Rosas de trapo e sedas
enxoval gardado
(...) oh Marías
señoras do corazón
decote namorado
(BERNARDINO GRAÑA)
Las recuerdo siendo un tierno jovencito a finales de los 70 en las viejas rúas compostelanas, quizás por el Villar o el Toural. Ahora me han vuelto a conmover al ver el documental del que habla el artículo de El PAÍS que he puesto más abajo.
Entonces eran un mito viviente y yo, como todos, conocía ese mito; sin embargo recuerdo que cuando las vi por primera vez delante de mí, me produjeron un impacto desmedido. Pensaba que era como si un túnel del tiempo las trajera desde el pasado. Hoy en día, en cambio, pienso que llegaron del futuro. De un futuro lejos de la represión, la hipocresía, las estrecheces y la miseria moral y física que les tocó vivir.
Sus ropas increíblemente coloristas en la época azul de zamarras, vaqueros y anoraks, -pensemos como sería su vida cuando el negro riguroso de la postguerra- y luego con esas extrañas caras de geishas de una inverosimilitud surrealista: la capa de arroz en las que no había afán por disimular los pómulos duros, las arrugas que atormentaban el rostro con sus mil pliegues, la boca desdentada y la mirada triste de los que habiendo sufrido más allá de toda medida sólo les queda como última resistencia la flor austera de la mirada insumisa.
No, no es cuestión de mitificarlas y convertirlas en heroínas. Sólo eran mujeres que sufrieron y que buscaron en si mismas una respuesta a ese sufrimiento. Incluso a riesgo de hermanarse con la locura.
Reproduzco el artículo de:
enxoval gardado
(...) oh Marías
señoras do corazón
decote namorado
(BERNARDINO GRAÑA)
Las recuerdo siendo un tierno jovencito a finales de los 70 en las viejas rúas compostelanas, quizás por el Villar o el Toural. Ahora me han vuelto a conmover al ver el documental del que habla el artículo de El PAÍS que he puesto más abajo.
Entonces eran un mito viviente y yo, como todos, conocía ese mito; sin embargo recuerdo que cuando las vi por primera vez delante de mí, me produjeron un impacto desmedido. Pensaba que era como si un túnel del tiempo las trajera desde el pasado. Hoy en día, en cambio, pienso que llegaron del futuro. De un futuro lejos de la represión, la hipocresía, las estrecheces y la miseria moral y física que les tocó vivir.
Sus ropas increíblemente coloristas en la época azul de zamarras, vaqueros y anoraks, -pensemos como sería su vida cuando el negro riguroso de la postguerra- y luego con esas extrañas caras de geishas de una inverosimilitud surrealista: la capa de arroz en las que no había afán por disimular los pómulos duros, las arrugas que atormentaban el rostro con sus mil pliegues, la boca desdentada y la mirada triste de los que habiendo sufrido más allá de toda medida sólo les queda como última resistencia la flor austera de la mirada insumisa.
No, no es cuestión de mitificarlas y convertirlas en heroínas. Sólo eran mujeres que sufrieron y que buscaron en si mismas una respuesta a ese sufrimiento. Incluso a riesgo de hermanarse con la locura.
Reproduzco el artículo de:
MARÍA FÁBREGAS - EL PAIS - 17/04/2008
Salían cada día a pasear por las mismas calles de Santiago, siempre a las dos en punto, arregladas con una ropa y un maquillaje tan colorido como extravagante. Todavía hay mucha gente en la ciudad que recuerda a las inseparables hermanas Coralia y Maruxa, más conocidas como Las Marías, dos emblemáticos personajes de Compostela a los que las nuevas generaciones sólo conocen por la estatua que les rinde homenaje en la entrada del parque de la Alameda.
Los falangistas las maltrataron para averiguar el paradero de sus hermanos "Quienes no se rebelaban por temor veían en 'Las Marías' un grito de libertad" Pero bajo esa fama de locura que les precede hasta hoy, escondían un drama personal que no todos conocen, con la Guerra Civil como telón de fondo. Así lo recoge el documental Coralia e Maruxa, as irmás Fandiño, de Xosé Rivadulla Corcón, para cuya elaboración ha contado con testimonios de personas como Encarna Otero, Xosé Luis Bernal o Dionisio Pereira.
Nacieron en una familia obrera de 11 hermanos, tres de ellos destacados miembros de la CNT. El documental relata cómo tras el estallido de la Guerra Civil, asesinan a uno de ellos mientras que los otros dos consiguen huir. La pesadilla para las hermanas comenzó cuando los falangistas trataron de utilizar a la familia para averiguar su paradero. A horas intempestivas de la noche, llegaban a la casa de los Fandiño, registraban y desbarataban la vivienda, desnudaban en la vía pública a las hermanas para humillarlas y las subían al monte Pedroso de Santiago. "No está demostrado, pero hay gente que afirma que las llegaron a torturar e incluso a violar", explica Rivadulla. Con poco más 20 años y sin haberse metido con nadie, la vida de Las Marías se convierte en un mal sueño que se prolongará desde el inicio de la guerra hasta mediados de los años 40. Rivadulla señala que esos malos tratos continuados fueron la causa de la locura que ambas sufrieron, porque "antes no eran así". Finalmente los hermanos huidos fueron arrestados y cesó la presión sobre las Fandiño. Aun así, su situación económica era muy precaria. Las hermanas dejaron de trabajar como costureras, oficio que venían desempeñando junto a su madre, porque los clientes dejaron de llevarles ropa "por ser una familia anarquista, por miedo a significarse". Vivían en parte gracias a la caridad de los vecinos. No les ayudaban de forma directa, porque quienes las conocían sabían que no aceptarían una limosna, sino que les dejaban de forma anónima pequeñas cantidades de dinero en distintos comercios, en los que después ellas compraban. La solidaridad de los vecinos se puso a prueba a principios de los 60, cuando un temporal tiró abajo el tejado de la casa de las Fandiño. Enseguida se organizó una gran colecta entre los vecinos de Santiago y se llegaron a juntar 250.000 pesetas. "Es espectacular", dice Rivadulla, "porque en la época eso es lo que costaba un piso". "Manifestaron su locura mostrándose rebeldes contra la sociedad", afirma el autor. Las Marías nunca pasaron desapercibidas, no sólo por su llamativa vestimenta y sus rostros maquillados con polvos de arroz, sino por su actitud. "Ellas piropeaban a los hombres algo que, por supuesto, no se le ocurría a ninguna otra mujer. Siempre manifestaban que todos los hombres se enamoraban de ellas y flirteaban con los estudiantes". En contra de lo que pueda parecer, eran muy diferentes: Coralia, la menor y más alta, era tímida y poco habladora, mientras que Maruxa, más pequeña aunque de más edad, era la que llevaba la voz cantante. La opinión del autor del documental es que las hermanas desempeñaron, posiblemente sin saberlo, una papel fundamental en esa época de represión. "Mucha gente que se sentía ahogada por el régimen y que no se rebelaba por temor a represalias, veían en Las Marías ese grito de libertad". Cuando en 1980 falleció Maruxa, Coralia se fue a vivir con otra hermana a A Coruña, ciudad a la que nunca se adaptó. Murió tres años más tarde después de preguntar muchas veces cuál era el camino para volver a Santiago.
Un placer leer, Doc, tanto su texto como el de María Fábrega. Un relato conmovedor y muy humano. Impresionantes esas fotos.
ResponderEliminarDos señoras simpatiquísimas.Precioso lo de la resistencia como "la flor austera de la mirada insumisa"
ResponderEliminarNo sé dónde he leido, Dr. Krapp, que le pasó por la cabeza dejar esta actividad. Espero y deseo que se haya conjurado dicha tentación. Vd. es el alma, entre otros, de este grupo de amigos virtuales que tienen, que tenemos necesidad de compartir muchas cosas. Eso no quita que todo el mundo tenga derecho a unas vacaciones. Pero que no sean más de lo que marca el Convenio, ¿vale?
ResponderEliminarBonitos textos y conmovedoras fotografias. Una vez más, enhorabuena
Una traducción de la estrofa de Bernardino Graña del principio:
ResponderEliminarRosas de trapo y sedas
ajuar guardado
(...) oh Marías
señoras del corazón
cotidianamente enamorado.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias Fermín. Lo que es conmovedor y merecedor de alguna obra artística o literaria que las homenajee es la vida de estas mujeres.
ResponderEliminarLa escultura que pusieron de ellas en el parque de la Alameda compostelano es sencillamente horrorosa a mi criterio.
Gracias también a mi colega Vitamorte. Sí eran simpatiquísimas pero a veces tenían un humor de mil demonios cuando algún cretino se metía con ellas.
Gracias por supuesto a Luis Antonio, me alegro mucho de verlo de vuelta y espero ansioso que nos cuente cosas de su envidiable viaje a las tierras del tío Sam.
Tienes razón, a mi también me parece que vinieron del futuro...
ResponderEliminarCreo que todos tenemos en la memoria a alguien así en nuestro pasado, ahora mismo estoy recordando a una señora que me recuerda mucho a ellas...
Un beso. Seguiré leyéndote.
Huy, no es lo mismo verlas así que haberlas visto en persona; ciertamente imponían, en todos los sentidos...
ResponderEliminarMe avergüenzo profundamente de, conociéndolas de toda la vida, no saber de ellas más que la parte friki, por decirlo de un modo muy poco adecuado pero entendible.
(¿No eran tres? O estoy pallá... Hace ya tanto, o tan poco, según se mire...)
Y me parece un texto sublime el que has escrito, Krapp, mejor aún si caben las comparaciones que el del periodista, que también se sale, of course. Te superas cada vez más, sigue así.
Saludos febriles a todos.
Y el poema.
ResponderEliminarPues muchas gracias La petite, aunque son palabras tremedamente inmerecidas. Seguro que el Chamán se las tomaría mejor.
ResponderEliminarRespecto a la tercera María hay algo extraño al respecto, en algunos lugares se dice que hubo una tercera hermana que murió joven y que les acompañaba en sus paseos pero en el documental motivo de ese texto se habla siempre de las dos, de Las Dos en Punto: Maruxa -la mayor, la más pequeña y charlatana- y Coralia a la que su hermana prefería llamar Rocío.
Muchas gracias Ana por tu comentario. El futuro tiene muchas cara, muchas formas, muchos colores. Otro beso para ti.
ResponderEliminarMe sumo al coro de alabanzas. Es curioso que a veces nos quedemos sólo conla parte curiosa de las cosas, sin pensar en lo que pueda haber detrás. Yo lo hago, vamos.
ResponderEliminarY que luego venga alguna gente diciendo que "aquello" no fue para tanto...
Unha aperta
Unha aperta para ti e encantado de verte polo meu blog
ResponderEliminarSeñor Chamán Triste que firmas el artículo, o bien Dr. Krápula que asumes los comentarios, oh proteico y misterioso ser:
ResponderEliminarME HAS DAO UNA IDEA.
Me gustó mucho el postio (palabro de Pcb). Me copio.
Nos vemos por ahí.
Hola amigos, os diré que efectivamente eran tres hermanas pero una de ellas murió joven y quedaron Coralia y Maruja que fueron las más populares. Mi abuela las recordaba. Mi madre las recuerda desde los años 40 cuando era una niña de 12 años todas vestidas de luto riguroso. Vivían en el número 16 de la rúa do Espíriyu Santo, casa que todavía existe. Me gustaría saber donde puedo conseguir este documental o si alguien me puede enviar una copia, pues me gustaría mucho verlo. Gracias y hasta siempre.
ResponderEliminarJ.Benito.
El documental es de Rivadulla Corcón y llevaba por título: "Coralia e Maruxa. As irmás Fandiño"
ResponderEliminarQuizás así lo encuentres.
Hola:
ResponderEliminarYo no he encontrado el documental en la red, el que conozco. Su título es "Coralia e Maruxa as irmás Fandiño" y es del 2007. Espero que tengas más suerte que yo.
Un saludo cordial