28 enero 2007
El amuleto del Chamán
22 enero 2007
21 enero 2007
Nuevos cursos para la formación de mendigos 2: versión de El Roto
http://chamantriste.blogspot.com/2006/12/mendigos-cursos-y-convocatorias.html
14 enero 2007
12 enero 2007
10 enero 2007
El incunable acunado o breve fragmento de la tórrida pasión entre el valioso incunable, "Memorias del Condestable" y Doña Hilaria, casta bibliotecaria
- Nadie antes me había acariciado el lomo con la delicadeza con lo que lo haces tú, mi dulce Hilaria.
- Venga, eres un zalamero... ¿A saber cuantos te han tocado durante los 515 años que has pasado de mano en mano?
- En serio, Hilaria. Como tú, nadie.
- Eres un un viejo verde muy pillín. Conozco tu historia bibliográfica al dedillo y es difícil que puedas engañarme. ¿Qué me dices de la Marquesa de Carabás? En su tiempo y aún siendo una mujer hermosa, era amante de los libros; como demuestra su muy rica biblioteca en la que tú, incunable mio, ocupabas un lugar privilegiado.
- Esa es una leyenda urbana, como decís ahora. En realidad, era una cuasi analfabeta hija de tenderos que compraba libros para presumir y darse el pote, en plan cutre Pompadour, ante sus pedorras amigas dieciochescas. Sus únicos amantes eran los mozos de cuadras con los que se acostaba para excitar el morbo del marqués.
- ¿Y el Conde de Villameada? Ese fue tu primer propietario.
- Por favor, Hilaria. Ese era un pájaro de mal agüero. Te voy a contar un secreto, pero por favor, no lo publiques en una de esas horrendas revistas de bibliofilia que tanto te gustan. El conde practicaba el vicio nefando con el impresor alemán que me fabricó. Es decir: eran amantes.
- ¡Qué escándalo! ¿Estás seguro?
- Y tanto ¿Por qué crees que el conde gastó una fortuna en promover la impresión de un maloliente manuscrito lleno de falsedades escrito por su bisabuelo, un condestable majara y medio salvaje que no rascó bola en su puñetera vida? Pues simple y llanamente, y perdona la ordinariez mi princesa bibliofílica, para follarse al impresor.
- Pero de ahí salisteis tus hermanos y tú, mi hermoso pimpollo. Mi lindo tesoro bibliográfico.
- ¡¡Ayy Dios!! Cuando me dices esas cosas se me ponen cachondos los caracteres. Las redondas se me hacen cursivas y las mayúsculas amenazan con salirse de la página. Te quiero, Hilaria. Ráptame y huyamos lejos de esta mugrienta biblioteca. Vayamos a un mundo donde nuestro amor no encuentre barreras.
- Lo nuestro no tiene solución, incunable de mis entrañas. ¿Qué sería de mí sin mis hijos, los libros? A su estudio y análisis he dedicado toda mi vida. He sacrificado emociones, sentimientos e incluso he pospuesto sine die mi volcánica sexualidad.
- Deja esa morralla libresca y huye conmigo. No te conformes con ser una grasienta y monjil erudita de gafas culo de vaso y piel cerúlea. Dale vía libre a tu fetichismo y sácame de esta gaveta que me mortifica.
- De acuerdo,quizás sea mi última oportunidad. ¡¡¡Huyamos juntos, y que San Benito de Nursia nos proteja!!!
04 enero 2007
Cuento /a la/contra la/de/desde la/en/para /por/sin/sobre la/tras la/ Navidad
Ante aquella duda hamletiana el buen rey decidió crear una comisión de sabios que le ayudase a resolver semejante embrollo. “Mi rey-le dijo finalmente su más íntimo consejero/adulador nombrado oportunamente presidente de la comisión-hemos decidido que la autoridad real está por encima de cualquier otra circunstancia y si el rey decide que se acabe con los malos hay que acabar con los malos”. En pocos días aquel tranquilo y próspero reino se convirtió en un lugar más siniestro que el cubil sangriento del Ogro en plena temporada de caza:
Hubo batidas tremebundas hasta acabar con los lobos provocando un crecimiento terrible de la población de ovejas y cerditos. Se les hizo lobotomías a los zorros para que no fueran tan astutos lo que originó que quedaran indefensos ante las vengadoras atrocidades de las gallinas. Se promulgó un decreto ley para prohibir las madrastras lo que originó un aumento considerable de niños huérfanos. Se quemaron en fastuosas hogueras a todas las brujas que no poseyesen o no tuviesen al día el carnet oficial para ejercer las artes mágicas. Fueron envenenados varios miles de gatos causando la aparición de una horrible epidemia de ratoncitos. Era espantoso, una locura... y las buenas gentes se echaban las manos a la cabeza y hasta se "rascaban" las vestiduras. Afortunadamente, andaban por allí los afamados Reyes Magos estresados en su ingrata labor de transportistas de paquetes. Sabiendo el rey del mucho mundo de estos ancianos personajes decidió mandarlo llamar a palacio:
-Cuéntenme majestades, de colegas a colega, ¿qué ocurre en mi reino?¿por qué ahora que soy dichoso siendo un rey justo y virtuoso, veo esas caras tristes entre mis súbditos?.
-¿Qué esperabas rey? -tomó la palabra Melchor, que como era blanco le ofrecería mayor credibilidad al rey -Te has cargado a un montón de seres inocentes que sin serlo llevaban la etiqueta de malos. Ahora ya no hay malos, ni símbolos, ni tan siquiera metáforas de la maldad.Si no existe la maldad ¿tiene algún sentido la virtud?.Y además, en los cuentos se castiga a los reyes que hacen desgraciados a sus súbditos.
-Entonces, sin duda, debo de ser castigado -respondió el rey profundamente abatido
-Es necesario que el rey cumpla su propia ley.Eso si crees en la verdad de los cuentos. Pero tranquilo, tus pecados no son tan grandes como para que pierdas la cabeza. Mejor será que optes por el destierro. ¿Has pensado en Marbella? Creo que por allí se hacen muy buenos negocios y con tu pedigree seguro que te hinchas sacándole la pasta a las revista del higadillo...El monarca asintió mientras una única lágrima se derramó por sus reales mejillas.
Al día siguiente al amanecer, una caravana de 143 carruajes salieron de palacio hacia un dulce y dorado exilio en la Costa del Sol. Dentro llevaban a un rey que supo ser justo y virtuoso hasta el final.¡Qué aprendan sus colegas la lección!.
En aquel reino nadie quiso tomar de nuevo el gobierno, sólo por miedo a volver a meter la pata. De esa manera sus habitantes se dedicaron a cosas realmente importantes y no creáis, a pesar de vivir casi en la anarquía, en algunas ocasiones llegaron a ser felices y eso que no pudieron comer perdices, ya que el antiguo rey incapaz de compartir su felicidad absolutista, las había devorado todas.
Y ya está. Este cuento se ha acabado. No nos queda más que soltar el esperado colorín, colorado.