Apenas el personal sanitario es capaz de recoger la fecunda cosecha de cadáveres y heridos que fertiliza el campo de batalla. El polvo, furiosamente arrancado de las zanjas, bailotea la danza de la desolación en el gris amanecer. Las dos figuras se van acercando lentamente. El sargento X y el soldado Y se miran fijamente a los ojos y luego se abrazan en un gesto imprevisto.
- Hemos sobrevivido.
- Es cierto, podemos sentirnos afortunados.
Se apartan para permitir el paso de una camilla. Un hombre agoniza en ella sin que la herida mortal pueda disimularse bajo el aparatoso vendaje que cubre su cabeza.
- Toda una experiencia.
- Sí, solo aprendemos de verdad cuando tenemos experiencias fuertes y determinantes.
- Claro, cuando la vida es previsible y siempre igual a si misma terminamos por estancarnos en la rutina.
- La guerra tendrá otras cosas pero no es rutinaria. Jugarnos el tipo nos obliga a vivir en el día a día.
- Carpe diem, que hermosa frase de no se quien.
- Un romano quizás. Esos sí sabían vivir la vida: bacanales, fiestas, circos ...
Ante la escasez de ambulancias, los cadáveres restantes son agrupados por los sanitarios formando extraños montículos.
- Va a ser que la guerra es buena.
- Por lo menos nos hace mejores y eso es lo que importa ¿no?
El ulular de las sirenas interrumpe la conversación. Los dos soldados agitan los brazos hacia los vehículos que vienen a recogerlos.
¿No es "carpe diem"? Creo que Carpet es alfombra en inglés, si mis neuronas no me juegan una mala pasada.
ResponderEliminarNo le haga caso al Gámez, Doc, le sale su faceta filológica.
ResponderEliminarPor mi parte, le puedo decir que siento un profundo respeto por los soldados -aunque no por todos, lógicamente- y sí un absoluto desprecio por las guerras que no las empiezan los soldados, sino los mismos de siempre, los que no han cogido un arma en su vida, los que no serían capaces de ir a la guerra pero mandan a otros a ir en vez de ellos a la guerra.
¡Otro gallo nos cantara si los que mandan, sólo los que mandan, fueran los que tuvieran que guerrear!
Tal y como decía Lope: lo que de verdad da pavor es que en el lugar de tantas cruces haya tantos hombres muertos.
ResponderEliminarEtiqueta de ¿amor? Pur cuá?
ResponderEliminar(A mí también me chocó lo de la carpet) (Qué se le va a hacer).
Hola holita vecinito
ResponderEliminarLo mejor sobre la guerra es "Una fábula" de W Faulkner: una historia en la que durante tres días se interrumpe la IGuerra Mundial.
Leedla
PI
Fermín entonaré el "Meat" culpa por mi errata. Seguramente alguna parte escondida de mi subconsciente entró en juego o quien sabe, puede que sea mi tendencia perezosa, con algo de suicida a decir verdad, de olvidarme de hacer las consiguientes revisiones. En su honor y en en el de la siempre alegre dicharachera, no chicharrera líbreme Dios, Alma Cándida, corregiré el texto. Ahora bien...dejo a sus consideraciones respectivas el hecho de que nuestro soldado Y sea un merluzo de tomo y lomo que desconozca el espacio abisal que hay entre la perfección gramatical y el mainstream acogedor de los lugares comunes.
ResponderEliminarGracias, Omaha su voz siempre es oportuna en estos contextos dada su cercanía con el combate en las playas de Normandía.
ResponderEliminarEchaba de menos sus citas del Siglo de Oro, un saludo Corsario
Espabilada que es usted Alma Cándida pero la pregunta sigue en pie: ¿Por qué etiqueta de amor cuando sólo se habla de guerra?
Hola benetiana, espero un poco más de información sobre ese texto que adivino interesante.
¡Qué suerte que los supervivientes fuesen precisamente X e Y!
ResponderEliminarPodemos hacer distintas combinaciones X Y. Así se entiende lo de la etiqueta: El amor y la guerra, lugares comunes
Muy bueno el comentario del Doctor Vitamorte... Ay, cromosómicos sumus.
ResponderEliminarNo se me ocurre nada, pero voy a citar otro clásico, hala (de memoria y mal, claro): "para batallas de amores, campos de plumas".
Toma ying-yang gongorino -que no gonorreico-... (por cierto, me tuve que tragar "Kung-Fu Panda" con mi hija y confieso que me reí... más que ella).
P.D. Aclaro: Ser chicharrero no es malo de suyo, Doc :-) Es más, si yo fuera "chicha", sería la más chicha de las chichas (o estamos, o no estamos, ¿estamos?).
Y lo de 'dicharachera' es mi personalidad internetil; un trabajo, oiga.
P.D.2 ¿Por qué el torpe tiene que ser el soldado raso?
P.D.3 ¿Son hombres los dos? ¿No hay miembras?
En contestación a su P.D.2
ResponderEliminarCualquiera que en este mundo valga para algo, no se dedica a la carrera militar.
Me gustan los cementerios, como el de la fotografía, donde no hay clases sociales. El de Arlington al lado de la capital federal me impactó, sobre todo el "memorial" que recoge los nombres de los que cayeron en Vietnam con mulitud de apellidos hispanos...
ResponderEliminarFantástica percepción admirable colega Vitamorte
ResponderEliminarAlma Cándida no dije en ningún momento que sea malo ser chicharrera. Me refería a que no me atrevería a cambiar su territorialidad a una canariona plus ultra canariona como usted. ¿He dicho en algún momento que los dos soldados fuesen hombres? ¿Un suboficial es o no es un soldado?
Muy bien dicho, Corsario aunque ampliaría esa definición a otros oficios, verbigracia el de torero.
Luis Antonio por muy bellos que sean los cementerios militares seguro que si se les pregunta a sus residentes, dirían que preferirían estar en otra parte.
Me refería sólo al aspecto plástico, por supuesto...Cuando hacía referencia al "memorial" de los caídos en Vietnam también quería subrayar que la inmensa mayoría de los que cayeron en aquella estúpida contienda fueron hispanos y negros... "carne de cañón".
ResponderEliminarCada vez siento más respeto por aquellos que -aunque fueran brutos o incapaces de escribir una línea o esbozar un comentario sardónico y aparentemente lleno de sentido y de filosofía y a lo mejor no valieran para nada en el mundo nada más que para derramar una sangre preciosa- murieron para que gentes como nosotros tuviéramos una pizquita siquiera de libertad.
ResponderEliminarA pesar de que, incluso, la llegaran a derramar sin saber muy bien la razón por la que lo hacían.
Me parecen admirables.
De todos es sabido que las guerras las organizan los ricos y la pierden los pobres. Sé que es un topicazo, pero es la pura verdad.
ResponderEliminarLas guerras jamás han defendido libertades; sólo vanidades.
ResponderEliminarMuy adecuada la ampliación Doc.
Krápula, Guinda y Corsario: suscribo sus comentarios (sin habérmelo pensado, me ha salido un pareado).
ResponderEliminarSobre oficios admirables que implican la “gloria” de matar y de ser masacrado:
De http://es.geocities.com/animalistas_celebres/l-anim-cel.htm#Lolita%20Pluma (
la web puede resultar chusca, pero es lo que hay)
Mariano José de Larra:
"Allí parece que todos acuden orgullosos de manifestar que no tienen entrañas, y que su recreo es pasear sus ojos en sangre, y ríen y aplauden al ver los destrozos de la corrida.
Hasta la sencilla virgen que se asusta si ve la sangre que hizo brotar ayer la aguja de su dedo delicado; que se desmaya si oye las estrepitosas voces de una pendencia; que empalidece al ver correr a un insignificante ratón, tan tímido como ella, o al mirar una inocente araña, que en su tela laboriosa de nada se acuerda menos que de hacerle daño; la tierna casada, que en todo ve sensibilidad, se esmeran en buscar los medios de asistir al circo, donde no sólo no se alteran ni de oír aquel lenguaje tan ofensivo, que debieran ignorar eternamente, y que escuchan con tan poco rubor como los hombres que lo emplean, ni se desmayan al ver vaciarse las tripas de un cuadrúpedo noble que se las pisa y desgarra, sino que salen disgustadas si diez o doce caballos no han hecho patente a sus ojos la maravillosa estructura interior del animal, y si algún temerario no ha vengado con su sangre, derramada por la arena, la razón y la humanidad ofendidas"
Lope de Vega
[1562-1635]
"¡Fiesta mortal! A tu inventor primero /
maldiga el cielo con su mano eterna /
Mala, con toro manso; buena, /fiero que mata,
Hiere, pisa y desgobierna./
La fiesta es ver morir bárbaro y fiero/
Contra la condición humana y tierna,/
Los que no os hacen mal, ni mal os quieren./
¡Bárbaros españoles, inhumanos!/
Más crueles que idólatras y escitas,/
Que entre la religión de los cristianos,/
Leyes fieras tenéis con sangre escritas./
¡Volved los ojos, si lo son de humanos,/
con lágrimas y voces infinitas,/
a questa imagen de dolor y miedo/
del mísero don Diego de Toledo"
Amigo Luis Antonio, discúlpeme por quedarme sólo en una parte de su comentario y no en la otra.
ResponderEliminarEso me lleva al comentario de la Guinda efectivamente el topicazo, como tantos otros, tiene razón. Los pobres siempre han pagado el pato y ¿quién más pobre que las minorías extranjeras o raciales que quieren conseguir unos derechos que no se les ofrece de otros medios? Lo curioso es que eésto ya pasaba en tiempo de los romanos cuando los "bárbaros" querían conseguir la ciudadanía.
Omaha los auténticos héroes siempre son héroes por accidente. Lo demás es pura literatura.
Apunto esa frase Corsario, me ha gustado mucho.
Felicidades Alma fantásticas citas de Larra. Por cierto, en estos días está de moda hablar de un tipo de esos que parece que le ha cogido gusto a que le coja el toro y le produce morbo llenarse la cara con su propia sangre. Los debates sobre el tema están alcanzando nuevas cotas de estupidez nunca antes vistas. ¡Qué bochorno y que indignidad!
Claro que ha habido guerras que han defendido la libertad, por supuesto que sí.
ResponderEliminarOrwell, Hemingway, en algún momento de sus vidas, parece que pensaron así. Y se entregaron a este pensamiento en cuerpo y alma, no sólo en ideas.
Parece que un 25 de agosto de 1944, por citar una fecha en concreto de muchas que se me ocurren, un montón de almas -que supieron con creces lo que había sido la privación de su libertad en sus propias carnes- agradecieron a otros -en las calles de París- que hubiesen luchado por ellos.
Pero eso es historia, la historia que siempre, siempre, se olvida.
Que nadie se ofenda, pero las reflexiones que hacen estos dos combatientes son insatisfactorias.
ResponderEliminarNo pueden sentirse afortunados para nada. De ser así, la guerra perdería todavía más el "no sentido" que tiene.
¿Es sobrevivir la meta para sus contendientes? ¿O vencer? ¿Vencer no es matar? ¿Se puede sentir alguien afortunado después de matar?
Matar ha perdido todo significado. Si alguna vez lo tuvo. Los objetivos indecentes de cualquier matanza o guerra, descafeinan ese contenido.
La historia, la literatura, el cine... está atiborrada de exaltaciones victoriosas de unos supervivientes, que no solo no aprenden nada, sino que acaban convenciéndose de que su lucha fue positiva.
No me parece falso que la incertidumbre de la guerra, llene de adrenalina a sus combatientes, algunos de ellos incapacitados para sobrevivir en la aburrida molicie de la paz.
Me permito hacer un comentario aclaratorio sobre este texto: la guerra es sólo un marco de la anodina conversación de los soldados. Pongamos otro marco no tan violento y la conversación sería la misma:uno pierde su trabajo y las frase serían del mismo estilo: "de las experiencias malas es de las que más se aprende" etc...
ResponderEliminarEl ser humano es igual de estúpido en cualquier lugar en el que esté presente. La mal entendida heroicidad, y estoy de acuerdo con las últimas apreciaciones de Omaha sobre el valor de ciertos conflictos, lamentablemente no libera al ser humano de su inevitable cretinismo.
Por supuesto, Banderitas a go gó que el hombre no pueden sentirse afortunado, pero incapaz de autorreconocerse en su propia estupidez, debe seguir aparentándolo y justificándolo sabiendo los cadáveres que ha ido dejando en el camino.
Por supuesto que se sobreentiende que no pretendía disertar o moralizar sobre la guerra. Escribir es una excusa para algo. Los relatos siempre son excusas. No descubren nada nuevo. Y eso es lo mágico de ellos, que de lo que ya está dicho mil veces, todavía haya gente capaz de hacer malabarismos dialécticos con ese contenido, que inviten a la reflexión.
ResponderEliminarCualquiera de nosotros nos sentiríamos afortunados al sobrevivir a cualquier infortunio. Sea una guerra, una catástrofe, un accidente, una enfermedad…
Ni siquiera la contemplación de las víctimas a nuestro lado, a las que el azar quiso segar su itinerario, puede evitar un interno regocijo de supervivencia.
Morir o matar. No sólo es una sentencia literaria destinada a los héroes. Existen más posibilidades de las que pensamos para sufrir o dar muerte. Necesitaríamos el escenario adecuado, y actuaríamos como todos.
La guerra es la constatación del fracaso de los hombres para hacerse entender. La fuerza bruta y la aniquilación son mucho más prácticas e incitantes. Dialogar, intentar convencer es cansino, sobre todo, cuando en la mesa de negociación se sientan Cerebritos muy dispares.
Unos pocos cerebritos pacíficos no podrán jamás hacerse entender ante “muchísimos otros cerebritos ansiosos de beligerancia, conquistas y gloria”.
El soldado es un mero peón. Como el carbón en una locomotora. Son necesarias muchas paletadas para que la máquina funcione. Son necesarios muchos “soldados combustible” para ganar o perder una guerra. Por lo tanto sobrevivir es un éxito.
La otra, la victoria que escribirá la historia, la gozarán los estrategas, los grandes mandos, que no se manchan de polvo ni de sangre. Es tan infame el asunto si lo pensamos bien. Una heroicidad “improductiva” o cerebral, que se ha labrado a base de miles heroicidades anónimas y olvidadas, que serán solo cifras en los grandes titulares de cualquier época.
Y después dicen que los Dioses no eligen tendenciosamente a sus criaturas. Menudos monstruos caprichosos e insensibles resultan los angelotes. Sí, otros lo llaman destino o mala suerte, yo lo llamo mala hostia del –los- Hacedor/es.
La guerra es la constatación del fracaso de los hombres para hacerse entender y la confirmación de que en realidad los hombres NO se quieren entender.
ResponderEliminarEntender es ceder. Ceder sigue siendo síntoma de debilidad aunque políticamente se diga otra cosa. Políticamente se dicen demasiadas cosas que no se sienten. En el cavernícola profundo que hay tras el barniz de la civilización sólo los débiles ceden y negocian.
Ahí abajo, los valores básicos se reducen a las funciones fisiológicas y a algunos conceptos elementales del estilo de "el fuerte siempre triunfa, pisa antes de que te pisen etc ..."
Me ha gustado mucho ese punto de vista. Es verdad. Sólo los débiles ceden. ¿Y por qué lo hacen?. ¿Por convicción pacifista? ¿O más bien por terror al conflicto y al enfrentamiento?. ¿O miedo a perder?.
ResponderEliminarLos fuertes tal vez sean unos cabrones, pero se arriesgan, al todo o nada. Aceptan la posibilidad de una derrota aunque les vaya la vida en ello.
Los débiles son conservadores: mejor no correr riesgos innecesarios.
No, no son los buenos los que parecen ser, sino simplemente no pueden ni saben ser malos.
He escuchado muchas veces que un/nos malo/s que logra/n convencer a muchos es porque es muy inteligente.
Y deben serlo -todos los iluminados de la historia, y ha habido unos cuantos- o no queda otra que aceptar que los demás somos tontos.
Es complejo el asuntillo. Y eso que parece que ya está todo dicho.
Usted tiene esa cualidad, de algo nimio saca una punta imprevisible, algo que no parece interesarle al principio, pero al final... ¿por qué no tirar de ese hilillo, y de ese otro, y de ese otro, y de ese otro...?
Sí, ya, hasta que el aburrimiento los separe, a ellos, a todos los hilillos del universo.
Ceder no es fácil. Dejar llevarse por los demonios de la ira, sí. Incluso por los súcubos de la histeria, por los trolles de la sobreactuación (esa que no gusta a Krapp :-)), o por los gnomos de la soberbia subespecie "eso-no-me-lo-repite-usted-en-la-calle".
ResponderEliminarEncabritarse/encabronarse es fácil y hasta placentero, te pega un subidón, aunque luego te partan la cara.
Ceder manteniendo el tipo no es fácil.
Palabra de mujer y madre (ayyy, lo que he diiichoooo, ahora fijo me ponen a caldo'pollo...).
Rectifico: palabra de Pequeño Saltamontes.
Anónimo, yo no he dicho que ceder sea signo de debilidad si no que en el fondo de las conciencias individuales sigue existiendo esa idea ancestral aunque no se diga porque no se considera correcta.
ResponderEliminarSus loas a la fortaleza que se arriesga no tiene ningún soporte ético. Ellos no son más fuertes porque se arriesgan más; en realidad, lo que tienen son menos escrúpulos morales lo que les permite actuar con más impunidad.
Estoy de acuerdo con Alma Cándida, dejarse llevar es siempre más fácil y llevadero que intentar frenar los impulsos e intentar usar la razón cuando lo fácil es usar los instintos. Se ha demostrado hasta la saciedad en las situaciones catástróficas aquellos que mantienen la cordura son los que sobreviven y los que mejor ayudan a la supervivencia de los demás.
ResponderEliminar¡Ah, pues no! Ahora que se suman al carro, por un lado la pulla del doctor y ¿el sarcasmo? de la insigne Alma Cándida, tendrán que pelear esas posiciones, ya que no me han convencido, ¿o cederán por aburrimiento?.
ResponderEliminarEl Dr. Dice anteriormente: sólo ceden los débiles, yo lanzo unas preguntas ¿porqué lo hacen? ¿y qué me responde? ¡Nada! Se sale por la tangente.
No creo en absoluto que los fuertes se dejen llevar por los instintos. No al menos los fuertes de la historia. Todo lo tenían muy calculado.
No hablo de una bronquita doméstica o laboral (con todo respeto) aquí se partió del ejemplo de una guerra. En un arrebato iracundo cotidiano no hay peligro verdadero, ni posibilidad de pérdida alguna.
¿Qué se perdería? ¿Una muela? ¿Un puestecito en un trabajillo? ¿el orgullo atropellado por un transeúnte sietemachos?
Los “grandes fuertes” arriesgan el pellejo, posesiones, e incluso ponen en peligro a su familia, si la causa les convence. Y no es de recibo ahondar ahora en la “moralidad” de las causas, pues todo el mundo sabe que la moral es subjetiva.
Males menores para evitar males mayores (según algunas convicciones de beligerantes famosos) no dan como resultado la seguridad de seres con pocos escrúpulos. Tienen su código ético, aunque no se lo parezca a los demás.
De hecho, he visto un reportaje hace poco sobre el razonamiento que hacían unos generales, y casi me quito el sombrero. No me podía creer tanto dechado de ética diaéctica, viniendo de gente que había participado en conflictos bélicos tan espeluznantes.
No, no tiremos mal, la cosa se pone peliaguda.
Amigo del Club de preguntones ayer detuvieron a varios de esos héroes que le gustan a usted. Ahí tiene al amigo Karadjic que tampoco se dejaba llevar por los impulsos, también su moral es subjetiva, que se lo pregunten a los habitantes de Sarajevo. ¿Y que decir del Comando de ETA en Vizcaya? ellos si saben que ceder es de cobardes y por eso apartaron a los amigos de las cesiones y estos alegres muchachos intransigentes se hicieron con el poder.
ResponderEliminarMales menores, vidas prescindibles para evitar males mayores, que nuestra "patria" siga siendo esclava del colonialismo español; y encima si triunfamos nos meten en un panteón nacional y nos colocan una estatua. ¿hay algo superable a esa "sensación de ser alguien"?
Estimado amigo no deje sobre mi pobre pellejo virtual esa terrible etiqueta.
ResponderEliminarEl pique tiene esos riesgos, lo indefendible siempre es indefendible, incluso cuando se intenta defender bien, eso lo demuestran infinidad de veces esos debates en los que para curtirse los polemistas simplemente tienen que defender una postura ante el contrincante aunque no crean en ella. Y es curioso, el lenguaje es tan obsceno y al mismo tiempo tan fascinante que puede hacerlo, casi sin escandalizar a nadie.
Nunca creí que pudieran llegar a detener al sádico serbio. En cuanto a lo de ETA no existe Diccionario en el universo que encontrara palabras para describir el ascendente desvarío en el que se ha ido posicionando con el paso del tiempo. Han ido a más, en una desquiciada carrera hacia una autojustificación del delirio más injustificable.
Pero a pesar del horroroso límite al que usted ha llevado el debate, sigo pensando que los débiles no ceden siempre por amor a sus semejantes ni por ansias de conciliación. Existen débiles de muy mala catadura, que no se enfrentan de cara, que parecen ceder a cambio de compensaciones, patrimoniales o sentimentales, que cobrarán más adelante, sin conflicto aparente, usando la astucia y la treta.
Me ha dejado K.O. la frasecita: “Ayer detuvieron a varios de esos héroes que tanto le gustan a usted…”
Ello me incita a una decisión drástica y corro al teléfono a ver si hay una vacante en la Buchinger a practicar la Ayunoterapia como expiación. Tampoco estaría de más que los dioses se acordaran alguna vez de mí y me encontrara con la insuperable Carmen Sevilla.
Disculpe los excesos de mi interlocución, producto más de la necesidad de darle la vuelta a sus propios argumentos que a otro tipo de etiquetación que estoy muy lejos de considerar cercanos a su forma de pensar y actuar.
ResponderEliminarLa debilidad culposa, el victimismo cruel, el chantaje emocional, en definitiva la maldad de los considerados débiles teniendo una existencia real y comprobable no nos puede llevar a extralimitarnos considerando que lo correcto está en lo exactamente contrario. Qué exista debilidad malsana no es justificativo de la fortaleza sin escrúpulos. Incluso el admirable Nietzsche azote de las falsas debilidades y adalid de la fortaleza de espíritu tenía muy muy claras las ideas al respecto.
Si es que no se les puede dejar solos...
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