Salvando las distancias pasionales, me ocurre algo parecido a lo que narré en su día en este mismo blog sobre el insólito romance de la bibliotecaria Hilaria y el valioso incunable "Memorias del Condestable". Os lo recuerdo por si no lo habéis leído o no os acordáis de tan ardiente diálogo.
- Nadie antes me había acariciado el lomo con la delicadeza con lo que lo haces tú, mi dulce Hilaria.
- Venga, eres un zalamero... ¿A saber cuantos te han tocado durante los 515 años que has pasado de mano en mano?
- En serio, Hilaria. Como tú, nadie.
- Eres un un viejo verde muy pillín. Conozco tu historia bibliográfica al dedillo y es difícil que puedas engañarme. ¿Qué me dices de la Marquesa de Carabás? En su tiempo y aún siendo una mujer hermosa, era amante de los libros; como demuestra su muy rica biblioteca en la que tú, incunable mio, ocupabas un lugar privilegiado.
- Esa es una leyenda urbana, como decís ahora. En realidad, era una cuasi analfabeta hija de tenderos que compraba libros para presumir y darse el pote, en plan cutre Pompadour, ante sus pedorras amigas dieciochescas. Sus únicos amantes eran los mozos de cuadras con los que se acostaba para excitar el morbo del marqués.
- ¿Y el Conde de Villameada? Ese fue tu primer propietario.
- Por favor, Hilaria. Ese era un pájaro de mal agüero. Te voy a contar un secreto, pero por favor, no lo publiques en una de esas horrendas revistas de bibliofilia que tanto te gustan. El conde practicaba el vicio nefando con el impresor alemán que me fabricó. Es decir: eran amantes.
- ¡Qué escándalo! ¿Estás seguro?
- Y tanto ¿Por qué crees que el conde gastó una fortuna en promover la impresión de un maloliente manuscrito lleno de falsedades escrito por su bisabuelo, un condestable majara y medio salvaje que no rascó bola en su puñetera vida? Pues simple y llanamente, y perdona la ordinariez mi princesa bibliofílica, para follarse al impresor.
- Pero de ahí salisteis tus hermanos y tú, mi hermoso pimpollo. Mi lindo tesoro bibliográfico.
- ¡¡Ay Dios!! Cuando me dices esas cosas se me ponen cachondos los caracteres. Las redondas se me hacen cursivas y las mayúsculas amenazan con salirse de la página. Te quiero, Hilaria. Ráptame y huyamos lejos de esta mugrienta biblioteca. Vayamos a un mundo donde nuestro amor no encuentre barreras.
- Lo nuestro no tiene solución, incunable de mis entrañas. ¿Qué sería de mí sin mis niños, los libros? A su estudio y análisis he dedicado toda mi vida. He sacrificado emociones, sentimientos e incluso he pospuesto sine die mi volcánica sexualidad.
- Podemos empezar de nuevo. Deja esa morralla libresca y huye conmigo. No te conformes con ser una grasienta y monjil erudita de gafas culo de vaso y piel cerúlea. Dale vía libre a tu fetichismo y sácame de esta gaveta que me mortifica.
- Es cierto, tienes razón. Pueda que sea mi última oportunidad de huir al sol y alejarme de estas tenebrosas criptas funerarias.
- Sí, Hilaria, sí. Ahí fuera la vida nos espera. Debe existe un lugar donde libros y humanos podamos vivir en febril y ostentosa promiscuidad.
- Y si no existe, lo crearemos. Mi amado incunable, mi precioso tesoro bibliográfico.
Tienes razón, a quien le gusta leer y en especial los libros por decirlo de una forma más contundente. No le hace falta un día especial pero:como todo en esta vida es un negocio pues hay que inventárselo.-Esto es un poco como la Mona que no hace falta solo un día para comer chocolate:si te gusta de vez en cuando se cata.
ResponderEliminarHilaria y el Apergaminadillo ,se animaron por fín!
Un abrazo Feliz día del Libro te dejo una rosa virtual:)
La verdad es que ni siquiera había reparado en que día era hasta que me puse delante del ordenador y leí la prensa. Entonces decidí resucitar esa vieja entrada con algunos retoques finales incluyendo título.
EliminarMe gusta lo de Apergaminadillo. Conde o Marqués del Apergaminadillo queda bien, aunque en este caso se trate de un incunable que por si alguien lo ignora son los libros que se imprimieron en el siglo XV desde que mi paisano Gutenberg inventara aquel diabólico aparato.
Un abrazo y feliz viernes incluyendo finde.
Leyendo éste relato no puedo evitar la reflección acerca de la forma total en que nuestras mentes se afectaron por ser ávidos lectores.
ResponderEliminarEn mi caso aprendí a leer a muy temprana edad y viví la época en la cual se daba por cierto todo lo que estuviera impreso. Así crecí pleno de inexactitudes y conceptos que me tocó corregir al paso del tiempo. Y comparto la confusión permanente en más de una instancia.
Las letras y escribir quedan por el momento en situación babélica, pero ya es demasiado tarde para evitar dar lectura, se ha vuelto como respirar.
Dudo que logren escapar de una biblioteca.
Yo creo que los ávidos lectores con la lectura aprenden a discernir lo verdadero de lo falso, lo auténtico de lo impostado etc... El libro organiza la mente y la hace más resistente a la arbitrariedad de los manipuladores, por eso todos los poderes han temido a la influencia de los libros.
EliminarQuizás el exceso de información pueda generar confusión en estos tiempos en que las noticias nos salen por las orejas, pero no la producen los libros si no los otros medios que nos roban el tiempo de lectura en beneficio de sus instantaneidad.
Quizás la última imagen de abajo pudiera ser un final feliz a estos locos amoríos. Al menos esa era mi intención al ponerla ahí.
Puede parecer increíble pero esta es la tercera vez que intento dejar un comentario. Inexplicablemente se me borran al publicarlos. Antes me he quedado desolado al ver que de nuevo se desvanecía. A ver si esta vez… Te decía que mantengo con los libros una relación de amante. Ello incluye la pasión pero también la crueldad, el desdén, el alejamiento, la desidia, la enemistad, la lucha interna por desasirme de ese amor incondicional. No me es una relación fácil y está plagada de desencuentros, pero siempre vuelvo, es como el romance entre Richard Burton y Elisabeth Taylor. Así soy yo y los libros. ¿Y el día del libro? Teniendo en cuenta que dedico 365 días al año al libro, esta fecha me resulta extraña y truculenta. Es la ordenación del placer burgués por el libro dedicándole un día para comprar el último superventas sobre el año de 1714 que tanto se estila por aquí en Cataluña, ese territorio imaginario que existe en la mente alucinada de sus creyentes. Pero yo no soy creyente. Ni de Cataluña, ni del libro, ambos me importan lo mismo. Así que no es mi fiesta. No puedo expresar mejor mi relación con el libro como la que se tiene con una meretriz bella pero ajada a la que sigo deseando y odiando a partes iguales. En fin. A ver si se publica de una vez.
ResponderEliminarAl final ha entrado tu comentario. He pasado por situaciones parecidas en los blogs últimamente. No tengo ni idea de porque ocurre.
EliminarEl símil del libro con una vieja amante es algo que compartimos muchos aunque creo que es una amante difícil y exigente en tiempos en que es fácil dejarse llevar por amores menos exigentes y fáciles.
Cada vez cuesta más entrar en las historias, sean ficciones o no, y somos más exigentes. Como estamos acostumbrados a hacerlo y a luchar por entender desde que éramos críos no nos importa tanto ¿pero que pasa con los que han llegado detrás en un mundo donde la lectura ha dejado de ser una figura principal entre los humanos placeres?
Todos los países tiene su imaginario colectivo y la necesidad constante de alimentarlo. Quizás la diferencia estriba en que en algunos se remite a un pasado más o menos legendario y mítico (los celtas, la Edad Media etc..) es decir de base aristocrática, en Cataluña han triunfado mitos burgueses más cercanos que han alimentado una supuesta superioridad cultural y social sobre el resto de territorios. Algo que la burguesía sabe manejar como nadie.
Si de los que hablamos es de la celebración, su importancia no es mayor que la del día de la madre o del padre. Es decir, un San Valentín que reporta beneficios a quienes lo promueven. Para quienes de verdad sienten ese cariño, una fecha no significa nada: nos amamos lo mismo ayer que mañana, no más ni menos que hoy. Incluso es posible que algunos iconoclastas decidan que hoy no van a leer nada.
ResponderEliminarY posiblemente hagan bien: rebelarse contra las convenciones es muy sano. Pero bueno, tal vez alguien se sienta llamado, precisamente hoy, por los placeres ocultos de la lectura. Y a lo mejor cae en "el vicio". De ser así, bienvenido.
La historia de la bibliotecaria y el incunable, enternecedora. Y posiblemente mucho más real de lo que parece.
No tiene ninguna importancia, solo es una simple disculpa pero por lo menos apela a buenos instintos, comprar un libro es un buen instinto, y no a los más bajos como esa cosa de San Valentín (es coña, eh).
EliminarGracias por lo de la historia. Doy fe de que hay amores librescos tan extremados que sorprenderían a más de uno y más en el entorno de los libros cuyo valor se cotiza en los mercados de obras de arte y similares.
No entiendo este diálogo. No es posible una conversación en tal forma con un libro; de hecho, examinado a fondo, hasta me resulta triste: Un libro no es un formato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Manuel, quizás sea un diálogo nacido de un mal sueño, de una alucinación, de un viaje de LSD, de un deseo escondido y no manifestado... Este mundo sería muy aburrido si no tuviéramos la posibilidad de darle vida a las cosas que nunca han podido disfrutar de esa cualidad.
EliminarLos libros no son formatos ya que lo llevan incorporado dentro.
Un abrazo
Esto del día del libro no es más que un montaje comercial. A mí me gusta leer y lo seguiré haciendo con día o sin día de marras. De hecho, creo que pocas veces he comprado uno hoy a pesar de la rebaja.
ResponderEliminarUn incunable nacido del nefando amor entre un conde decadente y un impresor teutón tiene que ser una lectura apasionante, a pesar de que por medio aparezca un condestable majara. ¡Lo quiero!
Comercio, la vida es puro comercio pero no creo que a estas alturas nos coja con las defensas bajas el uso que se hace de los días señalados.
Eliminar¿Entonces te interesa más la historia bibliográfica que el libro en sí? Algo que pasa con muchos libros antiguos convertidos en joyas, las penalidades humanas alrededor de ellos son infinitamente más interesantes que lo que contienen.
Yo no puedo presumir de lector, pues mi afición es tardía, muy tardía... Creo que todos los lectores tenemos nuestras "vacas sagradas", los libros que nos marcaron, los que nos engancharon a la manía de perder la consciencia transformándonos en los personajes de la novela o espectadores de realidades paralelas, pasadas o futuras. Crea adiccion, modifica tu lenguaje, expande tu imaginación. Hay gente realmente colgada de esta droga, gente que adora el medio más que el fin como los sacerdotes que cubre de oro las pastas de los libros sagrados y se olvidan del mensaje. Se hacen adoradores de símbolos.
ResponderEliminarLos amores desesperados y obsesivos nunca fueron buenos, se pierde perspectiva. Un abrazo.
No hay un tiempo determinado para ser lector. Afortunadamente en estas cosas no influye la antiguedad. Conozco a muchos exlectores y gente que empezó a leer al jubilarse y te aseguro que muchos de ellos les dan mis vueltas a los que presumen de leer desde que chupaban la teta de su madre.
EliminarEstoy de acuerdo en esas expansiones gimnásticas que citas relacionadas con la lectura. Respecto a los libros sagrados los hacían así con sus piedras, sus dorados y sus bellas miniaturas porque sus propietarios eran reyes o altos dignatarios que tenían la necesidad de demostrar a todo el mundo su riqueza y su poderío no fuera que se les olvidase :)
Nunca hay perspectiva en el amor incluso cuando aparece sospechosamente comedido y equilibrado.
Un abrazo
Particularmente hoy he leído como cada día, no me hace falta la fecha para recordármelo, pero si con ello las floristerias y las librerías hacen más caja, pues bien.
ResponderEliminarMe llamó la atención eso de "mugrienta biblioteca". Uhm..
Un bico
A los que leemos no nos importan las fechas y una cosa es comprar un libro y otra leerlo.
EliminarHay mugrientas bibliotecas, te lo aseguro, y otras que brillan como los chorros del oro.
Bicos
Por supuesto, este es un día que ha sido creado con fines puramente comerciales. Me gustan los libros, pero coincido en que "Ahí afuera la vida nos espera". Por el momento, en mi país, poco se puede pensar en invertir en libros. Habrá que regresar a esas "mugrientas bibliotecas" para poder seguir leyendo.
ResponderEliminarMuchos besos.
Fer
Es bueno eso de "Ahí fuera la vida nos espera". En muchas ocasiones nos conformamos con una vida de mirones compulsivos dejando que nuestra propia existencia se vaya por el sumidero. Me suena terrible que en Buenos Aires, la ciudad de la maravillosa libería Ateneo, la gente no se pueda comprar libros. Me hace recordar a Borges cuando decía aquello tan extraordinario en su Poema de los Dones que aquí te pongo en su propia voz.
EliminarBesos
Jamás compro libros ni rosas el 23, a la m con r!!
ResponderEliminarPues te diré una cosa, yo no soy Hilaria pero me gusta abrazar los libros grandes, ahora uno titulado: Cortázar, un álbum biográfico.
Ese amor entre Hilaria y el incunable es muy tierno....... e impropio de ti, ceñudo doktor.
Preciosa la última ilustración.
Besos!!
Haces bien en resistirte, no sirve de nada la vana complacencia.
EliminarYo abrazo libros valiosos, una vez abracé uno escrito en el siglo IX y que es una de las joyas bibliográficas de estos pagos.
Me desconoces más de lo que pensaba si dices que es impropio de mí.
Besos
Mi relación con los libros,durante años, ha sido inmadura y absurda. Me gustaba adquirir libros sin ton ni son para llenar estanterías, armarios, etc.
ResponderEliminarNi viviendo 200 años podría leerlos todos...Pero lo más penoso es que tengo muchos libros que no me interesan hoy para nada...
Ahora compro pocos, pero con criterio. Ya tocaba...
Siento discrepar, pero desde que llegué a Barcelona vivo esta fiesta con mucho interés. Hay un ambiente increíble, sobre todo si acompaña el tiempo. No ignoro su dimensión comercial. ¿Y que? ¿Acaso los demás días del año no cuestan dinero los libros y las rosas?
El pasado 23, como todos los años, compré rosas para las mujeres de mi entorno. Las compré en un tenderete de Médicos sin fronteras.
Y algún libro que otro me ha caído. Afortunadamente todos se hallaban en una lista que me habían solicitado.
Personalmente, si me correspondiera la función de comprar libros en esta fecha me agobiaría mucho porque todo está abarrotado de gente, pero como en mi familia somos muy clásicos, son ellas las que asumen esta tarea...
¿Que soy muy convencional? Pues quizás sí..¿Algo a objetar?
Nos ha pasado a todos, tenemos en casa libros que no leeríamos aunque nos obligasen a ello. Esas enciclopedias que permanecen vírgenes al contacto de nuestros dedos. En fin se quedarán ahí para siempre hasta que acaben en el mejor de los casos en alguna tienda de segunda mano.
EliminarHay fiestas que están ahí, que sabemos que son comerciales y que tirán de nosotros. Pasa con la fiesta de Reyes, que hace un tiempo quería suprimir la Generalitat catalana. Lo que no me gusta tanto de esa fiesta que teneis allá es que los hombres regalen rosas y las mujeres libros. ¿No es algo discriminatorio y más bien machista?
No objeto nada. Me parece bien
Un abrazo
Lo de los hombres, rosas, y las mujeres, libros, ya es una costumbre residual. Ahora las mujeres salen ganando: reciben rosa y libros.
EliminarLo que yo he explicado de este año no es la norma, ¿eh?
Con frecuencia, los libros se los compra ino mismo....
¿Y los hombres no reciben rosas y libros? Manda huevos. Si al final los libros se los compra uno mismo no le veo mucha gracia a la cosa, sinceramente.
EliminarEs curioso la de polémica que siempre suscitan los días de “algo”, como si nos encañonaran para celebrarlos. Debo reconocer que a mi me da repelús el de san Valentín, ese día mejor que no se le ocurra a nadie regalarme nada porque como dice un vecino pequeñajo mío “el gomito encima”, pero es que nada más bajo que comerciar con el amor. Si embargo, este de San Jordi, lo de regalar una rosa y un libro me parece una costumbre preciosa... más allá del rollo comercial ¿qué no es puro comercio hoy? me gusta tanto como la pasión que has desatado entre la bibliotecaria y su incunable, aunque no sé yo si esa relación tiene mucho futuro, como se ponga pelma el incunable saldrá volando por la ventana o ardiendo en la chimenea sin posibilidad de defensa alguna ¿qué vida más dura la de los libros manoseados por todos? ( MANUEL aun me va a dar un buen cachete:-)
ResponderEliminarMuchos besos Dr, todos sabemos que en el fondo eres un sentimental:)
Hay diferencias, unos días de "algo" si que nos importan y otros no tanto. A fin de cuentas cualquier festivo nos parece magnífico a casi todos. Lo que nos fastidia, a lo mejor, es los días conmemorativos en los que hay que currar. Hasta el más ateo no podría vivir sin los prescritos días de Navidad o de Semana Santa.
EliminarCréeme, María, el amor es puro comercio a no ser que se practique la autarquía y se prefiera el amor a uno mismo. Cualquier relación amorosa es muy exigente en el intercambio de afectos y siempre exige ganancias a cambio del esfuerzo desarrollado.
Cuando el amor muere renace la pasta. Si yo fuese una bibliotecaria bibliófila desencantada me cuidaría muy mucho de tirar al fuego un libro que bien vendido podría permitirte pasar el resto de tu vida en unas vacaciones eternas en el Caribe.
Tengo mucho fondo y a veces cuesta llegar a él, lo reconozco.
Muchos besos berciana.
es increible como este día se ha vuelto pura mercadotecnia. Unos que leen muy pocos (incluyendo al presidente del pais donde vivo) y otro punto es que cada vez se ponen mas caros los libros... los que menos tienen, leeran menos y tendrán menos...
ResponderEliminarmuy bueno
saludos
carlos
Este y el resto de los días feriados son pura mercadotecnia a mi modesto parecer. Creo que eres mexicano y es cierto que Peña Nieto tiene fama de poco ilustrado. A ver si tenéis suerte y os toca un presidente como Adolfo Suárez que también tenía fama de poco ilustrado pero que nos trajo la democracia a España.
EliminarGracias
Un cordial saludo.
Ahora tengo a Peña Nieto, pero por 35 años tuve a Castro. Nos ilustró, pero nos mandó al mismisimo Caño...
EliminarUno por otros, ninguno sirve jajajaja
Un cordial saludos Dr.
Cuando las barbas de tu presidente veas mojar es mejor salir corriendo.
EliminarSaludos
Yo ya no celebro el día del libro. Leo cuando puedo y no me obsesiono. Pero cuando mis nanos eran pequeños, por aquello de fomentar el gusto por la lectura, siempre en este día les compraba un libro de El Barco de Vapor y les dibujaba una rosa en la primera página. Incluía también una pequeña dedicatoria para que quedara constancia, para cuando fueran mayores... Con la mayor tuve éxito en mi empresa y es una gran lectora. Devora todo lo que cae en sus manos, aunque últimamente, por la falta de tiempo, selecciona más sus lecturas. Con el nano fracasé estrepitosamente porque no se lee un libro de motus proprio aunque le fuera la vida en ello....
ResponderEliminarYo leo cuando puedo, que cada vez puedo menos, pero siempre tengo un libro empezado.
Un beso y buen finde, Krapps.
Es que en realidad si tiene sentido ese día es para la lectura y no como motivo de compra, al menos yo. El Barco de Vapor ha sido y sigue siendo la mejor colección de literatura infantil y juvenil que existe en España y sus premios los más prestigiosos del sector. No soy un experto en temas educativos pero tengo la impresión de las niñas son más tendentes a la lectura que los niños o quizás lo que pasa es que éstos cogen la afición más tarde. Yo tendría eso en cuenta.
EliminarEstamos a martes pero hay un festivo a partir de mañana, que lo disfrutes con puente o sin puente.
Besos
Mi relación con los libros es rara, como la de Hilaria con el incunable. Yo empecé leyendo los libros que mi madre traía a casa. ¿Y de donde venían? Pues del hospital donde trabajaba. Porque todo hay que decirlo a mi madre le vendían de todo. Todas las colecciones de libros le parecían bonitas y bonitas eran pero, ostras, luego por dentro eran interesantes. Lo mismo te traía a Chejov que a Cervantes o la colección de premios Planeta. También le vendían cuberterías y hasta pendientes de oro, por ahí tengo alguno. De alguno de sus viajes también ha venido con algún colchón. Y es a día de hoy que en cuanto me descuido le han cambiado el contrato del gas o de la luz... Después, en mi etapa universitaria no disfruté de la lectura de los libros que obligatoriamente tenía que leer. Siempre me faltba tiempo y recuerdo libros leídos en el autobús, "El Gran Gatsby", por ejemplo, medio mareada por el vaivén. Así no se puede, no.
ResponderEliminarPero siempre han estado ahí, me han atraído y me han sacado de muchas. Me gustaría leer más pero es lo que hay. Ahora me ha dado por leer historias cortas, las últimas que leí son de Alice Munro.
Y respecto a los amores de la bibliotecaria y el incunable es normal, siempre ha existido aquello del amor a los libros.
Un beso, Dr. Krapp.
Los del Opus justifican la censura de libros -que ejercen sobre sus miembros y en los colegios y universidades que manejan- diciendo que así como la gente no debe automedicarse y debe asesorarse por un profesional de la medicina y la farmacia, en la lectura de libros debe hacerse lo mismo y dejar que sean los curas, sus curas, los que decidan que leer y cuando hacerlo, aunque sea un manual de estudios.
EliminarAsí va el mundo, afortunadamente esa lectura compulsiva y azarosa es la que mejor nos ha ido al resto. Unas veces leyendo aquí, otras veces leyendo allá y debemos de estar satisfechos de esa libertad que nos permite seguir amando lo que los libros gustan de ofrecernos con su acrisolada generosidad.
Besos, Angie.
Confieso, que me he convertido en una adúltera... pero es que el e-book, al final ha resultado ser irresistible, a pesar de mis primigenias reticencias. Bien es verdad, que me veo incapaz de renunciar por completo a ese ritual de visita y flechazo del papel... por no hablar del olor o el ambiente que se respira en esos 'templos' que todos los lectores impenitentes tenemos en nuestro haber. O subrayar aquella frase o aquel pensamiento (aunque muchos consideren este asunto un sacrilegio...) pero que va a decir una hereje de mi calibre!
ResponderEliminarEn fin! que sé muy bien lo que sienten Hilaria y su Incunable... y voto por ellos!!
El ebook es el gran conquistador de hoy y todos o casi todos hemos sucumbido a sus encantos o a los de su primo el de la tableta. Además también permite el subrayado sin que peligre la integridad física del contenedor de palabras. Ahora bien, todos sabemos que es un amor menor y que la bibliofilia es un amor de esos como grandes e imposibles.
ResponderEliminarHechizado me dejas, Dr. Okaka.
ResponderEliminarHechizado me dejas, Dr. Okaka.
ResponderEliminarMavin dime el número de Loteria que va a tocar esta semana, me han dicho que estoy hechizado y que por eso no me toca... Gracias por anticipado
ResponderEliminarHola Krapp,
ResponderEliminarA mí me da que tu entrada, no habiedo leído la original -y lo siento, ahora la buscaré- da para muchas inquietudes, reflexiones, temas, subtemas y contradicciones varias. Bueno,no voy a hablar solo de mi, pero mi relación con looks libros y e-books, aunque cueste creerlo es espiritual, nada lasciva, de hecho me cuesta leer sobre erotismo, aunque también. yo creo que la lectura per se no es ningun negocio, a no ser que mantengas una relación objetiva o profesional o semi con libreros y editores en lo que atañe a tu trabajo de escritor y ahí es donde quería ir yo a parar... cómo los noveles nos relaciomos con el sector, involuntariamente o esforzadamente. Todo sea dicho. Otra cosa es la lectura como terapia, que algunos lo consideramos así. Y en definitiva, para escribir hay que leer primero muchiiiiiisimo. A los que ya llevan tralla y a los compis noveles y autoeditados. YO ESTOY POR LA UNIDAD Y LA IGUALDAD. Otra cosa es el mercantilismo que existe y es cierto, también que no tenemos más remedio que recurrir a él todos absolutamente. Pero para ser capaz de leerte tres veces en diez años un mismo libro, te tiene que gustar mucho leer. Simplificándolo mucho, hay que disfrutar si no, ¿de qué? Lo primero es disfrutarlo y luego se pueden matizar muchas cosas, como el iva cultural, por ejemplo, que no sé si al final lo han rebajado o no. Por cierto, me gusta mucho Rosa Montero, por ejemplo, pero tambien y mucho como escribes tu. Un abracete
Es una entrada del 2014 y en ella está aunque modificada otra entrada anterior. A veces me da por tunear viejas entradas porque se me ocurren variaciones sobre ellas.
EliminarPretende ser un juego humorístico sobre la pasión bibliófilica y tiene que ver, aunque de forma muy hiperbólica alguna relación con alguna situación que he vivido en mi actividad de bibliotecario. Es cierto que también ironizo sobre los excesos de la pasión amorosa cuando son frases desmesuradas y poco reales.
Muchas gracias por estar siempre ahí y ya sabes que leo tus fantásticas entradas con sumo interés.
Un abrazo grande