El hombre, ese ser de casi infinita curiosidad, capaz de bajar en frágiles cápsulas a las simas oceánicas para descubrir los hábitos alimenticios del calamar gigante o de enviar señales de radio a los rincones más escondidos de la galaxia en busca de vida inteligente; sí, ese mismo hombre todavía no ha sabido como carajo descifrar y entender la mente de los adolescentes.
- Pero… ¡todos hemos sido adolescentes!
- Ya, pero la adolescencia tiene tan alto poder narcotizante que, cuando se sale de ella, apenas queda un somero recuerdo. Sólo instantes, escenarios, destellos fugaces, secuencias de rara intensidad…
- ¿Cómo puedes decir eso? Hay cientos de tratados sobre la adolescencia y miles de psicólogos y pedagogos que la han estudiado y analizado.
- Bah, caca de la vaca. Comecocos autojustificativos de profesionales del mucho decir y el nada que hacer.
- Eres muy drástico.
- Y tú muy tonto si crees que puede discutir con todo un chamán.
Es verdad, no usan paraguas. Yo recuerdo mojarme como una tonta, por el simple hecho de no cargar con él cuando dejase de llover (en La Coruña, que es casi imposible).
ResponderEliminarMi madre se consolaba diciéndome que "andan todas como tu, empapadas".