Muchos años después, frente a la avanzadilla de su soledad, el Doctor Max K. habría de recordar aquella tarde remota en que su padre le llevó a conocer el amor.
Vivía en un pequeño pueblo de belleza lujuriosa escondido en las estribaciones de los Alpes alemanes. Un mundo tan antiguo, que muchas cosas deseaban ser olvidadas para renacer de nuevo con otros nombres. Aquellos adustos bávaros, llegada la primavera, se vestían de colores alegres, despejaban los caminos y entreabrían sus mentes a las novedades del mundo exterior. Las que venían con el pequeño clan de feriantes que desde hacía muchos años visitaba el villorrio bucólico, remoto y conservador. Era una minúscula carpa ambulante con un elenco nunca renovado. El mago Yong con sus sorprendentes revelaciones, dos hermanos acróbatas casi esqueléticos, un comefuegos de aire eslavo que luego se travestía en domador de oso macilento y finalmente una pareja de patéticos payasos sorprendentemente parecidos, debajo de sus afeites, a los acróbatas del principio. La fiesta terminaba siempre con el reparto de confituras y muecas entre la concurrencia infantil. Agarrado a la manaza terrosa de su padre, el pequeño Max se sentía el ser más feliz del mundo en aquel martes semilluvioso de finales de mayo. Llevaba meses siendo un niño ejemplar a la espera de su prometida recompensa. Su gran premio. Infinitamente más emocionante que cualquier otro porque durante aquel tiempo había adquirido mil formas diferentes en su imaginación desatada. Antes de la actuación principal, pasaron padre e hijo por la carpa del mago Yong. Max podía ser un aldeano de los Alpes remotos, pero de chinos sabía un rato. Lo suficiente como para distinguir a uno de pega, como el que tenía delante, de aquel despiadado Ming que le hacía mil perrerías a Flash Gordon y a su desdichada novia Dale Arden en los tebeos que le traía Kurt, el cartero, cada dos semanas. Tampoco se parecía a aquel insidioso Fu Manchu que había visto en las sesiones dominicales de cine en el salón municipal. No, no era fácil darle gato por liebre por mucha barba de chivo, mucha lamparita de papel y mucha capa negra que se pusiera aquel hombre para disimular. Y sin embargo, mientras Yong les invitaba a sentarse con gesto teatral delante de la mesa camilla, olvidó la sensación de falsedad para dejarse seducir por el embrujo del momento.
Señores -empezó a decir el mago. Ustedes dos son unos auténticos privilegiados al poder contemplar algo sublime e irrepetible.
Algo nunca vista hasta ahora y que hemos traído a estas montañas porque solo en la pureza de las más altas cumbres este milagro se puede realizar.
Porque de un milagro se trata.
Un milagro que se va a producir aquí, justamente. Tras esta tela roja-A su lado había un bulto de unos 40 centímetros de alto por 20 de ancho tapado con un tejido de terciopelo
Les ruego silencio, lo que hay debajo es extremadamente sensible al entorno. Cualquier sorpresa no prevista puede ser letal para su supervivencia.
El corazón de Max a duras penas podía contener la emoción.
Amigos, con ustedes: el amor. El amor verdadero. El verdadero amor
La mano del mago se arqueó en el aire, bajó hacia la tela, la cogió y luego la levantó vaporosa y estremecida.
Debajo apareció una jaula dorada y dentro de ella, un pequeño roedor implorante.
Sí, por favor, ponme otra vez esa tan emotiva de mi funeral.
Señor Yo, si me permite la sugerencia, no debería ver tanto esa cinta. Ya se la he proyectado cinco veces esta semana.
A ver si nos ponemos de acuerdo. Tú eres el de abajo ¿no? Mi inconsciente, mi Ello. En cambio yo soy el de arriba, el que da las órdenes y por lo tanto el que decide. Y he decidido que quiero ver imágenes de mi funeral.
Señor, ese no es su funeral auténtico. Solo una fantasía para proporcionarle alivio.
No seas tan respondón y dime: ¿acaso no me merezco un funeral en condiciones?
No es cuestión de merecerlo, es que esa fantasía no se ajusta a la realidad, a su realidad. Esas multitudes agolpadas a las puertas del tanatorio como si se tratase de un concierto de Justin Bieber. Esa legión de elegantes mujeres con vestidos y velos negros que se adelantan al resto y que luego de abrazar a los deudos, se sientan al pie del catafalco para sollozar crispadas y aturdidas por su inmerecida muerte. Esa cohorte de cadillacs camino del cementerio. Convénzase, usted no es Rodolfo Valentino.
No, no lo soy pero es una escena bella. ¿Además que locura es ésta en el que el inconsciente le informa al Yo sobre lo que es bueno o malo? Para sancionar mi conducta ya cuento con el Superyó. A él es a quien tengo que dar explicaciones y el que debe juzgarme.
No me haga reír, su Superyó está por ahí con una resaca de mil diablos tras emborracharse con un montón de teorías. Como sabe demasiado, ahora duda de todo y prefiere encerrarse en si mismo antes que juzgar a los demás. Por tanto, dado que él está fuera de juego y usted es un irresponsable: yo, el inconsciente, debo asumir la capitanía de este barco.
¿O sea que se trata de un motín en toda regla?
Claro, solo yo estoy en disposición de manejarlo para que pueda traspasar los escollos y evitar que se vaya a pique.
Eres un poco petulante ¿verdad?
Me da igual lo que piense de mí, señor Yo. Esa película que quiere ver es falsa y morbosa. Uno solo se recrea en esas cosas cuando se siente solo, cuando tiene miedo de que nadie se acuerde de él, cuando considera que su vida es perfectamente inútil y prescindible para el resto de la humanidad o cuando piensa que detrás de él no va a dejar ningún poso. Eso en lo que tanto insistía Josemaría Escrivá de Balaguer en Camino.
¿Escrivá de Balaguer? No te habrás hecho del Opus a mis espaldas. No me digas que te has convertido en un Ello santurrón y mojigato.
No, puede estar tranquilo. Reconozco que a veces me gustaría mandarlo al carajo y largarme por ahí hasta encontrar un Yo con sólidos principios, cualquier cosa antes que seguir soportando a un nihilista cínico, obsesivo y descerebrado. Lo malo es que no tengo opción, mi destino es el suyo.
Dos hombres y un destino con Paul Newman y Robert Redford, está excesivamente mitificada pero no es mala película. Me quedo con la dichosa canción y ese memorable final. Si quieres puedes ponerla más tarde, pero antes debes proyectar la de mi precioso funeral.
Pensé que le había convencido.
Hasta ahí podríamos llegar. Un hombre prudente no se debe dejar seducir por las trampas del inconsciente.
¿Quieres poner esa película de una puñetera vez, por favor?
La ciudad está revuelta como nunca. Se han suspendido las clases y los estudiantes toman las calles. Hay ganas de rebelión y de fiesta. De fiesta y rebelión. Lo cierto es que no hay residencias públicas suficientes y la adormecida ciudad del Apóstol -endogámica, aldeana y santurrona- se despereza para poder contener a los hijos del baby boom que en crecientes oleadas amenazan con rebasar sus diques. En apenas 20 años se construye una horripilante zona nueva que duplica el tamaño de la histórica, la fotografiada, la reconocible. Son calles mal trazadas, con edificios hechos de prisa y usando materiales de la peor calidad. Da igual, lo que importa es el negocio y el negocio en Santiago son los estudiantes ...aunque se les desprecie. En la vetusta ciudad, la fiebre del oro es ahora la fiebre del piso y vecinos, emigrantes retornados o gente del entorno rural procuran comprar alguno para sacar unos cuartos. Hay para todos, incluso para los más pudientes. La vieja casta, asotanada o doctoral, también mete el cazo y los compran a pares. Son viviendas pequeñas, feas, con paredes que parecen de papel, amuebladas de cualquier manera e increíblemente húmedas en la más húmeda de las ciudades. No importan los daños que dejen los "niñatos" a fin de curso, alquilándolos a grupos de estudiantes -cuatro, cinco, seis etc..- como si fueran de lujo y subiendo anualmente las cuotas de cinco en cinco mil pesetas cualquier gasto puede ser amortizado. Verdaderamente hay cansancio y ganas de jolgorio. Hay cansancio de la vieja política militante y de la represión política que no ha cesado con la muerte del dictador. Las eternas luchas por alcanzar las cimas de la teorización revolucionaria entre Mocos (Movimiento Comunista), Peixes (Partido Comunista), Troskos (Liga Comunista Revolucionaria), nacionalistas (Unión do Pobo Galego y ERGA) y todos lo grupos a la izquierda de la izquierda marxista: Larga Marcha, PCE(R) -del que saldría el GRAPO- etc.. es un territorio encriptado y abrumador solo apto para iniciados y aspirantes a la amistad en grupo. Como en el mayo parisino la revuelta pilla a la militancia en fuera de juego. Más de uno repasa ansiosamente los textos de Marx, Lenin, Mao, el omnipresente Gramsci y hasta el catecismo de Marta Hanecker para calibrar la naturaleza de aquella revuelta y saber si es legítima o no. Si es uno de esos simulacros de la pequeña burguesía para mixtificar la dinámica revolucionaria o es un verdadero conflicto de clases. Mientras los concienciados dilucidan la cuestión, aquello se pone en marcha gracias a gente que navega al margen. Desde jóvenes profesores no numerarios con ganas de protagonismo a simples estudiantes del común. También se suman un montón de tribus de variado pelaje: ácratas, autónomos, nihilistas, folklóricos, rockeros y hasta proveedores de narcóticos acompañados de sus fieles consumidores. Manifestaciones con barricadas. Cristaleras de inmobiliarias y bancos que caen cuando llega la noche. Clases espontáneas en la plazas históricas. Proclamación de un rector alternativo vestido tal cual, pero con una inequívoca pinta de lechón común. A saber quien se lo zampó luego. Banquetes gratuitos en los restaurantes con aviso de que la factura se le pase a la superioridad académica. Invasión de supermercados (lo siento, Cañamero, lo tuyo tiene precedentes) Toma nocturna de calles. Mesas con sustancias legales e ilegales al pie de los portales. Caceroladas, bolsas de agua y música. Música, bolsas de agua y cacerolas rasgando el aire. Alimentando los recuerdos.
Y casi al amanecer la policía cerrando la calle con sus furgones. Focos alumbrando las fachadas. Suenan disparos. La gente no se atreve a asomarse. Pisadas rápidas. Sonido de botas y chillidos. Es necesario mirar: ¡¡¡Se los están llevando, agarrados por los pelos!!! Locura e intensidad. Desquiciamiento vitalista hasta el éxtasis final. Se acabó la barbarie ¿pero hay otra cosa? Sí, 34 años de normalidad y vasallaje. Se cierra el telón.
Señora Canciller. Señor Presidente. Ilustres invitados: A la princesa y a mi nos hace especial ilusión
venir hoy a conocer y participar en la inauguración de este gran complejo. Y nos atrae e interesa especialmente por la importancia y el impacto que va a tener para
nuestro futuro. Además, creo que es un magnífico ejemplo de lo que debemos acometer en muchos ámbitos para favorecer nuestro desarrollo y poder superar la actual coyuntura de crisis. Este es un proyecto que reúne inversión nacional e internacional -gracias señora Merkel por su desinteresada contribución- que es pura
innovación tecnológica puntera y que ha supuesto la colaboración entre empresas
privadas e instituciones públicas. Como ven, no se han escatimado medios aunque somos conscientes de que nada de ello tendría sentido sin la inestimable colaboración de nuestros ciudadanos. Es a ellos a quien va dirigido este centro. Son ellos los beneficiarios al contar con un espacio público abierto y gratuito, equipado y seguro, donde llevar a cabo sus más importantes determinaciones sin miedo al fracaso. Un motivo de orgullo más para todos nosotros. ¿No es ésta una fórmula que
merece explorarse para aplicarla o adaptarla a muchas otras necesidades
que tenemos en la difícil situación actual?
Pensamos que así es y por ello, la princesa y yo, agradecemos la
invitación para estar hoy en este acto de inauguración y
ser testigos con todos ustedes de este centro que ofrecerá perdurables soluciones para la vida y la convivencia de las personas. Muchísimas felicidades a los que han hecho realidad un organismo de tanta envergadura, complejidad y
visión de futuro. Tras haber tenido la oportunidad de visitar estas maravillosas instalaciones, solo puedo daros las gracias a todos por vuestro trabajo,
por vuestro empuje y por vuestra perseverancia. Mi
enhorabuena a sus impulsores. Les animo de corazón a
que continúen su labor y culminen con el mayor éxito este proyecto que
merece todo nuestro apoyo y reconocimiento. Queda inaugurado el primer Suicidatorio para Uso Público del territorio español. Muchas gracias a todos.