Estoy atrapado dentro de una olla de cobre gigante por culpa de unos pulpos, mimetizados en marineros, que me cogieron prisionero cuando me lancé con mis alas de Amazon sobre el barco carguero donde habían secuestrado a María Rita, la escultura que preside la plaza mayor de Kaskarilleira. A mi lado está un tipo al que apodan Capitán Pulpo, también Capitán Nemo, y que al parecer, comandaba la nave que me trajo hasta aquí.
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Doy vueltas por el recinto intentando olvidar la escena espeluznante que he contemplado ahí fuera. Han pasado las horas, he bebido agua de la cantimplora que me ha ofrecido el Capitán Pulpo o Nemo, he comido dos o tres barritas de cereales de las que llevo en cada misión, pero sigo atrapado en el delirio. Tengo que sacarlo de mí, tengo que sacar el pavor de dentro para que no acabe conmigo.
Recuerdo y me estremezco. Vislumbré una mesa circular rodeando la olla. Encima, sobre una especie de mantel de un color ominosamente parecido al de la piel humana, un grupo de pulpos movían sus tentáculos de forma acompasada. Abajo, otras decenas, quizás cientos de sus congéneres cefalópodos les jaleaban. Algo así, incluido twist, pero en versión pulpo:
Basta, no puedo soportarlo. Tampoco puedo soportar la sonrisa sarcástica del Capitan Pulpo o Nemo que me observa tirado en su rincón mientras aprieta un botón y pone música en su herrumbroso casette.
Basta, no puedo soportarlo. Tampoco puedo soportar la sonrisa sarcástica del Capitan Pulpo o Nemo que me observa tirado en su rincón mientras aprieta un botón y pone música en su herrumbroso casette.
Cuando acaba, se yergue y mira su reloj.
- Creo que ha llegado la hora.
- ¿La hora de qué? -le digo sin disimular mi angustia.
- De llamar a la Compañía.
- ¿Qué Compañía?
- El que nos va a sacar de aquí.
- Pero usted dijo que no teníamos escapatoria.
- Quería ver su reacción y la verdad no me ha defraudado, creo que está completamente acojonado.
- ¿Estáis listas? Vale, en marcha.
- Calculo unos tres minutos, más o menos.
Miro por la escotilla pero solo veo estampado el enorme manchón de sangre que por el otro lado la recubre. También oigo ruido de chapoteos y de cuerpos moviéndose de forma compulsiva.
- No se inquiete, la Compañía de Polbeiras Submarinas resolverá nuestro problema.
- ¿La Compañía de Polbeiras Submarinas?
- A lo mejor prefiere llamarlas pulpeiras. No pasa nada, es aceptable.
- ¿Pero que están haciendo? -digo patidifuso
- Pues lo que suelen hacen las polbeiras o pulpeiras: preparar el pulpo antes de servirlo. Algo así:
- Amigo detective, le veo algo pálido, piense que las tabernas y pulperías de Kaskarilleira vivirán ahora su momento de gloria. Tendrán el mejor pulpo, el de las simas más profundas del océano, sin tenerlo que importarlo de fuera. Y todo a un precio increíble ya que hay stock para mucho tiempo. Si se congela, claro.
Eh ¿qué le pasa detective? No pierda la compostura, no me haga la puñeta y se desmaye usted ahora, hombre de dios.
- Rapazas, teño a iste home esmorecendo e hai que levalo ao seu leito para que pense que todo foi un pesadelo. ¿Estades cargando o material e recollendo a estatua? Ben, vou para alá a botarvos unha ventosa.