En mi búsqueda de Egonia 2.0 recalé en la afamada Manolo's Tavern situada en un pequeño asteroide dentro de los anillos exteriores de Saturno. El dueño siendo un pretencioso gañán parlanchín de Belinda, un alargado y casi desconocido satélite de Urano, insistía con enojosa insistencia en que era el lejano descendiente de un fulano llamado Manolo que tenía un bareto de tapas en algún lejano lugar de la madre Tierra.
- ¿Lejano lugar? ¿Tu antepasado no será oriundo de Kaskarilleira como yo? Allí hacemos unas tortillas de puta madre.
- Nunca oí hablar de Kaskarilleira, ¿está cerca de Nebraska?
Horripilante. ¿Con qué estaba hecho aquel mejunje espantoso? ¿ Eran patatas aquellos pedazos de materia gris? ¿La yema de huevo es verde en aquellos confines solares? Si queréis comer de forma decente, ni se os ocurra traspasar la frontera espacio/tiempo. Estáis avisados
Hice de tripas corazón y empecé a darle palique a aquel sujeto desagradable que decía llamarse Manolo 23.Q. La taberna, al parecer, era el sitio obligado para todo lo que se cocía en los anillos de Saturno excepto para su repugnante tortilla.
- ¿Vienen por aquí muchos egonios?
- ¿Estás de coña? Todo el mundo sabe que esos tipos decidieron desconectarse del resto del universo tras montar Egonia 2.0.
- Sí, pero seguro que hay algún nostálgico de los viejos tiempos y se vendrá de escondidas por aquí a tomarse algo.
- Pero si se cansaron de decir a todo el mundo que eran los más grandes, los más listos, los más guapos y que se bastaban a si mismos con sus propias cosas.
- Esas son palabras para la galería, para que te respeten los tuyos y no te jodan la vida por pensar diferente. Luego cada uno en su cabeza tiene sus tentaciones y sus necesidades. Tampoco yo quiero joderte la vida y como soy buena gente te ofrezco dos opciones: o te callas y te frío esa cara de roedor famélico con mi revolver desintegrador con el que te estoy apuntando desde el interior de mi chupa de cuero, o me sueltas lo que sabes y te paso la receta de tortilla que hacía mi madre con la que aumentarás la clientela de tu chiringo cochambroso y hacer que vengan a tu tasca hasta guiris que viven más allá de la órbita de Jupiter.
- ¿De Jupiter?
- De Jupiter, mismo, neno.
- Vale, fíjate en aquella esquina. ¿Ves ese tipo compungido que se come su tortilla llorando y bebe a sorbos una taza con algo que ha hecho el mismo y llama carajillo?
- Lo veo
- Pues es un egonio que añora los viejos tiempos, cutres y terribles, en que su pueblo creyéndose mejor se consideraba víctima de la incomprensión de sus vecinos y por lo tanto estaban en perpetuo choque con ellos. ¿ Y sabes lo que me ha dicho?
- ¿Qué te ha dicho?
- Qué entonces todo era más divertido. Ahora en Egonia 2.0 la vida no tiene alicientes. Ya no tienen con quien compararse y sentirse mejores. No tienen con quien presumir para demostrar su poderío. Todo lo que ocurre allí se ha vuelto previsible, gris, aburrido y conformista. No hay ya diferencias con nadie, ni competitividad. Cualquier cosa es la misma cosa. Todo parece estancado e interminable.
- Menudo marrón.
- Por eso se viene aquí. A recordar aquellos maravilloso tiempos de opresión, cuando los egonios convivían con aquella chusma de la que se sentían víctimas y a la que despreciaban. En el fondo no sois tan diferentes ellos y vosotros.
- ¿Por qué?
- También piensa que mis pinchos de tortilla son una mierda.
(Capítulo 39 de Kaskarilleira Existencial.
Hay que ser muy valiente para poner un pincho de "tortilla fascista opresora" en tu blog. Pero mucho...
ResponderEliminarDecía un tal François Marie Arouet alias "Voltaire":
"El fanatismo es a la superstición lo que el delirio es a la fiebre, lo que la rabia es a la cólera. El que tiene éxtasis, visiones, el que toma los sueños por realidades y sus imaginaciones por profecías es un fanático novicio de grandes esperanzas; podrá pronto llegar a matar por el amor de Dios..."
Un saludo.
Espero que haya quedado bonito el pincho porque lo he confeccionado buscando un fondo estrellado para un pincho tan luminoso. Quizás por eso parece un poco abominable y opresor :)
EliminarEse Voltaire era un fenómeno, debía ser lectura obligatoria en las escuelas pero tenemos un gobierno que se ha cargado la filosofía en la Secundaria. Tienen miedo.
Un saludo
Vaya, vaya, quedarse sin enemigo exterior es muy peligroso. Muy divertido, como siempre.
ResponderEliminarAbrazos.
Creo que para la especie humana es demasiado tentador un mundo reducido a los que piensan igual y a la eliminación de los discrepantes. Por eso es tan importante el acto de civilización de aceptar a los discrepantes. Aceptar el pluralismo nos hace ser mejores y sobre todo aquilatar nuestras ideas con lo que piensan los otros y volver al principio de realidad. Frente a ello está la horda y el canibalismo.
EliminarUn abrazo
Tal vez los egonios acaben necesitando el mismo artilugio que se le añade a muchas peceras: un espejo (aunque ellos podrían colocar espejos en los cuatro puntos cardinales). Al parecer los peces tienen una memoria muy débil, y cada vez que ven el espejo creen hallarse ante algo nuevo.
ResponderEliminarViene siendo un modo alternativo de mirarse el ombligo, pero con más profundidad y variedad de campo. El que no se consuela es porque no quiere.
No me fío de los espejos, Rick, algunos aunque no dejen de verse a sí mismos viven en el autoengaño y pueden llegar a pensar que son lo único y universal. Además te recuerdo que muchos prefieren mirarse el ombligo a través del espejo. La verdad es que prefiero los cristales a los espejos.
Eliminarjaja ¿ cerca de Nebraska? este tabernero no será Trump en el futuro ¿verdad? a lo mejor en unos años todos los mandatarios megalómanos y mesiánico montan bares de tapas por ahí para esconderse perdidos en el universo ¡no nos caerá esa breva! o no antes de sufrirlos como parece nos toca hoy. .. aquí, allí y por todos lados.
ResponderEliminarSinceramente creo que al margen de ideologías, mundos reales, irreales, planetarios e interplanetarios poco tan reconciliador y tangible como un buen pincho de tortilla ( a mi me sale buenísima por cierto :- ) Ya podían irse algunos que yo me sé de vinitos y tapas en lugar de envenenar e incendiar al personal vendiéndoles banderas que sea la que sea al final siempre fagocitan la convivencia y abocan al suicidio colectivo.
Será muy aburrida la vida sin opresores pero jo! que se compren un cilicio si como parece a algunos les va el fustigarse y el martirologio. Espero y deseo q ahora que empieza a correr el capital despavorido los abanderados frenen por fin su loca carrera hacia el abismo q ya se sabe que en Cataluña ( perdón Egonia 2.0 ; ) todos son muy libertarios pero al final... la pela, es la pela ; )
Un beso enoorme y caaaalma, muchísima
caaalma ; )
No digas eso del pobre Donald Trump que tiene muy a gala ser un newyorker de pura cepa y debe considerar a los de Nebraska como unos paletos por mucho que le voten.
EliminarLos dictadores de toda laya, necesitan tropa, gente que las aplauda y jalee, personas que hagan masa, no los veo mucho ellos solitas en un planeta o un cometa.
La necesidad del opresor debe estar asociada a esa cosa freudiana de tener un padre severo que dirija tu vida y que te permita no ser un hijo huérfano y errante.
Si hay que elegir una bandera prefiero la blanca ya que es muy versátil y te permite usarla para pedir la paz, celebrar unos Juegos Olímpicos o sonarse los mocos en caso de resfriado.
Gracias por el vídeo de Jorge Drexler y también gracias por hacerme reflexionar con tus comentarios.
Muchos besos
Me ha encantado, doctor. Vivo en Barcelona, aunque ya no sé si soy Egonio, más que nada porque esa categoría ha sido secuestrada por los mesías y se encargan muy bien de informarnos que si no cantamos el rosario ecuménico de todo buen Egonio, pues ná, que como poco nos quedamos en marcianos retrógrados o fascistas mayores del reino. Algo que como todo el mundo sabe, lo de llamar fascista a quien no piensa como los mesias, es algo muy democrático. En fin, te agradezco este relato de humor en unos días interminables para los no Egonios que vivimos en Egonia 1.0. Un abrazo!!!
ResponderEliminarVeo y me asombro ante lo que pasa en tu tierra. Me sorprende que las ficciones que tanto nos gustan a ti y a mí, puedan salirse de su marco natural y convertirse en sustitutivos de la realidad. Es alucinante que los sueños y los deseos ocupen el espacio que estaba destinado a nuestra vida. En esta historia se prefiere el discurso a los hechos, la esperanza al combate diario de la vida y lo hacen tan mal. Son tan malos actores que hasta estropean los guiones preestablecidos. Todo muy ridículo si no generara tanta frustración y desencanto futuro. Muy triste para Egonios y no egonios.
EliminarMuchas gracias
Un abrazo
Muy divertido!! 😉
ResponderEliminarMuy divertido!! 😉
ResponderEliminarMuchas gracias
EliminarLo primero que harían sería la bandera, ¿no?
ResponderEliminarNo te quepa la menor duda, Pedro.
EliminarDivertio, original y con un toque sarcástico, diría yo. En fin... my apropiado para estos mundos de hoy. Porque aunque pase el tiempo creo que la humanidad no cambia, y tropieza de nuevo con la misma piedra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, amiga María. Intenté, no sé si lo conseguí, que mi relato pudiera leerse tanto para hechos concretos y muy actuales como para hechos más genéricos relacionados con la condición humana ya que tropezar parece ser nuestro destino.
EliminarUn abrazo
Cheo tarde, coma sempre.
ResponderEliminarEstá todo muy bien dicho por ahí arriba. Sólo añadir que –falso o no, que en estos temas se miente mucho- fue curioso el vídeo del catalán que decía haberse curado del separatismo yendo de tapas por toda España. Me imagino que no se las pondrían sin vino o cerveza.
Saúde.
Nunca es tarde...
EliminarNo conozco tan singular debería usted ponerme en antecendentes. Juan Soto Ibars, en su columna de El Confidencial que nunca me pierdo, escribió que todo ésto del exceso de patriotismo se cura viajando y por ello vería conveniente una especie de Erasmus para alumnos catalanes en otro lugar de la vieja Hispania y viceversa. No sé si es muy buena solución o agravará el problema, nuestro Otero Pedrayo escribió en Arredor de sí, la historia de Adrian Solovio un cosmopolita de tomo y lomo que se hace galeguista tras su estancia en la Villa y Corte y aledaños.
Saúde
Quizás tengas razón de que al quedarse sin enemigo externo se aburrirían, pero hay por ahí muchos paises que estuvieron porfiando con el estado que les dominaba y hoy están tan ricamente.
ResponderEliminarY si les dejaran decidir dónde quieren estar se acabaría el problema.
Si te refieres a los países que vivían en un régimen colonial opresor puede ser cierto, pero los egonios era un pueblo privilegiado y poderoso. Nadie les impidió elegir su destino y decidieron desconectarse del resto del Universo. Ante una idea tan férrea nadie pensó demasiado en el poder de la nostalgia.
EliminarLo de que se cura viajando, cada vez lo cuestiono más. A veces "confirma" a los iluminados lo buenos que son y las muchas carencias de los demás...El ombliguismo es así.
ResponderEliminarLo bueno de sus textos es que, además de abordar asuntos de envergadura y actualidad preocupantes, entretienen y divierten. Y buena falta nos hace esto último.
Un abrazo
Le contaba a Luis Congrio el caso del libro del gran escritor gallego Otero Pedrayo que en su obra Arredor de si, su personaje de cura de su cosmopolitismo estando en Madrid. Ojo, hablo del sentimiento de la tierra no del nacionalismo político que es una cosa non diferente. Qué no se confunda catalanismo, galleguismo etc. con nacionalismo político que es algo muy diferente.
EliminarMuchas gracias, Luis Antonio, si sirven para mejorar el ánimo me siento muy reconfortado.
Un abrazo
"Lo bueno de tus textos..." quería expresar.
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