26 marzo 2008

Maestro de si mismo

Rafael Azcona (1926-2008)

14 comments:

  1. En el club de los magníficos nunca se muere nadie; pues perduran perennemente entre nosotros a través de su legado.

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  2. Esi si que debe ser un club selecto y distinguido, por eso tiene tan pocos socios y es tan complicado que te permitan la entrada.

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  3. Ay, este hombrecillo, ¡qué talentazo!.

    Y encima se llevaba bien con todo el mundo. Como despedía una modestia sincera, sin concederse nunca mérito alguno, todos -dentro de la profesión- le adoraban como guionista y le consideraba amigo.

    Eso es infrecuente, no sólo en el cine, sino también en la vida.

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  4. Se llevaba bien con todo el mundo, pero durante años fue etiquetado de misántropo simplemente porque quería poder vivir su propia vida lejos de la miseria de las bambalinas y las pasarelas.

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  5. La miseria de las bambalinas y la pasarela solo es miseria para quien lo siente así. Hay mucha gente que disfruta con ese exhibicionismo, si no lo ven no existe, por lo tanto no existe su obra.

    La genialidad de este guionista consistía en que el no lo consideraba una obra, sino un trabajo, un trabajo satisfactorio además, al que siempre le estuvo agradecido.

    Una persona demuestra su inteligencia cuando reconoce que el éxito es algo inesperado y prescindible para él.

    El placer que ofrece el trabajo -algo que anhelaría más de la mitad de la humanidad- es recompensa más que suficiente, e incluso diría más: un milagro.

    Así lo valoraba él, y lo manifestó en muchas ocasiones. Por lo tanto, el resto, toda la parafernalia mediática y social, le resultaba indiferente.

    Fue guionista por azar, y eso es una maravilla: que la profesión te escoja a ti, no que tú tengas que escoger la profesión (o trabajo alimenticio, como la mayoría).

    Si eso se sabe apreciar, y él lo hizo, se puede sobrellevar con lucidez, como también hizo, toda la incompresión de los de siempre, de aquellos que siempre pagan el peaje de no ser como quieren ser, sino como la galería les obliga a parecer.

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  6. La altura moral e intelectual de Azcona es indiscutible. Su proverbial sencillez y naturalidad. Sin embargo, no lo debemos tomar como rasero para juzgar al resto de los seres humanos. Sería un flaco favor que él mismo no aceptaría. Es lógico que el éxito nos afecte, que Azcona pudiera mantenerse en su modestia habla mucho en su favor, pero tampoco podemos acusar a los demás de no poder llegar a ese nivel de coherencia y rectitud.

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  7. Nada de juicios caballero, simplemente un comentario enlazando el suyo, ¿le acusaron de misántropo por no querer bailar el baile?. Lo ha escrito usted.

    No busco polémica, que le veo venir, pero sí una aclaración. No quiero absolver a los acusadores-etiquetadores simplemente porque sean mayoría.

    Si acusan y etiquetan, él-los demás, ¿no podrían acusar de chorlitos a todos los "omnipresentes en la foto", y los bailadores oficiales? que además siempre verbalizan los mismos mensajes bobalicones, repetitivos y que de una peliculita insignificante tratan de llenarla de un contenido que no tiene, como si se tratara de una obra maestra, y cacarean y cacarean contenidos inexistentes.

    Que el 80% del cine es vacuo lo sabe todo el mundo, pero no todo el mundo lo acepta ¿Por qué?

    Simplemente porque en lugar de aceptarlo como un trabajo ¿digno?, quieren convertirlo en un emblema, en una obra de arte, y la mayoría de películas no resisten el paso del tiempo, sino que son un entretenimiento menor, legítimo, pero sólo eso, entretenimiento.

    Pero si lo venden bien, si hablan de lo mucho que hacen por el cine, le intentan conferir una grandeza que no tiene, convierten lo mediocre en una revindicación corporativista, haciéndose las víctimas de lo incomprendidos que son, de las pocas ayudas que tienen, y de lo poco que se les valora su talento.

    ¿Talento? Juassssssss!!!!

    Bueno, hoy seré el País decente III, hay que estar a la altura de un presidente que parece dirigir un país de cuento de hadas.

    Después dicen que los soñadores no gobiernan. Ha compuesto un gobierno digno de una foto del Vogue. Una pasarela novedosa, que puede que no consiga eficacia, pero vistosa si que lo es.

    Lástima que la alternativa, sea el almidón, y la naftalina.

    Entre lo chorra y lo rancio... ¡qué penita!.

    No sufra, no le visitaré en unos días. Tengo que contrastar el medidor de decencia que está en Decendolandia para ver si me autorizan un país decente IV.

    Saludos

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  8. Empezáramos por el final: todo era una excusa para hablar de Zapatero y sus go-go girls.
    Para usted simplificando: El cine es un trabajo digno pero no un arte porque no resiste el paso del tiempo.
    Le supongo con la autoridad moral y la perspectiva suficiente como para saber que eso es y será así.Muy poca gente se atrevería a ir tan lejos en su temeridad.
    El 80% del cine es vacuo. ¿Qué tanto por ciento de la escultura, la arquitectura y por supuesto la pintura es ígualmente vacuo?
    Intentaré no sufrir aunque usted me lo pone realmente complicado a veces.¿Qué es el Uno sin la Nada?

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  9. Bien, mis asesores me han avisado de su comentario. Uffff!!! ¡Qué chungo!

    Usted que me acusaba de "gravedad" se ha puesto más solemne que un avezado en Protocolo.

    Sí, era una excusa para hablar de Zapatero. Yo siempre quiero hablar de Zapatero, porque me causa honda estupefacción. Si de verdad se cree ese mundo rimbombante y decen te, no sé como ha tardado tanto el Universo en crearlo.

    Usted también ha aprovechado -aunque lo negará- para echarme el anzuelo sobre su relato sobre el Uno y la Nada.

    No quiero saber nada del Uno, máxime si como ha escrito usted, formamos parte de sus vísceras.

    ¿Vísceras? Puajjjj!!!

    O sea, que el es él es el gran engullidor, se lo traga todo, de su empacho crea el Universo, ¿y encima nos deja a nosotros siendo una miserable parte de sus vísceras?. ¡Con su pan se lo coma!.

    Por favor, LE SUPLICO que deseche términos tan deleznables como "autoridad moral" o "temeridad", me producen verdadera alergia. ¿Quién ha hablado de moral?.

    Es cierto que se lo pongo difícil. Pero sin esa dificultad todo se reduciría a una planicie insulsa. Al menos para mí.

    Son esos picos imprevisibles del electrocardiograma, lo que hacen que la aburrida mirada del cardiólogo, se detenga por un instante.

    Usted hace y ha hecho homenajes públicos a personas que me resultan admirables, como en este caso. Todo ello incita una catarata de rememoración en mi caso.

    Cuando a usted le moleste, sabe de sobras "parar" esa catarata.

    Ya lo ha hecho en otras ocasiones y le insto a que vuelva a hacerlo.

    P.D. Finalmente me han denegado la denominación de País decente IV. Ahora seré un país, cualquier país.

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  10. No me exija tanto.
    No me pida que use conceptos y términos que sean de su agrado o que simplemente haga las cosas según su manera de pensar.
    En este cruce de espadas, o si lo prefiere floretes, que usted ha iniciado a sabiendas de que le iba a contestar no hay ya lugar para gestos teatralizados fingiendo sorpresa.Los contendientes se conocen de antiguo para ponerse máscaras de hipocresía.
    Le voy a recomendar un libro que creo que le servirá como magnífica terapia a sus tormentos espirituales. Se trata de un clásico del XIX: "El úno, o único, y su propiedad" del maravilloso y lúcido Max Stirner. Le paso su enlace en la Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/El_%C3%9Anico_y_su_Propiedad.
    Echele un vistazo, aunque sea a espaldas mías y diciéndome que no lo va a leer.

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  11. Yo me parto la caja con usted.

    A regañadientes acepta un combate que no existe, pues siempre confunde combate con cambio de impresiones.

    Opinar, para usted, es sinónimo de pelear.

    Recuerde que nos conocimos en un ring. Allí sí se repartian hostias. Hostias diálecticas, que no duelen.

    Allí se comprendía meridianamente la cantidad de recursos que tiene la gente, siempre adormecidos, pero que azuzados por un reto, surgían cada día innovadores, puede que expresados zafiamente, pero la zafiedad también tiene mucho encanto, porque casi siempre emana una frescura que "las formas" han enmohecido.

    Las formas, aunque necesarias, huelen a moho. Es necesario mucho aprendizaje y contención para que surjan de una forma aparentemente natural.

    Al final, en la vida real, siempre se "dice" menos de lo que se siente. O simplente no se dice todo, o se dice mal, en cualquier caso, para mucha gente resulta insuficiente.

    El teatro siempre es necesario, la máscara también, pero no la hipocresía, ésta no ha existido nunca.

    ¿Usted cree que una lectura, cualquier lectura, de lúcidos u opacos me serviría de algo para lo que usted llama "tormento espiritual"?

    ¡Ahí es nada!. ¡Tormento espiritual!. Casi me atraganto de la risa. ¿Qué será eso?.

    He visitado el enlace. A simple vista, le diré que es fácil coincidir con lo que defiende Stirner, excepto con calificar que sólo el egoísmo induvidual y la ausencia de idealismo es lo que llevaría a la liberación de servidumbres.


    Libre asociación de egoístas suena a comuna, y de sobras se ha comprobado que no funciona. Y no funciona, porque como esos ideólogos que él censura confirmaron.

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  12. Venga, venga, me debería estar agradecido por contribuir a aliviar sus conflictos existenciales. Aunque a lo mejor usted se siente más a gusto en medio de esa clase de conflictos. A lo mejor el sufrimiento le revitaliza o incluso lo humaniza.
    Y no me diga que lo nuestro es puro diálogo que uno ha pasado por más temporales que éste que ahora sufrimos y sabe que clase de paraguas usan sus habituales para protegerse.
    El egoista se tiene a mismo para hacerse compañía pero puede compartir egoismos comunes con los demás. Una concordancia de egoismos es una sociedad de egoistas. Una sociedad, libre, arbitraria, circunstancial e interesada pero que no tiene miedo de decir su nombre ni lo disfraza bajo el burdo maquillaje de la ideología.

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  13. Bueno, a lo que íbamos: Descanse en paz un magnífico intelectual y excelente guionista. Cuántas deliciosas maravillas aportó a nuestro cine...

    Descanse en Paz Don Rafael Azcona.

    Gracias por el homenaje merecido.

    B.

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