Escoges de joven una ideología, o ella te escoge a ti que siempre es peor, y te pasas media vida huyendo de ella por su insistencia en amargarte tus mejores momentos.
- Oye, que soy tu ideología. Hazme caso, leche.
- ¿No ves que estoy ocupado puteando a mis subordinados?
- Pero eso no era lo convenido. Me debes eterna fidelidad, te comprometiste a ello y debes cumplirlo.
En realidad, la ideología es una talla que se le pone al pensamiento para que no ande por ahí libre, a la buena de Dios. Antes, la ropa se hacía a medida y las tallas tenían una importancia mínima. ¿Qué más da que no conocieras tu talla si ya lo sabía tu sastre? Ahora no, ahora debes sabértela de memoria si no quieres quedar en ridículo ante el pretencioso vendedor de los Grandes Almacenes que ya te puso cara de asco cuando te vio venir con tus vaqueros gastados.
- ¿Cómo, usted no sabe su talla? Espere que se la calculo. Hummm debe usar una cinco.
Cuando llegó la moda pret-a-porter, el hombre empezó a darle importancia a las tallas tal como antes había empezado a darle importancia a las ideologías. El capitalismo y su disfraz, la democracia liberal, nos introdujo en un mundo de evolución constante, donde lo trascendente era la capacidad de progresar, de evolución, de no quedarse anclado en la inmutabilidad absolutista que hasta entonces se usaba. Había que tirar para adelante, creando una industria y desarrollando mercados cada vez más amplios, lo que es tanto como decir ávidos consumidores de mercancías. Frente a ese cambio los humanos tuvieron que definirse. Unos lo querían más rápido, otros más lento. Eso obligaba a tener una ideología y a hacer que los ciudadanos se agrupasen en facciones.
Desde entonces el capitalismo y consiguientemente la democracia liberal, han ido creciendo, universalizándose y al final están a punto de conseguir su mayor objetivo: un mercado global de consumidores compulsivos y obedientes.
Ya no son tan útiles las ideologías y menos las que cuestionan el régimen reinante. Hay que simplificar tanto pensamiento. Admitamos a los defensores de la ortodoxia tradicional y permitamos, para que la cosa no quede muy obscena, una cierta una cierta alternativa humanitarista y bien pensante.
¿Eres de izquierdas?
¿Eres de derecha?
Lo importante es el pret-a-porter.
XL, XXL, L no se necesita más...
Hola, perdón de antemano por esta publi gratuita, pero no tengo otro modo.
ResponderEliminarIntento cambiar una cucharilla por cualquier otra cosa. Seguro que tienes algo por ahi tirado que no te sirve para nada.
Fomenta el trueque!!!
http://fomentaeltrueque.blogspot.com/
Gracias (y perdona otra vez por la intusión)
Libertino, veo que has entrado con fuerza y con ganas en este mundillo. Me alegro mucho. De verdad.
ResponderEliminarNo sé, yo creo que no tengo ninguna ideología específica, la verdad, y menos en política. Tengo tendencias, sí, pero no una ideología firme que me esclavice y mucho menos por la que discuta o me enfade con alguien. No vale la pena. Eso en política. En lo demás, tengo principios más que ideología y procuro ser fiel a ellos.
Un abrazo, Liber
Mira Cronista Libertino, a mí del pret-a-porter ni el XS me contempla, ni tampoco la modista cuando con cara de reproche me dice "tuve que achicar el molde". Yo miro a una y la otra y veo que ellas no tienen empacho en ignorarme y debilitarme. Y como a mi edad no voy a andar con complejos ya miro por mí y no me caso con nadie. Ya aprendí que no se preocupan por calzarme o me dejan con el ruedo chingado...al fin me las tengo que arreglar solita.
ResponderEliminarYo soy una Reina Republicana, y con un pret a porter divino.
ResponderEliminarSabes Cronista Libertino, yo soy de las que uso la talla "ácrata" me dá igual, que igual me dá, no creo en patrones ni en ideales de nombre, ni de convicciones hechas a la fuerza.
ResponderEliminarYo visto lo que me gusta sin pensar si es moda! no me dejo llevar por ella. El libre pensar de momento no se paga por lo tanto, visto lo que quiero sin casarme con "ningún modisto" por bueno que diga que sea.
A fín de cuentas la que paga elige, y yo eligí hace tiempo hacer mi propia moda...
Besossss
Recuerdo que a los once años era bastante feminista, y que una vez, discutidiendo con mi madrina (que para soliviantarme me decía que el hombre era superior a la mujer), le dije que de mayor quería hacerme violadora para vengarme de todas las mujeres abusadas. Recuerdo que se rió con ganas, la muy...
ResponderEliminarUn besso descomprometido,
4ETNIS
Las ideologías, todas, están en su crepúsculo. Yo sólo creo en la que no me oprima ni me cierre la puerta a otras. Con el tiempo, uno cambia, y tiene que ajustar el traje. Y que conste que esto no es cambiar de chaqueta...A decir verdad, a todas mis prendas les encuentro algún pero...
ResponderEliminarEl traje ideal, sin embargo, aún está por llegar.
Buena reflexión para un momento de crisis
Fomenta el Trueque ya has tenido tus 10 segundos de minigloria en este blog, que te sean útiles.
ResponderEliminarNovicia me alegro de que te alegre. Principios, ideologías, manifiestos fundacionales...la ceustión es si los elegimos o nos eligen. Habrá que mirarles la etiqueta. Ya no volverá la época de sastres y costureras.
Mara y Cuyá tengo la intuición de que hay moldes que no nos hacen justicia y me parece genial. ¡No hay que darle facilidades a los moldeadores!
Maritoñi, pues estoy algo defraudado te veía más bien con un pret-a-porter regio cuasi imperial.
Ahh Lisebe pero te olvidas de algún detalle: el que paga elige pero ¿quién paga al que paga para que éste pueda elegir? Me alegro de tu libertad en tiempos tan conformistas.
Lula, tu madrina tenía lucidez suficiente como para saber que lo mejor de nosotros mismos sale de esa coraje que vamos perdiendo a medida nos entregamos a las tranquilas aguas de la conformidad.
Eso, Luis Antonio,lo decía el tal Fukuyama a principios de los 90 y mi pregunta es, aunque suene a pura retórica: ¿pensar que ya no hay futuro para las ideologías puede ser parte de la estrategia de alguna ideología que busca la hegemonía? El pensamiento totalitario siempre tiende a decir que las ideologías están en crisis, excepto la propia claro.
Liber, en ese caso YO siempre he elegido ;)
ResponderEliminarCuánta lata dan estos humanos con sus ilusiones del libre albedrío y sus revoluciones inminentes. Qué coñazo.
ResponderEliminarTe veo demasiado segura,Novicia no te fíes de las apariencias de libertad. A veces las ataduras son aparentemente livianas y nos dan la sensación de que tenemos completa autonomía mientras no ponemos a prueba sus límites.
ResponderEliminarY tanta Nsk, ese es el peligro de usar fantasías con fecha de caducidad pasada. Cuando uno se las traga corre el riesgo de pillar una intoxicación de incalculables proporciones.
Libertino, a ver, si uno se considera libre, aunque no lo sea a los ojos de los que diseccionais con bisturí el entorno propio y ajeno... si uno piensa que es libre y que elige en libertad... ¿qué diferencia hay entre creer que se es y serlo??? Yo no veo ninguna. A mí, personalmente, no me importa vivir en esa ignorancia... Quizás antes, hace años, me mataba por demostrar, por luchar, por desencadenarme... Hoy sé que la vida es demasiado corta y que no es bueno pasársela intentando bajarse del mundo. Creo que así pierdes la oportunidad de disfrutar de las cosas buenas que te lleguen, que por desgracia son muy pocas.
ResponderEliminarHoy por hoy me conformo, sin ser conformista ni mucho menos, pero sí más realista que hace años, con no hacer daño conscientemente a nadie, mentir lo menos posible y querer a los míos y dejarme querer. Lo demás ahí está. Si me aporta algo bueno, lo cojo, si no, lo repelo... Igual es simple esta filosofía de vida pero creo que si me funciona, es la buena.
Un besazo chicos y muy muy buen fin de semana.
¿Quieres que te diga la diferencia entre querer ser y serlo?
ResponderEliminarImagínate que crees ser millonaria y te vas a una suite del Ritz pero, ay amiga, luego llega la inapelable factura. ¿Le dices a los del hotel que es que creías ser millonaria y poder pagar la suite?
No, Novicia, es bueno conocer la realidad ya que si conocemos el tamaño de la soga que nos ata siempre tenemos la posibilidad de pensar en como librarnos de ella. El autoengaño es una ficción que termina desmoronándose.
Libertino y el Krapp???
ResponderEliminarBesos con azúcar glasé.
Espero, Su Alteza Maritoñi, que sepa disculpar las inconveniencias que pueda salir de la boca del Cronista Libertino. No es hombre dado a moverse en ámbitos refinados y puede que en algún momento no sepa guardar ni comportarse con el debido decoro. Estamos iniciándole en los enrevesados meandros del protocolo pero con éxito incierto
ResponderEliminarAh, ideologías, ideólogos y demás puntillosos. Y yo catalogado de burdo paleto por no circunscribirme a sus dictados... ¡Qué a gustito se está, oigan!
ResponderEliminarMuchos que nacen sabios, es porque lo dicen ellos.
(Lope De Vega)
siendo éste mi primer comentario, me gustaría impresionar, pero la verdad: difícil me lo ha puesto...
ResponderEliminarCarezco de conocimientos para disertar al respecto sólo puedo decir que me hago la vida lo más fácil que puedo: a fuerza de buen querer y del respeto que les debo a los que me rodean, quizás esté a la moda o quizás, no...pero ya me he acostumbrado que me miren raro...
Un beso
A.
Un paleto sensato pesa más que toso el ejercito de ideologizados que pululan en nuestras vidas. Por cierto a los ideólogos siempre les gusta separarse de los ideologizados que son mayoría, Corsario.
ResponderEliminarNo es cuestión de impresionar, sólo decir lo que se piensa. Los ideólogos quieren que todos encajemos en las tallas que ellos mismos crearon para tenernos a todos controlados. Si encuentras una vía personal a fuerza de buen querer date por satisfecha, Andrea.
Mi buen cronista: Yo jamás admitiré ser un paleto pero tampoco me preocupa que me cataloguen de lo que quieran. Eso no va a cambiar lo que soy.
ResponderEliminarMejor así, Corsario, las etiquetas, que siempre buscan la simplificación, casi siempre simplifican más al que las hace que al que las recibe si éste no hace aprecio de ellas.
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