- Te hemos visto en la tele, cariño,
- ¿He salido, mami?
- Si, cielo. Tu padre y yo estamos muy orgullosos de ti. Te vimos cuando estabas al lado de aquel coche quemado. Por cierto, ¿lo quemaste tú, no?
- Claro, aunque me ayudaron dos colegas. Date cuenta que era una furgoneta de reparto y nos dio mucho trabajo. Llevábamos un bidón de gasolina y cogimos unos trapos viejos de un contenedor. Cuando estalló, aquello parecía un auténtico infierno. ¡Fue genial!
- Lo importante es que os lo pasasteis bien. Eso lo que importa.
- Mami, la verdad es que tengo algo de miedo ¿tú crees que me pueden enchironar?
- No te preocupes, cariño, eres menor y no se atreverán contigo procediendo de donde procedes.
- ¿Ni siquiera por haber intentado asaltar la comisaría?
- Lo verán como una chiquillada, seguro. Nadie, con un poco de sentido, puede querer encerrar a un montón de jóvenes guapos, sanos y deportistas. Encima sois buenos estudiantes. Con la cantidad de fracasados y atorrantes que hay por ahí. Con esa regla de tres, la mitad de la juventud estaría en la cárcel.
- ¿Pero Gladys me contó que en su país los que hacen algo así acaban condenados a largas penas de cárcel?
- ¡Qué no te venga la chacha con sus monsergas! Aquello es el Tercer Mundo y lo hacen por cuestiones políticas. Es normal que el gobierno intervenga y los ponga en su sitio. Muchos de los que montan disturbios son comunistas y están en la guerrilla. Lo vuestro es diferente. Vosotros lo hacéis por...¿Por qué lo hacéis, cariño?
- Por divertirnos, supongo y porque los maderos son unas nenazas.
- Pues eso. Ninguna justicia, que se pretende como tal, trataría de igual manera, a unos tipos revolucionarios y sanguinarios, que a unos chiquillos que sólo quieren soltar un poco de adrenalina un sábado a la noche.
Debería nevar
Hace 12 horas
Parece que has calcado a una madre defendiendo a su hijo el otro día, es muy fuerte
ResponderEliminarQue triste que hayamos caído en algo tan erróneo.
ResponderEliminar¿El amor a los hijos de hoy en día es concederles todos los caprichos, aunque estos pasen por el no respeto al prójimo??
¿Eso compensa nuestra falta de atención a sus intereses? A sus anhelos?
Nos estamos equivocando y los más perjudicados son nuestros hijos.
Y lo peor es que para algunos es posible que sea tarde para rectificar y subsanar el daño infligido.
Un buen tema, Krapps.
Besos y buen finde.
Ufff ...qué pena
ResponderEliminar...y qué vergüenza
Y luego dicen que ser padres/madres es difícil.!!
ResponderEliminarY yo que mientras leía esto, me imaginaba a la madre con el tono de voz de Antonia San Juan en "La que se avecina", no sé por qué... Pero le pegaba.... El teatro de la vida moderna.
ResponderEliminarEsos, ignoran la función que les corresponde, y van de coleguillas. Y algunos, además, alardean de eso, de ser amigos de sus hijos...
ResponderEliminarLa vida si que es fuerte, Juan y nunca será tan dura su remedo. Como mucho podemos caricaturizarla.
ResponderEliminarA la primera pregunta, Novicia en líneas generales aunque parezca duro. A la segunda y tercera un rotundo no. Como compensación al desasosiego, pensemos que nuestros padres también se equivocaron con nosotros. Bs. y feliz domingo.
Con seguridad, Tesa.
Saludos, colega Vitamorte, encantado de verlo de nuevo. Cuando ser padre o madre es fácil algo huele a podrido.
¿Antonia San José? Pensaba en alguien con más empaque, pero seguro que ella vale. Es una buena actriz, Efter.
Todos colegas en un mundo donde nadie es referente de nadie,Luis. Como un barco que se guía sin bitácora, sin timón o sin brújula hasta que choca con las rocas. Mis felicitaciones a los culpables del desatino en el deseo de que no disuelvan sus culpas en unas supuestas culpas colectivas. Me niego a asumir esa parte de la historia.
Creo que el eterno problema entre padres e hijos reside en el mutuo desconocimiento.
ResponderEliminarNo hace ni dos días, a los padres ni se les pasaba por la imaginación entender a sus hijos, ¡nos los habían traído al mundo para eso!. O bien eran producto de un resbalón biológico, o se tenían para continuar ¿la dinastía?, o para complementar esa entelequia llamada familia: “Un matrimonio sin hijos es como un árbol sin fruta, o como un jardín sin flores”
En las carencias económicas, en la miseria, es mucho más fácil desentenderse de un hijo. La urgencia es la subsistencia, no la educación y menos aún, la comprensión. La lucha por esas necesidades básicas ya lo condicionan de una manera muy fuerte, tanto, que pueden inclinarlo a la perfección o al desastre, y los padres poco habrán tenido que ver en ello, ya que serán las circunstancias quienes hayan determinado ese camino.
Hoy, los padres, equivocadamente o no, quieren, o lo intentan, entender a sus hijos. Esos hijos de hoy que no tienen necesidades básicas que cubrir. Por lo tanto es muy fácil que a muchos se les vaya la mano, o bien en proteccionismo, en permisividad, o incluso intentando mimetizarse con el hijo, pareciendo un colega suyo.
No les culpo. Aunque tampoco les disculpo. Hoy el hijo es un “bien” no una consecuencia lógica. Como tal bien, es difícil conseguir la medida exacta para protegerlo. Los hijos lo saben, y por lo tanto les resulta muy fácil tirar de la cacareada etiqueta “chantaje emocional” , con la que hacen polvo a los padres. Los hijos tampoco utilizan ese chantaje (salvo casos excepcionales) con maldad, sino como un recurso que les da beneficios y que no les parece tan grave ya que también ellos son incapaces de entender a los padres.
Esta parodia es extrema. Y como toda parodia que consigue divertir, tiene que tender un poco a la exageración.
Pero últimamente se están viviendo casos reales que podrían superarla.
El caso de Marta del Castillo ha sacado a la luz un perfil de chavales realmente abyectos. Creo que todo el mundo se ha quedado a cuadros. Se han aprovechado hasta la náusea, como si de estrategas malévolos se tratase, de todas las triquiñuelas de un sistema tan tolerante como el nuestro. Lo tenían todo previsto, como si se tratara de un guión. Eso es impropio de unos chavales que a simple vista parecerían simplones.
Algo ha fallado en esas familias. Y apostaría que los padres son los primeros sorprendidos. Incluso aunque públicamente se sientan obligados a defender a sus hijos, por dentro deben tener un verdadero incendio de dudas y remordimientos.
Les compadezco, debe ser un verdadero shock que de un día para otro te devuelvan a tu hijo con la etiqueta de “asesino” cuando lo peor que pensabas de él es que era un poco gamberrete.
Atalaya, hay una vieja idea que circula por ahí que ha tenido mucho éxito siempre. Es aquella que dice que en tiempos pasados las personas no tenían problemas psicológicos ya que la propia lucha por la supervivencia impedía preocuparse por esas cuestiones. Eso sería tanto como decir que el ocio, el descanso, el bienestar son los causantes de nuestros problemas sociales. Tampoco antes había Alzheimer, ni enfermedades de la vejez ya que la población anciana era muy escasa y difícilmente lo que le ocurriese a unos pocos podría considerarse como un problema generalizado para el resto de la población.
ResponderEliminarEntonces ¿realmente, no había conflictos padres-hijos por qué la gente tenía que buscarse las habichuelas? Yo diría que en la Biblia y otros textos de la antigüedad está muy presentes los conflictos familiares. En la Biblia, tenemos el caso de Caín y Abel, la parábola del hijo pródigo, el tema de José con sus hermanos, el de Noé con sus hijos, los conflictos hereditario entre Jacob y Esaú y muchos mas etcéteras.
¿Cuál puede ser la diferencia entre aquella y esta época? Yo creo que puede estar en la inexistencia, hasta su descubrimiento por el capitalismo, de un grupo social autónomo llamado juventud. La gente no hablaba de juventud antes como tampoco hablaba del Alzheimer, como mucho hablaba enfermedades de los viejos. No existiendo un estado llamado juventud ¿cómo preocuparse por ella? En su lugar había algo llamado familia donde todo se compartía. Los padres se preocupaban por los hijos en la misma medida que los hijos se preocupaban por los padres ya que eso era lo más natural en el seno de la familia.
Sí que había preocupación e interés, lo que no había era diferenciación. La diferenciación actual en el seno familiar creando subgrupos, competencias y conflictos es un producto del aumento del valor de los hijos, ya que son menos y un miedo cerval de sus padres a su propia soledad. Los padres ya no viven en el seno de clanes familiares donde conviven abuelos, hijos, tíos, padrinos, sobrinos o nietos. Los padres sin sus hijos cerca, se sienten terriblemente solos como islas perdidas en este océano de soledad que es la civilización actual. Los hijos son unos privilegiados caprichosos y volubles que saben moldear a sus padres según sus intereses inmediatos. En la fractura entre unos y otros, surge lo que tú comentas, chantajes emocionales, estrategias y demás juegos por el predominio.
No me atrevería a decir que lo asesinos y cómplices en la muerte de Marta del Castillo no han hecho otra cosa que prolongar esas actitudes a campos no previsibles. Jugar con la vida de una muchacha, con la policía, con los jueces, con la verdad, no es algo tan extraño cuando la vida es ya solo un juego. Un juego donde hasta la muerte ha perdido su significado.
Todo eso está muy bien, pero no es lo mismo “conflictos familiares” que los ha habido siempre -no sólo los bíblicos que has citado- y otra muy distinta es que los progenitores “quieran, o intenten, comprender a los hijos”
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo en que el problema sea la diferenciación. De hecho, muchos padres tienen problemas con sus hijos mucho antes de llegar a esa etiqueta denominada “juventud”.
Hay mocosos de 7 u 8 años que se las hacen pasar canutas a sus padres. Tienen una autonomía mental tan sorprendente, que me dejan atónita.
El otro día conocí a una mocosa de cinco años, que casi me deja K.O. Tenía más personalidad que la mitad de personas que conozco con 40 años o más. Yo casi la miraba como a un alien. La criatura, monísima además, tenía una seguridad y una envergadura verbal tan apabullante, que no me lo podía creer. Sus padres, lo máximo que sabían decir era: “Sí, es muy espabilada”
¿Espabilada? ¡Una centella el angelito!
Antes nadie se preocupaba de eso. Sí, unidades familiares larguísimas, conviviendo dos o tres generaciones juntas, pero me atrevo a afirmar que ERAN AUTÉNTICOS DESCONOCIDOS entre sí.
Conocían sus hábitos, sus liturgias, sus giros, sus manías… pero no tenían ni P.I. de cómo eran en realidad. Eso ha quedado confirmado, en algunas ocasiones, cuando se ha descubierto correspondencia, o diarios, donde la gente manifestaba su poca conexión con sus familiares. La literatura también ha reflejado muchos de esos conflictos entre padres e hijos, antes de que el capitalismo etiquetara a los grupos por un interés económico, donde cada franja de edad les ofrece potenciales clientes.
Hoy se intenta entender al hijo hasta la extenuación. Y se le lleva al psicólogo por cualquier chuminada.
Por supuesto que el bienestar crea una conciencia de “aburrimiento” que la necesidad barre de un plumazo. Por supuesto que el ocio crea ansiedad, y necesidad de más ocio. Por supuesto que las unidades familiares reducidas de hoy, hacen surgir rivalidades entre las individualidades, que el grupo camufla u oculta.
El clan, es un error, un error espantoso pero que garantizaba el cuidado de unos y otros. Los clanes han cometido verdaderas e irracionales atrocidades, que siempre se lavaban en casa, de hecho se están descubriendo cosas horribles
Hoy siguen pasando en lugares del tercer mundo donde los clanes familiares anulan por completo a sus hijos, que sólo pueden tener autonomía cuando forman su propia familia. ¡Un verdadero horror!
Y lo dejo aquí, últimamente no me apetecen demasiado los debates, pero he intervenido en estos dos temas, porque veo que intentas dar varapalos, no siempre justos, a la juventud de hoy. Una juventud que a mí me gusta. Y mucho además. La mayoría, son (o lo intentan) libres de pensamiento y diferentes, y yo la diferencia la veo como un valor, no como un defecto.
Creo que tanto en los casos de botellón, son los menos los que se salen de madre, y tampoco están de lunes a viernes bebiendo. Considero también, que los que se dedican al vandalismo injustificado son una minoría.
Desconozco el caso en particular al que hacen referencia en los comentarios, pero me resulta archiconocido el diálogo de la entrada.
ResponderEliminarDisiento con Atalaya. No creo que toda la humanidad hasta nuestros días sea producto de un resbalón biológico o de un intento de continuación de dinastías, ni que todos los hijos en la actualidad sean deseados y considerados un bien. Es cierto que hay más apertura al diálogo entre padres e hijos y que esto conlleva un mayor conocimiento y comprensión entre los miembros de la familia, cosa que es altamente positiva cuando los padres pueden sostener su autoridad como tales, basada no en los dichos sino en la coherencia de su propio comportamiento.
Tampoco se puede generalizar en que la miseria facilita el desentenderse de los hijos. Conozco muchos casos de niños del poder y de familias sin carencias económicas, amparados en la protección de sus corruptos padres. Creo que pasa por no poder reclamar o exigir a un hijo aquello que no se hace, porque el hijo te lo tirará en la cara y entonces viene el acuerdo implícito de que vos me dejás tranquilo con mi vida y yo a vos con la tuya. Lo que hay es un vacío de autoridad en todos los niveles. Y eso, por lo menos en este país, viene justificado por una pirámide de irresponsabilidades. No se pueden hacer cumplir las leyes porque los encargados de controlar su cumplimiento las infringen, desacreditando aquello mismo que pretenden pautar. Lo mismo pasa en las familias.
Krapp, no creo que un hijo tenga más o menos valor por la cantidad. Un hijo vale por lo que es, persona. Sólo que si el mismo padre no se valora como tal, como puede valorar a un hijo. Y en esta sociedad, en crisis de valores es muy difícil sentirse valorado, valga la redundancia, cuando las claves del éxito se basan en la belleza, la juventud, las “avivadas”, los privilegios, el poder económico, quienes toman esto como principio mal van a educar a un hijo…y quienes no, corren el riesgo de sentirse como tontos y marginados por sus convicciones.
Vivo a diario la experiencia de la justificación por parte de los padres a las “chiquilinadas” de sus hijos , burlas irrespetuosas, robos de pertenencias escolares, agresiones, incumplimiento de responsabilidades, desconocimiento de autoridad, justicia por mano propia…”para esto me llaman?”…”si lo agreden que se defienda”…”en casa no es así”…”es culpa del compañero que lo instigó”…”para qué le servirá estudiar” y viene una chorrera de ejemplos de tontos estudiosos fracasados e ignorantes exitosos. Son los mismos padres que al tiempo vuelven con un pedido desesperado: “ayúdenme, ya no sé qué hacer con él”. Lo que hay es una ausencia de reconocimiento de normas, que yo no cumplo, cómo voy a hacérselas cumplir a un hijo…y por qué voy a cumplirlas yo si mire, los que las tienen que cumplir y controlar no lo hacen.
Insisto, la única manera de ejercer la autoridad, en cualquier aspecto de la vida, no es imponiéndola, sino actuando responsablemente, con convicción y coherencia. También hablando de padres, sin la manera despótica y sin fundamentos de otras épocas y sin quedar vacíos de argumentos, amparándonos en concesiones que luego tendremos que ceder, como sucede a algunos padres en la actualidad.
Dr Krapp, en esto ha metido usted el dedo en la llaga creo, con el tema de la soledad, y del miedo de los padres a su propia soledad y etc... yo me quedé pensando en algo de un comentario suyo de la entrada anterior, cuando usted dice:"Finalmente hemos conseguido crear una generación de lobos solitarios, ahítos de objetos, pero poco acostumbrados a la vida social donde su inexperiencia les hace funcionar en ocasiones casi como manadas lobunas.
ResponderEliminarTodo lo dicho con muchas comillas, claro". En donde yo vivo, YA mi propia generación ( tengo 48 años)está repleta de estos lobos que no viven por temor a resultar heridos, al fracaso, a la soledad y etc... y están ( casi le diría estamos...) todos muy pero muy solos dentro de las corazas... ahora qué clase de hijos cría esta generación, muy maltratada, es cierto, por la dictadura y demases, pero que no justifican actitudes de malcrianza... hijos variopintos, y cada uno tendrá su propia estimación sobre su propia realidad y el poco o mucho contacto que tenga con los jóvenes... pero si creo útil esta observación suya de lo que está pasando con los padres, sin rasgarse las vestiduras, sino siendo honesto con uno mismo, observando y tratando de comprender las consecuencias sutiles y no tanto de vivir en los sistemas políticos en los que vivimos, porque si no es como creer que los jóvenes brotaron por generación espontánea... quizá haya algún lugar posible de colaboración, de remontar la desesperanza que veo, escucho y leo tan seguido...
Maracuyá, te copio tres enlaces, en los que se demuestra la preocupación de nuestro país, por la pérdida de jóvenes, o lo que sería lo mismo, la consecuencia del control de natalidad.
ResponderEliminarSí, me atrevo a decir, que hoy un porcentaje Altísimo en España decide su maternidad/paternidad. No sucedía así en el pasado.
Se tienen menos hijos, son más deseados, y por lo tanto es de suponer que son más apreciados por sus padres. Por eso es más fácil que pierdan el control sobre ellos, cuando intentan conjugar autoridad paterna, con la cota de libertad que el hijo les reclama y que los padres no son capaces de negarle.
Aún así, pese a esa pérdida de población juvenil, con 3 millones y medio de jóvenes menos en 25 años, sigo insistiendo que de el porcentaje de vándalos y borrachuzos las 24 h. no es tal alto, pero sí muy ruidoso, muy mediático, y muy suculento para echarse culpas unos a otros.
No significa que no se pueda poner en cuestión todo. Pero a mí me gustan mucho más estos jóvenes de hoy que los de mi generación, unos falsos idealistas, cuyo idealismo, en muchos casos, era un maquillaje, determinado simplemente por la época que les tocó vivir, y que hoy la mayoría han resultado ser unos “trepas” metidos hasta las cejas en círculos de poder y corruptelas. No tan ruidosas, no tan mediáticas, pero mucho más ruines.
Houllebecq, ya denunció a algunos de los “sibaritas” de la generación del 68, hoy camuflados en círculos del poder en Francia.
http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=454491
http://www.diarioinformacion.com/secciones/noticia.jsp?pRef=2009051800_33_887564__Sociedad-poblacion-juvenil-pasado-millones
http://www.aragonliberal.es/noticias/noticia.asp?notid=24856
En esa necesidad de comprensión de los hijos late el conflicto de no conseguirlo, Atalaya y en todo caso ¿Por qué se busca esa comprensión? Muy fácil porque es la que no obtuvieron los que hoy son padres y antes fueron hijos.
ResponderEliminarEn resumidas cuentas, hoy todo está preparado para que las cosas funcionen mejor. Los hijos más preparados, según tu propia opinión, los padres más atentos pero en cambio tenemos sensación de fracaso
¿Qué falla entonces?
(Por cierto el concepto de juventud era en sentido amplio abarcando a todas las generaciones sometidas a la potestad paterna. Desde infantes a adolescentes)
En tu concepción ves que quizás el problema esté en esa necesidad que tienen los padres de comprender a los hijos ya que quizás antes en el sistema más rígidamente patriarcal, a pesar de sus terribles errores, eso no existía y de alguna manera consideras a la manera taoista que la enunciación del problema provoca que ese problema sea real. No lo veo así.
Antes, el problema estaba solapado tras otros asuntos más acuciantes o por la incapacidad de contemplar una mentalidad autónoma en los hijos, pero eso generaba situaciones más traumáticas: como huidas del hogar, suicidios, matrimonios tempranos etc..
Maracuyá, por supuesto que un hijo no tiene más valor por la cantidad pero es evidente que en grupos humanos más reducidos, la llamada familia nuclear, los problemas se magnifican. En las familias numerosas generalmente hay un reparto de las preocupaciones que se distribuyen entre cada uno de los miembros como se reparte el pan o la sal. No defiendo a las familias numerosas, simplemente constato que reflejan otras actitudes.
ResponderEliminarRespecto a los valores, lo realmente problemático a mi modo de ver es que no son valores interiorizados. Muchos de esos valores que repiten como cotorras: políticos, profesores o educadores ni son vividos ni son entendidos, ni son explicados. Al final se convierten en lugares comunes artificiosos y con casi ninguna carga real detrás.
Estoy de acuerdo contigo en este punto de la incoherencia entre valores expresados y valores vividos.
Ésta es una sociedad de seres solitarios que asustaría al pobre Hermann Hesse si tuviera que volver a escribir su novela, El lobo estepario.
ResponderEliminarQuizás antes los resguardos frente a la soledad y la angustia de vivir eran más eficaces o quizás como comentaba Atalaya había menos ocio para pensar en esas cosas.
Yo creo, Myriam, que nos hemos abandonado un poco y no tenemos reparos en alimentar a nuestros hijos con nuestra propia desolación interior. Antes se ejercía más autocontrol sobre las sensaciones de la vida, se procuraba ser más discreto y si cabe más respetuoso con la educación de los hijos sin inmiscuirlos prematuramente en nuestro propios problemas.
Si queremos que las cosas mejoren deberían contemplar el regreso a ese territorio perdido.
No creo que los jóvenes de tu/mi generación fueran unos hipócritas, Atalaya o por lo menos no en todos los casos. Creo que muchos realmente pensaban lo que decían, simplemente la realidad les vino a desmentir.
ResponderEliminarTodos somos producto de la sociedad en la que vivimos: entonces tocaba de ser de aquella manera y ahora de mayores, toca ser de otra. Tenemos la perspectiva necesaria para saber que vendieron sus ideales por un plato de lentejas, pero entonces en la mayoría de los casos creían que pensaban lo que pensaban.
Houllebecq es una persona que sufrió en sus propias carnes el abandono familiar que se produjo con las propuestas rebeldes de los 60. Es lógico que teniendo una madre hippie que lo dejó abandonado siendo un niño, no tenga ninguna simpatía a aquellos movimientos.
A Atalaya, Maracuyá y Dr. Krapp: Felicidades y gracias por vuestros comentarios ejemplares, profundos y argumentados. Difícilmente en una conversación habitual se puede abordar un tema como éste con tanto nivel.
ResponderEliminarVentajas, sin duda, del lenguaje escrito y del medio virtual (tan denostado por algunos...)
El culto a la juventud está llegando a unos extremos que empizan a rozar el ridículo. Vivimos en una sociedad en la que la dejación de funciones empieza a pasarnos factura. Parece que el tener el "carnet de joven" te exonera de asumir cualquier responsabilidad. Escuchar los alegatos de los padres sobre sus niños estos días, resulta deprimente. Estamos creando una sociedad de inmaduros crónicos.
ResponderEliminarA ver luego quién le pone remedio.
Yo creo que intervienen muchos factores y uno muy importante es que los roles que corresponden a cada uno se han difuminado y se ha creado un totum revolutum donde todo el mundo sabe de todo y nadie le tose a nadie, ser padres es ser colegas, ser profesores es ser colegas. Eso es lo que se lleva. Se están perdiendo los modelos y sus consecuencias son dramáticas. Añadimos a esto que dentro de la misma familia cuando el padre dice “no” la madre dice “sí” o viceversa y los hijos saben mover los hilos para salirse con la suya. Sin ir más lejos, parte de la cuestión radica en la facilidad, lo rápido, lo práctico; es mucho más fácil dar al hijo todo lo que pide que aguantar que te lo pida todos los días y repetir los mismos argumentos 75 veces. ¡Uf! A ver quién aguanta eso después de estar todo el día trabajando.
ResponderEliminarAntes te daban un premio si sacabas buenas notas o aprobabas, ahora te dan tetas, coche, móvil, etc. como condición para aprobar…después ya veremos si se aprueba o no.
Además, desde hace tiempo se nos está vendiendo aquello de que “lo importante es vivir el momento” de una forma que no me suena nada bien porque se está malinterpretando. A ver como se conjuga disfrutar la vida con esforzarse por conseguir alguna meta. Nos olvidamos de que nuestro presente es producto de nuestro ayer y el ser humano tiene la necesidad de vivir con una proyección de futuro, de dar sentido a su vida. Ahí deberían entrar en juego los ideales, los valores…pero yo también percibo que son algo etéreo, que flota en el aire sin saber dónde posarse.
En fin, educar es un reto, algo por lo que merece la pena luchar. Tampoco se puede generalizar, hay de todo. Lo que sí es cierto es que cualquier docente que haya estado en las aulas durante unos años puede constatar el cambio, es serio. Además no es lo mismo tratar con un alumno individualmente que tratar con el grupo, cuando se entra en determinadas clases hay que tener las cosas muy claras, cuatro, pero muy claras.
acuerdo...
ResponderEliminarHe leído. Muchas gracias por las respuestas.
ResponderEliminarMil disculpas, lamentablemente debo salir y me gustaría leer los enlaces dejados por Atalaya, antes de contestar.
Hasta pronto. Saludos.
Nada en la vida está inventado. Y uno de los grandes errores es generalizar.
ResponderEliminarSiempre diré que el entramado mediático es responsable en gran medida de distorsionar la realidad hasta tomar la parte por el todo.
Dicho esto, a los padres que no son capaces de discernir los comportamientos vandálicos de sus hijos, habria que ser los primeros en castigar, ejemplarizantemente.
Parece que ya somos unos cuantos los que empezamos a darnos cuenta de que algo no funciona. Y estoy seguro de que son los padres de esos energúmenos los que deberían ser reeducados.
ResponderEliminarHace unos días escribí algo de este mismo estilo en mi blog: échale un vistazo si quieres.
Antes los viejos decían que estas cosas sólo las arregla una guerra; hoy, que no somos tan brutos, simplemente no sabemos qué hacer.
Un saludo.
Por la parte que me toca, gracias Luis.
ResponderEliminarEl culto a la juventud y a la necesidad de ser jóvenes convierten en ridículos los valores éticos universales que siempre eran entendidos como válidos para todas las generaciones. Ahora aquellos, nacidos al calor de las revoluciones liberales, suenan a pacotilla, a cosa hueca, banal y pesada. A algo prescindible frente a lo inmediato, lo tangible, lo gratificante. Lo peor, lo tremendamente duro, es que éstos ni siquiera éstos nuevos son valores. Se trata ,Cristal, de actitudes ante la vida inspirados por la propia vida y no por unos ideales que suenan caducos y lejanos.
De acuerdo con lo que dices, Angie, los roles se han difuminado ya que asumir un papel de guía o de referente es terriblemente engorroso cuando hay otras gratificaciones posibles y más satisfactorias. Es mejor ser uno de ellos, mimetizarte con tus hijos y ser uno más de su peña. A fin de cuentas se tienen hijos para huir de la soledad y siempre es más divertido aunque más caro que criar una mascota. ¿Cuántas parejas sobreviven sin hijos? ¿Cuántas parejas se van al garete cuando se van los hijos?
¿Metas? Tener una meta es tener un final y nadie quiere finales o finalidades en sus vidas, quizás desde el culto al presente más absoluto y acuciante nos podamos olvidar de la decadencia y la muerte.
Se generaliza y los medios alimentan la discordia para vender más periódicos y obtener más publicidad, Rrío. Pero la sensación está ahí, al alcance de cualquiera, hay sensación de impotencia, de impunidad, de incapacidad y de desdicha ante lo que pueda ocurrir.
Bienvenido, Paseante. Antes los viejos decían que estos asuntos se arreglaban con las guerras y suena muy cínico pero tenían su parte de verdad. Lo que pasa es que antes se repartían las migajas y ahora nos acostumbramos a repartir el lechal entero y todos quieren su parte. Leeré lo que comentas aunque ya le he echado un vistazo al otro blog y he visto que compartimos afinidades con muchos finados, casi me quedo con la lista entera.
Pues mire vd. Sr, Doctor, suscribo al 100% el comentario de Atalaya.
ResponderEliminarA mi también me gusta lamayoría de la juventud de hoy, y la vivo muy cerca, te lo aseguro. La generalización nunca es demasiado buena. En esto pasa comoe en todo, de exageraciones las hay en todos los órdenes de la sociedad. Y esa, que relatas, existe, pero no deja de ser algo marginal...
Y a mí tampoco me gustan los clanes, ni la familia "unida jamás será vencida". Y en nombre de eso, tal como dice Atalaya se han cometido, se cometen y se seguirán cometiendo auténticas atrocidades. ¡Ya lo creo que sí!
Y un poco de autocrítica por parte de los adultos, y de los estamentos de todo tipo de la sociedad... estaría bien...
Y como, eso, me tomo este post! Yo también conozco algún padre-madre de esos. Pero no creo que hoy abunden más que antes amigo.
Te gusta poner el dedo en la llaga, y un poco provocador nos ha salido el Sr. Doctor... jejeje!
Hasta siempre.
Yo quiero una mamá así de comprensiva. Si le cuento a la mía que ayer me tomaron los datos unos maderos por dedicarles un corte de mangas cuando pasaron junto a mí en su coche, me mata.
ResponderEliminarLa verdad es que creí que me habían llamado furcia, jajajaja. Espero que me perdonen la multa, porque no tengo intención alguna de pagarla.
Un besso,
4ETNIS
En mi caso, más que nada la juventud actual me aburre soberanamente por su previsibilidad. Por lo menos cuando yo era joven, nuestros padres se escandalizaban por lo que hacíamos y daba gusto verlos de los nervios. Ahora en cambio quieren ser como sus hijos y si les dejasen les acompañarían al botellón para revivir las viejas batallitas. Respecto a mi estilo, es el de siempre,Cristal00k. ¿Si no ponemos el dedo en la llaga, para que necesitamos llaga y dedo?.
ResponderEliminarEncantado de saludarte, Lula. Ojalá no te la perdonen y así sabrás lo que vale un peine y encima tendrás más argumentos para ponerlos en si sitio la próxima vez. Dile a tu madre que es una antigua, que hay que estar al loro y ser una mami guay.
Bs.
Es muy triste caer en el error de disculpar a los hijos..
ResponderEliminarDe defender a ultranza lo indefendible..!El hecho de ser padres no creo que les dé el derecho de excusar a sus hijos de lo que no no excusa de la violencia.. y de tantas y tantas cosas.. que en este mundo se confunde por el hecho de decir .-
"Es que es mi hijo/a "
Excelente texto Doc con moraleja!!
Besososss
Todas las opiniones vertidas aquí, tomándolas sin generalizaciones, todas con parte de razón, nos dan idea de la complejidad del tema. Quien es padre ya lo experimentó. Independientemente de los motivos, del accidente o de la elección, un hijo no viene con un manual en la mano. Para afrontar la responsabilidad de su educación, sólo tenemos detrás nuestra propia formación, nuestros valores…y volvemos al punto.
ResponderEliminarSigo pensando que el valor de un hijo no depende de la cantidad de ellos en la familia. Respeto sus opiniones y reconozco que vivimos realidades diferentes.
Muchas gracias por el enlace Atalaya. Realmente es una situación preocupante esta “sangría de jóvenes”. Te dejo otro donde, además de los datos estadísticos, se exponen las consecuencias de este descenso en la tasa de natalidad. Podrás ver que la situación en mi país no es diferente, un país donde la densidad de población es ya muy baja, y donde todas las políticas (incluida la migratoria externa e interna) apuntan al hacinamiento en las grandes ciudades.
Me permito agregar otras causas que, según mi criterio, agravan esta disminución de la población joven en Argentina. La gran emigración que se viene dando en los últimos años en busca de mejores condiciones laborales y de seguridad; el crecimiento del consumo de “paco” (pasta base de cocaína), sustncia de bajísimo costo que es consumida por el 50% de los jóvenes entre 13 y 30 años, de los cada vez más populosos barrios marginales, produciendo la muerte en sólo siete meses (además de todo lo que acarrea, delincuencia, descendencia con graves anomalías, desmembramiento familiar, sobrevida con secuelas irreversibles, embarazos adolescentes, etc). Es justamente en estos sectores, sin acceso a vivienda digna, trabajo estable, educación y servicios de salud, donde las familias son cada vez más numerosas, lamentablemente reproduciendo su propia miseria. Las parejas jóvenes que tienen una mejor calidad de vida, son las que planifican la familia y se quedan con dos o tres hijos.
Por último, para ilustrar un poco sobre la irresponsabilidad de algunos padres, les contaré sólo dos experiencias de las tantas que suceden en mi escuela, y sólo de hoy.
A las 10:30 se presentó una niña de siete años, a quien reconocí como del turno tarde (horario de entrada, 13:15).
- ¿Dónde está mi señorita?
- Tu señorita entra a la una, ¿vos por qué viniste ahora?
- ¿Falta mucho? Me trajo mi mamá porque tenía que llevar a mi hermanito al médico.
La dejó en la puerta, sin previo aviso, sin saber si alguien podría ocuparse, le daría de comer, sin uno saber si la nena decía la verdad o había huido de la casa… nada, que la escuela se haga cargo. La escuela como guardería. Cuatro celulares en la ficha personal, todos casilla de mensajes como respuesta.
Ayer firmé una citación, tercera sin acuse de recibo, para entrevistar a los padres de un niño con graves problemas de aprendizaje. Hoy, a pocos minutos de la entrada, vino su docente indignada, con un paquete envuelto primorosamente para regalo. Era la respuesta silenciosa de la mamá del alumno: un perfume para sobornar a la maestra. Además del “abandono”, deduzcan qué está aprendiendo el chico…ah, me olvidaba, único hijo.
Creo que este interesante y productivo debate, sería interminable, porque el tema está atravesado por una enorme y variada cantidad de problemáticas, que necesariamente lo ramifican.
Saludos.
PD: Un abrazo, Luis.
Ay perdón, me olvidé de una causa importantísima, el alto índice de mortalidad infantil que va desde 8% a 25% según las provincias.
ResponderEliminarMuy buena entrada, Doctor. Me ha encantado la historia paralela y la reflexión final.
ResponderEliminarBesos con azúcar glasé
Gracias, Lisebe,ser padre es duro pero sobre todo tiene una ventaja: no es obligatorio. Por lo menos hoy en día podemos elegir si queremos serlo o no.
ResponderEliminarGracias también, Maritoñi. Asucarrr para ti.
Maracuyá, tenemos algo muy importante detrás para educar a los hijo, nuestra propia experiencia infantil.
Respecto al valor me refería a que la atención que se le brinda a los hijos ahora es producto en parte de su escasez, Sí, aunque suene mal. Ahora hay grupos familiares donde lo raro es que haya más de un niño. Ese niño recibe las atenciones de todos esos adultos en prejuicio de su sociabilidad con otros de su edad. Niños solo con adultos, adultos con muy pocos niños. Aumenta el número de críos caprichosos, malcriados, que se sienten privilegiados por su condición exclusiva. Eso es lo que entiendo yo por valor.
Lo que ocurre en Argentina teniendo características singulares por la alta tasa de emigración es un fenómeno que ocurre en los países desarrollados. Aquí justamente es la inmigración la que sostiene la población y hace que no baje, mucha de ella procedente de tu país.
Lo que cuentas sobre tu experiencia docente es triste y lamentable pero no solo ocurre allá. Aquí hay cinturones alrededor de las ciudades donde corretean los niños en horario escolar. La escolarización en determinadas situaciones es solo una excusa para sacarse el niño -iba a decir el muerto- de encima.
Saludos
ES MUY FACIL SIMPLIFICAR Y DECIR QUE LOS PADRES TIENEN LA CULPA DE TODO, O PONERSE EN EL OTRO LADO Y DECIR QUE LA CULPA LA TIENE LA ESCUELA, O LA SOCIEDAD EN LA QUE VIVIMOS. EL PROBLEMA ES QUE TODOS TENEMOS RAZON, LOS PADRES, LOS MAESTROS Y LA SOCIEDAD QUE NOS TOCA VIVIR.
ResponderEliminarLOS PADRES -GENERALIZANDO- PIENSAN QUE PAGANDO LA MEJOR COMIDA, LA MEJOR ROPA Y LA MEJOR ESCUELA (SEA PUBLICA O PRIVADA) YA TIENEN EL TRABAJO ACABADO.
LA ESCUELA, RELEGADA A VECES A SER UN ALMACEN DE NIÑOS POCO O NADA MOTIVADOS, MAESTROS FUNCIONARIOS MALTRATADOS POR EL SISTEMA EDUCATIVO, QUE MUCHAS VECES -SALVO EXCEPCIONES- SE LIMITAN A DAR EL PROGRAMA Y PUNTO, OLVIDANDO QUE UN NIÑO NO ES UN PRODUCTO MANUFACTURADO.
LA SOCIEDAD, LOS NIÑOS NO PUEDEN SALIR A JUGAR A LA CALLE COMO NOSOTROS SALIAMOS. ESTO SE SUSTITUYE POR LA TELE, LOS VIDEOJUEGOS, EL ORDENADOR... LOS ABUELOS YA NO VIVEN CON NOSOTROS Y LOS PADRES NO PUEDEN ESTAR CON ELLOS...
YO PUEDO OPINAR COMO PADRE, TENGO TRES HIJOS DE 31, 27 Y 6 AÑOS, MIS HIJOS MAYORES SUBIERON BIEN Y SIN GRANDES PROBLEMAS, RODEADOS DE AMIGOS Y COMPAÑEROS CON FRACASO ESCOLAR, PROBLEMAS CON LAS AUTORIDADES Y ELLOS SIN EMBARGO ACABARON SUS ESTUDIOS, TRABAJAN Y TIENEN SU PROPIA FAMILIA.
Y CON LA PEQUEÑA ESTAMOS EN ELLO SU MADRE Y YO HACIENDO PIÑA Y TAPANDO FISURAS.
NO TENGO NI IDEA SI ME HE EXPLICADO BIEN.... RESUMO; TODOS SOMOS CULPABLES Y TODOS SOMOS RESPONSABLES DE NUESTROS NIÑOS Y JOVENES, NO PODEMOS QUEDARNOS CON LOS BRAZOS CRUZADOS DICIENDO UNOS, ESTO EN EL COLE Y LOS OTROS, ESTO EN CASA SUS PADRES.
SALUDOS.
Bienvenido, Groucho.
ResponderEliminarNo creo que sea simplificar buscar donde está el mal mayor, si es que hay un mal, para atajarlo. Es evidente que en cualquier faceta de la vida es complejo buscar las fuentes del malestar pero sin embargo es necesario hacer el esfuerzo de descubrirlo y no difuminarlo en una culpa colectiva que siempre beneficia a quien tiene más responsabilidad en el tema, sea quien sea éste.
Después de la hecatombe nazi muchos decían que todo aquello había sido culpa del pueblo alemán por amparar y mirar a otro lado en aquella dictadura sangrienta. Sí fueron culpables, pero más culpables fueron los propios nazis y más todavía los genocidas que dieron las órdenes y aquellos asesinos que las ejecutaron.
Algo parecido pasa en este tema. Cierta culpa colectiva sí, pero sabiendo las diferentes responsabilidades que hay en el asunto.