- Debe el cantor ser luz
sobre los campos
iluminando siempre
a los de abajo - Compañero te desvela
la misma suerte que a mí.
Prometiste y prometí
encender esta candela.
- Sois unos incautos y os van a pasar factura. Mientras remoloneáis por ahí bailando y derrochando la comida entre gusanos, mariposas y lombrices; los lobos feroces están en la espesura al acecho de su oportunidad. ¿Acaso no veis sus orejas detrás de aquellas matas?
- No tenemos tiempo ni para el lobo ni para tus amarguras. Estamos demasiado ocupados construyendo el futuro.
- ¿A ésto le llamáis construir el futuro? No hay nada sólido en todo lo que habéis hecho. Cuando venga la manada hambrienta todo se vendrá abajo como un frágil castillo de naipes.
- Eres un amargado. Añoras los tiempos de la dictadura en la granja de Orwell, cuando aquellos animales obedecían las órdenes porcinas sin rechistar. Ahora todo ha cambiado: vagamos libremente por el campo. Todos los bichitos son amigos, hermanos y camaradas.
- ¿Todos? ¿Incluso los lobos feroces? Os advierto que tras sus continuos fracasos se han vuelto especialmente rencorosos y violentos. Además vuestra frivolidad y petulancia les encorajina mucho. Si pueden no van a dudar en usar su arma más terrible: la prensa.
- ¿La prensa?
- Estáis en las nubes. Con esa máquina espantosa no tienen necesidad de soplar y resoplar como antes. La prensa lo hace todo ya que consigue cada cosa pierda su forma propia para convertirse en algo uniforme, liso y quebradizo.
- Bah, eres una apocalíptico, cerdito Avisado. Ni los lobos feroces, ni la prensa, ni el frío invierno echarán abajo nuestra hermosa casita de las libertades. Está hecha con los mejores sentimientos.
Los incautos cerditos estaban realmente asustados y correteaban sin sentido de un lugar mientras cargaban en varios fardos todo lo que pudieron recuperar de sus pertenencias. Finalmente tomaron una decisión: irían a la sólida vivienda del cerdito Avisado.
- Ding, dong
- ¿Perdone, ésta no es la casa del cerdito Avisado?
- Erra, ahorra la tengo yo. Tuvo que venderrla. Ya saben, la crrisis inmobiliaria.
- Pues quisiéramos entrar. Nos persiguen unos terribles lobos hambrientos y no tenemos otro sitio donde refugiarnos.
- Ah si pero para vivirr en esta comunidad tendrán que someterrse a unas rígidas condiciones. No sé puede entrrarr aquí de cualquierr manerra.
- Por favor, díganos lo que tenemos que hacer. Ya sentimos en la nuca el aliento fétido de esos monstruos.
- En primerrr lugar desprenderse de sus farrdos. No son necesarrios aquí dentro.
- ¿Pero si los hemos recuperado de la casa de las libertades?
- Deberán dejarrlos o renunciarr a entrarr, aquí no se necesitan.
- Está bien aunque no sabemos que será de nosotros sin esas cosas.
- En segunda lugarrr deberán volver a andarrr a cuatro patas.
- No podemos, andar a dos patas es una forma de demostrar que somos serres civilizados.
- Imposible. No admitimos prrivilegios con los cerrdos.
- Estás bien, claudicamos.
- En terrcerr lugar dejarrán sus ropas en el umbral. Ahí mismo.
¡Qué espanto, era el pobre cerdito Avisado que se estaba cociendo!
Un terrible chillido de placer sonó a sus espaldas. Al darse la vuelta los dos cerditos contemplaron como la señora gorda, definitivamente una bruja, se acercaba a ellos con un inmenso cuchillo de carnicero.
- ¿A que os apetece un poquito de carrrne, querridos cerditos??
Estupenda fábula, herr doktor. Así a ojo, deduzco que los cerditos inconscientes son la facción progresista española de esos PIGS de quienes tanta burla ha hecho la prensa norteña (y que finalmente han caído por errores propios más la presión de los mafiosos externos); la Bruja es la señora Merkel, claro. Pero estoy un poco espeso con el personaje del cerdito Avisado: no lo pillo. Aunque bueno, si ya lo ha pillado la Bruja bastante desgracia tiene.
ResponderEliminarEn todo caso, Samaniego y compañía deben de estar encantados con usted: es un digno competidor suyo.
Dirás que estoy obsesionada, Krapps, pero yo sigo viendo teutones por aquí....
ResponderEliminarUn beso y feliz semana, Doc. Take care.
Eres la alegría de la huerta, Dr. Krapp. ¡Vaya panorama que nos pintas!
ResponderEliminarPodrías ofrecer alguna vía de escape a ese festín que prepara la Sra. Gordadecortemerkeliano a base de cerditos cocidos. ¿Qué culpa tienen ellos? ¿No es lícito ser ingenuo y soñador? Quiero pensar que en el trasfondo de tu fábula se halla algún resquicio salvador, pero por más que lo busco no logro encontrarlo. Podías echarnos una mano. Al fin y al cabo muchos somos inocentes cerditos educados con cuentos morales, hadas mágicas y desenlaces felices...
Con la maquinaria de la prensa no harían falta vientos huracanados. Genial.
ResponderEliminarLos cerditos Avidados se suelen tratar como Iluminados a los que simplemente no se les da voz o se les trata de locos.
No entendí por qué al final invaden su casa.
Un abrazo, Doc.
Podrían ser los que dices, pero otras posibilidades serían factibles. ¿El cerdito Avisado? Cualquiera puede ser el cerdito Avisado, tú o yo mismo. Estar avisado no nos impide acabar en la olla.
ResponderEliminarMe gustan los teutones mientras no se ponen exigentes y mandones. Te imagino ya de vacances, Novicia, disfrútalas. Indulgencia para los desgraciados que tenemos que seguir trabajando.
Al maestro Castelao-padre, madre, hijo y Espíritu Santo del nacionalismo galllego- pero sobre todo uno de los más grandes humoristas que ha parido la piel de toro, le comentó una vez una señora de alto copete que le gustaban sus dibujos y caricaturas pero que los veía excesivamente tristes y pesimistas. Castelao con una sonrisa le respondió: "Señora, lamento decirle que yo no tengo vocación de cataplasma".
ResponderEliminarQuizás los cerditos hayan logrado escapar de la bruja Piruja.
Un saludo amigo, Luis
¿Por qué invaden la casa del cerdito Avisado? Quizás por lo la crisis inmobiliaria o porque esa comunidad necesitaba un espacio físico seguro para seguir con su estricta dieta carnívora. Un abrazo, Torcuato
No se puede negar que has realizado una jugosa mezcla de cuentos tradicionales en esta metáfora que refleja muy bien los tiempos que corren.
ResponderEliminar¿A quién me recordará esa bruja de grandes pechos y pelo rubio que cuece en el caldero al cerdito Avisado?
Besos Krapp.
Doctor, se puede poner en mayusculas, pero más claro no se puede decir. Solo permitirme una reflexion, cerditos hay muchos y lobos muy pocos, es mas sino tuvieran cerditos aliados que los defendiesen no seria nada. ¿Que tal si en vez de huir nos damos la vuelta y nos hacemos una chaqueta de piel de lobo?...Un abrazo y me ha gustado mucho. La television es un cancer y los canceres hay que tratarlos......
ResponderEliminarBrillante e inquietante fábula de la alienación, el engaño y la imposibilidad de escapar del "sistema creado e invisible", que hace caer en la trampa a todos (quiera o no, el cerdo Avisado y lúcido no puede escapar del sistema que engullirá a todos los cerdos). El lobo siempre estuvo allí, pero no enseñó sus fauces hasta que no vio ligeramente amenazado su insaciable deseo depredador. Cuando muestra el lobo sus dientes, el miedo lo invade todo, y entonces, se empieza a pensar en aquel engaño: demasiado tarde. "Todo va bien, hasta que empieza a ir mal". "Todo lo que sube, baja". Pero en la vida las cosas pasan de inmediato; por eso funcionaron trampas como lo de las hipotecas a 40 años para comprar un piso, aprovechando las ilusiones y las necesidades de las personas, etc. En el fondo, es una tragedia que se repetirá una y otra vez en diferentes versiones. El cerdito lúcido (el despierto entre durmientes), y no por casualidad, es el chivo expiatorio, el primero que va a la olla: de eso sirve estar "despierto". Real como la vida misma. Los cerdos alienados pasarán igualmente por la piedra, perdón, por la Bruja: la poseedora de la "pócima" para salir, ejem, de la crisis. Aciertas con el animal -cerdo- escogido para la fábula.
ResponderEliminar¿A quien te recuerda, Cristal? Me ha gustado que hayas interpretado gorda como mujer rubia con grandes pechos aunque yo no lo haya puesto :))))
ResponderEliminarBesos.
Bueno quizás con la prensa, un arma tan infalible, no necesiten la ayuda de cerditos traidores. Ella puede aplacar la voluntad del cerdito más avispado, más avisado o más rebelde. Gracias por tus palabras, Temujin. Un abrazo
Poco puedo decir después de lo que has escrito tú, Pesadillas. Las trampas son esas casitas de paja o cartón que el lobo puede derribar con un simple resoplido. Para el resto quizás necesite la ayuda de su arma mortífera. La lucidez no garantiza la supervivencia y encima corres más peligro ya que la sabiduría solo produce más sufrimiento algo de lo que se olvidaban los viejos cuentos infantiles. Respecto a lo de la palabra pigs -o si prefieres PIIGS- es un invento salido de la olla de la bruja, sin duda.
ResponderEliminarDr. Krapp al leerte me hiciste acordar del Rafael Pombo de mi niñez... EXCELENTE!!!!
ResponderEliminarCreo que la bruja teutona no es tan mala, la empujan a ser así las circunstancias. Y a los cerditos, avisados o no, les aplica el refrán que dice que aunque la mona se vista de seda, mona se queda...
Besos mágicos
Muchas gracias, Annie. No conocía a ese escritor y acabo de ver en la Wikipedia que era fabulista. Veo que encuentras razones para entender a la bruja aunque yo me preguntaría ¿a quién no le empujan las circunstancias?
ResponderEliminarPobres cerditos a los que una gorda, posiblemente teutona, confunde con monas :)
Besos
La unión hace la fuerza y cada vez más las fuerzas se dirigen en beneficio propio, cada uno va a la suyo, el débil es el débil, ni es ni se siente libre: todos al caldero.
ResponderEliminarInevitable mientras el mundo se rija por el principio del disfrute individual y no por el del bienestar colectivo, Angie.
ResponderEliminarLA VERDADERA HISTORIA DE LOS TRES CERDITOS
ResponderEliminarMuy interesante Torcuato, gracias. Las historias primigenias que nos retratan como seres humanos, aunque hablen de cerditos o de lobos, nunca mueren aunque se vistan con mil ropajes diferentes.
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