Fíjate, Pica, ese lindo corderillo ha quedado atrapado en el tronco podrido de ahí abajo.
Pobre Mamá Oveja, está empujando con el hocico para que pueda sacar la patita del agujero.
Ha fracasado. Ya desiste y se va balando.
Una despedida muy triste. Mira como le contesta el corderillo asustado.
No llegará vivo a la noche. La camada de lobos tiene su madriguera muy cerca.
Quizás deberíamos hacer algo, Pega.
¿Hacer algo, Pica? Ya lo estamos haciendo. Estamos comentando el tema en vez de preocuparnos de nuestros asuntos.
Hablo de hacer algo más. Podríamos darle ánimos desde aquí.
¿Y tú crees que entenderán nuestros “rrrruacccc rrrruacccc rrrruacccc”?
Somos urracas, Pega, los seres más prodigiosos de la creación. Sabemos imitar cualquier sonido y por lo tanto podemos balar como una oveja.
¿Y que le vas a decir, Pica? ¿Quizás avisarle de que lo va a comer el lobo? Convertirás su miedo en terror, se le hará interminable la espera y no le salvarás la vida.
Sí, mejor que la tragedia sea por sorpresa. Un "ñam, ñam" y a otra cosa, mariposa.
Sin embargo podríamos ayudarle de otra manera.
¿Quieres que lo saquemos de ahí con nuestros picos?
Nooo, eso jamás. No es nuestra función pringarnos con las cosas tangibles. Nos haría perder nuestra perspectiva superior. Somos lo que somos porque volamos alto, vemos el mundo desde arriba y tenemos cerebro para entenderlo sin detenernos en minucias.
¿Qué propones entonces, Pega?
No somos cabezas de chorlito. Tenemos capacidad suficiente como para sacar una lección de todo ésto.
Tú dirás.
Teoricemos sobre el asunto. Extraigamos conclusiones sobre la mala suerte del animalito y que nos sirva como paradigma de la mala suerte en la que viven todos los desposeídos del mundo. Elaboremos una ponencia y presentemos la comunicación en el Congreso Anual de Aves Parlanchinas. Todos reconocerán nuestra sabiduría.
¿Y el corderillo, Pega?
El corderillo es nuestro modelo de referencia, Pica. Si le salvamos la vida, no tendría sentido nuestra ponencia.