El viejo papa estaba inquieto, las pruebas clandestinas de ADN y del Carbono14 eran concluyentes: los restos guardados en la tumba de Santiago Apóstol eran de una mujer.
- ¿No son del hippie?
- ¿El hippie, Santo Padre? -su secretario estaba perplejo.
- Prisciliano, el hereje ese. Con su secta, sus repugnantes orgías y la igualdad de sexos. Toda esa porquería obscena.
- No, Santo Padre, los restos encontrados y expuestos son de una mujer joven.
- Eso no quiere decir que originalmente no fueran de Santiago. Fue un hecho milagroso encontrarlos después de nueve siglos y luego tras esconderlos de los piratas en el XVI que volvieran a aparecer en el XIX.
Cuando se marchó el secretario, no me pude contener.
- Venga, papa, que son muchos años con esas paparruchas grotescas.
- Maldito duende, ¿cuántas veces te he dicho que no vengas a mis audiencias privadas? Vuelve a tu inmundo escondrijo y no te metas en asuntos de los mayores.
- ¿Acaso de los mayores embusteros, Santo padre?
Yo estaba en el alto de la estantería y no temía ser agredido de forma inmediata. Asumí un gesto de cierta chulería saludándole con mi sombrero de copa e hice una mínima genuflexión para evitar que se arrugase mi preciado traje verde.
- Señor, le recuerdo que soy el Duende Decano del Vaticano y no contribuiría a su buena imagen actual o a su posterior consagración postmortem, que le hiciera daño a un alto funcionario con más de cien quinquenios a sus espaldas.
- Si eres funcionario puedo sancionarte con una falta muy grave por espiar los secretos vaticanos. Ya sabes que con esas cosas somos muy rígidos en esta institución.
- Lo sé, pero usted y la curia saldrían perdiendo y nunca conocerían mi nueva poción mágica.
- ¿Me vas a contar uno de tus habituales embustes? Suelta de una vez tu nueva sandez, no me hagas perder todo el santo día
- Su santidad, sus días deberían ser siempre santos. - pícaro, le guiñe un ojo
- Empieza, sabandija.
- ¿Recuerda aquel personaje de Molière llamado Tartufo? Pues nuestra legión de duendes ha elaborado una receta a base de tartufos blancos, o sea de trufas blancas del Piamonte, más otros productos inconfesables a un papa, que podría conseguir que la gente modifique sus creencias y su comportamiento
- ¿En nuestro beneficio? ¿Los hará más católicos? -Me preguntó ansioso
- No, los hará más hipócritas que si lo piensa bien, Santo Padre, viene a ser parecido. Serán más mojigatos y santurrones en lo suyo. Abandonarán el hedonismo y el puro placer les hará sentirse culpables. Serán más abusivos y controladores. Convertirán sus ideas en una farsa devota y vigilaran sin descanso las ideas ajenas. Se volverán rígidos, victimistas y disciplinados. Más amigos de la doctrina que del diálogo. Más amigos de la consigna que del libre pensamiento.
- Su poción promete, decano - me dijo con su primera sonrisa - Tiene muy buena pinta, nos libraría de la plaga relativista, atea y lujuriosa. No exigiría una Inquisición si cada uno llevase la suya dentro.
- Muy bien, duende, hoy estoy muy satisfecho contigo. Si esto sale adelante, los tuyos tendrán unas prebendas inimaginables. Podréis comer y beber todo lo que queráis, guardar los tesoros más valiosos e incluso se os permitirá hacer alguna travesura a las gentes de forma discreta, como en los viejos tiempos.
- ¿Y respecto al sexo?
- ¿Qué pasa con el sexo?
- Los duendes necesitamos mucho sexo.
- Maldito seas, decano. No me metas en inmoralidades- me miro en silencio, se rascó la cabeza debajo del gorro papal y soltó un gruñido- De acuerdo.
- Ok pues terminamos.
- No, querido duende, antes debes decirme como distribuiremos ese bebedizo entre la población.
- En España hay una leyenda sobre como en el franquismo se echaba bromuro en la comida de cuarteles, colegios, prisiones etc. para aplacar la excitación sexual de los internos. Eso me ha dado una idea, se podría llegar a un acuerdo secreto con las multinacionales de la alimentación para distribuir la poción entre los ingredientes de sus productos elaborados. Hay tantos que nadie se daría cuenta. Llevaría tiempo, pero en unos cuantos años tendríamos tartufos en cada esquina.
Por alguna razón, esta historia me hace recordar acerca de la que yo escribí en mi blog, ya que en ambas está presente el elemento de la autoridad religiosa que está en contra de la libre expresión. Este cuento refleja el peligro que representa la religión para las mentes creativas. Muy buen trabajo, doctor Krapp.
ResponderEliminarMuchas gracias, Gary. Me apetece leer esa entrada a la que te refieres y que no recuerdo haber leído.
EliminarVeo cierta relación entre esta historia y el anterior post. Por fortuna, hemos superado algunas viejas mentalidades, pero si la historia no se repite, al menos rima, y hay tendencias que vuelven de un modo u otro.
ResponderEliminarDe los diversos males que señalas, el dogmatismo es uno de los peores, porque impide la apertura mental, y en último término impide el entendimiento con los demás, con ideas distintas a las propias. La hipocresía es el disfraz que permite mantener según qué posturas (o postureos) ante el mundo.
Muy imaginativa la historieta y la forma de contarla. ¿Qué no habrán visto esos duendes del Vaticano?
La canción, no sé porqué, me ha sonado como una tonada navideña. Imagino a ese papa que representas con una alegría de quien ha robado la navidad, o engañado al mundo entero.
Has acertado hay intencionalidad de darle continuidad a esta entrada con la anterior.
EliminarDe alguna manera creí que me había quedado corto en esta especie de caricatura de ciertos rasgos de la realidad actual intentando mezclar cierta visión pesimista con algunas gotas de humor.
El Vaticano es un mundo misterioso y me resulta atractivo en su misterio. Las historias que se desarrollan en el Vaticano tienen algo muy sugestivo por el marco y por lo que se pudo mover allí dentro. En eso pienso igual que Sorrentino y otros directores.
La canción es un clásico del country que se puso de moda de nuevo hace unos cuantos años gracias a un anuncio.
Gracias, Rodión.
¡Hola, Doctor! Desde luego que la Iglesia Católica es la institución más antigua de la Humanidad por algo. Siempre supo cómo venderse y adaptarse a los tiempos. Todo un referente en cuanto a técnicas de márquetin y dominación de masas del que beben hoy día los gobiernos, partidos políticos y marcas comerciales... que son las que más miedo me dan en la actualidad. Dicho esto, ¡quién no fuera duende por un día! Bucear por el Vaticano sin duda sería una experiencia increíble, sobre todo por esa biblioteca que seguro tendrá tesoros inigualables. Un abrazo!
ResponderEliminarLa Iglesia Católica, antes solo cristiana, es una institución brutalmente eficaz.
EliminarPiensa, David, en el tema de la confesión y su increíble capacidad terapéutica. Vas a un cura, gratis, le cuentas tus agobios a los que llaman pecados, te absuelve de ellos, cosa que nunca hará un psicólogo que a veces exacerba el sentimiento de culpa, y te "condena" a rezar una penitencia que consiste en un mantra u oración. Sales revivido.
Sientes lo mismo que yo, el Vaticano tiene algo mágico más allá de su fastuosidad en su biblioteca, en su archivo, en sus secretos.
Un abrazo
Perfectamente. Si estamos yendo hacia una radicalización política (Vox y el nacionalismo siguen al alza), es lógico que también haya una radicalización cristiana que se confronte con la radicalización islamista. Con todas las demás religiones, ya puestos. Y así, sumando la confrontación política, patriótica, religiosa y hasta deportiva, la consecuencia no puede ser otra que una buena guerra a escala planetaria que limpie el planeta de gente sobrante y luego dé trabajo al sector de la construcción a gran escala. Otra manera de arreglar esta situación no la veo. Quién sabe, tal vez lo del virus no es más que la primera parte del plan...
ResponderEliminarEs una radicalización basada en la simplificación argumental hasta niveles absurdos. La instalación definitiva en un maniqueísmo de catecismo hasta niveles insólitos. No importa lo que se defiende, imposta más defender algo y llevarlo hasta el extremo si es necesario.
EliminarEs ridículo y estremecedor. No hay arreglo posible, ni una guerra a la vista mayor que las actuales si acaso habrá una liquidación de la disidencia con base en nuevos criterios. Por ejemplo entre vacunados y no vacunados, entre poseedores de carnet de inmunidad para poder moverse o no,entre países a donde llega la vacuna y a donde no llega o no se quiere que llegue etc.
-Una bonita versión , yo la conocía por Elvis.La música amansa a las fieras.En cambio a las masas:pan y circo .El duende dentro de sus cometido como instigador ve la doble moral de esta institución .El fanatismo sea de la indole que sea no es sino para generar rebaños.
ResponderEliminarPues me ha encantado Roger Miller: una preciosa versión, no me extraña que hasta al papa le haya gustado, al fin y al cabo todos:hombre mujeres somos fruto de una acto.Pues al precio que están las trufas les va a salir por un pastón :)
Un abrazo primaveral feliz finde
El duende es esclavo del producto que quiere regalar al papa y sabiendo sus efectos no está contento consigo mismo. Un hipócrita más.
EliminarEs una canción que siempre me ha gustado y que tiene ese toque tan propio del primer rock and roll.
Por trufas no será o si no de chocolate.
Un abrazo primaveral, Bertha
Condenado duende por mas que hayas ocultado el nombre de los protagonista, sabemos que tu historia real.
ResponderEliminarSabía que alguien lo desenmascararía, Oswaldo. Real como la vida misma.
EliminarEs muy interesante ver cómo todo lo que decía cuando el tubérculo romano vivía en la Argentina se contradice con sus actos ahora que tiene alguna clase de poder. Todo lo que odiaba de un lado del Atlántico aprendió a amarlo y bendecirlo al encontrarse del otro. Muy raro, muy raro. Sí, como si sólo lo hiciera todo por conveniencias.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Pd. Como si sólo...
No había pensado en el papa actual al cual le tengo cierta consideración, teniendo en cuenta como está la institución. Pienso más bien en alguno anterior, sobre todo uno que estuvo muchos años y que fue cómplice o consentidor de muchas turbulencias más allá del marketing que se usó y abusó con él.
EliminarSaludos
Te leo
ResponderEliminarlos leo en silencio
que tengas un maravilloso dia
Muchas gracias. Valoro tu silencio y tu interés. Una muy feliz semana para ti.
EliminarMuy bien definida la ideología catolicorra, y la idea de implantarla mediante la ingesta de donuts y patatas a la barbacoa es digna de la más depravada de las mentes. Por los ultraprocesados hacia Dios!!
ResponderEliminarLa trufas esas se cotizan bien y usan una piara de cerdos para que las localicen entre la vegetación. No es ni caviar de beluga, ni buey de Kobe ni moco de pavo, es todavía más exclusivo. No sé como la Iglesia puede disponer de tanto material, seguramente para las clases inferiores usarán trufas de chocolate ultraprocesadas.
EliminarUn acuerdo a la altura de los dos protagonistas, eficacia simplista pero que da buenos resultados (por lo menos al Papa y a su institución).
ResponderEliminarEl texto es rápido y certero (y la imagen muy buena).
Un abrazo!!
Gracias, nadie puede dudar la eficacia de la Iglesia cuando se trata de resolver algo y más cuando puede sacar provecho de ello.
EliminarGracias, Laura.
Un abrazo
Uno de los secretos, que me intrigó en su día, es el referente a la renuncia de Benedicto XVI que renunció por razones de salud y la marginación que sufrió de la vida pública en esa especie de exilio impuesto... Sigo sin desentrañar ese enigma.
ResponderEliminarUn abrazo
Benedicto renunció probablemente por los poderes que habían adquirido determinados personajes como el cardenal Tarsicio Bertone, la banca vaticana como siempre y que el mayordomo quería difundir a todo el mundo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esos dilemas hacen pensar en qué tremendo reality se podría hacer del Vaticano.
ResponderEliminarA falta de reality tenemos la serie tan sugerente de Sorrentino, El nuevo Papa.
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