30 diciembre 2021

Caza y captura de un tipo orondo y de los perniciosos trillizos


Mi amigo el inspector Fiasco me pasó el soplo y allí estaba yo, a las 7 de mañana, bien pasada la Navidad, en aquel descampado de las afueras de Kaskarilleira, mientras veía desplegar a mi alrededor los efectivos de las llamadas fuerzas de orden público.

La casa tenía los días contados, como todo lo que no se ajuste a la atrocidad depredadora de los promotores urbanísticos, esos gusanos voraces que han agujereado mi ciudad hasta el puro tuétano sin importar quien gobierne en cada momento. Con la casa desaparecería el corral con sus seis gallinas; la pequeña huerta con sus lechugas, repollos y patatas; pero también la vieja Marisa, superviviente de mil batallas, y ahora agotando sus días en una vivienda de una sobrina, mientras esperaba su condena con plaza en residencia de ancianos o húmedo piso miserable de 40 metros en la más cutre urbanización del entorno.  

Allí pues montaron su escondrijo, los cuatro malvados de esta historia a la espera de que llegara su hora criminal. Poco duró su descanso. A la mañana siguiente la policía rodeó la casa. Un chivatazo, sin duda.

  • Salgan con las manos en alto. Tenemos rodeado todo el perímetro y no tienen escapatoria posible - gritó Fiasco con el megáfono. 

Desde la casa le contestó una voz irónica y pastosa:

  • Ya tenía ganas de conocerle, Fiasco
  •  Inspector, es el gordo. Un tipo manipulador y traicionero - le grité entre los coches a mi amigo policía. 
  • Esta es buena, el inspector Fiasco y el detective Arou juntos y en comandita. ¿Tan escaso estáis de efectivos como para recurrir al reptil que te pone los cuernos con tu mujer?
Fiasco se puso tenso como la cuerda de un arco, pero aguantó el tipo. Era una dura prueba para él.
  • Pero no pienses que la culpa es de ella, eh. Para nada. A ella le va la marcha y tú no se la das. No tiene la culpa de tus gatillazos, ni del estrés que te produce la necesidad de ascender en tu curro de madero con galones. Él es más joven y lo hace mejor. Tienes que entenderla, amigo. 

Se oyeron unas risas agudas en la casa.

  • Esos son los perniciosos trillizos. Ni caso, te están provocando para que pierdas el control. 
  • ¿Qué sabe de mí? ¿Por qué nombra a mi mujer? Tú, tú no conoces a mi mujer ...¿o sí? - mientras me hablaba, ponía la cara que ponen los perros cuando quieren tu comida.
  • Tranquilo, es gentuza y usan las mentiras para dividirnos y que nos enfrentemos entre nosotros.

El inspector Fiasco se levantó como un resorte tras el coche.

  • Agáchate -le grité
El redondo seguía lanzando sapos:
  • Estás gracioso con esa pistola ahí erguido, Fiasco. Hasta pareces tener autoridad. Aunque te tiembla un poco la mano. ¿Estás nervioso? ¿No tendrás...? Bah, tampoco te vas a enterar. Eres un cagado y te saltas las revisiones médicas porque tienes miedo que te descubran que estás enfermo. Deberías de mirarlo porque ya tienes tus años. Debe ser jodido llegar a viejo y ser un simple inspector a pie de calle, desahuciando viejas en vez de estar apoltronado en un despacho. Si no fueras tan cretino, podrías ser el puto amo en alguna comisaria importante, en una empresa de seguridad privada o quizás de prejubilado con pasta, viviendo a todo trapo y viajando al Caribe gracias al fantástico plan pensiones que pudiste hacerte en tu día.
Volvieron las risas histriónicas de sus compañeros trillizos.

El inspector hizo un gesto inequívoco de apuntar hacia la casa, pero yo, tras un empujón oportuno, lo tiré al suelo. Llamé a dos policías cercanos y les pedí que lo alejasen de allí. En la casa seguía el tipo orondo con su cháchara ofensiva.  

  • ¿Por qué dice eso? -oí su voz desesperada, dirigiéndose a mí, mientras lo escoltaban a su coche. No pude resistirme a echar un vistazo a la foto que presidía la pantalla de mi móvil. Sonreí.
  • ¿No tienes plan de pensiones, Fiasco? No me jodas. Te pone los cuernos tu mujer, puede que estés jodidamente enfermo sin saberlo y ni siquiera tienes un plan de pensiones decente que te libre de pasarlas canutas si ti quedas solito en el mundo. Menos mal que no tuvisteis hijos por tu aireada impotencia. No sé como vas a pagar el piso, el chalecito que te compraste en la playa, el coche nuevo y lo que le debes a esos prestamistas por deudas de juego. Porque a ti te gusta el juego mogollón ¿Verdad, inspector? El juego es lo único que te distrae de tu vida de mierda. Tendría su coña, que al final otro inspector pringado te desahucie por tus deudas para dejarte en la puta calle. Donde mereces estar...

El golpe fue oportuno. Reventamos la ventana, entramos en el habitáculo y para evitar problemas judiciales, dejé que Entrerríos, el compañero de Fiasco, junto al resto de maderos tomasen la iniciativa de prender a aquellos pajarracos.  Me fui a la cocina que servía de laboratorio. Allí estaban, en  media docena de soportes, una colección completa de tubos de ensayo repletos de nuevas variantes del covid dispuestos a ser propagados por aquellos desalmados.

Volví a la habitación principal. El nuevo jefe del operativo había colocado en fila a los delincuentes. Al rollizo lo habían amordazado para que callase un rato y los otros tres eran casi indistinguibles tan flacos y parecidos.

  •  Empecemos por el reconocimiento. Usted es el hermano mayor:
     
    Luego está el gordo parlanchín. Quítele la máscara, agente, quiero verle el careto a este bellaco. Si dice alguna chorrada, no usará más la lengua.
     
    Ahora pasemos al segundo hermano.
    Vale, ahora al último.
    Están estupendos ¿Quiere sacarles una foto para tener un recuerdo, detective Arou?
     
  • Venga, vamos a ello, pero mejor todos juntos. Así muy bien. Le mandaré una copia al inspector Fiasco para que se recupere del susto y pueda utilizarla para felicitar a sus amistades.  Incluida a su esposa.
    (Capítulo 61 de Kaskarilleira Existencial. Aquí están sus otras historias)

    16 diciembre 2021

    Hay que parar a esos alborotadores


    • Ha llamado el sargento. Tenemos que parar un alboroto allá arriba.
    • ¿Allá arriba, en el tramo más chic del barrio?
    • Me ha dicho que se escucha música atronadora en la calle y los vecinos están que trinan. 
    • Esos pijos del Mayfair se asustan por cualquier cosa.
    • Pues le ha llamado la señora Amies -la mujer del sastre de la reina- indignadísima, ya que con el susto se hizo añicos la tacita Spode Stafford que sostenía en su mano cuando tomaba el té de las cinco.
    • ¡Pero si no son ni las cuatro!  
    • La gente elegante toma el té de las cinco a las tres. Por si fuera poco, los chupatintas han salido en masa de sus oficinas para saber de qué va la cosa.
    • Bah, esos están tan asfixiados y aburridos en sus tugurios malolientes que necesitan cualquier desahogo para escapar de la rutina.
    • Lo nuestro es saber lo que pasa y  acallar ese ruido, Ray. ¿Qué tal si tarareas el tema de esa pareja de hippies yanquis con el que me das siempre la lata? ¿Cómo se titulaba?
    • No te burles, lo sabes de sobra, Sound of Silence de Simon y Garfunkel. Y no son hippies, son gente decente que vive en Nueva York.
    •  Tremendo, Ray, vamos a salir en la peli de los Beatles. ¿Nos darán un ascenso o alguna clase de premio por ponernos tan serios y pomposos a la hora de hacer cumplir la ley?
    • ¡Qué va! El único premio será pasar a la historia como los policías pringados que intentaron parar el concierto de los Beatles.
    • La verdad es que no nos dieron ni un puñetero autógrafo, tocayo.
    • Apenas nos hablaron, Ray.
    • Claro, éramos los malos de la película.
    • Paul se disculpó y Ringo soltó la gracieta de que le pusiéramos las esposas. Estaba todo muy preparado. Sabían que íbamos a ir y tenían las cámaras escondidas.
    • Estos chicos se han echado a perder.
    • La verdad es que antes me gustaban, cuando iban trajeados y pulcros. Entonces no se drogaban, no iban con rollos místicos, ni llevaban esas pintas. 
    • Hablas como el clásico madero carca, pero tienes razón. El dinero y las  malas influencias acaban con las buenas intenciones 
    • Y con las buenas canciones.
    • Por ejemplo esa china me da mala espina.
    • Bobo, no es china, es japonesa.
    • Da igual lo que sea, dará que hablar.
    • Seguro. Es artista, está con Lennon y hace cosas raras para dar el cante aunque en realidad  hasta cuando chilla lo hace fatal.
    • El arte actual es una mierda, se quedó sin temas y solamente busca provocar.
    • Cierto, sin embargo los Beatles tienen lindas canciones y les ha ayudado en esta ocasión. Si fueran unos que yo me sé ...
    • ¿Qué pasaría?
    • Pasaría que si llegan a ser los Rolling Stones ...¡me los llevo por delante a porrazos!
    • ¡Serás cafre, tocayo!

    (Las opiniones de los personajes no tienen nada que ver con las opiniones del que los ha creado. Si están basados en personas reales busco la verosimilitud y en este caso más que nunca, ya que mi adoración hacia estos chicos de Liverpool fue, es y siempre será desmedida)