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Aquel tipo de bata y gafas culo de vaso me lo dijo sin pestañear. Con total impunidad. Sin darme tan siquiera la posibilidad de defenderme:
¡Manolo, un pincho de tortilla!
Aquel tipo de bata y gafas culo de vaso me lo dijo sin pestañear. Con total impunidad. Sin darme tan siquiera la posibilidad de defenderme:
- Mire Moaña, creo que es mejor decirle la verdad: este centro no está en condiciones de atenderle. Lleva 3 meses aquí y no hay síntomas de mejoría.
- ¿Pero no es éste el mejor centro de desintoxicación de todo el Sistema Solar?
- Lo es sin duda, pero su caso desafía todos los tratamientos. Su mal está muy extendido, ninguna de nuestras terapias tradicionales daría resultados.
- ¿Cual puede hacerlo entonces?
- Queda la opción de la cirugía. Podríamos hacerle una pequeña operación y...
- No siga, no quiero que me lobotomicen y convertirme en un vegetal. Siempre es mejor pasar el resto de la vida como enamoradizo recalcitrante y pertinaz.
- Lo lamento Comandante D'Ons. Lo único que puedo aconsejar es que lleve una vida sana y equilibrada. Que haga ejercicio, tanto físico como mental. Y que por encima de todo que no le dé tregua a su mente calenturienta.
¡Manolo, un pincho de tortilla!
- Ay Moaña, ser tan enamoradizo como tú debe de ser una carga pero también sé, pillín, que en algunas ocasiones lo has pasado en grande.
- Sí, Virtuditas, no lo puedo negar me he divertido pero al final siempre ha llegado el remordimiento y nunca me he sentido orgulloso de recaer en mis adicciones. Ojalá pudiera ser como Manolo, un Buda peludo y grande para el cual el culmen de la felicidad es apoltronarse en la barra y leer las noticias en el e-diario. Mírale, en este momento se está limpiando sus poderosos molares con un palillo. Esperemos que no vuelva a clavar ese mismo estoque en ese pedazo de empanada grasiento que tiene en el expositor.
- ¡Qué asco, Moaña! No digas esas cosas. Tú nunca podrías ser como ese individuo.
- No lo desprecies, Virtudes. Ahí donde lo ves era un prestigiosisimo arqueológo especializado en artefactos del siglo XX. Fue entonces cuando halló en uno de sus yacimientos los restos de unos tugurios llamados tascas o tabernas donde la gente comía, bebía y charlaba por un módico precio.
- No me suenan de nada.
- Claro, esa mierda de la cocina postmoderna y la parafernalia de los restaurantes de diseño acabaron por cargarse las sanas costumbres antiguas. Manolo quiso revitalizarlas y enamorado de la idea decidió montar una tasca por aquí, en la cercanía de las lunas de Saturno, lejos de la charlatanería fatua de los chefs terrícolas. Manolo, ¿qué pasa con ese pincho? Por cierto, ahí viene tu marido.
- Se jorobó el invento, vaya lata.
- Compórtate, Virtuditas. Cambia, por favor, esa carita acaramelada con la que me miras que no quiero que tengas un disgusto conyugal.
- No sé que pasa, amigos, cada vez que vuelvo del hiperespacio tengo unas ganas espantosas de ir al water ¿Me habéis pedido el pincho de tortilla?
- Sí pero no sé que le pasa a Manolo, debe de estar abducido por la molicie.
- Por cierto, Moaña, ¿que vamos hacer ahora?
- Primero te comerás tu pincho de tortilla si es que deciden traértelo. Mientras tanto tu mujer y yo acabaremos la ración de pulpo que está exquisita. Luego los tres tomaremos un café con unas gotitas de aguardiente para darnos ánimos ante el peligroso viaje que nos espera.
- ¿Crees que llegaremos a Grelicia en ese montón de chatarra que le birlamos a los modernos?
- Vaya pregunta le haces, Adrianciño. ¡Que repugnante eres a veces, la verdad!
- Llegaremos, Adrián, ¿Cuando te he fallado?
- Ahora mismo, ¿dónde está mi pincho?
- ¡Manolo, quieres traer ese jodido pincho de una maldita vez!
Pobre Moaña, la adicción al amor no es tan mala como parece
ResponderEliminar...que le dejen en paz con su subidón.
:)
(Las mejores tortillas del mundo las hace mi ex-suegra)
Ufffffffffff, y con unas cañitas bien frías, ya sí que es tan adictivo que ni la mejor de las terapias podría con ella...
ResponderEliminarLo del amor ya lo tengo más superado aunque de vez en cuando tengo alguna recaída.
Un beso, Krapps, y feliz aperitivo.
Es un enamoradizo con complejo de culpa, quizás.
ResponderEliminar(Lamento la pérdida, Tesa. Me refiero a las tortillas claro)
¿Has superado del amor, Novicia? No sé si felicitarte o darte el pésame.
Besitos
No sé Krapps, a tu libre albedrío lo dejo.
ResponderEliminarYo desde luego vivo más tranquila ahora. Ya no sufro esos enamoramientos superficiales y unilaterales que me tenían obnubilada... Ahora disfruto del amor tranquilo, pausado, hondo y fructífero....
Besos
Yo creo que el secreto del éxito del amor como concepto, estriba precisamente en esa unilateralidad que ya no echas de menos, Novicia. Toda su épica y lírica nace de la idea de un sentimiento que no tiene porque ser compartido por otra persona. No habría tanta leyenda si el amor para nacer y desarrollarse requiriese alguna forma de correspondencia.
ResponderEliminar¡¡¡Ah...Esas charlas sobre la barra de un bar a la espera de un pincho de tortilla, cuánta filosofía encierran!!!!
ResponderEliminarEsta vez tocan besos.
Me encanta ese Doctor que, además de recomendar vida sana y ejercicio tanto físico como mental, anima a no dar tregua a la mente calenturienta.
ResponderEliminarY el pincho de tortilla, aunque virtual, está clamando: CÓMEME.
Me gustariá compartirlo en compañía de tan gratos comentaristas.
¿El amor? ¿Hablamos de esa cosa que parece que siempre esta pero que nunca llega?
ResponderEliminarEl amor se ha de tener
donde se pueda entender
pues como no es ocasión
sino sólo un sentimiento
se tiene donde se siente
no donde fuera razón.
Manolo, la tortilla vale; pero por lo que más quieras no te olvides el vino.
¡Qué belleza de imagen intergaláctica! A la espera del pincho justo antes del salto al hiperespacio mientras la melancolía amorosa sobrevuela el tugurio.
ResponderEliminarDel amor se han dicho tantas cosas que ya no viene de una. Lo que sí parece claro es que quien prueba, más pronto o más tarde repite. Debe ser que tiene algo adictivo. Como la tortilla de patata, también debe tener algo adictivo. Una de las grandes aportaciones patrias a la humanidad, junto con la guerrilla. Es que no tenemos término medio.
Saludos.
Yo estoy cansada de la tortilla. Ya lo dije en otro espacio que la comida me parece un solemne aburrimiento con el paso del tiempo. Una necesidad, sí, vale, todos de acuerdo, pero un solemne aburrimiento.
ResponderEliminarLas tascas no sufren competencia de la cocina de diseño. Tienen clientes distintos. Aunque es compatible ser cliente de unas, y muy esporádicamente de otras. Un tapeo es un tapeo, y la curiosidad por esa cocina "artística" es otra cosa.
Ferrán Adriá, un verdadero genio; inteligente, creativo, currante y sencillo, hizo muchas tortillas y mucha cocina tradicional antes de dedicarse a esa cocina de investigación. Y ha sido declarado "chef de la década" Él siempre lo dice: lo importante es la materia prima y para comer cada día, nada como unos huevos fritos o unas judías, pero cuando uno sale para vivir una jornada gastronómica diferente, nadie piensa en una tortilla, sino en esos platos misteriosos que combinan sabores, texturas, colores, formas...
A mí me fastidiaría viajar por el espacio y tener que seguir comiendo comida, yo me imaginaba unas cápsulas "tipo clamoxyl" con todos los nutrientes que sacian el hambre, que no ensucian nada, y no generan desperdicios orgánicos, verdaderamente repulsivos, por mucho que nos llenemos la boca al decir que son naturales, como si la naturaleza fuera perfecta, cuando el tema de la putrefacción sólo le gusta a las moscas de la basura.
Siento aguarles la fiesta a todos, pero a mí esa leyenda del romanticismo de la naturaleza es que ya me saca de mis casillas, no puedo con ella. La naturaleza tiene cosas bellas, pero muchas verdaderamente repulsivas. Dejo un enlace sobre las simpatiquísimas moscas de la basura y sus magníficas misiones en el planeta.
http://www.controldeplagas.co.cr/paginas/i2_moscas.htm
La foto es mucho; esa tortilla galáctica en technicolor.
ResponderEliminarMucho¡¡¡¡
Pedro
En este caso un space bar. La verdad, yo por preferir, prefiero las mismas charlas pero después del pincho cuando unas migajas de ese manjar de dioses se asoman por la comisura de los labios y el estómago se recrea macerando ese bolo suculento. Besos siempre, Cristal
ResponderEliminarMoaña es un tiquismiquis, Luis y a lo mejor no considera tan adecuados los consejos de ese individuo. Sea pues y compartamos virtualmente el pincho.
El amor depende, pero el vino siempre llega como no podría ser de otra manera. Desastre ¡Qué corra el vino aunque el amor nos falle!
ResponderEliminarNi la tortilla ni el fondo espacial son obra mía, Enric. El juntarlos, el meterlos como se mete un huevo o un tomate en un sandwich de eso si que me siento responsable. En estos casos de las aportaciones patrias se suele añadir siempre la fregona y el chupachups. Por cierto ¿para cuando una revitalización del sensual caramelo con palito? Saludos
Atalaya, apostaría a que tu concepto de de la necesidad va vinculado al concepto de la utilidad. ¿Para qué comer si luego hay que expulsar lo que se come?
ResponderEliminar¿Para que un placer si luego se acaba o tenemos que deshacernos de él? Mejor, no tener ninguno y vivir tranquilos. La tranquilidad como preservativo de la frustración.
Las tascas si están desapareciendo en beneficio de otros establecimientos hosteleros. Los lugares de tapas “modernos” no son lugares de tapas “antiguos”. Es mi opinión.
Adriá es lo que cada uno quiera ver en él. Dices que es un genio y lo será, pero también es un síntoma. Un síntoma de la ausencia de personalidades culturales en nuestra sociedad. Lo de la importancia de las materias primas lo sabía hasta los hombres que frecuentaban Atapuerca hace unos miles de años por eso en Altamira los animales más deliciosas eran dibujados más grandes que los otros. Mezclar texturas y sabores está bien, pero que te diga como decía uno de estos de la cocina molecular el otro día que “su cocina quería reflejar la fragancia de los bosques y que ponía por delante dar mayor satisfacción al cerebro que al estómago” ¿Cómo voy a atreverme a comer un Gauguin un Vermeer o un Corot y romper el hechizo?
Lo bueno del garito del Manolo es que allí no es necesario tomar las cápsulas, por eso está tan concurrido. Siempre queremos lo que no tenemos, como en el amor. La naturaleza no es perfecta pero es más antigua y por lo tanto está más curtida, más currada, que sus hipotéticos sustitutos.
La tortilla siempre en esplendoroso technicolor, Pedro. Nunca me fiaría de una tortilla de color sepia aunque fuera de sepia.
Siento que Atalaya no pueda compartir ese pincho de tortilla con los que sí sabemos apreciar y degustar su exquisitez. Es una buena contertulia que nos priva de su grata compañía.
ResponderEliminarDe la comida de Ferran Adrià no puedo opinar, pero tampoco sé si fiarme mucho de lo que dicen quienes comen por necesidad y no por placer...
No es venganza por rechazar el susodicho pincho, pero tampoco acepto la invitación para visitar el enlace que nos lleva al supuesto dsisfrute de las moscas pululando en torno a la basura...
Ah, no, querido, la utilidad no tiene nada que ver en el tema de la comida -ya que parto de la idea de que todo es inútil- sino la Pesadez, Pesadez, absoluta pesadez de tener que comer todos los días, sea comida de Dioses, comida basura, o comida farmacéutica.
ResponderEliminarLas cosas empiezan a ser un rollo en el momento que están concebidas como una OBLIGATORIEDAD ineludible. El placer en la comida se lleva un porcentaje mínimo si lo comparamos con el porcentaje que se lleva la NECESIDAD. Comer por necesidad no es lo mismo que comer por placer. Sólo los GLOTONES, o los sibaritas, comen SIEMPRE por placer, la mayoría comemos por necesidad, salvo excepciones que todos vivimos con más o menos frecuencia. Eso no invalida la frustración de la función escatológica de todo organismo, ya sabes la decepcionante visión de los famosos tubos retorcidos de Cortázar, después de haber formado parte de un hermoso desayuno...
Las cosas son como son, y muchas, entre ellas la naturaleza, SON INCAMBIABLES (palabro) eso para unos es la HOSTIA EN PEPITORIA, su encanto, su verdadero encanto, pero para otros, entre los que me incluyo, no lo son. Ajo y agua nos toca.
Las cosas son como son, pero no por ello tienen que gustarnos. Y a mí no me gusta la putrefacción, ni la suciedad, ni la escatología, ni los residuos orgánicos... que sean invencibles todos esos procesos, me la trae al pairo, siguen sin gustarme. Y a pesar de ello, el mundo seguirá girando, y pasándose por el forro la opinión cabreada de una mindundi. Pero para eso está ese desequilibrio: la tozudez de la realidad que no tiene remedio, y la tozudez de que pese a saberlo con puntos y comas, algunos no pararemos de quejarnos. Es la opción más estúpida e inválida, la de la queja por sistema, pero como decía Valmont: "no puedo evitarlo"
El amor es un invento cultural para camuflar unas necesidades biológicas, que pese a alabar a la naturaleza, al final, al hombre cultivado no acaban de gustarle sin una justificación añadida de tipo espiritual. Como tú dices, no creo que los habitantes de Altamira perdiesen el tiempo con las triquiñuelas del amor, ellos seguramente eran mucho más prácticos.
Los enamoradizos compulsivos, suelen ser superficiales, nada interesantes, con una necesidad de "conquistar por sistema" una vez conseguido ese objetivo, tienen que ir a por otro, y luego otro... hasta que sus facultades seductoras (quien las tenga, que tampoco es tan fácil la cosa) pierden pistonada y encanto, y ya no son capaces de conquistar ni a Doña Rogelia.
Yo sí me comería un Vermeer o un Kandinsky, ¡me encantaría! Recuerda que Dalí dijo que quería que Gala fuera una aceituna para poder comérsela. La antropofagia (que dicen que incluye también el concepto de ginecofagia) dicen que es el mayor acto de amor.
P.D. Luis Antonio, cuando te sale la vena graciosa, no tienes precio. No sé si te resultaría grata mi compañía, pero si te digo que preferiría el enigma de un plato de Adrià, que el conocidísimo, aunque siempre válido, pincho de tortilla. Aunque como todo es virtual, acepto ese pincho, ¡qué no se diga! Tú que vives en Barcelona, ¿qué te parecen las fabulosas conservas del Xampanyet del carrer Montcada?
A ATALAYA:
ResponderEliminarDel Xampanyet me gustan las tapas, en especial las de conserva, bacalao, anchoas, mejillones, ventresca…
Para acompañar, el consabido“xampanyet”, ¿cómo no?
Y tú, ¿has probado las bravas de "Casa Tomás" en Sarrià?
Atalaya, justamente ayer estaba leyendo un libro de donde quiero extraer
ResponderEliminarun texto que quizás pueda venir al caso para contestarte. Es de Quim Monzó y aunque está escrito originalmente en catalán yo estoy leyendo la traducción castellana:
No disfruto del beso sino cuando ya ha pasado; entonces lo recuerdo con gusto. No lo disfruto en el momento porque, más allá de la ternura, veo las sombras, las posibilidades terribles que se esconden detrás de cada cosa agradable.
Me pierdo el beso de mi hijo, la amistad, el amor, las risas, el reposo nocturno, el placer de la pereza. Y está claro que siento perdérmelo hoy para, cuando llegue el mañana que he preparado al milímetro con el fin de que nada falle, añorar aquello que no saboreé, pero peor sería no preverlo y que ocurriera…¿qué? Siempre hay una amenaza en la que no he pensado
En fin, aunque bien sé que esta discusión es puro sofisma para pasar el rato, que no te privarías de un buen plato de lentejas o de esas tapas de las que hablas abajo. Como también sabes que hay que disfrutar de esos pequeños momentos de placer que nos proporcionan las cosas por muy inexorables que sean, pues poco más queda por decir. Seguimos comiendo, durmiendo, disfrutando lo que nos dejen y de vez en cuando permitámonos un gesto de rechazo hacia la realidad en su conjunto siempre tan pretenciosa e imperialista.
Mucho mejor la tortilla ¡donde va a parar! y de lo otro, bueno, pues a estas alturas, si hay que ir se va, que no es por no ir...
ResponderEliminarPero que "mandritis aguditis" XD!!
En fin...
Saludos Krapp.
Es que las pastillitas futuristas no parecen muy apetecibles. Respecto alo otro estoy contigo.
ResponderEliminarSaludos, Cristal00K
Cuánto tiempo sin asistir a consulta Dr.Krapp me he tenido que dar una panzada de entradas...
ResponderEliminarme ha sentado bien y me he sentido como en casa...
¡Ese pincho!
Como decimos en Galicia, a modiño", es decir, poco a poco para no indigestarse; pero si encima te ha sentado bien pues mejor todavía. Muchas gracias María.
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