Paco, ponme un bocadillo de panceta con pimientos. Pero que sean de Lodosa ¿eh?
Pepiño, te recuerdo que estás muerto y seguro que a tu espiritu no le viene bien que te pegues un desayuno tan sólido y contundente.
Ya, ya lo sé, Paco, pero me ilusiona decir estas cosas aunque ya no pueda comer. Joder, éste el último bareto antiguo que queda en el Barrio Chino.
Raval, Pepe, Raval, que no estás con los tiempos.
Chino, coño, Chino. El mugriento y mitificado Barrio Chino de Barcelona ahora pasteurizado e invadido por guiris de crucero que esperan encontrar la leyenda que se llevaron los Juegos Olímpicos, la burbuja y la crisis.
Todo cerrado y el resto hormigón y cemento en plazas duras.
Bazares y locutorios por todas partes, instalaciones universitarias feas de cojones y cuatro locales con comida de chichinabo.
No te pongas duro, detective, que no siempre has sido arrabalero y granuja. Bien que te gustaba hacerte el fino cuando después de resolver un caso te ibas a comer a Casa Leopoldo, una islita de lujo en un océano de mugre.
¿Lo han cerrado, no?
Si, este verano.
Canallas.
Si, la verdad la cosa se pone chunga, no creía que llegasen tan lejos después de lo de Manolo.
Lo que le hicieron a mi creador no tiene nombre, Paco. Ponerle su nombre a una plaza espantosa parida tras cargarse la urdimbre de calles en la que nació, creció y se hizo hombre. El derrumbe de la memoria individual de cada cual es solo un síntoma del derrumbe de la memoria de la ciudad.
Barcelona ya es solo un producto de souvenir, Pepe.
Y no la mejoran las peleas entre soberanistas obsesivos, españolistas soberbios y antisistemas instalados. Que les follen a todos. Me vuelvo a mis cenizas.
Hace seis meses que me fui de aquí tras lo que se podría definir, usando el término en boga, como una Declaración Unilateral de Independencia. También mis insignificantes deseos de independencia se realizaron a través de un proceso de desconexión. Desconexión total con la blogosfera, de sus demandas y sus esclavitudes. Desconexión con vosotros, los que tenéis otros blogs y estabais acostumbrados a verme rondar por vuestros territorios. Necesitaba bajar el tono y recuperar el tiempo en otras latitudes más descuidadas. Todo muy bonito, muy interesante, muy emotivo pero tan insustancial como el insufrible proceso independentista de inacabable actualidad. Al final la naturaleza, esa vieja puta, te vuelve a encasillar en lo que eres y no en lo que quieres ser. En mi caso la desconexión fue tan fallida como la que se anuncia a bombo y platillo en cada telediario. Internet siguió omnipresente y solo cambié comentarios más o menos fructiferos en los blogs con discusiones interminables y absurdas en las redes. También me embarqué en una CAUSA, así con mayúsculas, contagiado por el entusiasmo de una generación decidida a ser infiel a Allen Ginsberg y sustituir locura trascendente por racionalidad política. Esos hipsters que ya no llevan ya cabeza de ángeles ni arden por la antigua conexión celestial con el estrellado dínamo de la maquinaria nocturna. Esos hipsters que se han vuelto politólogos, estrechos e infinitamente cargantes. No valgo para el proceso. No me van los tonos sepia. Exigen demasiado reduccionismo. Me gusta el color y no soy capaz de eliminar los matices. No soy capaz de soltar una parrafada lapidaria sin joder la losa. Me temo que no me tomo excesivamente en serio en un mundo donde la seriedad se ha vuelto dogma. Cuidado con jugar con las cosas importantes. Cuidado con sobrepasar lo políticamente aceptable e intentar crear tu propio marco. Ya no solo te señalan con el dedo como a Brassens, ahora te pueden aplicar la Ley Mordaza o etiquetarte como peligroso, ambiguo o cómplice. En fin, os he soltado todo este rollo antes de deciros que el día 15 es el décimo aniversario este blog y como me hace ilusión comunicarlo quisiera compartirlo con todos vosotros. Termino con un asunto verídico que me aconteció el otro día: Estaba comiendo una estupenda sopa de pescado hasta que Albert Rivera asomó su cabecita detrás de un mejillón.
No me jodas ¿tú también aquí?
No te preocupes, fui campeón de natación y entre las exigencias de la nueva política está el sacrificarse en pos de la necesaria renovación democrática.
Pero como te atreves a quemarte en mi sopa. ¿No te basta con hacer el chorras fuera?
Pues lamento decirte que no he venido solo, mira ahí debajo.
¡¡Bon dia!! Visca Catalunya. Som una nació- un grupo de soberanistas me saludaron a coro mientras agitaban sus esteladas al levantar la hoja de laurel.
No puede ser verdad, sois pesados pero no podéis llegar tan lejos.
Somos la avanzadilla. Pablo Iglesias vendrá pronto, si se retrasó es porque está fichando a algún VIP.
¡Se me llenará la sopa de pelos!
Pues Pedro Sánchez también está a punto de llegar desde la inopia.
Es muy alto, ¡no cabrá en el plato!
Y Rajoy se lo está pensando, ya sabes como es él. Seguro que si decide no venir usará el plasma...