Espero que estés bien y que no te asustes al recibir esta carta desde la Nada. Fijo que tras el sofoco inicial, te alegrarás de tener noticias mías. Menuda eras tú con esas cosas sobrenaturales que a mí me daban tanto miedo. Ay nena, también sé que eres muy moderna y te gustaría que hubiera usado el correo electrónico para comunicarme contigo pero es que en la Nada no hay servidores adecuados y si los hubiera estarían perpetuamente colapsados por la cantidad de gente que residimos aquí. ¿Te acuerdas de como se pone El Corte Inglés el 5 de Enero a eso de las 8 de la tarde? Pues eso, multiplicado por mil o por diez mil. Tampoco me hagas mucho caso, ya sabes lo mal que se me dan las cuentas.
Aquí la vida es muy aburrida ya que no hay nada que hacer. Aunque estar en la Nada también tiene sus ventajas: como no comes no tienes que preocuparte por la dieta o por el colesterol. Como no tienes necesidad de dormir no necesitas somníferos. Como no trabajas no te sientes maltratado por ningún jefe. Tampoco te preocupas por si te salen patas de gallo o por el efecto de los radicales libres en la piel. En fin, nena, que no se consuela quien no quiere.
A lo que iba hija mía. Dentro de pocos días te jubilarás de la empresa y será el momento de que te replantees las cosas dado que empezará una nueva lucha para ti. Lo más importante: tienes que hacerte ama y señora de un sitio privilegiado. Me refiero al banco de la plaza. Sí, ese banco que en mis tiempos era rojo y ahora han pintado con ese horroroso color verde. Nena, ese banco es tuyo. Te corresponde a ti como antes le correspondió a tu madre. ¿Recuerdas las peleas que tenía con aquella mujer tan espantosa? ¿Cómo se llamaba? ¿Ramona, no?. A cualquier hora del día, y sobre todo después de comer, se escondía detrás de los visillos mirando a nuestras ventanas para intentar ver si estaba por el piso o ya me había marchado a mi rinconcito. Aquella lagarta quería pillar el banco antes que yo obligándome a no pisar la plaza aquella tarde. Era imposible estar con ella. Imposible tener que aguantar, una y otra vez, su impertinencia o sus cotilleos sobre todo bicho viviente y en especial de su nuera. ¡Qué asco de mujer, señor! Por eso a veces, cuando se me adelantaba y me agobiaba pasar la tarde entera en casa, iba por detrás del edificio lo más rápido que me permitían las piernas y el bastón y luego subía la cuesta hacia el parque de arriba. Me costaba mucho, pero todo sacrificio era poco con tal de no quedarme en casa y sentir que me había vencido. Sé que anda por aquí, pero no me la he encontrado. Si la viese por delante le iba a soltar unas frescas que para qué. Es lo bueno que tiene la Nada, es tan grande y ancha que se hace imposible descubrir a alguien conocido. Bueno cielo, me voy despidiendo. No tengas ninguna prisa por venir a hacerme compañía. Aún puedas hacer cosillas por ahí, aunque no quiero engañarte, nada de lo que hagas tendrá importancia cuando llegues acá. Sin embargo, y te lo pido por la memoria de tu madre que soy yo, por nada de ese mundo dejes que nadie te quite tu sitio en ese banco de la plaza. Ese banco en el que tu madre esperaba a la muerte y en el que ahora te toca esperarla a ti. Sí, ese banco que en mis tiempos era rojo y ahora han pintado con ese horroroso color verde. Nena, ese banco es tuyo.
Besos, amor
Tu queridísima madre
El Chamán nos muestra siempre su humor y su sensibilidad la reserva para la música; en este caso ha sabido mostrarnos ambas cosas en una mezcla exquisita y deliciosa, ¡me ha encantado! Y no te voy a pedir nada, jaja, me sale del corazón, es precioso, gracioso, hermoso y... jo, me falta una palabra que acabe en oso para terminar mi comentario, pues... para que no parezca un rosario, diremos: EXTRAORDINARIO.
ResponderEliminarBicos.
El aburrimiento, es un precio muy pequeño, querida mamá, teniendo como compensación toda esa ausencia de obligaciones.
ResponderEliminarSí, ese banco es mío, en justicia. Es el banco de todas las hijas/os que quisieron a sus mamás veladoras.
Me gusta más el verde que el rojo, mamá querida. El verde es esperanza. El rojo es ira. O lo ha sido siempre para mí. Sí, tengo cierta prisa por ir donde te encuentras. Pero no es fácil adelantar el viaje. No es posible sin hacerse pupa. Y yo nunca he sabido hacerme pupa, tú lo sabes, me lo reprochabas siempre. Hacerse pupa es una valentía necesaria hija, me repetías, mil veces más digna que permitir que te la hagan otros.
Pero ya ves, otros me la han hecho, aunque no demasiada, pues sabes de mi mala baba, y yo sigo sin saber hacérmela.
Pocas cosillas me quedan por hacer por aquí. A parte de añorarte. Espero hacerlas todas mal. Tal vez así, los jefes de esa Nada delectante, me consideren una buena candidata y me reclamen antes.
La cotilla murió mamá, cuando el banco todavía era rojo. No creo que ella haya ido a la Nada. Parece ser que la recogieron en el Todo.
Te quiere: Tu hija/o.
De acuerdo con el primer comentario. Este relato tiene una sensibilidad especial. Una cadencia muy sugestiva. Tal vez sea intencionado, que seguro que lo es, no obstante, el resultado supera las expectativas.
ResponderEliminarUna mamá amorosa, irónica, dejando un legado precioso, justo, desde la ultratumba.
Demasiada espera en este lado. Todas las mamás lo saben. Y más si ya están en el otro. Y nada mejor que un acogedor banco al alcance, para descansar mientras tanto.
En esta sociedad, jubilarse es sinónimo de esperar la muerte. O tal vez peor: de hacer el chorra en viajes ¿pagados? por el IMSERSO.
Sí, mil veces mejor, ese banco. Nadie lo sabe tan bien como una tierna mamá.
Gracias,Fauve. Es un placer hermoso, que aunque sea por lisonja, tan alto estime lo que es tan poco valioso.
ResponderEliminarNo tengas tanta prisa hija mía y piénsatelo bien. Siempre has sido muy impulsiva y te atrae demasiado todo lo que parece distinto. El abismo es muy oscuro,la luz demasiado escasa y tú siempre has tenido miedo de la oscuridad. ¿Recuerdas?
ResponderEliminarP.D.: Si ese Ramona está en el todo, el todo es la nada y la nada lo es todo.
Besos
¿Es un banco en el parque un buen final para una historia de vida, dolor y sacrificio? ¿Alguién sabe la respuesta? Yo, un triste chamán ignorante, lo desconozco. Mi magía no es lo suficientemente poderosa como para introducirse en los oscuros recovecos del destino humano.
ResponderEliminarEnternecedor a pesar de la carga de desencanto vital que aprecio sin escarbar demasiado profundamente.
ResponderEliminarUn nuevo círculo que se cierra...
Saludos.
ummmmm a mi este relato me ha dejado vapuleada, por no decir que ha encendido mi vena rebelde.
ResponderEliminarNo mamá, no me sentaré en este banco esperando la muerte, estoy a punto de jubilarme, como bien dices, y la muerte llegará pero me encontrará activa si la salud me lo permite. Tu no sabes lo que a mi me enervaba verte a diario salir de casa con tu bastón para ir al banco de la plaza y ver como te dejabas abandonar por la indiferencia, si, yo veía indiferéncia en tu mirada, impávida mirabas la vida que paseaba y tu allí esperando la muerte, resignada. Sabes bien que yo no creo ni en otra vida ni en la Nada, la Nada es... Nada, no existe. Agradezco tu buena volutad al enviarme esta carta pero sintiéndolo mucho no creo te haga caso y si tengo que sentarme en un banco a esperar lo escogeré verde, o azul o blanco, y si viene la vecina a martillearme le diré tranquilamente
-¿Quieres callar la boca de una vez?
No me interesan tus cotilleos, me marean tus parloteos, vengo aquí a descansar de mis correrías a curiosear esta vida que me ofrece la plaza, vida que yo no podré disfrutar pero sí quiero llevarla en mi retina cuando parta. Estoy descansando para coger nuevas fuerzas y continuar andando, la parca tendrá que esforzarse para pillarme y cuando venga la miraré en la cara y le diré:
¿qué haciendo footing tras mio?
Anda vamos, ya te facilito el trabajo. Y la cogeré del brazo y me cconvertiré en Nada y una vez allí descansaré en paz y dejaré descansar a los demás.
petons doctorcito.
Me sobrecoge su extrema sensibilidad, doctorcito. Y me sobrecoge porque cuando le conocí, cuando empecé a leerle y a intentar separar su fina ironía de las aseveraciones certeras,me parecía un tipo duro, frío.
ResponderEliminarPoco a poco se me fue descubriendo como lo que es: el doctor sensible, tierno, delicado y maravillosamente dulce que siempre había querido encontrar en sus ojos.
Un beso, doctor. Le debo un correo, como sabe.
Mis Musas, mis ganas de escribir, que me han abandonado, ya vé usté, y estoy perezosa.
Belén.
Por cada círculo que se cierra debería haber un círculo que se abre. Lamentablemente no es así
ResponderEliminarChamán preguntó: ¿Es un banco en el parque un buen final para una historia de vida, dolor y sacrificio? ¿Alguién sabe la respuesta? Yo, un triste chamán ignorante, lo desconozco. Mi magía no es lo suficientemente poderosa como para introducirse en los oscuros recovecos del destino humano.
ResponderEliminar¡Dios mío, ¿ cómo hace esa pregunta ?! ¿ quién podría tener la respuesta ? ¿ ese Hacedor, quejica, herido en su vanidad más penosa y mortal ?
Nadie tiene respuestas. ¡Nadie!. Y si alguien las tiene: ¡Calla, en su maldita perversión!.
Nadie está obligado a ser profundo. Nadie está obligado a sentir como el otro. Ni dos moscas estarían de acuerdo con el mismo destino.
Todos los chorras del planeta tienen oferta a rebosar. El Mundo es UN GRAN ALMACÉN de chorradas a tutiplé. ¿ Y encima le reprochan a los otros, los pobres profundos pesimistas, que no tienen ni donde comprarse un bañador, su profundidad ? ¡Qué se vayan a la porra!
No quiero un solo chorra más a mi lado por los siglos de los siglos. Ni aunque me cante la traviata en estéreo. ¡Mil veces preferible la muerte, la nada, el laberinto, o el tifón El Niño!
¡Dejen que cada cual sienta su atracción legítima!. Sea hacia la nada o hacia el vaya vaya aquí no hay playa.
Y que luche el que quiera. Y que abandone el que quiera. Y no lo salven por favor. Las salvaciones inservibles de los otros, pueden ser mil veces peor.
Tanta injusticia. Tanto cassette. Tanto hortera. Tanto banal insoportable. Tantas muletillas de mierda: ¡No te preocupes, todo se arreglará, mientras el coletillero masca un chicle!.
El pesimismo no se contagia. El optimismo tampoco. Y ni uno ni otro tienen la respuesta. Son bandos que cada uno elige, sin mérito alguno, para sobrevivir.
Sí, igual que Fernán Gómez:¡ A la mierda!.
Embolic su ímpetu y sus ganas de vivir son absolutamente envidiables. Estoy seguro que la muerte lo tendrá crudo con usted y que si quiere llevársela tendrá al menos, si no ganarle una partida de ajedrez, por lo menos una carrerita hasta la playa más próxima. Además como usted es una lianta de mucho cuidado, seguro que se confunde y se lleva a otra alma en su lugar.
ResponderEliminarNo me diga esas cosas Guinda de plata que uno también tiene sus momentos cool y siempre lleva el revolver por si hay problemas difíciles de resolvercon el buen rollito. La vida es así de ambigua. Nos da momentos para ensayar la dulzura contenida y otros en que no podemos permitirnos el lujo de quitarnos la armadura.
ResponderEliminarOtro beso para ti Guinda de plata, sé que esa crisis será pasajera ya que la enfermedad del que ama escribir es permamenente y casi diría: irreversible.
Contesto al �ltimo An�nimo:
ResponderEliminarPosee usted un pesimismo tan reconcentrado, tan puro y tan potente que requerir�a por mi parte, para ser compensado, un esfuerzo demasiado poderoso y una fe en la naturaleza humana que estoy lejos de poseer. Usted amigo, tiene una ventaja sobre mi, ha encontrado en el nihilismo una nueva religi�n que puede rellenar sus propios vac�os. Yo, siendo unicamente un humilde observador de la naturaleza humana sigo y seguir� buscando un sentido, un significado. Para eso soy un pobre doctorcito.
Sí, el nihilismo es mi religión. Para otros, su religión es simplemente vivir.
ResponderEliminarY usted no es un pobre doctorcito. Usted es un creador, que con su talento puede permitirse flirtear con el humor y además con el desencanto. No es fácil. Hay gente que quiere escuchar siempre el mismo fondo musical.
Si usted, que todavía busca un sentido, algo lícito, se atreve con un relato descorazonador como éste, y lo sirve aderezado con las palabras tiernas de una mamá, tiene todavía más mérito.
No hay destinos justos y usted lo sabe. Por lo tanto, no es por el destino por lo que hay que luchar, sino aderezar el día a día. Cada uno como mejor sepa o entienda. Simplemente. No hay mejor destino que ese.
Tampoco es justo que rendirse tenga tan mala prensa. Hacer cosas, simplemente por hacerlas, es algo verdaderamente absurdo. Sobre todo si esas cosas no llenan. ¿ Y de verdad alguien cree que existen actividades para llenar a todo el mundo ?. ¿ O el conformismo necesario les hace creer que es así ?.
Y luego está la maldita interlocución inválida. Una enfermedad que hay que padecer inevitablemente. Por lo tanto, es respetable que algunos seres, aunque sean los menos, elijan antes una contemplación ensimismada, una brisa, un banco (no en un lugar tan tétrico como usted ha puesto, aunque muy bello, todo hay que decirlo), que compartir un millón de blas,blas,blas… insatisfactorios.
Yo, de todas formas, antes de abandonarme al banco, tengo mucho que hacer. Mi verdadera pasión: los árboles. Los voy a estudiar todos cuando me libere de mi trabajo, y voy a saber distinguir un chopo de un olmo de una encina de un roble… incluso por el rumor de sus hojas. Los árboles son mi destino, y hay unos cuantos.
Le copio esta frase que no es mía y que leí en un artículo hace tiempo: “Un solo árbol puede dar sentido a un bosque, a un pueblo o a una persona.”
Saludos.
¡Ya lo he pillado, Anónimo!. Usted quiere ser una versión moderna del Barón Cosimo Piovasco di Rondò, el Barón Rampante de Italo Calvino. No pide casi nada, vivir en los árboles para no contaminarse con el abominable y fétido aliento de los hombres.
ResponderEliminarMucha suerte en el empeño.
¡Le felicito!: Lo ha pillao. Pero no quiero vivir en los árboles, sino con los árboles. El resto, los parques Temáticos que son hoy todas las grandes ciudades, se las regalo para los adictos compulsivos a la VISA/ORO.
ResponderEliminarLa horterez y el consumo ha llegado a unos límites tan insoportables, que prostituyen incluso la belleza de los edificios, de los que soy capaz de ver caer una lágrima todos los días por haber permitido acompañarlos de semejante chabacanería.
Ellos tampoco merecían ese destino. Edificios bellísimos que escuchan con horror una masa ingente de orondos occidentales con cámaras asesinas, en una avidez idiota, sin ninguna delectación, llevándose un trofeo, como el precioso colmillo del elefante diezmado, para lucir entre sus pandillas, compartiendo insoportables carcajadas, cervezas, y fotos, muchas horripilantes fotos.
¿ Quien puede mejorar esta majestuosidad ?
Secuoya Gigante:
Altura: 83,8 m
Circunferencia base: 31.1 m
Diámetro máximo: 11.1 m
Volumen del tronco: 1486.6 m3
Además del elixir de dioses que resulta el rumor de las hojas. Contaminados hasta la demencia en nuestra cotidianidad por insoportables ruidos.
Comparemos lo que soportamos diariamente, como torturados voluntarios, con una bendición de sonido que no tiene parangón.
130 DECIBELIOS. Avión sobre la ciudad
120 DECIBELIOS. Taladradora
115 DECIBELIOS. Motocicletas sin silenciador
110 DECIBELIOS. Interior de discoteca
100 DECIBELIOS. Claxon de autobús
90 DECIBELIOS. Metro dentro del túnel
85 DECIBELIOS. Tráfico rodado
83 DECIBELIOS. Publicidad en televisión
77 DECIBELIOS. Botellón
75 DECIBELIOS. Discusiones
70 DECIBELIOS. Bares
60 DECIBELIOS. Ambiente de oficina
50 DECIBELIOS. Conversación normal
30 DECIBELIOS. Tic-tac del reloj
20 DECIBELIOS. RUMOR de hojas de ÁRBOLES
10 DECIBELIOS. Pájaros trinando
Neruda estaba enamorado del bosque chileno y con su maestría nos lo describió de tal forma, que cualquier lector, con un mínimo de sensibilidad, llegaría a sentir la traslación.
“Al pasar cruzo un bosque de helechos mucho
más alto que mi persona: se me dejan caer en la cara
sesenta lágrimas desde sus verdes ojos fríos, y detrás de mí quedan por mucho tiempo temblando sus abanicos... ” Pablo Neruda
“Quien no conoce el bosque chileno, no conoce este planeta”. P. Neruda
Le aseguro, Anónimo, que conozco zonas en las grandes ciudades que tienen de todo menos de parques temáticos. A no ser que haya parques temáticos de la basura, de loa miseria, del chabolismo, de la degradación. No todo es el Paseo de Gracia, también existe el Barrio de la Mina, las 3000 viviendas y Pena Moa>.
ResponderEliminarSus tablas de decibelios son implacables e inapelables y le aseguro que este docotorcito es muy sensible a las agresiones sonoras.
Sí, todas las ciudades tienen miseria. En cualquier caso, todas pretender ser un escaparate, una guía teledirigida para el turista.
ResponderEliminarSi quiere ver...
Si quiere oír...
Si quiere comer...
Si quiere dormir dónde duermen las estrellas del rock...
Si quiere sentir las olas mientras suena el piano...
No se pierda...
Imprescindible...
Si busca sensualidad, visite la zona de...
No olvide lo más genuino en...
Parece un catálogo. Convierten las ciudades en catálogos. Parques temáticos. Y nadie, casi nadie, siente nada en ellas en un viaje turístico. Y el relato serán las anécdotas. ¡Qué caro era el taxi...! ¡Qué malo era aquel pescado! ¡Cuantas escaleras tenía aquel monumento! ¡los liliputienses son encantadores! ¡Y maldito si han conocido uno, excepto cuatro frases de rigor!...
Venecia, por poner un ejemplo muy asequible, es una ciudad que invita al silencio, a la contemplación.. Y sin embargo tiene que sufrir. La prostituyen millones de sonidos estridentes todos los días. Se convierte en un circo insoportable.
¡Todos tenemos derecho, por supuesto! pero ¿por qué nuestro derecho se ha convertido en algo tan hortera?.
Venecia en invierno es otra cosa. Es como una mujer libre que no sufre visitas de caballeros indeseados. Se alza majestuosa, decadente, melancólica, casi hipnótica. A poco que uno se esfuerce se siente atrapado por un aura, que aunque te mates mil veces no eres capaz de detectarla en verano.
Se sienten, o presienten, millones de ecos que recorren los canales como si los lanzase un espectro juguetón para que los siga. Todo en esa ciudad se convierte entonces en incitación. No tienes que hacer nada. No tienes que seguir ninguna guía. En ese momento sabes de sobras que te la llevarás completa. Que rebosarás Venecia para el resto de tus días, algo que en visitas anteriores a la misma ciudad, nunca conseguiste. Ella te lo negó.
Te negó su plenitud, irritada, asqueada y agobiada por un exceso que le repugna y que nunca le debió ser destinado.
Y no, no hablaré de cifras. Ni las copiaré. De las cifras que deja el turismo y que malemplean los municipios y gobernantes de turno, que se llenan la boca hablando de divisas y son unos infames impresentables que no las repercuten adecuadamente, rebajando sus países a ser meros hosteleros.
¡Todos camareros! decía el insigne Arzalluz. La frase más acertada que salió nunca de su boca.
El turismo es efectivamente el principal problema de las ciudades hermosas y conocidas. La belleza al convertirse en un bien de consumo rápido es también un enorme negocio rápido. De repente, las ciudades ya no son para sus habitantes si no para quien las visita. Los venecianos que se lo pueden permitir, y no viven del turismo, huyen de éste como quien huye de la peste. Dicen que sólo en invierno se puede conocer el verdadero espíritu de Venecia. No lo sé, lamentablemente uno no puede elegir e infecta con su mirada de turista ocasional y de pocos recursos la belleza de lo que mira.
ResponderEliminarEl espíritu de una ciudad no lo da la estación. Sino que gracias a una estación menos abarrotada puedes tener la oportunidad de degustarlo. Evidentemente eso no es una garantía, como la de la lavadora. Habrá quien sienta aburrimiento y desolación. E incluso le parecerá un timo.
ResponderEliminarVenecia es una ciudad que necesita soledad para disfrutarla. De la misma forma que un zoco marroquí necesita bullicio, gente y alegría.
Que el turista no se entera de nada es una obviedad. Porque no busca nada. Toma lo que le dan. Y no tiene nada que ver con el dinero.
Si usted va a Mallorca, verá a alemanes gordinflones bebiendo cerveza y viendo los programas horteras de sus países en la TV. del hotel. No se tomarán la molestia de visitar las joyas de la isla, abundantes, impagables, bellísimas. Un verdadero edén profanado por el ladrillo, el consumo, los puertos privados...
La gente ya no quiere belleza original, Doktor, la gente quiere la belleza envasada. Aquella que puede contar. Y ya solo se cuenta la que sale en las guías. Y ya solo se visita la que sale en las guías. Hay comisiones suculentas para los circuitos consabidos. Y te montarán una cena medieval horripilante que no la resistiría ni Don Cicuta. Pero da igual.
Siempre hay excepciones, por supuesto. Pero la mayoría impone su tiranía. Y los empresarios hoteleros llenan sin piedad los paisajes con negocios horteras, ruidosos y malolientes de comida rápida...
No se detendrán. Porque nadie reclama que se detengan. Sí, lo harán, cuando el paisaje ya esté herido de muerte.
Yo lo dejo aquí. El banco y los árboles me gustan más. Ha sido un placer compartir este itinerario imprevisto, sin planificación, sin rutas preconcebidas, caminando, simplemente.
Un saludo.
Los itinerarios imprevistos y no planificados son, sin duda, las rutas que realmente merecen la pena.
ResponderEliminarSaludos para usted.
Es fantástico Max, es precioso. A todos nos tocará nuestro banco, ¿verdad? Y también pelearnos por él corriendo con el bastón. Es increíble. Hace reflexionar un montón. Un abrazote. Ha sido muy tierno
ResponderEliminarGracias, Ana. Todos tenemos nuestro banco, hasta Botín tenía el suyo :), nos lo merecemos.
EliminarUn abrazo grande