Contemplaron desde arriba aquella acumulación de precarias y abigarradas viviendas fabricadas con tablas de madera, plástico y uralita. Estaban tan juntas, que parecían caravanas de colonos convertidas en improvisadas barricadas para defenderse de las acometidas de los indios
¿Quiénes eran los indios para aquellos habitantes del mismísimo infierno?
Ella y él miraron a todas partes esperando encontrar algo alentador en aquella apiñada desolación. No lo había. Podrían estar en una villa miseria de Buenos Aires, en una favela en Río, en un bidonville de Dakar o en un shanty town en Karachi. Respiraron a fondo y bajaron por un camino de tierra, seco en aquel otoño primerizo. Llegaron hasta la primera casa. Oyeron chillidos de niño, ruidos de cacharros y una ronca voz femenina pidiendo silencio. Él golpeó la puerta con los nudillos y junto con su compañera, se puso a esperar la respuesta visiblemente ansioso. La mujer gorda que les abrió la puerta quizás era joven, pero no aparentaba menos de 60 años en sus rasgos gastados y sombríos. Más allá del umbral, detrás de ella, un niño de unos 4 años jugueteaba medio desnudo en el suelo de tierra.
- ¿Qué quieren? ¿Son los del Banco de Alimentos? Ya tengo a mi hijo trabajando en el súper de repartidor. Espero que con lo que gana tengamos para todos. Tengo seis hijos y estoy sola, pero nos arreglaremos muy bien. Seguro.
- No, no somos del Banco de Alimentos.
- Ah entonces serán de la asociación esa de la parroquia. Gracias pero como les he dicho no necesitamos. Mi hijo trabaja desde hace un mes y contamos con su jornal.
- No, no somos de ninguna parroquia. En realidad estamos yendo por las casas para...
- ¿No serán inspectores escolares o de la Asistencia Social? Mis niños van todos los días al colegio y el que está aquí es porque no nos podemos permitir una guardería privada y la municipal está muy lejos. Además no podría ir tiene algo de fiebre y tosió durante la noche.
- No, señora no. Venimos por otra cuestión. Estamos recorriendo las casas para entregarles nuestros folletos y pedirle el voto para el Partido del Pueblo de Snobia. ¿Suponemos que estará enterada de que hay elecciones?
- Algo me suena, pero me da igual. Gane quien gane, seguiremos viviendo como ratas.
- Se equivoca, cuando gobernemos nosotros eliminaremos este poblado y cada familia tendrá un piso espacioso. Podrán acogerse a una renta de inserción social que les permitirá vivir con cierta holgura. Sus hijos tendrán buenas oportunidades para estudiar y la sanidad pública será asequible para todos ustedes.
- Claro y comeremos perdices. Ese es el cuento de la lechera y siendo muy ignorante, creo que son elecciones para elegir presidente. El chabolismo no es importante para elegir un presidente. Además les digo una cosa, mi hijo trae todo el dinero a casa y lo junta con lo poco que sacan los otros vendiendo cartones. Gana algo más pero lo reparte con sus hermanos y con su madre. Somos su familia, joder, él tiene trabajo y ellos no, pero podría ser al revés y le gustaría que le hicieran a él lo que ahora hace él por los suyos. ¿Por qué a los políticos que dicen defendernos les cuesta tanto escucharnos? ¿Por qué no dejan de mirarnos como si nos tuvieran pena o asco? ¿Por qué se pelean entre ustedes si todos dicen querer los mejor para los que sufrimos? Deberían luchar juntos por lo mismo, como luchamos nosotros, pero están más preocupados por poner por delante el nombre de su partido que por arreglar las cosas.
- La entendemos, dice cosas sensatas, pero es que no todos somos lo mismo. Unos no quieren cambiar nada y nosotros...
- Ustedes lo dejan para más adelante.
- Tiene que comprender que cambiar el mundo lleva su tiempo.
- Pues mientras tanto intenten cambiar lo más cercano y sáquennos de esta miseria.
- Para ello necesitamos sus votos.
- Muchos no podremos votarles.
- ¿Son extranjeros?
- Hay de todo, pero los de aquí tampoco estamos empadronados. Vamos donde podemos o donde nos dejan estar.
- ¿Entonces por qué nos hace perder el tiempo hablando con usted?
- Lo acaban de decir, cambiar el mundo lleva su tiempo por lo tanto no hay peligro de perderlo escuchando a la gente que se dice defender y no quedarse solo con las frases bonitas que uno ha leído en algún libraco o discutido con sus camaradas de las pantallas. Sueñan con cambiar el mundo, pero a menudo se olvidan de despertar luego para ir mejorando lo menudo.
Se me acaba de ocurrir una frase muy original: Todo para el pueblo, pero sin el pueblo.
ResponderEliminarPolítica de gabinete, masajeándose unos a otros, pero sin mancharse al pisar la calle.
Saúde.
Despotismo ilustrado. Actitud típica de gobernantes o reformistas conscientes de su supuesta superioridad que tratan a sus gobernados como seres inferiores indignos de manejarse por si mismos.
EliminarLos ilustrados querían eso pero la Revolución Francesa los desbordó al sacar las ideas de los salones literarios de las marquesas.
Saúde
No se, creo que algunos buscan la paz que no tienen haciendo ver que se interesan por los demás. Otros realmente son capaces de mover el mundo cuando ellos son los que practican lo que dicen. Hay una cita de un tal REné que define muy esto:
ResponderEliminar"y que para saber cuáles eran sus verdaderas opiniones, debía fijarme más bien en lo que hacían que en lo que decían, no sólo porque, dada la corrupción de nuestras costumbres, hay pocas personas que consientan en decir lo que creen, sino también porque muchas lo ignoran, pues el acto del pensamiento, por el cual uno cree una cosa, es diferente de aquel otro por el cual uno conoce que la cree, y por lo tanto muchas veces se encuentra aquél sin éste.
Y entre varias opiniones, igualmente admitidas, elegía las más moderadas, no sólo porque son siempre las más cómodas para la práctica, y verosímilmente las mejores, ya que todo exceso suele ser malo, sino también para alejarme menos del verdadero camino, en caso de error, si, habiendo elegido uno de los extremos, fuese el otro el que debiera seguirse. Y en particular consideraba yo como un exceso toda promesa por la cual se enajena una parte de la propia libertad".
No recuerdo quien era, no se si Lenin o Trotsky, que se fue a predicar el comunismo a una aldea remota de Rusia, cuando llego allí y vio las prácticas , que los padres abusaban de sus hijas, que los "pater familias" se acostaban con las mujeres de sus hijos cuando ellos estaban fuera y demás tropelías que se cometian en la Rusia rural profunda y ante las, (imagino), cara de pocos amigos que le profesaban, juró no volver jamas a ningun sitio como ese, tildandolos de ignorantes, bestias y salvajes. Continuó su apostolado en los barrios obreros de las ciudades, más tendentes a comprender sus encíclicas y más comprensivos con sus ideas. Para después de quitar revolucionariamente a unos verdugos, convertirse el en otro, igual o peor. Esto de cambiar el mundo "en un pis pas" es bastante complicado y si tienes prisa se cometen muchas tropelías. Pienso yo. Es más cómodo visitar con cara apenada a los pobres, dejar una parte ridícula de lo que te sobra y luego presumir "por los bares" de lo solidarios que somos, y progresistas, desde luego.
Un saludo
Nuestro amigo René, otro ilustrado como los que cito en mi respuesta anterior, estuvo soberbio. Esa moderación en las formas y los modos desde la razón fue desafiada por la Revolución Francesa porque no eran tiempo de razones en una sociedad estamental donde la gente se moría de hambre mientras los nobles y la Iglesia les impedían ejercer su derecho a exponer sus demandas.
EliminarRespecto al marxismo y el mundo rural, siempre en la Unión Soviética se despreció a los campesinos con tierras, los kulaks, porque se consideraban una fuerza reaccionaria y beata. Mao en cambio en una China ruralizada los tomó como base de su movimiento.
Saludos
Normal. Se nota que esa pareja de militantes son unos pardillos primerizos: las campañas electorales son para los que votan, preferiblemente la tercera edad en el caso de los partidos mayoritarios y los jóvenes urbanos con trabajo en el caso de los partidos más pequeños y supuestamente de izquierdas. Bueno, luego hay algunos como Vox, pero ese ya es otro asunto.
ResponderEliminarEn cualquier caso, lo que esta claro es que los líderes saben de sobra que hay un sector de la población, por lo general el más desfavorecido, que no va a votar nunca. Hay un sobreentendido que nadie discute: ellos no votan, nosotros los ignoramos.
Y todos contentos.
Es una idea simple pero tiene parte de verdad, cuan do quieres hacer apostolado en determinados sectores te puedes llevar grandes sorpresas. Ya que más arriba hablaba de los kulaks rusos estoy pensando en alguna obra de Tolstói o en esa maravillosa el Idiota de Dostoyevski
EliminarExiste ciertamente ese sobreentendido.
Hola, es cierto que cambiar el mundo lleva tiempo. Pero como todo, empieza por dar el primer paso.
ResponderEliminarEs que la ansiedad pierde a los que quieren meterse a tan descomunal tarea, Mirna.
EliminarSaludos
En esos lugares para sacar votos hay que prometer acceso a gran hermano, tronista o tertuliano de sálvame, que el embrutecimiento del pueblo es lo que tiene, se preocupan de cosas que no ponen incómodos a la oligarquía
ResponderEliminarBueno, bueno que hay titulados universitarios en situación precaria y casas que parecen chabolas aunque no niego la verdad de lo que escribes.
EliminarAy, si pudiéramos ir a un taller y cambiar las cosas que no funcionan..
ResponderEliminarSi pudiéramos ir a un taller y cambiar las cosas que no funcionan... sin caer en el mecanicismo.
EliminarEl cuento de la lechera sigue en plana vigencia. Lo sorprendente es que todavía haya gente que lo escuche...
ResponderEliminarUn abrazo
La ideología y no solo la política se basa en las promesas.Si es religión en un Más Allá maravilloso, si es de por aquí de un futuro sin sufrimiento ni dolor.
EliminarUn abrazo.
Me da que pensar, que somos la inmensa mayoría frente a una ínfima minoría. Con eso me quedo. Me ha encantado la historia, es muy cercana y realista llevada al paroxismo, pero si lo piensas, no tanto. Pasa, ocurre. Un fuerte abrazo, Krapp
ResponderEliminarSomos mayoría ante los elegidos los que se creen tal al menos. No pretendía ser demasiado fantástico en esta historia por mucho que pensar en un reparto de publicidad electoral en un poblado chabolista sea bastante improbable pero como dices puede ocurrir.
EliminarMuchas gracias como siempre, Marisa.
Un abrazo grande
Nunca había visto a la clase política tan autista y tan incompetente como ahora, en el peor momento.
ResponderEliminarPoner los votos y las previsiones de las encuestas por delante de la vida de las personas, sobre todo de las más vulnerables, es una injusticia y una tragedia. Pero ahí estamos.
Saludos.
No, no están a la altura de lo que está pasando. Es lo que pasa por encerrarse en su cápsula conceptual y no foguearse con la realidad.Quizás es un problema relacionado con la manera en que se forjan las élites políticas al margen de las capacidades personales.
EliminarSaludos
¡Hola, doctor! Bueno, has diagnosticado tal cual la triste realidad politiquea. Desde luego que el mundo no lo cambian unas elecciones ni un partido político. De hecho, jamás un político lo ha hecho. Este mundo transita, no sé si avanza, a golpe de acontecimientos rompedores. Una Revolución francesa acá, otra industrial allá, una bomba atómica... Un político solo ansía el poder, y una vez conseguido, ¿para qué cambiar? Fíjate que me viene a la mente cierto partido muy del pueblo, a cuyos líderes, el ingreso en el mundo político los ha llevado de un pisito a un chalé de 600.000 euros. ¿Para qué cambiar el sistema? Quien quiere hacer el bien se presenta como voluntario en alguna ONG o realiza, de forma anónima, mil iniciativas sociales. Quien quiere lucrarse, se mete a político... Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarestoy pasando un momento especial en mi vida
ResponderEliminarpor lo tanto de politica poco.Por lo tanto me concentro en Netflix
un gran abrazo para Ud Doctor
Mucha suerte en lo tuyo, Mucha
EliminarHay cosas muy buenas en Netflix.
Un abrazo
Si asi es, en este preciso momento en el mundo hay lugares muy parecido a los infiernos, pero al mismo tiempo hay lugares paradisiacos. Todo bajo un mismo sol.
ResponderEliminarHay mucha variedad es cierto, pero tampoco estaría mal que fuéramos más iguales en derechos y condiciones.
EliminarMe gusta la frase que dice: no mehaga perder el tiempo. Cuando de principio ella les pedia que se fueran. Un claro ejemplo de no saber escuchar desde un inicio.
ResponderEliminarEsa es la diferencia entre llevar el monólogo preparado y estandarizado frente a la receptora de ese discurso y lo que ocurre cuando no es la adecuada para recibirlo. Esa es la idea.
EliminarEs tan difícil cambiar que cuando se lo logra todo parece que continúa exactamente igual a como era antes...
ResponderEliminarSuerte,
J.
Como la frase del príncipe de Salinas en esa obra genial llamada El Gatopardo
Eliminar“Es necesario que todo cambie si queremos que todo siga igual”
Saludos y suerte para ti