga a cierta versatilidad en el trato diario.
ResponderEliminarAhora respóndeme tú a otra pregunta ¿el mingitorio que tienes a tus espaldas y que contrasta vivamente con tus austeros hábitos oscuros será al menos de marca Roca?
La de la foto no es Lula, la conozco yo, es Paquita la de Ferrol.
ResponderEliminar"Dijiste llamarte Marta
y ser de Sebastopol.
Mentira tú eres Paquita
Paquita la de Ferrol.
Caramba carambita carambirulí
Caramba carambita carambirulá
cariño de verano que me gusta a mí
cariño de verano que ni fu ni fa"
Bicos
Biblincio ¿vuelve a las andadas?
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