19 mayo 2009

Nunca entraremos en la tierra prometida


Arrancamos a manotazos las telarañas de la grisura y el burdo dogmatismo maniqueo, pensando que después del túnel nos aguardaba la luz y el color.
¿Demasiada luz? ¿Demasiado color?
Lo cierto es que penetramos de hurtadillas en un mundo demasiado deslumbrante, olvidando que nuestras retinas acomodadas a la penumbra quizás no pudieran soportar tanto brillo.
Muchos sucumbieron. Ignoraban quizás que nuestro oasis no era la ansiada Avalón, solo una pequeña isla de hierba rodeada de traidores peñascos. Allí abandonamos sus cadáveres rotos, como aviso de peligro para precavidos y timoratos.
Quedamos los supervivientes. Los que todavía podemos contarlo.
Apenas soportando la idea de que nos hemos hecho mayores y que toda aquella efímera plenitud ha servido para bien poco.
De la penumbra a la luz. De la luz a la penumbra.
Fuimos esponjas absorbiendo vida. Quizás ahora nos toque echar fuera de nosotros todo lo que tragamos.
Nunca entraremos en la tierra prometida.

19 comments:

  1. Sin entender el texto -o su intención, que viene a ser lo mismo- yo también me pregunto ¿dónde estará esa tierra? y lo que me da más pavor; de existir ¿sería válida para todos?

    Mejor millones de ensoñaciones a la carta, que la materialización de una promesa legendaria de paraíso inexistente, que tal vez decepcionaría a la mayoría.

    Es curioso, hemos configurado la vida como algo complejo y enrevesado en la forma, y hemos banalizado y ninguneado el fondo.

    Y por eso, al final, en la hora del inventario, se contabilizará el vacío. Tanto afán de acumular stock durante el itinerario... y resultará absurdo e inservible en el balance final.

    No podemos aprender de otras generaciones. Es imposible. En el kit de supervivencia, viene obligadamente un altísimo porcentaje de miedo. Será el miedo quien nos manipule y nos aboque a movernos en ese absurdo péndulo oscilante, unas veces hacia la audacia, otras hacia la cobardía.

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  2. Discrepo con la primera: no es lo mismo intención que texto, ¿o acaso necesitamos entender para degustar?
    Los paraísos no son colectivos, Valeria. No son un pret-a-porter que se pueda comprar en unos Grandes Almacenes. A mi modo de ver ese es el gran error: pensar que los paraísos son compartibles, que el entendimiento -volviendo al anterior- es compartible.
    ¿Por qué ese interés en algo válido para todos? Muy pocas cosas que merezcan la pena tienen el mismo valor para todo el mundo. Por eso prefiero las ensoñaciones de las que hablas independientemente del resultado. Por cierto, ¿quién contabilizará el vacío?

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  3. Lo mío es peor... Ni entiendo el texto, ni entiendo a Valeria ni entiendo tu explicación, Krappi...
    Esa imagen de La Naranja Mecánica me da pavor. Siempre que la veo me estremezco....
    Paraisos? cada uno creo que tiene el suyo. Donde se refugia, donde cree que se siente o se sentiría seguro... Lo que para mi puede ser mi nirvana, para otro igual es un infierno...
    Lo importante, creo, viviendo en sociedad como nos ha tocado vivir, es intentar compatibilizar nuestros paraisos lo mejor posible.

    Un beso, Krapp

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  4. Yo creo que después de tantos manotazos en pos de la luz seguimos sumidos en la misma o parecida “grisura”. El temor a sufrir los efectos del deslumbramiento es infundado. Caminamos de la penumbra a la sombra y de ésta, como mucha novedad, a la noche. Pero la luz y la tierra prometida son sueños...efímeros. Por eso, los que ya asumen esta verdad, ni siquiera se molestan en dar manotazos ni mandobles. Los demás, ingenuos soñadores de imposibles, seguimos dando golpes al vacío...

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  5. Valió la pena si absorbimos vida.
    Si nosotros no llegamos,vamos a facilitar el camino para que lo hagan otros. Un poco de esperanza Krapp!

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  6. Jajajajaja !!!!! Novicia, me ha hecho reír, en este juego de mal-entendimientos que es toda comunicación, la espontaneidad siempre es de agradecer.

    A mí me gustan los textos crípticos, o ambiguos, o de interpretaciones abiertas, simplemente porque me resultan estimulantes.

    Como no los entiendo, al igual que le ha pasado a usted en este caso, me dejo llevar por el primer impulso lector, por la primera reacción que me provoca esa lectura, la escribo y si cuela que acierto con la intención del creador, pues mejor que mejor, sino es así, espero la respuesta del autor a ver si me aclara algo.

    En el caso del Dr. Krapp eso siempre es un enigma, pues suele ser tan críptico en las respuestas como en el texto inicial.

    Al margen de eso no creo en tierras prometidas ni paraísos.

    Sí coincido con usted, en que cada cual, en su parcela particular, tiene que intentar al menos defender lo más parecido a su edén. Sea un edén hedonista, espiritual, crematístico, o las tres cosas a la vez.

    Un saludo.

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  7. Valeria, el Krappi lo hace aposta para hacerse el interesante :P:P Yo creo que ni él se entiende...


    Un beso :D


    p.s. Krapp, sabes que es broma y que te aprecio un montón...

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  8. No podrás sacarme de mis casillas querida Novicia. Yo habito mi propia isla y me protegen el pellejo una manada de tiburones comedores de carnes pecadoras como la tuya. Por eso, querida, nunca podremos compartir nuestros respactivos paraísos y ser socialmente buenos ciudadanos.

    Informo, aunque no lo veo necesario, que el texto habla de una generación, de un momento, de unos chicos que murieron en búsqueda de una intensidad que quizás solo habita en la química. Hablo de Antonio Vega y todos los demás, es decir de todos los que fuimos jóvenes en aquella época.

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  9. Es cierto, Luis Antonio, seguir dando golpes al vacío es un destino absurdo, a pesar de su poesía, pero no podemos evitarlo, está en nuestra naturaleza desde que la hicimos parte de nosotros en nuestra mocedad.
    Ahora, los jóvenes actuales no se arriesgan ya que conocen la lección que recibimos los que les precedimos. No hablo solo de drogas, hablo de vivir de ciertos ideales, de subirse a un árbol como el Baron Rampante y no querer bajar.
    Gracias por tu comentario, Luis AntonioVale colega Vitamorte pero yo creo que hemos venido a este mundo a vivir nuestra vida única y exclusivamente y no ser parte de un gran artificio al que llamamos historia de la humanidad.

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  10. Saludos, Valeria. Como comprenderá, no voy a analizar la naturaleza de mi escritura. Cada uno escribe como sabe, como le apetece, como quiere o sobre las cosas que le apetece contar. Cada uno tiene su escritura, como cada uno tiene su propio ideal de paraiso. Escribir publicamente tiene cierto nivel de riesgo, algunos necesitan soltar torrencialmente fragmentos de su vida para aliviar su conciencia, jovial o maltrecha; otros optamos por hacer otra cosa. Cualquiera de los modelos es igualmente válido y provechoso.

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  11. Mi carne pecadora???? Por diosssssssssssss. No sabes lo que dices :P Pero si soy medio santa, por favorrrrrr...
    Yo a los tiburones como esos que te protegen me los meriendo....

    No digo que compartamos paraisos ni islas.... Yo hablo de compatibilizar. C'est different :D

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  12. Ya Novicia, medio santa ¿y la otra media mitad?
    Lo de compatibilizar paraisos esta bien ¿cual es tu formato para ver si es compatible con el mío?

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  13. La otra mitad es perversa, Krapp.
    Yo no tengo formato fijo. Es adaptable, según afinidad....

    Un beso, doc

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  14. Querido Doc:

    Tan solo me paso para decirte hola!! llevo mucho retraso en lecturas y visitas debido a lo que todos sabeis.. queria agradecerte tu apoyo.. y decirte que con un poco de suerte pienso ponerme al dia dentro de poco con todos vosotrosssssss.

    Besitos Doc y gracias

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  15. Eres demasiado versátil para ser solo Novicia, te deseo un rápido ascenso a sor, supongo.

    Hola, Lisebe. Mucha suerte en lo tuyo.

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  16. Bueno Krapp, yo sé que por lo menos podría llegar a abadesa, pero sabes? A mí me mola ser novicia... La inexperiencia que se le supone a una novicia justifica sus lapsus y además, aprendo más ;)

    Un beso y buen finde (K)(K)

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  17. Vaya, eres una novicia con síndrome de Peter Pan. Todo lo que nace debe crecer para dar razón de ser de su existencia y servir de testimonio a los que viene detrás.
    Feliz Fin de Semana.

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  18. Estaba el Doctor sentado en una terraza, en aquel justo momento en que la climatología de su tierra le permite sentarse unos breves, brevísimos instantes, cuando se presentó el camarero (confieso que estoy realizando un auténtico pirateo). El muchacho se dirigió a nuestro compadre y en una perfecta mezcolanza galaico-castellano-portuguesa le preguntó qué quería tomar. Nuestro buen Doctor, absorto en la elaboración de su último artículo de 200.000 palabras, en versión reducida 240, no le hizo demasiado caso, pero pensó que aquel zagal podría hacer, a bote pronto, un comentario a lo que estaba escribiendo.
    - ¿Qué te parece esto?
    El camarero leyó atentamente y al terminar le contestó:
    - ¡Me ha gustado mucho!
    Extrañado nuestro buen Doctor y mira que es raro que se extrañe por algo, le replicó:
    - ¿Lo has entendido?
    El camarero, posiblemente recordando aquellos exámenes que le hacían en la escuela de su pueblo, se quedó un poco parado, pero estaba decidido a contestar:
    - Absolutamente anda, pero… me ha gustado.
    A veces entender, de una forma completa al Doctor, podría suponer un auténtico “insulto”, dejaría de ser el hijo que siempre deseo tener D. Ramón (sólo hay uno y también gallego, creo que de Villanueva de Arosa, con perdón de la lengua autóctona), dejaría de ser la reencarnación del Dr. Simón Bacamarte, hijo de la nobleza de la tierra y el mayor de los médicos de Brasil, de Portugal y de las Españas (“El alienista” Machado de Assis).

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  19. Aunque puedo entender la perplejidad del camarero ante el interrogatorio inquisidor del descendiente de tan augusto y pertubador linaje -recordemos que el primer Bacamarte sucumbió a la tentación de meter en el frenopático primero a los locos por ser locos, luego a los cuerdos por no ser locos y finalmente a si mismo por ser más cuerdo que todos los demás- yo confiaría en el espíritu voluble de este humilde descendiente doctoral, menos aséptico racionalista y sin duda mejor consentidor de las debilidades ajenas.
    Lo único que lamento de este hermoso y bello texto, es cierto desconocimiento de las circunstancias climatólogicas de mi tierra natal. Cuando se despereza la primavera en bostezos floridos, nuestras terrazas se llenan de perezosos paseantes que gustan de gastar largas horas en sus mesas de mármol mientras desfilan ante ellas el espectáculo entero de la humanidad sonriente.

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