01 septiembre 2009

Dos hombres y una incognita (Primera parte)


Para algunos, el discípulo fue un héroe capaz de traicionar a su patria para salvar al resto de la humanidad. Para otros, se trataba de un villano maquiavélico y astuto. El maestro ha tenido más suerte y ha pasado a la historia sin mácula aparente. 70 años después de que aquellos hombres se encontraran por última vez, la duda sigue en pie. Sobre esa entrevista se han escrito toda clase de ensayos, novelas y una excelente obra de teatro de Michael Frayn titulada Copenhaguen, de cuya adaptación a la BBC ofrezco aquí un fragmento:



Me estoy refiriendo a Werner Heisenberg y del hombre al que la historia lo ha vinculado para siempre, su tutor, su pigmalión, su alter ego, su complemento, su contrario, su particular Pólux: Niels Henrik David Bohr.
Empecemos por el maestro.
Bohr
era un hombre amable , suave, tímido y se expresaba a pesar de su brillantez con casi insoportable lentitud. Le encantaban los deportes y la vida sencilla aunque perteneciera
a una familia danesa de gran raigambre intelectual, gracias a lo cual pudo completar sus estudios con Ernest Rutherford en el Laboratorio Cavendish de Cambridge. Al danés le marcó profundamente estar en contacto con el hombre al que debemos el conocimiento del núcleo atómico y la primera mutación artificial de un átomo, el viejo sueño de la alquimia. En 1913 vuelve a Copenhague y fue allí donde descubre las órbitas que describen los electrones dentro de los átomos, proporcionándoles estabilidad. Es entonces cuando las autoridades danesas se fijan en el joven científico y deciden ofrecerle la dirección del nuevo Instituto de Física Teórica, el auténtico vórtice del efervescente huracán en que se convirtió la física hasta después de la Segunda Guerra Mundial.


Bohr obtuvo el Nobel en 1922, período en que hace otro asombroso descubrimiento: la estrecha relación entre la estructura del átomo y la tabla periódica de los elementos. Por fin se establecía una cabeza de puente entre la física y la química.
Cambridge, Copenhague y Gotinga, en Alemania, el tercer gran centro de la nueva física. Allí hizo su carrera el otro gran protagonista de esta historia: Werner Heisenberg. Brillante en muchas facetas, Heisenberg era sobre todo un hombre con ideas propias. Un encontronazo en una conferencia propició su primer encuentro con Bohr. Éste, siempre generoso, reconoció las facultades del joven y algo petulante alemán, hasta el punto de invitarle a ingresar en su Instituto.
Heisenberg se tomó su tiempo antes de decirse y cuando lo hizo mereció la pena: antes de un año de su ingreso empezó a cuestionar la posibilidad de conocer de una manera definitiva lo que sucede en el interior de un átomo. Se necesitaba algún método adecuado par saber lo que ocurre en el submundo atómico y decidió utilizar tablas de matrices. La mecánica cuántica estaba en marcha.
La mente avasalladora de Werner Heisenberg siguió girando y girando y se atrevió entrar a saco en las verdades sagradas de la vieja ciencia al sostener que en el mundo subatómico es imposible saber la relación causa-efecto de los fenómenos ya que para conocer la posición y la velocidad de cualquier elemento es necesario hacerle colisionar artificialmente con otro mayor que lo modifica irremediablemente. A eso se le llamó Principio de incertidumbre.


(Continuará)

14 comments:

  1. Jolines... cómo admiro a esta gente tan lista.

    Divago:
    En la elección del nombre para mi hijo, además de que pensé que es una palabra con musicalidad y que sonaba bien junto a su primer apellido, o que todos los que conozco que llevan ese nombre son buena gente, influyó que ya lo hubiera llevado Einstein.
    Mi chico se llama Alberto, claro.

    ResponderEliminar
  2. La ciencia nunca supo tan bien que cuando la cuentas tú. Si encima viene aliñada por los sucesos que hacían que unos y otros avanzaran a golpe de amistad o rivalidad, mucho más fácil de situar en el momento.

    ResponderEliminar
  3. La física se ríe de las falsas certidumbres del hombre corriente, de las crisis y de las gripes As.

    Satisface comprobar que al menos el submundo atómico es algo más ambiguo y escurridizo de lo que pensamos.

    Andan por ahí diciendo que la vida es cuestión de prioridades... yo creo más bien que es cuestión de dudas. Cuando dejas de dudar, estás muerto.

    Por cierto, ¿qué fué de la partícula atómica denominada "encanto"?

    ResponderEliminar
  4. Mi proceso de incertidumbre está ya avanzado.

    Seguiremos lo que nos tienes que contar de estos dos grandes personajes, a ver en que acaba la cosa.

    Saludos

    ResponderEliminar
  5. Gracias por acercarnos esta historia tan increíbles que yo desde luego desconocía. Y por contarla tan bien, Krapps.
    No hay nada mejor que una mente abierta que absorba, interiorice, procese y mejore las enseñanzas que recibe.

    Espero impaciente la continuación...

    Un beso y buen día, doc.

    ResponderEliminar
  6. 2 Premio Nobel en Física.
    Físico danés con ascendencia judía y Físico alemán.
    Aliados. Nazis.
    Segunda guerra mundial y tecnología nuclear.
    Bomba atómica.
    Colegas.
    Amigos (?).

    Cómo responden dos eminencias ante un mundo loco?

    La acción del observador, sin duda, altera el sistema observado...

    Pero aparte de la literatura que genere sólo una pudo ser esa(s) entrevista(s)... y google está llena de contradicciones.
    Siempre quedará la incertidumbre y un montón de interpretaciones.

    ResponderEliminar
  7. Alberto está muy bien, Tesa. También podía ser inspiración el célebre Alberto Magno que hizo un trabajo increíble traduciendo textos antiguos y aportando muchas cosas a las rudimentarias ciencias nacionales de la Edad Media.

    Bueno, Efter, tampoco es para tanto. Son temas interesantes y que siempre han quedado olvidados por el público general. Demasiados acontecimientos políticos en la historia y poca difusión sobre aquellos que más han aportado a nuestro ser actual.

    No te garantizo, Juan que haya una respuesta definitiva a esa incertidumbre en que de alguna forma nos hemos acostumbrado a vivir.

    Palabras muy bonitas me dedicas, Novicia. Hago lo que puedo y cuento lo que sé. Creo que es una interesante historia que conoce mucha gente pero que puede ofrecer cosas muy interesantes al resto.

    Quizás la verdad no sea solo única, Borraeso. Por lo menos puede tener tantos matices que se convierta en otra verdad. Incluso una verdad que rompa con la imagen confortadora que se ha dado del tema o dos verdades complementarias o todo sea una mentira, quizás una doble mentira,para justificar una exculpación. Hay demasiados muertos para afrontar la carga que conllevaría asumir la responsabilidad de ciertos actos. Yo incluso puedo tener mi propia versión de la verdad pero como bien dices el observador termina por manipular el material observado. No hay otra cosa que la incertidumbre.

    ResponderEliminar
  8. El principio de incertidumbre resulta muy interesante. El ser humano se pasa la vida en busca de verdades, siente la necesidad de interpretarlo todo y alcanzar verdades absolutas, no se mueve bien en la ambigüedad, la posibilidad de que esas certezas sean solo probabilísticas produce inquietud.
    Pero de alguna forma ahí está la gracia de la vida, en la incertidumbre, total, ¿qué nos impulsaría a realizar miles de cosas si tuvieramos la certeza del resultado final? ¿Lo viviríamos de la misma forma, sentiríamos lo mismo? Lo dudo.

    ResponderEliminar
  9. Creo que ese es el tema, Angie Como convivir sin esas verdades absolutas que la gran física busca para unificar todas las fuerzas existentes en la naturaleza. Resulta que hay una especie de aldea de Astérix donde las cosas funcionan a su aire. Es cierto que Bohr hablaba del principio de correspondencia entre la física general y la física cuántica pero ni siquiera una correspondencia absoluta es posible lo cual a Einstein como gran "unificador" le costaba aceptar. En estas ciencias que se han dado en llamar exactas la incertidumbre no es precisamente un valor demasiado apreciado ya que siempre exige encontrar una razón última y mensurable a cada proceso.

    ResponderEliminar
  10. Como siempre nos asombras con tus conocimientos, en esta ocasión de Física. Mi relación con esta ciencia es escasa, pero tengo que reconocer que está en la base del sentido profundo de las cosas. Me atrae mucho la Astronomía, aunque no soy nada experta, y en especial todo lo que tiene que ver con el origen del universo.
    Muy interesante la relación entre estos científicos y sus teorías, no me pierdo la segunda parte.

    ResponderEliminar
  11. Yo siempre he presumido más de tener incertidumbres que evidencias, pero tengo que confesarte, con cierto rubor, que desconocía a estas eminencias de la ciencia. A partir de tu entrada, al menos, ya me resultan más cercanos. Me gustaría que Cristal00k se acercara por aquí. Es una consumada científica y seguro que tiene algo que aportar. Con tu permiso, le haré una invitación...
    Saludos

    ResponderEliminar
  12. Pues como consecuencia de la invitación de Luis Antonio a Cristal00k, he acabado cotilleando el post. Si a Cristal00k le interesa estaba seguro que ami también. Y así ha sido.
    Siempre me ha llamado la atención de los científicos que se embarcaron en el mundo de lo molecular. Si Demócrito hubiera levantado la cabeza sonreiría, orgulloso de que él, dos mil y pico años antes hubiera adivinado la esencia de la materia con tan sólo la observación y la reflexión.
    Imagino por donde nos llevará la historia que sigue; el enigmático Heissenberg y una historia truculenta de intereses bélicos. Pero yo me quedo con la paradoja; Heissenberg nos mostró la certeza de la incertidumbre.
    Un saludo, genial entrada!

    ResponderEliminar
  13. Cristal, es increíble que en los programas de estudios no se haga hincapié en la historia de la ciencia y por lo tanto tengamos tantos déficit en esas cuestiones. La ciencia tiene un contexto histórico y cultural. Saber el medio en que se ha desarrollado nos facilitaría la compresión de muchos de esos conceptos que nos resultan oscuros y extraños.

    Muchas gracias, Luis, si te sirve de consuelo te diré que todos navegamos sobre el mismo barco por encima de un mar de incertidumbres.
    Sabes es saber que no sabes, no hay otra.
    Gracias por difundir mi entrada entre otra gente.

    ResponderEliminar
  14. Muchas gracias, Yandro y bienvenido a mi blog.
    Es hasta punto normal que Demócrito se hubiera ocupado del tema de los átomos, aunque él pensaba que eran indivisibles, y que lo hiciera sin prejuicios y desde la filosofía. Esa era la ventaja de aquellos sabios, no estaban sometidos a un tradición cultural o religiosa que encauzara lo que debían pensar o estudiar. Heisenberg es un personaje inagotable y yo que no soy especialista me inclino a pensar que poco entendido.

    ResponderEliminar