31 octubre 2013

Guirigay en la zona guay

  • Cariño, llevamos varios días viéndote pedir a la puerta de este supermercado y hemos decidido venir a charlar amistosamente contigo.
  • ¿Ser policías? Yo tener papeles en regla.
  • No, no somos policías, cielo. Martona, esta mujer tan poderosa, y yo, que me llamo Giorgio, formamos parte del colectivo que quiere que este barrio siga siendo lo que ha llegado a ser. Coherente con el espíritu que le ha dado fama internacional.
  • Y hay que decirlo: tu eres una mugrienta incoherencia.
  • ¡Martona, te prohíbo que le hables así! Es extranjero, debemos explicarle las cosas con dulzura ¿Dime como te llamas?
  • Ilie, señor.
  • A ver, Ilie, en esta zona está asentada la comunidad gay. ¿Sabes lo que significa gay?
  • Sí, en mi tierra también gais.
  • Pero bien que les dais palizas y no les dejáis vivir.
  • Yo no pegar palizas. Palizas a mí que soy gitano
  • ¿Ves, Martona? Has conseguido que se ponga a la defensiva. Escucha, Ilie, no tenemos nada contra ti pero nuestro colectivo tiene una posición que mantener. Es importante que los de fuera sigan pensando que los gais somos siempre cultos, limpios, educados, simpáticos, glamurosos. Deben creer que solo tenemos profesiones hermosas: decoradores, arquitectos, diseñadores de moda, escaparatistas, estilistas, cocineros. Apreciar que nuestros pisos, apartamentos y lofts son cálidos, luminosos y cómodos como  lo son nuestras tiendas, boutiques, bares y restaurantes. Por eso debemos vivir en zonas como ésta, agradable, acogedora, antigua.
  • Y tú eres como un borrón oscuro que nos mancha el paisaje.
  • Vecina gorda de enfrente decir que vosotros asustar viejos para dejar casas y luego hacer pisos para maricas ricos.
  • ¿Nos llamas maricas, cochambroso muerto de hambre?
  • Ella decir maricas, yo decir maricas.
  • Martona, chica, refrénate de una vez y deja de amenazarle con ese puño horroroso de hierro. Sigamos, Ilie. Nuestra comunidad está considerada como desenfadada y abierta. En nuestro tiempo libre nos gusta reunirnos en fiestas y celebraciones donde damos rienda suelta a nuestro sentido lúdico de la vida, tal como exige nuestra condición gay. Al ser tan acogedores y faltos de prejuicios, los heterosexuales cultos, progresistas y con ganas de juerga nos adoran y llenan nuestros cafés, restaurantes y pubs para imbuirse de nuestra ambiente chic y sofisticado. Así, gracias a su capital podemos seguir siendo lo que ellos creen que somos y nosotros tan contentos. Lógicamente en nuestro way of life, un mendigo gay es una contradicción en sí misma y daría lugar a toda clase de murmuraciones por parte de la conspiración homofóbica que busca cualquier ocasión para lanzarse contra nuestra yugular.  
  • Hablando en plata, para darnos por el culo. 
  • Yo no hacer daño por pedir. Tener cinco hijos y mujer que necesitan comida. 
  • No nos sueltes el rollo que ya lo conocemos. Sois una puta mafia de mendigos, carteristas y putas. 
  •  Ilie, no hay problema, no queremos que te vayas. Solo que modifiques un poco tu look. Te vamos a poner muy guapo. 
  •  ¿Guapo? Yo estar bien conmigo
  •  No, vamos a quitarte la roña y cargarnos ese cartel ¿No tenias familia e hijos? Ahí dice: "Estoy en el paro. Soy gai. Mas bale pedir que rovar. Dame una limosnita por amor de dios?" Eres analfabeto y mentiroso. 
  •  Martona, déjame a mí que te lo vas a cargar antes de que podamos  sacarle provecho. Ilie, queremos convertirte en un bello objeto artístico. El personaje de un happening  permanente en la entrada de los garitos con más charmé del barrio. Los propietarios se rifarán por ti. Hemos hablado con Montevecchio, el célebre diseñador y ya ha pensado como irás vestido. Unos harapos de lo más sugerentes ¿Te acuerdas de los mendigos que pintaba Picasso en su época azul? Pues así vas a estar tú a partir de ahora. Y el cartel en vez de cartón va a ser de neón. Te pagaremos. Os daremos algo de comida para ti y tu familia, una chabola más cómoda y una buena comisión para lo que saques por las limosnas.
  • Está alelado, no reacciona.
  • Yo ser libre. No trabajar para nadie. Nunca. Ser pobre, no muñeco.
  • LÁRGATE CAGANDO HOSTIAS. NO QUIERO VERTE MÁS POR AQUÍ O TE ASEGURO QUE ESTE INVIERNO NO VAS A TENER PROBLEMAS DE FRÍO.
  • Lo siento, Martona, me pasé de generoso.
  • Te lo dije, Giorgio, éstos tipos no son de fiar. Les gusta la mierda más que a las ratas. Tú y tus jodidas ganas de regenerar a la gente.
  • Cielo, no lo pude remediar. Reconozco que a veces mi espíritu cristiano es tan, tan grande ...que me pierde.

23 octubre 2013

Embadurnada por ti


  • Va el tío y me dice con toda la jeta que se ha enamorado de una que conoció en un blog.
  • ¿En un loft? Será una de esas niñas pija que se creen bohemias y son los papis los que le costean el apartamento.
  • No, Maruchi, hablo de un blog, no de un loft. Joder hija, a ver cuando vas al otorrino.
  • ¿Y de que te ha servido  a ti tener tan buen oído? ¿Para escuchar que el imbécil de tu pareja se ha liado con una tipa en Internet?
  • No te he dicho que se haya liado, se ha enamorado.
  • ¿Y tú te lo has creído?  Si te dice que se ha enamorado es que ya ha habido algo entre ellos. Pobre, Totora, tu futuro está en manos de una fulana desconocida.
  • En lo de fulana tienes razón ¿sabes como se llama su blog? Embadurnada por ti.
  • ¿Embadurnada por ti? Ay, Totora, lo tuyo no tiene remedio. Tú eres muy siesa, como dirían por Cádiz,  nunca podrás competir con una mujer dispuesta a ser untada. 
  • Maruchi...
  • Lo que no sabia es que al mosquita muerta de Chema le gustase el sado ¿Tiene un cuchillo apropiado? Hummm...
  • Por Dios, Maruchi.
  • Quizás has sido demasiado tímida en tu relación. Debías haberte dejado someter a ciertas prácticas. La mermelada, la mantequilla, aunque la de hoy sea más industrial que la del El Último Tango. Pero en fin, todo lo untable es respetable si da placer. 
  • ¿Respetable ese pendón o el imbécil que le hace la corte? Maruchi,  tienes dos opciones: o te callas o te callo.
  • Vale, Totora, no te cabrees que solo quiero ayudarte a que pases el mal trago.
  • No es un mal trago, puñeta, hace años que no aguanto a ese hombre. Es un puto adolescente otoñal empeñado en hacer el ridículo cuando huele sexo cerca.
  • ¿Y por que no lo has dejado?
  • No me mola estar sola, además supongo que tengo algún derecho de propiedad después de haber pagado la hipoteca de estar tantos años aguantándole.
  • Pero si ya no lo amas.
  • Da igual, tampoco amo mi cuerpo y no por ello voy a donarlo a la ciencia estando viva.
  • ¿Entonces que vas a hacer?
  • Voy a joder a esa bloguera y darle una lección al  subnormal de Chema. Ten por seguro que se le quitarán las ganas de coquetear hasta que le llegue la andropausia, ¿sé dice así?
  • Creo que sí, pero cuenta, cuenta que me estoy emocionando.
  • Pues mira la tipa esa es una listilla de mucho cuidado.  Con cuatro fotos insinuantes y cuatro textos chorras en plan lírico-sensuales consigue que un montón de cretinos, con hambre de sexo atrasado, le llenen el blog de comentarios. 
  • ¿Entonces?
  • Yo seré uno de ellos, Maruchi. Bien sabes que tengo mucho pico para estas cosas. Me la llevaré al huerto. Acabará loca por mí, te lo aseguro. Y cuando la tenga bien pillada, le diré la verdad.
  • ¿Qué eres la pareja de Chema?
  • Que soy la pareja homosexual de Chema y que no me gusta nada que ligue con mi novio. Seguro que a esta cibervampiresa del tres al cuatro le corta mucho más un rollo gay que una relación heterosexual fracasada. Hay tantas.
  • Eres genial, Totora.
  • Baja  la voz y volvamos al trabajo, Maruchi, que el jefe nos está mirando.

12 octubre 2013

Amando a la diosa del llanto


No me sorprendieron aquellas lágrimas que se precipitaron por su rostro. 
Era el efecto deseado. 
Lo había previsto. 
Ahora, al fin, podía disfrutar a mis anchas de la escena. 
Una autentica performance delante de una modelo que desconocía su condición.
¡¡Qué bella estaba!!. Sus ojos parecían la superficie fosforescente de un estanque japonés salpicados aquí y allá por templetes enanos, nenúfares y plantas.  
Era su dolor, pero en su dolor mi amor crecía. 
Quizás sea una jugarreta provocar la aflición ajena para crear un efecto estético y singular; pero sus húmedos frutos estaban delante de mí, haciendo juego con las singulares armonías de aquel estrafalario pub londinense repleto de pretenciosos cachivaches victorianos. 
Ella sufría pero yo era inmensamente feliz. 
Lo que puede dar de si un simple anónimo, con una texto infame, colocado en el momento adecuado. 
Indescriptible. 
Ni el más refinado esteta lo mejoraría. 
Es hermosa la estética del dolor,
Cuando reímos, con nuestros  hinchadas mejillas y nuestros cloqueos de gallina vieja, parecemos monstruos repugnantes recién salidos de alguna sórdida cloaca. 
En cambio cuando lloramos como llora ella. En silencio. Sin aullidos groseros ni estridencias obscenas. Cuando lloramos de esa manera única y formidable, somos como dioses del Olimpo aterrizados en un mundo ajeno y miserable. 
Ella era la perfecta diosa del llanto. 
Sus lágrimas pausadas y audaces, su tez aristocrática apenas enrojecida y ese brillo en la mirada que iluminándolo todo parecía que me iba a abrasar. 
Me dieron ganas de decirle lo bien que lo estaba haciendo, pero me contuve por pura cortesía. 
Rápidamente dobló el papel y lo introdujo de nuevo en el sobre. 
Fue triste, al final me tuve que conformar con una de sus bellas sonrisas.