No, no fue el vídeo el que mató a la estrella de la radio, si no los burócratas de turno que no conformes con empobrecer nuestras vidas con mierda adulterada -ahí está la temible fábrica de triunfitos echando humo- están empeñados en arrebatarnos nuestros frágiles refugios emocionales en nombre de la cuenta de resultados.
Uno tras otro se van cargando los programas de Radio Nacional -también de TVE- que forjaron nuestra educación sentimental. Ayer cayó/calló Clásicos Populares y antes lo hicieron el Diario Pop, Tren Tres, La Salamandra, Trébede, El Boulevard, Area Reservada, Bienvenidos al Paraíso y un larguísimo etcétera que no parece tener fin.
El remedio a años y años de derroche injustificado, de repugnante politiqueo, de hiperburocratización o de entrega del patrimonio público a productoras y demás aves carroñeras, es el hachazo consabido a los más desprotegidos: los trabajadores.
¡A la mierda con nosotros, los oyentes! Por supuesto que no son políticos y no pueden gozar de una dedicación vitalicia y bien remunerada. Aunque nos hayan proporcionando placeres espirituales, no son obispos y por tanto no tienen garantizado el empleo hasta los 75 años. Nos han educado con sus músicas, pero no son catedráticos de universidad, si lo fueran tendrían asegurada la jubilación a los 70. Ni siquiera son lo suficientemente funcionarios para llegar a los 65 si es su deseo.
Tienen que irse con la amargura del que deja un trabajo inacabado y eso, amigos, no se cura con el 92% de su paga laboral aunque les llegue puntualmente cada mes.
Por cierto ¿por qué se le paga a esta gente por no hacer lo que podrían cobrar haciendo?
¿Los niñatos que los sustituyan van a trabajar gratis?
¿Dónde está el ahorro que se buscaba?
¿Hay alguien que lo entienda?
Una vez más, gracias amigos gestores por arrancarnos pedazos de nuestra vida con las dentelladas de vuestra depredadora voracidad.